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GRUPOS DE DERECHOS HUMANOS EXIGEN TRATO
DE PRISIONEROS DE GUERRA PARA LOS TALIBANES
Por Jorge Marirrodriga
(Publicado por El País, de España, el 17 de enero de 2002)
La situación legal y condiciones de detención de los combatientes
que se encuentran recluidos en la base estadounidense de Guantánamo (Cuba)
han desatado un cruce de denuncias sobre la ilegalidad de la medida y generado
un intenso debate sobre sí los presos deben quedar amparados, o no, por
las Convenciones de Ginebra sobre el tratamiento a los prisioneros de guerra.
Mientras ayer Londres aseguraba que se estaba aplicando el pacto internacional,
la alta comisaria de los derechos humanos de la ONU, Mary Robinson, expresó
su preocupación por denuncias sobre malos tratos.
"Las reglas no cambian y son ahora más importantes que nunca", destacó
Robinson en referencia a que la clasificación jurídica de los
hasta ahora ochenta prisioneros talibanes y de Al Qaeda recluidos en Guantánamo
debe quedar clara cuanto antes. Washington rechaza calificarlos como "prisioneros
de guerra" -lo que les colocaría automáticamente bajo el amparo
de las convenciones de Ginebra-, ya que los considera terroristas, y por tanto,
"combatientes ilegales".
Sin embargo, organizaciones humanitarias internacionales, como Amnistía
Internacional o Human Rights Watch, estiman que esta diferenciación revela
un desconocimiento de la legalidad internacional. "Como país signatario
de la Convención de Ginebra, Estados Unidos debe tratar con humanidad
a todo combatiente detenido, incluidos los "combatientes ilegales". Estados
Unidos no puede elegir a quién aplica un tratamiento decente y a quién
no", aseguró Jamie Fellner, director del programa para Estados Unidos
de Human Rights Watch. A su vez, Amnistía Internacional señaló
que si existe alguna duda, el Gobierno de Estados Unidos debe permitir que un
"tribunal competente" decida sobre ello.
Expertos consultados por este periódico consideran que Washington no
está violando la Convención de Ginebra al no reconocer a los talibanes
como prisioneros de guerra. "La clave está en el punto 44, párrafos
3 y 4, del Protocolo adicional a las Convenciones de Ginebra, que fue aprobado
el 8 de junio de 1997. Si se aplicara este protocolo, los prisioneros de Al
Qaeda serían considerados prisioneros de guerra, pero Estados Unidos
ni siquiera lo ha firmado y, por lo tanto, no está vinculado", señala
Romualdo Bermejo, catedrático de Derecho Internacional Público
de la Universidad de León.
Por su parte, la administración estadounidense ha insistido en que el
hecho de no considerar prisioneros de guerra a los talibanes no significa denegarles
un trato humanitario. "Están siendo tratados mucho mejor de lo que se
ha tratado a cualquier otro en los últimos años y están
mucho mejor que en las circunstancias en las que estaban cuando fueron encontrados",
aseguró el secretario de Defensa estadounidense Donald Rumsfeld.
No se trata sólo de un problema de buen o mal trato. Por ejemplo, las
Convenciones de Ginebra establecen que un prisionero de guerra debe ser "liberado
y repatriado sin retraso "tras el cese de las hostilidades y tiene derecho a
no volver a sus países de origen en el caso de que estimen que pueden
ser objeto de algún tipo de represalia.
Tanta preocupación despierta el fondo del asunto como la forma, esto
es, los alojamientos en los que son confinados los prisioneros a medida que
aterrizan en la base militar después de un largo vuelo esposados, encapuchados
y sedados. Los presos son introducidos en celdas de 1,8 por 2,4 metros con el
suelo de cemento y el techo de metal pero escasa protección contra el
frío y el viento. A los reclusos se les han facilitado mantas y alfombrillas
para que puedan dormir y orar. Amnistía Internacional ha calificado las
condiciones de traslado y detención como "degradantes".
A pesar de los recelos suscitados por la elección de Guantánamo
como destino de los presos, una vez más los expertos consideran que está
justificado el traslado. "Según el tercer Convenio de Ginebra [firmado
y ratificado por Estados Unidos] los prisioneros pueden ser trasladados de un
lugar a otro por motivos de seguridad", explicó el catedrático
Romualdo Bermejo.
Ayer, el Gobierno británico salió en defensa de la administración
estadounidense por boca del primer ministro, Tony Blair. Según Blair,
los prisioneros de Guantánamo pueden ducharse, hacer ejercicio físico
y recibir tratamiento médico. Blair destacó que se facilita a
quienes lo solicitan un ejemplar del Corán para que puedan orar. Sus
palabras fueron corroboradas por el titular de Defensa Geoffrey Hoon, para quien
no hay "ninguna duda" de que Estados Unidos se atendrá a los tratados
internacionales.
Las condiciones de detención van a ser verificadas mañana in
situ por una delegación del Comité Internacional de la Cruz
Roja, organización que en su documentación interna a la que ha
tenido acceso este periódico señala que no quiere entrar en "polémicas
estériles sobre terminología legal" cuando precisamente se está
produciendo un "diálogo fructífero con los estadounidenses y el
nuevo Gobierno afgano sobre cuestiones de detención y visitas a los prisioneros.