2 de noviembre del 2002
Rusia: La Duma prohíbe que los medios hablen de guerra en Chechenia
Gara
El Parlamento ruso aprobó un paquete de medidas legales que prohíben
a los medios de comunicación informar siquiera de que actualmente se
libra una guerra en Chechenia. La Duma eleva a rango de ley la censura por parte
del Kremlin a la cobertura del asalto al teatro Dubrovska de Moscú, que
se saldó con la muerte de 119 secuestrados, la mayor parte por efecto
del gas utilizado otro centenar sigue desaparecido, y de todos los integrantes
del comando. El Kremlin sostiene que algunas informaciones «pusieron en peligro»
la vida de los rehenes. La iniciativa supone una vuelta de tuerca más
en la violación del derecho y el deber de informar de los medios de comunicación,
que tienen vetada la entrada en el territorio de Chechenia.En la misma sesión,
el Parlamento ruso aprobó, con un solo voto en contra y dos abstenciones,
no entregar los cadáveres de los secuestradores a sus familiares y enterrarlos
en lugar secreto.
El líder guerrillero islamista checheno, Shamil Basayev, asume
toda la responsabilidad en el secuestro del teatro Dubrovka, asegura que ocultó
los preparativos de la acción al presidente, Aslan Masjadov, y anuncia
nuevas acciones, pero sin plazos ni exigencias, y con el único objetivo
de «aniquilar al enemigo y causarle el mayor daño posible».
Anunciada su muerte innumerables veces en la actual guerra ruso-chechena, el
protagonista del secuestro en la anterior (1994/1996) del hospital de Budionnovsk
firma una nota hecha pública por la página web Kavkaz Center en
la que pide perdón «a mis camaradas de combate por no haberles hablado
de la preparación y ejecución de esta operación» y anuncia
que deja todos los cargos en la jerarquía militar de la resistencia chechena.
Enfrentado a Masjadov hasta en el ámbito electoral, diversas fuentes
anunciaron hace meses un acuerdo entre ambos por el que Basayev se ponía
a las órdenes de la resistencia regular y a cambio era nombrado segundo
jefe militar.
Eso sí, el considerado partícipe en la sublevación en la
república vecina de Daguestán de agosto del 99, y que precedió
a la segunda invasión rusa junto a la enigmática campaña
de atentados en Moscú y otras ciudades rusas, mantiene la jefatura del
Batallón Suicida Riyadus- Salijim y advierte que «la próxima vez»
sus comandos no exigirán ni siquiera «el cese de la guerra y el genocidio
del pueblo checheno», objetivo principal de los secuestradores del teatro Dubrovka.
Mientras el Kremlin calificaba de «previsible» lo que calificó de «intento
de exoneración de Masjadov», la Duma (Parlamento ruso) aprobó
por 231 votos a favor y 106 en contra un paquete de enmiendas a la Ley de Prensa
y a la de Lucha contra el Terrorismo que prohíben a los medios de comunicación
informar incluso de que hay una guerra en Chechenia.
La prensa no podrá difundir opiniones contrarias a una «operación
antiterrorista», y mucho menos declaraciones de protagonistas de acciones como
el secuestro de Moscú.
El Kremlin, que ordenó un asalto con gas que causó la muerte de
al menos 119 de los rehenes (otro centenar siguen desaparecidos) censuró
informaciones durante el secuestro y acusó a algunos medios de «poner
en peligro» la vida de los secuestrados.
La Duma aprobó, con sólo un voto en contra y dos abstenciones,
no devolver los cuerpos de los 41 secuestradores y enterrarlos en lugar secreto.