6 de diciembre del 2002
"El más severo desafío político para el gobierno derechista"
Francia: crecen las huelgas y manifestaciones sindicales
Luis Gurevich
Prensa Obrera
Al cierre de esta edición, los camioneros franceses afiliados
a las centrales CGT y CFDT establecían los primeros piquetes y bloqueos
ruteros que marcan el inicio de un plan de lucha nacional por el aumento salarial,
el aguinaldo (que los camioneros no cobran) la reducción del tiempo de
trabajo y contra la flexibilización.
Los bloqueos de los camioneros, un gremio con una historia reciente de grandes
luchas, como la gran huelga de 1995, son los últimos en estallar de una
seguidilla de luchas sindicales, huelgas y manifestaciones. Los trabajadores
de Air France pararon en protesta por la privatización; los docentes
realizaron el mes pasado una gran huelga contra la "reforma educativa", que
fue respaldada por una enorme manifestación en la que participaron padres
y alumnos; los trabajadores de la electricidad (EDF) y del gas (GDF) vienen
movilizándose contra la modificación de su régimen jubilatorio;
los ferroviarios lograron, mediante varios paros parciales, frenar el despido
de mil trabajadores del riel; los técnicos y administrativos del canal
de TV estatal fueron a la huelga durante diez días por salarios; los
trabajadores encargados de otorgar los registros de conducción vienen
sosteniendo una prolongada huelga salarial.
En la misma semana en que se inicia el plan de lucha camionero, está
prevista una gran movilización de trabajadores estatales en París.
Convocada inicialmente por los ferroviarios, fueron sumándose otros gremios
con sus propias reivindicaciones: los trabajadores de Air France, los del servicio
urbano de transporte de pasajeros de París, los de France Telecom, los
de EDF y GDF, los de los ministerios y los de la salud pública. Esta
lista de participantes, anticipa Le Monde (23/11), "está lejos de haberse
cerrado".
Estas movilizaciones se desarrollan en un cuadro marcado por una aguda tensión
en todo el movimiento sindical como consecuencia de la derogación de
la ley de 35 horas (votada durante el anterior gobierno socialista), de los
masivos despidos que están produciendo las patronales en todo el país
y de las presiones de las centrales empresarias para congelar el salario mínimo.
El gobierno derechista maniobra para evitar que todos estos conflictos confluyan
en una lucha común, como la que en diciembre de 1995 hirió de
muerte al gobierno del derechista Alain Juppé. Evitar esa confluencia,
reconoce un diario británico, es "el más severo desafío
político para el gobierno derechista del primer ministro Raffarin" (Financial
Times, 23/11).