6 de diciembre del 2002
Italia: 20 militantes contra la globalización
capitalista detenidos
por subversión del orden económico
Todos somos subversivos
John Brown
Rebelión
La noche del 15 de noviembre de 2002, una veintena de personas cuya actividad
política se sitúa en el marco del Red Sur Rebelde (Rete Sud Ribelle)
fueron arrestadas en Nápoles y Cosenza por orden del juzgado de Cosenza.
La mayoría de ellos han sido transferidos a las prisiones de alta seguridad
para terroristas y mafiosos de Trani y Latina. Estas detenciones se producen
en el marco de una vasta encuesta policial y judicial sobre las diferentes redes
del movimiento, que después de la gran movilización de Génova
contra el G8 tiene la finalidad explícita de criminalizar en primer lugar
el sector "desobediente" para intimidar y desmovilizar después a los
demás. En efecto, las jornadas de Génova fueron determinantes
para la definición de una respuesta represiva contra el movimiento "antiglobalización".En
primer lugar, las fuerzas de policía practicaron en la propia Génova
una represión brutal y arbitraria contra los manifestantes cuyo punto
culminante fue el asesinato de Carlo Guiliani. La maniobra de intimidación
y de terror dio un giro brusco y amenazó incluso con volverse contra
sus propios promotores. La encuesta judicial sobre la muerte de Carlo y sobre
la brutal irrupción de la policía en la escuela Diaz (que servía
de dormitorio y de Media Center), puso al día documentos que prueban
la implicación de las "fuerzas del orden" en la fabricación de
pruebas policiales (unos agentes de policía fueron filmados y fotografiados
cuando introducían cócteles molotov en la escuela para justificar
el asalto brutal de la policía contra jóvenes inermes), así
como en una vasta serie de provocaciones. Además, las circunstancias
de la muerte de Carlo, distan de ser fortuitas, pues la orden de disparar fue
dada a los Carbinieri por el ministro del interior.
La respuesta de los Carabinieri y de la policía ante la indignación
suscitada por sus actos consistió en "demostrar" la existencia de una
trama subversiva y violenta que habría sido la única responsable
de los acontecimientos de Génova. Así, se constituyó un
dossier bajo las órdenes del General Ganzer (jefe del grupo de operaciones
especiales de los Carabinieri y responsable ya en los años setenta de
la represión contra los sectores "autónomos" de la izquierda radical
italiana). Este dossier, elaborado durante tres meses sobre la base de escuchas
telefónicas y de interceptaciones de correos electrónicos, circuló
por varios juzgados italianos, que lo han rechazado por su falta de rigor. Solamente
el fiscal de Cosenza lo consideró admisible. Sin embargo, juzgó
conveniente esperar a que acabara el Foro Social Europeo de Florencia para proceder
a las inculpaciones y arrestos basándose en estas presuntas pruebas.
Todos los motivos de acusación se basan en la participación de
los acusados en las manifestaciones de Génova y, previamente, en las
movilizaciones contra la OTAN de la primavera de 2001 que tuvieron lugar en
Nápoles. Se les acusa de haber creado una organización subversiva
de la que serían los principales responsables. De hecho, a una organización
como la Red Sur Rebelde, que practica la desobediencia civil y el activismo
no violento en el marco de la estrategia de las ex - Tute Bianche y actuales
Desobedientes, se le reprocha el oponerse violentamente al orden establecido.
Ahora bien, el fiscal de Cosenza y los servicios de información de los
Carabinieri no han podido establecer más que un único acto de
violencia: el arrojar verduras -sobre todo, alcachofas- a una barricada policial
durante las manifestaciones de Nápoles...El resto de la acusación
contra los peligrosos "subversivos" no es menos ubuesco.
En efecto, a nuestros camaradas se les reprochan los motivos de incriminación
recogidos en los artículos 270, 271 y 272 del Código Penal italiano.
Este Código Penal, cuyo autor es el eminente penalista fascista Arturo
Rocco (ministro de justicia de Mussolini) constituye un peligroso residuo antidemocrático
en la legislación italiana. Su objetivo inicial era liquidar, en el marco
de la instauración del Estado fascista, toda forma organizada del movimiento
obrero. Así, incrimina la liquidación de la sociedad de clases:
"Artículo 271 Asociaciones subversivas-Cualquiera que en el territorio
del Estado promueva, constituya, organice o dirija asociaciones que tengan por
objetivo el establecer violentamente la dictadura de una clase sobre las demás,
o suprimir violentamente una clase social, o, en general, subvertir violentamente
el orden económico y social constituido en el Estado, será susceptible
de una pena de reclusión de cinco a doce años". La misma pena
es aplicable a quien se asocie para subvertir por medio de la violencia cualquier
"orden político o jurídico de la sociedad". Lo que caracteriza
a este texto como fascista, aparte de su datación y origen, es la doctrina
jurídica que lo inspira: en efecto, si el derecho penal del Estado democrático
liberal castiga actos, en el derecho penal totalitario, ya sea fascista o nazi,
lo que se persigue es la "peligrosidad". Ahora bien, la asociación para
subvertir la sociedad de clases o el orden económico y social de forma
violenta no está definida por un acto sino por una intención,
y respecto al acto, éste permanece en la indefinición que tanto
gusta a la policía. En el derecho penal fascista, como en la nueva legislación
"antiterrorista" que se generaliza desde la aparición de movimientos
de protesta contra el orden neoliberal y con mayor virulencia aún tras
el 11 de septiembre de 2001, la intención es un elemento fundamental
de la inculpación. Quizá se podría decir que estos actos
sólo son punibles si se realizan "violentamente" y que este texto no
es tan gravemente liberticida. El problema es que en ninguna parte del texto
se define la violencia y que se puede suponer que el legislador considera acto
de violencia la liquidación de la sociedad de clases en general, porque
eso sería violentar un orden natural.
