19 de noviembre del 2002
Campo Antiimperialista
Comentario sobre la manifestación de masas contra la guerra en Florencia y el Foro Social Europeo (FSE)
La inmensa movilización marca una nueva coyuntura política no sólo en Italia, sino en toda Europa. Revela una oposición popular masiva contra la política guerrerista imperialista de los EE.UU. y contra los ataques liberalistas contra las masas populares por parte de los gobierno de la Unión Europea (UE). Está surgiendo un nuevo movimiento que sólo puede nacer heterogéneo. Hay que constatar que las fuerzas antiimperialistas, comunistas y revolucionarias siguen siendo una minoría dentro de este movimiento. A pesar de la crisis del liberalismo y de las contradicciones crecientes dentro del Orden Mundial dirigido por los EE.UU., todavía la situación está lejos de una crisis integral y explosiva del capitalismo occidental, una situación social y política extrema donde las fuerzas revolucionarias podrán ganar el consenso de masas en y constituir la dirección del movimiento de masas.
Por lo tanto no es por casualidad que el movimiento todavía está dominado por una mezcla de maximalismo táctico y minimalismo político neo-keynsiano con cierta dosis de filantropía cristiana. El antagonismo aparente, las proclamaciones y formas de protesta radicales por lo tanto se concretizan lineas políticas moderadas, en propuestas de éxodo (Negri) apolítico mas allá de las contradicciones reales entre los pueblos oprimidos en lucha y el imperialismo, a en nuevos caminos de integración reformista en la "Europa social", ambos compatibles con el sistema dominante. Los pensamientos "democratizantes y humanizantes" de las fuerzas dirigentes del FSE de hecho son derivados del progresismo y modernismo burgués y siguen pesando sobre las mayorías encuadradas en la apariencia de la muerte de la revolución y el comunismos con el "fin de la historia". Por todo esto el horizonte dominante consensual no va mas allá de la humanización del capitalismo con la idea de imponerlo reglas ét! icas para deshacerse de sus formas salvajes.
Hay que estar conciente que no basta tan sólo desenmascarar estas ilusiones reformistas que parecen propuestas realistas y por lo tanto siguen teniendo atractividad hegemónica. Sólo en el curso de los acontecimientos políticos producto de la globalización imperialista y la experiencia y reflexión radical sobre esta realidad, el aparente realismo se revelará como utopía falsa. Requiere otros mucho Argentina e Irak para aprender la necesidad radical.
Comenzando en Seattle y llegando a Europa, el movimiento antiglobalización obviamente hizo pasos importantes. Los impactos del 11 de Septiembre, los llamados de la segunda Intifada del pueblo palestino y la intervención constante de las fuerzas antiimperialistas y revolucionarias han contribuido a una radicalización política. No es por casualidad que los medias corporativos lamentan el creciente anti-americanismo y anti-capitalismo. En la manifestación del 9 de noviembre este sentimiento se ha expresado en numerosas banderas y mantas entre los italianos y participantes internacionales, algo que hace dos años sólo fue una imagen marginal en el movimiento. Quienes proclamaban la muerte de la izquierda revolucionaria se han equivocado! La categoría de "imperialismo" ha resurgido entre el movimiento para caracterizar la política militarista occidental. La politización y la conciencia sobre la necesidad de una respuesta concreta y organizada frente a las políticas imperialistas e! stá ganado terreno frente la las reducciones sub-culturales americano-occidentales, al misticismo folclorista, al hedonismo individualista y al anarquismo subjetivista con su contenido moderado y se contrapone cada vez mas claro a la búsqueda de caminos de integración centro-izquierdista de fuerzas como ATTAC y las burocracias sindicales tradicionales.
La composición sociológica predominante del movimiento, juventud de clase media que hace una década parecía completamente absorbida por el consumismo y el liberalismo, es una señal positiva ya que los sentimientos de la clase media pueden, en una situación de continuada crisis y parálisis del movimiento obrero, expresar un descontento creciente en la sociedad. Esto sin embargo no puede prescindir a mediano plazo de la profundidad social popular, de un nuevo sujeto radical y proletario, para volverse constante y antagonista.
Las fuerzas antiimperialistas han protagonizado en Florencia su propio bloque dentro de la manifestación y una asamblea final donde varios representantes de pueblos oprimidos y movimientos en lucha tomaban la voz, entre ellos de Turquía y Kurdistán, Colombia, Palestina, Sri Lanka, País Vasco y representantes de las organizaciones comunistas y antiimperialistas de Grecia. La unidad del movimiento antiimperialista es esencial para constituir un polo fuerte y visible capaz de influir en el desarrollo futuro del movimiento antiglobalización en los tiempos movidos que están llegando con una posible guerra contra Irak. Sin embargo esta unidad todavía es una proceso duro y largo donde por un lado la cuestión de las relaciones con las direcciones actuales, subordinadas políticamente a la perspectiva de centro izquierda institucional europeo es esencial, como por otro lado el reconocimiento de las formas concretas y nuevas de lucha de los pueblos oprimidos, como el Islam político en ! el mundo árabe, y la consiguiente reflexión abierta sobre la base política antiimperialista y la estructura orgánica de una unidad internacional.
El impacto político de una nueva agresión yanqui contra Irak puede producir una situación favorable para las fuerzas antiimperialistas y revolucionarias dentro del movimiento contra la globalización. Si Irak resisten unos meses contra este ataque las contradicciones internacionales existentes se pueden volver explosivas, amenazando los gobiernos títeres de los EE.UU., incluyendo los gobierno aliados de los EE.UU. en Europa, y también forzando a aclarar las posiciones y contradicciones dentro de la oposición y el Foro Social Europeo. La unidad establecida en Porto Alegre es precaria, va desde la socialdemocracia hasta los revolucionarios. La escalada de la resistencia internacional puede llevar a la desintegración de esta alianza no-santa de los Foros Sociales y la búsqueda de otro camino posible de un bloque internacional antiimperialista contra la guerra al lado de la resistencia del Irak y las masas árabes contra el imperialismo, mientras que las fuerzas moderadas se reuni! ficarán con el liberalismo de izquierda y buscarán su futuro nuevamente en los puestos institucionales.
Los antiimperialistas tiene que contribuir a esta clarificación política. En tiempos de choque las alianzas oportunistas son condenados a romperse en pedazos. Tenemos que estar y quedar dentro de este movimiento y al mismo tiempo oponernos a las corrientes pacifistas y neo-reformistas. Esta lucha puede abrir el camino al crecimiento de las fuerzas antiimperialistas consecuentes y su capacidad de dirigir la oposición contra la globalización y la guerra. Nuestra mano debe ser limpia de toda relación con las fuerzas que buscan el compromiso con un "imperialismo iluminado y democrático" para estrecharla a los pueblos oprimidos y rebeldes en todas sus formas de lucha.
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