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EL ARGENTINAZO
-Una primera aproximación
a la rebelión popular-
Néstor Kohan
(Docente de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo)
LA POLÍTICA EN LAS CALLES
Y LA CRISIS DEL LIBERALISMO
A vos te puso el Fondo, chupete
botón
A vos te puso el Fondo, chupete botón,
Te cortamos las rutas, te paramos el país
Sos un hijo de puta, te tenés que ir...
(Cantito popular en
columna sobre Diagonal Norte,
acceso a Plaza de mayo)
Salta, salta, salta,
Pequeña langosta,
De la Rua y Menem son la misma bosta...
(Cantito popular en
columna sobre Avenida de Mayo,
rumbo a la plaza de mayo)
¿Alguien se acuerda? Poco antes de ganar las elecciones de 1999, el futuro
vicepresidente Carlos Alvarez y Graciela Fernández Meijide ("el Chacho"
y "Graciela" a secas, para el progresismo) martillaban una y otra vez los
oídos populares con la consigna de que en Argentina ya no iba más
la política en las calles. Reclamaban cerrar la campaña de la
Alianza que llevaría a De la Rua como presidente por televisión
sin recurrir a actos callejeros.
Escaso tiempo antes, el historiador Luis Alberto Romero (de la Universidad
de Buenos Aires) había cerrado una inmensa antología de dos
tomos sobre la historia de la ciudad de Buenos Aires con un capítulo
final titulado sintomáticamente "El fin de la política en las
calles".
La misma tesis era defendida en su programa de TV por Mariano Grondona, mientras
tomaba –emocionado- la mano de Lilita Carrió y de otros miembros del
ARI (el partido cabeza del progresismo actual que tiene como lema "una República
de Iguales").
¿Cuál era la alternativa liberal entonces en danza? Manifestar la opinión
individualmente y dentro de las instituciones mediante el voto, como ciudadanos-contribuyentes,
sin caer en "el autoritarismo" de los que hacen política en las calles
y desde posiciones de clase al margen de la Constitución, el Parlamento
o los tribunales.
RESIGNIFICAR EL ARGENTINAZO
A ver, a ver,
Quien maneja la batuta,
Si el pueblo unido
O el gobierno hijo de puta (yuta puta...)
(Cantito popular en
barricada
de acceso a Plaza de mayo)
Baila la hinchada baila,
Baila de corazón,
Sin radicales, sin peronistas
Vamos a vivir mejor...
(Cantito popular
en columna que se dispersaba
en el Obelisco frente a la represión policial)
Durante las jornadas del 19 y 20 de diciembre, en un abrir y cerrar de ojos,
cuando la experiencia popular de unas pocas horas equivalen a muchos años
y el tiempo se acelera vertiginosamente desafiando al reloj, esa prédica
liberal y ese modo institucionalista de entender la política cayeron
en el vacío. El liberalismo burgués quedó girando, aturdido,
en medio del humo espeso de los neumáticos quemados y los incendios
callejeros.
Los medios de comunicación del sistema y todo el andamiaje político
institucional argentino se abocaron inmediatamente después de las batallas
callejeras a resignificar el carácter del conflicto, la intensidad
de la represión estatal, la modalidad de la rebelión popular
e incluso hasta la identidad misma de los protagonistas.
Para los medios gráficos del sistema (incluyendo a los "progres") la
fotografía central de tapa fueron las víctimas de la represión
o el helicóptero de De la Rua huyendo de la Casa Rosada. Ninguno puso
en primer plano a los trabajadores y a los jóvenes peleando en las
calles. El enfrentamiento de la lucha de calles y la lucha de clases se esconde,
se elude. Su lugar es reemplazado por la cuestión institucional de
la sucesión presidencial.
Pero no sólo eso. Los medios también trataron de minimizar la
incidencia de la rebelión popular, intentando convencer a todo el mundo
de que De la Rua se tuvo que ir más por sus fallas en política
económica que por la lucha popular. Resumiendo: no fue el pueblo combatiendo
en la calle el que lo echó por su propia iniciativa, sino que él
simplemente... "se fue". El intento de expropiación de la rebelión
popular no quedó limitado a las maniobras de los medios. Toda la dirigencia
burguesa (incluyendo no sólo al Partido Justicialista y a la Unión
Cívica Radical sino también a los "progres" del ARI, el FRENAPO
y el CTA) intentó encaramarse mezquinamente sobre la rebelión
y sacar provecho personal recorriendo presurosamente los canales de TV cuando
ninguno de sus dirigentes puso el cuerpo en la lucha.
¿Dónde estaban los jerarcas del peronismo que hoy se refriegan las
manos y se relamen con el botín de una lucha ajena? ¿Y Lilita Carrió?
¿Y De Gennaro? ¿Y Horacio Verbitsky? ¿Y las dos CGT? ¿Dónde estuvieron?
¿Alguien los vio en las barricadas? ¿Alguien los vio tirándoles piedras
a la policía montada a caballo o a los motociclistas policiales con
itakas en la mano? ¿Alguien los vio apedreando a los grandes bancos y entidades
financieras multinacionales? ¿Alguien los vio incendiando las camionetas de
la empresa de correspondencia privada OCA hasta hace poco perteneciente al
empresario Yabrán? En serio: ¿Alguien los vio?
¿BARBARIE O REBELIÓN DE MASAS?
¡Qué boludos! ¡Qué
boludos!
El estado de sitio
Se lo meten en el culo...
