Informe de Amnistía Internacional
Rusia y la cultura de la impunidad
Los derechos humanos que la Federación Rusa proclama sobre el papel todavía no se han hecho realidad: la tortura y los malos tratos persisten de manera generalizada porque sus autores casi siempre se libran de recibir un castigo por sus delitos. El clima de impunidad es tan grave que, cuando las víctimas tienen el valor de buscar resarcimiento, se enfrentan a incontables obstáculos para obtener justicia, ha afirmado Irene Khan, secretaria general de Amnistía Internacional. «Hemos pedido a la Federación Rusa que acabe con la cultura de impunidad que impregna todo el sistema judicial y provoca que se cometan violaciones de derechos humanos generalizadas. Si la Federación Rusa desea justificar su posición como agente mundial, esto tendrá una importancia absoluta.»
Respecto a la inauguración de la campaña de la organización en favor de los derechos humanos en la Federación Rusa, Irene Khan añadió: «Con arreglo a la ley, los derechos humanos están protegidos en Rusia, pero en la práctica se ignoran y son objeto de abuso. Mujeres, hombres y niños corrientes, de cualquier origen social y cualquier parte del país, son las víctimas de este círculo vicioso de impunidad».
Para explicar por qué Amnistía Internacional ha decidido poner de relieve la situación de Rusia como motivo de preocupación clave para la organización a lo largo del año, la organización presentó un informe de 102 páginas titulado Negación de justicia, donde se analizan violaciones graves de las normas internacionales de derechos humanos y del derecho humanitario por parte de las fuerzas rusas de seguridad y orden público. La organización concluye que el motivo de que continúen estos abusos es la ausencia de rendición de cuentas por parte de quienes los cometen.
«En todo el mundo, cuando alguien piensa en los abusos contra los derechos humanos que se cometen en Rusia, piensa en Chechenia. Pero lo que casi nadie sabe es que la falta de rendición de cuentas ha exacerbado los abusos constantes en la región, y que ese mismo clima de impunidad lamentablemente impregna todo el sistema de justicia penal de Rusia» ha afirmado la señora Khan.
El informe documenta el uso generalizado de la tortura y los malos tratos por parte de los agentes encargados de hacer cumplir la ley en toda la Federación Rusa. La policía tortura o maltrata con frecuencia a hombres, mujeres y niños para obtener confesiones o información incriminatoria. Este trato también se ha denunciado continuamente en centros de reclusión preventiva y prisiones.
En cuanto a los abusos contra los derechos humanos cometidos en el conflicto de Chechenia, el informe no exime ni a las fuerzas de seguridad rusas ni a los rebeldes chechenos: «Amnistía Internacional se ha empleado en la investigación de numerosos informes coherentes y verosímiles según los cuales las fuerzas rusas han cometido violaciones de derechos humanos generalizadas, como desapariciones, homicidios ilegítimos y tortura, violaciones incluidas».
Sobre las acciones de los rebeldes chechenos, el informe señala lo siguiente: «Según informes, han dirigido sus ataques contra civiles pertenecientes a la administración favorable a Moscú, cometiendo atentados que han causado decenas de víctimas y lesiones graves, y han secuestrado y tomado como rehenes a civiles». Amnistía Internacional ha condenado enérgicamente las acciones del grupo armado que ha tomado como rehenes a centenares de personas en un teatro de Moscú.
El informe concluye con un conjunto de recomendaciones que, en opinión de la organización, pueden mejorar radicalmente la protección de los derechos humanos en la Federación Rusa. Entre otras medidas se recomienda la adopción de un programa para prevenir la tortura a manos de agentes del Estado.
«Ha llegado la hora de que las autoridades rusas dejen de hablar sobre los derechos humanos en teoría. Tienen que demostrar un compromiso político claro con la promoción y protección de los derechos fundamentales para todas las personas» ha afirmado Irene Khan.
«De igual manera, no se puede permitir que la comunidad internacional permanezca impasible y sacrifique el respeto de los derechos humanos en aras de otros intereses políticos y económicos. Es preciso que empiecen a presionar a las autoridades rusas para que investiguen y juzguen con las debidas garantías a los autores de violaciones de derechos humanos y para que acaten sus obligaciones internacionales con la protección de los derechos humanos de todas las personas.»
Así explicaba Irene Khan los objetivos de esta campaña de Amnistía Internacional que va a durar un año: «No se puede permitir que las grandes potencias ignoren los derechos humanos dentro de sus propias fronteras. En 1998 lanzamos una campaña sobre los abusos cometidos contra los derechos humanos en Estados Unidos. Esta vez inauguramos una campaña sobre los abusos cometidos en la Federación Rusa para romper el muro de silencio que rodea estos abusos allí; para acabar con la impunidad; para que los responsables rindan cuentas; para presionar al gobierno ruso; y para exigir responsabilidades a las autoridades por las violaciones de derechos humanos que se están cometiendo allí».