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Con un ascenso tras intimidar
Un alto funcionario del SPB admitió que ordenó investigar a abogados de DD.HH. Fue denunciado, pero terminó ascendido.
Por Carlos Rodríguez
La renovación de la cúpula del Servicio Penitenciario que comenzó
con el alejamiento de su jefe "histórico" Esteban Mazzante
aspira a ser la primera de una serie de medidas destinadas a mejorar la imagen
de la fuerza. En ese plan, otro de los miembros de la plana mayor que podría
sufrir un traspié en los próximos días sería el
actual secretario de Información (vulgo Inteligencia) del SPB, Carlos
Alberto Scheffer. El hombre es cuestionado seriamente desde que admitió,
el 12 de diciembre de 2001 y ante la Justicia, que durante todo ese año
se había dedicado a seguir los pasos de nueve abogados de la Coordinadora
contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) que formaban parte
de una "lista negra" similar a las que se confeccionaban durante la
dictadura militar con los defensores de los presos políticos. Cuando
se conoció la escandalosa persecución (ver Página/12 del
14 de diciembre), las medidas que se tomaron desde el gobierno bonaerense fueron
diametralmente opuestas a lo esperado: Scheffer no sólo sigue en el cargo
sino que fue ascendido de grado, ya que pasó de inspector mayor a inspector
general.
La decisión de ascender a Scheffer fue tomada en enero por el ahora ex
subsecretario de Política Penitenciaria y Readaptación Social
Miguel Angel Plo, quien mantuvo la postura a pesar de persistir el hostigamiento
a los abogados, uno de los cuales, Daniel Stragá, continuó recibiendo
veladas amenazas, situación que lo obligó a renovar las denuncias
ante la Justicia. El tema fue también planteado ante el gobierno bonaerense
por una delegación de Amnistía Internacional. La decisión
de Plo de premiar a Scheffer fue coherente con su gestión, ya que siempre
respaldó desde su cargo al personal encabezado por el hoy destituido
Mazzante.
En abril de 2000, el bloque del Frepaso presentó un proyecto en la Legislatura
bonaerense para que se investigaran actos de corrupción que ocurrían
dentro de la cárcel de La Plata, donde supuestamente estaban tarifados
todos los beneficios legales que puede obtener un preso, desde las visitas íntimas
hasta las salidas transitorias para trabajar. Según las denuncias presentadas
por los presos, la caja negra la manejaban los guardiacárceles con conocimiento
de la cúpula y como es obvio del Servicio de Informaciones. Plo desestimó
la validez de las imputaciones y atribuyó las denuncias a una supuesta
"interna del Servicio Penitenciario" que le apuntaba a Mazzante y
a su estado mayor.
A comienzos de este año, Página/12 trató de hablar varias
veces con Plo sobre la situación de revista de Scheffer, pero la consulta
nunca fue atendida por el ahora ex funcionario. En febrero, el abogado de la
Correpi Daniel Stragá recibió dos llamados telefónicos
de un tal "Pablo", quien decía trabajar junto a Scheffer y
tener conocimiento de que seguía el complot contra los letrados de ese
organismo de derechos humanos que en forma permanente denuncia irregularidades
que ocurren dentro de las cárceles provinciales. Según el denunciante,
la existencia del complot había dado lugar, el 10 de enero, a que desde
el Ministerio del Interior se remitiera un oficio confidencial para solicitar
informes que nunca fueron respondidos por Plo. El pedido de informes existió,
según pudo corroborar este diario a través de fuentes de la cartera
nacional. Entre bambalinas, según "Pablo", lo que se decía
era que hasta se podría llegar a atentar contra la vida de alguno de
los abogados de la Correpi.
"Pablo" se presentaba como alguien supuestamente bienintencionado
que quería ayudar, pero como demostraba –con precisión de datos–
conocer perfectamente la interna del SPB, sus palabras tuvieron sobre Stragá
la sensación de una amenaza indirecta. Por eso volvió a presentarse
ante la Justicia, esta vez en el juzgado correccional 3 de la Capital Federal.
Lo central, de todos modos, sigue siendo que Scheffer, en persona, confirmó
en diciembre ante el juez de La Plata Oscar Bustos Berrondo que había
firmado el 26 de enero de 2001 un despacho interno por el cual se ordenó
seguir los pasos de nueve abogados de la Correpi. Scheffer aludió a la
existencia de un anónimo que alertaba al SPB sobre presuntos motines
que estaban siendo alentados por los abogados Stragá, Fernanda Doldán,
María del Carmen Verdú, León Zimerman, Sergio Smietniansky,
Gerardo Etcheverry, Gabriel Lerner y Rubén Tripi. La Fiscalía
de Estado confirmó la presencia del despacho interno, que lleva el número
02/01. La irregularidad debería haber terminado con la carrera de Scheffer,
pero no, la admisión de la ilegal labor de inteligencia le reportó
un ascenso.
La persecución política e ideológica ha sido y es una labor
constante dentro del SPB. En mayo de 2000 se encontraron 41 cajas que contenían
cerca de cinco mil legajos de personas, en su mayoría ex presos políticos
de la dictadura. El hallazgo se produjo en la Dirección de Registro Penitenciario.
Los informes provenían del Servicio de Informaciones, que todavía
sigue a cargo de Scheffer. El hoy inspector general está en el SPB desde
el año 1974, según consta en su declaración ante el juez
Berrondo. Hoy su continuidad está en serias dudas, según pudo
confirmar este diario en fuentes allegadas al nuevo subsecretario de Política
Penitenciaria y Readaptación Social, Marcelo Lapargo, quien tiene la
misión de tratar de cambiarle la cara a la fuerza. La única certeza
es que la labor será ardua y que la resistencia de los cuadros del SPB
será el escollo más difícil