3 de septiembre del 2002
Vázquez Montalbán contra la ilegalización de Batasuna
Il Manifesto
El parlamento decide la "ilegalización" de un partido, un juez decide
el cierre de sedes, periódicos y actividades. Debería ser algo
que pusiera los pelos de punta, sin embargo, a nadie se los pone. ¿Por qué?
La ausencia de nuevas expectativas para el problema vasco favorece el hecho
de que una medida como la ilegalización de Batasuna pueda parecer válida
y políticamente eficaz. Tanto el PP como el PSOE están obligados
a ocultar su propia impotencia en el tema, que hasta hoy no han logrado resolver
por la vía policial. No hay más que pensar que la reunión
del parlamento que ha decidido la ilegalización se ha celebrado en agosto,
un mes en el que España deja de existir.
Nuestro país es como Brigadoon, el sitio encantado en Escocia que aparece
un día cada cien años. España se esconde en julio y no
aparece hasta octubre.
El PSOE es uno de los padres de este lance contra Batasuna, IU se ha abstenido,
mientras que los comunicados de Batasuna invitan a "impedir a los fascistas
apoderarse de nuestras sedes". ¿Por qué en la izquierda española,
cuando se habla de vascos, no se dice casi nada?
La izquierda española, como casi todas las izquierdas tradicionales,
es estatalista:
una sola clase obrera, un solo Estado. Salvo en Cataluña, donde el problema
nacional ha obligado a una corrección de este axioma, en cierto modo
siguiendo la estela del austromarxismo, este principio ha impedido una lectura
dialéctica de las reivindicaciones nacionalistas centrífugas.
Por otra parte, el terrorismo de ETA ha asesinado a militantes y dirigentes
socialistas, lo que ha dificultado mucho la separación necesaria para
una respuesta política. Lo dramático es que el PSOE, sobre el
problema del independentismo vasco, no tiene una lectura y un proyecto políticos
distintos de los del PP. En este sentido, la evolución más flexible
ha sido la de IU.
¿Piensa que Europa reaccionará del algún modo? No son muchos,
en Europa, los partidos disueltos por ley. El Frente Nacional de Le Pen o el
FPO de Haider, que son formaciones racistas, no sólo son legales sino
que han ganado o han rozado la victoria en las respectivas elecciones.
Es una desgracia que los parlamentos se dediquen a ilegalizar partidos políticos
no ya por evidencia ideológica, sino por silencios humanitarios, como
en el caso de Batasuna. Este papel de ilegalización debe llegar por vía
judicial, sin comprometer el juego de las mayorías o minorías
parlamentarias. Parece una burla, pero de este modo es fácil poscribir
a Batasuna partiendo de algunos criterios democráticos cuantitativos,
mientras que resulta imposible hacerlo con el mismo Haider o con Le Pen.
La "lucha contra el terrorismo" parece la palabra mágica con la que
los gobiernos de derecha, en Europa así como en EEUU, se desembarazan
de cualquier argumento incómodo. ¿También el caso de Batasuna
entra en este capítulo?
Sí. Sin el pretexto que proporciona la estrategia de "libertad duradera"
de Bush, Aznar no habría llegado tan lejos. Sin embargo, él sabe
que la ilegalización de Batasuna le hace ganar votos en el resto de España,
entre la clientela más contraria a los separatismos o la más aterrorizada
por la brutalidad de ETA o la insensibilidad crítica de Batasuna.
¿Qué indica el silencio de los intelectuales, españoles y no
sólo, frente a la "Ley de Partidos" y a las sentencias judiciales que
de ésta se desprenden? Estamos hablando del desmantelamiento forzado
de un partido político, es decir, de sus ideas así como de sus
prácticas. ¿Cómo es posible que Palestina, Irlanda del Norte,
pero también Angola o incluso los talibanes encienden el debate, mientras
que no sucede los mismo con el País Vasco?
Buena parte de los intelectuales españoles están a favor de
la proscripción de Batasuna, mientras que los que están en contra
no quieren que se le echen encima por decirlo. Esta ilegalización se
coloca en la lógica de lo "políticamente correcto"
ETA no es, desde luego, la misma formación de sus orígenes,
y Batasuna es un partido distinto del que era cuando nació, en 1978.
Comparar el atentado contra Carrero Blanco con el homicidio a sangre fría
de un concejal es sencillamente impensable. ¿Qué responsabilidad tienen
los independentistas en la decisión de Madrid?
Mucha. El comportamiento de Batasuna con respecto a ETA es inaceptable y
políticamente nefasto. No se han atrevido o no han podido atreverse a
afrontar la violencia indiscriminada al estilo argelino que ha caracterizado
las acciones de ETA a partir del atentado de Hipercor. No siento ninguna simpatía
por los batasunos, pero no es un problema de simpatía o antipatía.
Proscribirles complica el problema vasco y no es sino una pura apuesta electoralista
de la derecha. Por parte del PSOE, ni siquiera eso. Para el PSOE se trata de
tropezar en el salto de la comba que supone su papel de partido con visión
de Estado.