14 de noviembre del 2002
Florencia construye un puente
La antiglobalización no es un sueño que terminó
el 11 de septiembre
John Vidal
The Guardian
En 1425, el poderoso gremio de mercaderes de lana de Florencia ordenó
al artista Lorenzo Ghiberti que construyera una puerta para el baptisterio de
San Juan en la ciudad. Era hacer "absolutamente lo que el deseara y diseñara
para que fuera el mas perfecto y el mas bonito imaginable". Ghiberti necesito
27 años y no decepcionó. Sus puertas fueron descritas por Miguel
Ángel como merecedoras de ser llamadas las "puertas del paraíso".
La semana pasada en Florencia, un tipo similar de encargo, imaginar y construir
un edificio social europeo digno de ser llamado el paraíso del siglo
XXI, fue confiado a las instituciones, políticos y gente de Europa. Vino
de 40.000 intelectuales, estudiantes, ecologistas y activistas sociales, gentes
que representaban a los más pobres y más marginados, economistas
radicales, individuos preocupados, gentes dedicadas a los derechos humanos,
artistas, gentes de la cultura, iglesias, científicos y trabajadores
de la tierra de un conjunto variado de grupos no gubernamentales y movimientos
sociales de base.
Con el título, OTRA EUROPA ES POSIBLE, y bajo la bandera del Foro Social
Europeo, la mayoría de movimientos sociales y grupos que se habían
manifestado en Seattle, Génova, Praga, Londres y otra docena de ciudades
durante los pasados tres años - contra los líderes del mundo y
organizaciones tales como el Fondo Monetario Internacional o la Organización
Mundial del Comercio - dispuestos a mostrar sus verdaderas propuestas que pueden
hacer cambiar el mundo y no simplemente oponerse a lo que esta ocurriendo.
No fue una reunión ordinaria de políticos: realmente algunos lo
llamaron "las nuevas políticas". Aparentemente sin forma, sin emitir
un comunicado final, traducido de forma incorrecta, a menudo caótico,
el encuentro de cuatro días reunió a gente de cada esquina de
Europa y a otros 80 países.
No se alcanzaron conclusiones en la búsqueda del consenso, esta vez fue
mas un laboratorio de ideas y debate que una carrera para concebir un nuevo
partido o constitución, pero por primera vez es posible desenmarañar
las amplios hilos de una genuina nueva visión de Europa de los 400 apasionados
debates y desbordados encuentros, a menudos presenciados por mas de 3.000 personas.
En lo más alto de la agenda, buscaron una Europa desmilitarizada en paz
consigo mismo y con el mundo, un continente ético que toma una alta posición
moral contra el imperialismo de Estados Unidos. También en lo más
alto estuvo un replanteamiento radical, o completo rechazo, del capitalismo
predatorio que ahora el continente conoce. Imaginaron una Europa que rechaza
el crudo mercado ideológico, hace instituciones totalmente responsables,
pone a la gente antes que al beneficio, y donde los grandes negocios no permitan
dominar las agendas políticas o del consumidor.
Fueron específicos: Europa, dicen, debería tener fronteras abiertas,
y todas las personas dentro deberían tener el derecho a trabajar y a
tener casa: debería tener una tasa Tobin para los mercados financieros
y regulación de las corporaciones; no debería haber productos
modificados genéticamente o contaminación; que los servicios públicos
no sean privatizados; los medios de comunicación deberían estar
en las manos de muchos no de unos pocos; y el racismo debería ser puesto
fuera de circulación.
Hubo casi completo consenso en tres asuntos: que el "neoliberalismo" - las ideas
de libre mercado apoyadas por el FMI y el G8 - es una doctrina política
y económica violenta; que el comercio con los países pobres debería
ser justo: y que un voto dado cada cuatro años a los partidos políticos
llevadas por elites egoístas no es la forma de llevar democracias modernas
y complejas en una economía globalizada.
