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La vieja Europa

13 de noviembre del 2002

Grecia: No a un nuevo maccarthysmo

Michael Lowy, Catherine Samary, Elénie Varikas
Rouge

Theologos Psaradellis -Teo para los amigos- está en la cárcel. Resistente contra la dictadura de los coroneles, antiguo militante de la Organización de los Comunistas Internacionalistas de Grecia (OKDE), sección griega de la IV Internacional, fue arrestado este verano en el marco de la ofensiva de los servicios de seguridad griegos contra el grupúsculo llamado 17 de Noviembre.
En los años 70, el grupo 17 de noviembre (17N) tenía por objetivos a torturadores y agentes de la CIA cercanos a la dictadura militar, lo que le valía una popularidad cierta, debida al sentimiento de injusticia frente a la impunidad de los verdugos. Evolucionando hacia un "marxismo leninismo" sectario y chauvinista, el 17 N se puso luego a practicar el asesinato político allí donde otros organizarían una huelga. El grupo se aislaba y se sectarizaba, como lo sugieren la desmoralización de varios de sus militantes que, recién arrestados, se pusieron a denunciarse mutuamente. Psaradellis niega toda participación en el 17N, del que no compartía ni la ideología nacionalista ni los métodos: los asesinatos políticos de diputados, de industriales, de periodistas de derechas, de diplomáticos turcos...
Reconocía, en cambio, haber participado en 1986 en el atraco de un banco que no produjo ni heridos ni muertos. Este atraco es hoy atribuido al 17N por la policía. Teo explica haber sido entrenado en esta acción por un militante, muerto luego en un accidente de coche, con el objetivo de financiar la publicación de las obras de Pandelis Pouliopolos, el fundador del trotskysmo griego. "Mi ideología -ha hecho constar en su declaración- no me prohíbe las expropiaciones de los bancos, pero condena, política y moralmente, los asesinatos de adversarios políticos".
Un militante
Quienes conocen a Teo y han militado a su lado reconocerán en esta mezcla de credulidad y de honradez política al valiente litógrafo que, como otros obreros griegos de su generación y de su tradición políticas profesaba una verdadera veneración a la cultura en general y a la herencia política del marxismo revolucionario en particular. Una veneración aún más grande porque había tenido que dejar sus estudios en la escuela primaria. Hombre de acción más que ideólogo, fue un combatiente ejemplar contra la dictadura de los coroneles (1967-74).
Detenido la primera vez en 1969, fue torturado. Con obstinación -como el héroe de la película de Bresson, "Un condenado a muerte se ha evadido"- consiguió, con la ayuda de una cuchara, desmontar la cerradura de su celda y huir. Las autoridades búlgaras entregaron al fugitivo a los policías griegos. Al juez militar que, en el juicio, ironizaba sobre la traición de los "hermanos comunistas búlgaros", Psaradellis respondió: "No es un asunto suyo, señor juez. Es algo que compete a los trabajadores búlgaros". Condenado y encarcelado de nuevo, ĄTeo se evadió de nuevo!. Llegó a Francia a comienzos de los años 70, donde muchos militantes de la izquierda radical le conocerían. Entre ellos, Nadia, luego su esposa y madre de sus dos hijos.
De vuelta a Grecia en 1974, tras la caida de los coroneles, Teo milita en la OKDE hasta la escisión de 1979. Intenta superar esa crisis. Y es como militante convencido de la urgencia de editar los clásicos del marxismo revolucionario que se deja entrampar -no sin ingenuidad- en el atraco de 1986. Abandona la militancia activa en los años 90 tras una grave operación de corazón.
El delito de 1986 está prescrito. En su declaración, Teo subraya que esa acción, que ahora considera como un error, no era conocida por sus compañeros trotskystas. Estos últimos, solidarios con las motivaciones de Teo, desaprueban el atraco. Ninguna prueba existe de la participación de Psaradellis en el 17N. Algunos militantes de ese grupo, esperando aprovecharse de los privilegios concedidos por la ley antiterrorista europea a los "arrepentidos" delatores, en un primer momento han pretendido que Teo era miembro del 17N. Pero luego se han retractado públicamente.
Represión
Nada justifica el mantenimiento en prisión de Psaradellis. Nada salvo una campaña histérica en la que la delación se convierte en un deber cívico sagrado. Exiliados políticos en París del tiempo de la dictadura son objeto de persecuciones, el respeto de los procedimientos democráticos es denunciado como complicidad con los asesinos, y los abogados de la defensa son señalados como objeto de la venganza pública.
En esta atmósfera de macarthysmo, tolerada por el gobierno y animada por la policía, antiguos torturadores y soplones de la junta aparecen en los medios como "expertos del terrorismo" mientras que la resistencia y la lucha armada contra la dictadura son abiertamente acusadas de haber preparado el terreno al terrorismo. El coraje de Psaradellis durante la dictadura se convierte en una prueba de que "es capaz de todo"...
En este clima de caza de brujas, en el que una parte considerable de la izquierda adopta una actitud defensiva por miedo a ser asimilada al terrorismo, todo es posible, principalmente cuando el ministro griego del Interior intenta tener buena imagen en los EE.UU. Acabamos de conocer la encarcelación de Yannis Serifis, sindicalista conocido por su lucha contra la dictadura. La policía griega había intentado, en los años 70, hacerle condenar por terrorismo. Su inocencia había sido plenamente establecida en un proceso que había despertado la solidaridad internacional. La policía le acusa hoy, como a Teo, de ser miembro del 17N. La delación, sin pruebas, permite su mantenimiento en prisión. La salud de Teo está amenazada por esta detención.
Con sus compañeros, apoyados por el movimiento de defensa de los derechos políticos y sociales, pedimos la liberación inmediata de Teologos Psaradellis y de Yannis Sérifis.