Pero los motivos de acusación contra los rebeldes meridionales -de hecho,
contra el conjunto del movimiento- no se quedan ahí porque se les aplica
igualmente el artículo 272 que penaliza la "propaganda" para liquidar
la sociedad de clases. Así, una responsable de la radio del movimiento,
"Radio Gap", ha sido encarcelada por ese hecho.
Igualmente, la desobediencia civil o el simple hecho de protestar u obstaculizar
actos del gobierno son asimilados a la subversión:
"Artículo 289- Atentado contra los órganos constitucionales
y contra las asambleas regionales. Será castigado con reclusión
de al menos diez años, si el delito no es aún más grave,
cualquiera que cometa un acto destinado a impedir, total o parcialmente, incluso
de forma temporal: 1) al Presidente de la República o al Gobierno el
ejercicio de las competencias o de las prerrogativas que le son atribuidas por
la ley; [...]Una pena de reclusión de uno a cinco años será
aplicada si el acto sólo tiene como finalidad perturbar el ejercicio
de esas competencias, prerrogativas o funciones". En efecto, el delito de "lesa-Berlusconi"
puede costar muy caro si se organizan actos, como manifestaciones y huelgas
para impedir la adopción o aplicación de políticas antisociales
o belicistas, se impide o al menos perturba el ejercicio de las competencias
y de las funciones del gobierno.
Nuestro movimiento, que se opone a la globalización capitalista y al
programa de dominación neoliberal, que por medio de la desobediencia
civil ha perturbado cónclaves de responsables políticos en Seattle
y Praga, así como en Barcelona, Niza o Sevilla; que se opone y se opondrá
por todos los medios a la guerra, que difunde información contra el orden
existente y trata de organizar a las mayorías sociales para otro mundo
sin clases, sin explotación y sin guerras, es el objetivo directo de
estas detenciones. Los rebeldes meridionales italianos están hoy en prisión,
pero la amenaza planea sobre el conjunto del movimiento. Esta legislación
italiana no es un simple residuo del pasado: adquiere una siniestra actualidad
en el marco del control político y policial del movimiento contra la
globalización capitalista y del movimiento obrero.
Estos artículos del Código Rocco, que sirvieron para ilegalizar
al conjunto de las organizaciones obreras de la península [italiana]
en los años treinta, renacen hoy de sus cenizas, regurgitados del pasado
por el fiscal de Cosenza. Su historia es ejemplar de lo que ha sido la excepción
italiana durante el siglo veinte. El Código Penal italiano, que es obra
del ministro de justicia de Mussolini, ha sido mantenido hasta nuestro días
por los distintos ministros de justicia italianos, especialmente por...el dirigente
comunista Palmio Togliatti, que fue titular de esta cartera durante el segundo
gobierno Badoglio (después de la caída de Mussolini). También
fue utilizado durante los años setenta para liquidar el movimiento del
"68 prolongado" italiano y encarcelar, junto con miles de camaradas, a activistas
e intelectuales revolucionarios como Toni Negri, Franco Piperno, Oreste Scalzone.
Entonces fueron acusados de inspirar a las Brigadas Rojas, aunque toda su práctica
política y su reflexión teórica era una denuncia del militarismo
de esta "variante enloquecida-variante impazzita" del movimiento. Hoy en día,
los artículos liberticidas del Código Rocco deben ser abrogados
en Italia. En Europa, paralelamente a las luchas contra las políticas
neoliberales y contra la guerra debemos poner en pie una vasta campaña
de defensa de las libertades civiles y de los derechos políticos y sindicales
amenazados por las legislaciones de excepción, ya tengan una antigüedad
de 70 años o de algunos meses. Nuestros camaradas tienen que ser liberados
inmediatamente. No podemos tolerar la amalgama entre resistencia social, activismo
revolucionario y terrorismo.
(Traducción del francés: Beatriz Morales Bastos)