La charla termino, y sin nada de violencia, tal como habían predicho
el gobierno italiano y los medios de comunicación, a los 40.000 principalmente
jóvenes en el encuentro, se les unieron 250.000 sindicalistas, socialistas,
pacifistas y otros de toda Europa en una enorme marcha por la paz a través
de una de las ciudades mas bellas de Europa. Fue, dijo el presidente de la Toscana,
Claudio Martín, quien había abierto de para en par las puertas
de la ciudad, "un día histórico para el estado, la ciudad y el
Foro Social". No tuvo que decir que fue también un día para que
la derecha observara.
Muchos en el Foro detectaron algo excitante y que emergía con frescura.
Con la izquierda en Europa dominada durante tanto tiempo por luchas entre facciones,
partidos paralizados, visiones estrechas e ignorancia de las preocupaciones
de otros, tradiciones o culturas, comunistas canosos y viejos, sindicalistas,
ecologistas y grupos marginales dijeron todos que estaban asombrados por la
pasión por un cambio profundo y el compromiso de una nueva generación.
El encuentro de Florencia es importante, dijeron, pero, todavía no comprendemos
del todo porque.
Varias cosas son aparentes. Claramente, antiglobalización, anticapitalismo,
prodemocráticos -o cualquier etiqueta que la gente ponga a este movimiento
de movimientos- no es un Sueño que comenzó en Seatlle y termino
bruscamente el 11 de septiembre (como muchos de los comentaristas británicos
y americanos habían sentenciado). Lo que fue la primera expresión
dada en el encuentro de la OMC en Seatlle podría decirse que esta madurando,
de una manera irregular en un muy amplio movimiento por la justicia social,
y cambiando la imagen inspirada por las televisión es de asquerosos anarquistas
rompiendo símbolos que no les gustan. Claramente, también, se
basa no solo en una emotividad sino en una creciente teoría política
y análisis, y se esta convirtiendo bastante popular para redibujar a
muchos en la izquierda que habían perdido la esperanza de que el cambio
era posible.
Segundo, muchos creen que están siendo testigos que la globalización
de la oposición al neoliberalismo, en la misma medida que la globalización
de las políticas económicas y del capital en todo el mundo. Dejando
esto aparte, la teoría se convierte en realidad, una agenda completamente
popular basada en las experiencias de sus bases esta surgiendo. Sin embargo,
por primera vez en la reciente historia, la agenda para el cambio esta siendo
conducida por las bases. El Foro Social Europeo es en si mismo, una idea cogida
del Foro Social Mundial, basado en Porto Alegre, Brasil, donde cada año
decenas de miles se reúnen en oposición al Foro Económico
Mundial, el encuentro anual para hablar de sus negocios en Davos. Las estructuras
perdidas del foro social enfatizan el debate y el compartimiento de información,
solo van tan lejos como animar a la gente que vuelve a sus comunidades a hacer
efectivo el cambio. Este sistema de participación es completamente diferente
a la organización establecida de ideas políticas.
¿Cómo esta multiplicación de preocupaciones podría influir
a los poderes reales, como mostrárselo a los gobiernos, a la Unión
Europea o instituciones globales como la Organización Mundial del Comercio?
La respuesta, por supuesto, no es demasiada aún, pero tal mar de fondo
tiene el hábito de desarrollarse rápidamente y, después
de Florencia, ningún político debería, como Tony Blair,
poder sugerir que todas las manifestaciones contra los líderes mundiales
o instituciones no tienen importancia.
A corto plazo, la creencia mantenida por muchos en Florencia es que citas como
esta unirán a personas que en otras circunstancias no ocurriría
y refrescaran el pensamiento de la izquierda y entre millones de desencantados
por el "estalishment" político. Esto no va a construir las puertas de
una bella Europa que sea un nuevo paraíso social, pero podrían
ser los cimientos para un puente que lleve a ello.
John Vidal es el redactor sobre medio ambiente de The Guadian.
© The Guardian
Traducido por Globalización: http://www.globalizate.org/