Madres de Plaza de Mayo Editorial de ¡Ni un paso atrás!, Jueves 27-12-01
Que todo puede cambiar, es la primera sensación que deja
en la memoria colectiva la todavía caliente rebelión popular de la semana pasada.
Si bien es cierto que aún nada cambió, y aunque
sea seguro que nada se transformará definitiva ni revolucionariamente durante
la estadía de Rodríguez Saá como presidente del país, la resistencia y el combate
que el pueblo protagonizó en las calles y plazas hace temblar al poder. Porque, se sabe: la burguesía no puede imponer
su dominio con el pueblo movilizado. Si el estado de sitio no alcanza para desarmar
las protestas callejeras, se intentará con el populismo y la demagogia. Entonces,
la apuesta y el desafío de los revolucionarios serán construir, preparar, dar
forma a una respuesta popular contundente para cuando el populismo y la demagogia
peronistas lleguen a sus límites y choquen contra los cepos impuestos por el
Fondo Monetario, los banqueros y los industriales de aquí y de allá. Algo sacó
en limpio la insurrección: los ajustes eternos y la injusticia infinita de hambrear
para pagar la deuda externa tienen límite en la paciencia popular. La otra enseñanza es que la democracia de los
ajustadores se parece al genocidio de los dictadores. Si no, ¿cómo se explica
la salvaje y criminal represión policial del jueves pasado? Más que parecerse,
la ilusión democrática es continuidad de la pesadilla de la dictadura. La muy oportuna consigna de las Madres en la
última Marcha de la Resistencia, respecto de resistir y combatir contra el terrorismo
del Estado, no quedó para nada fuera de lugar ni exagerada, como decía el progresismo
socialdemócrata funcional al fascismo neoliberal. Los votos sensibleros del FreNaPo flotan en el
mar de sangre provocado por la carnicería radical. Si la consulta se hubiera
realizado antes del triunfo electoral de la Alianza, seguramente De la Rúa,
Mestre y Mathov habrían votado alegremente contra la pobreza. No pocos sacan
la cuenta de que los que juntan los votos progresistas hoy, serán los que ordenarán
sangrienta represión mañana. Por eso, las Madres hace rato que trabajan por
una alternativa revolucionaria que cambie de fondo este sistema por otro más
justo y solidario, y no para volverlo más soportable y menos malo. Esa construcción
es lenta, tarda mucho, avanza y retrocede, a veces parece que nunca y otras
hace creer que muy próximamente. Pero la revolución está viva y es posible y
necesaria. El pueblo lo aprendió de una sola vez, echando muchos muertos, presos
y perseguidos al fuego de la lucha.
¡ NI UN PASO ATRÁS !
El programa radial de la Asociación Madres de Plaza de Mayo