(Cantito popular en
Plaza Congreso)
Ya se acerca nochebuena,
Ya se acerca navidad
Pero el pueblo está en la calle
Y el gobierno ya se va...
(Cantito popular en Plaza de mayo)
El pueblo unido, jamás será vencido...
(Cantito Popular en avenida Corrientes,
mientras era incendiado un local de Mc Donalds)
¿Caos? ¿Desorden? ¿Irracionalidad? ¿Locura colectiva? ¿Desmanes? ¿Barbarie?
Esas palabras están resonando actualmente (al día después
de las jornadas de lucha) hasta el hartazgo por la radio y la TV. Obviamente
no explican absolutamente nada.
El quiebre masivo de la propiedad privada de los grandes centros de distribución
comercial de mercancías, ¿no expresa nada? El costo de cerca de 30
millones de dólares (según estimaciones de las empresas de seguro)
que las masas trabajadoras enardecidas cobraron al capital por todo lo que
éste le exprimió durante las últimas décadas,
¿no expresa nada? ¿Son "vandalismo" y "barbarie" o significan otra cosa? ¿Qué
obstáculos ideológicos de clase impiden hacerse esas preguntas?
El tipo de luchas y el componente ideológico de los sujetos sociales
que desarrollaron esta rebelión popular de masas inédita en
nuestra historia fue notoriamente diverso y matizado.
En el seno de este pueblo que se puso orgullosamente de pie convivieron desde
sectores obreros que no fueron a trabajar y marcharon al centro de Buenos
Aires y empleados de oficina ligados a la pequeñaburguesía que
se fueron de sus trabajos hasta movimientos de trabajadores desocupados y
estudiantes, todos entremezclados con vecinos, transeúntes y manifestantes
dispersos. Ideológicamente se cruzaron: (a) algunos sectores urbanos
(hasta ahora) despolitizados que cantaban, con la olla y la sartén
en la mano, "que se vayan todos, que no quede ni uno solo" refiriéndose
a todos los políticos...en general; (b) sectores del extremismo nacionalista,
de origen autoritario y fuertes simpatías por la derecha peronista
(en el caso de los punteros barriales) o incluso por militares represores
con retórica "patriota" como Seineldín y (c) sectores de la
izquierda revolucionaria que lograron superar el estrecho marco en que hasta
ahora se movían alcanzando en la calle y en las barricadas influencia
auténticamente de masas.
En cuanto al tipo de luchas y acciones, convivieron durante las mismas jornadas
–repartiéndose según los barrios más céntricos
o más periféricos, tanto en la capital como en el interior del
país- (a) expropiaciones de comida de supermercados pertenecientes
a grandes firmas concentradas que han crecido notablemente durante la última
década menemista-delaruista; (b) saqueos a pequeños negocios
barriales; (c) protesta callejera cortando avenidas, golpeando ollas y quemando
basura en las bocacalles; (d) destrucción sistemática de bancos
y entidades financieras pertenecientes a la burguesía argentina más
concentrada y al gran capital; (d) quema de autos y camionetas (mayormente
pertenecientes a grandes firmas locales como OCA); (e) destrucción
de teléfonos públicos pertenecientes a compañías
españolas y francesas que se habían apropiado –quebrando una
huelga telefónica a inicios de los ‘90- de la empresa argentina ENTEL;
(e) destrucción de locales de comida rápida de factura internacional,
símbolos mundiales del american way of life (Mc Donalds). En
todos estos tipos de lucha se generó invariablemente un enfrentamiento
con las fuerzas de la policía federal y las policías provinciales.
En medio de tamaño mosaico de distintos tipos de acciones y de tan
diversos componentes ideológicos se produjo una evidente lucha por
la hegemonía entre distintos proyectos políticos. Allí
disputaron desde sectores ligados a la derecha peronista y sus punteros de
barrios (principalmente en las provincias y en el gran Buenos Aires) con agrupaciones
y corrientes de izquierda anticapitalista que intentaron orientar las expropiaciones
sólo hacia las grandes firmas capitalistas y las destrucciones callejeras
producto de la ira popular sólo hacia los bancos, las empresas y los
locales del gran capital.
Los medios de comunicación del sistema recortaron esa realidad sumamente
dinámica y contradictoria destacando en todo momento los componentes
ideológicamente más despolitizados y menos organizados. El objetivo
de estos medios (incluyendo, insistimos, a los "progres") ha sido el de reconstruir
el consenso a favor del sistema y aceitar la hegemonía de los partidos
institucionales del régimen burgués, hoy en seria crisis de
legitimación. ¿Cómo se puede lograr esa meta? Pues resignificando
las luchas callejeras y tiñiendo la rebelión popular con el
color acusatorio del "caos" y el "desmán" irracional, así como
también destacando a grupos lúmpenes por sobre los trabajadores
ocupados y desocupados en lucha. En el mejor de los casos, los medios han
intentado conceder al pueblo en lucha un mínimo margen de racionalidad.
"La gente" (nunca el pueblo, y mucho menos la clase...) habría salido
a la calle para pedir solamente un cambio de ministro y un cambio de presidente.
El viejo gatopardismo: que cambie algo para que todo siga igual.
COMO SIEMPRE...
EL EJEMPLO DE LAS MADRES
Madres de la Plaza,
el pueblo las abraza...
(Cantito Popular coreado
por la multitud en Plaza de Mayo en medio de la marcha de las madres y la
represión militar de la policía a caballo)
Las Madres de Plaza de mayo, como en los peores tiempos de la dictadura militar
del general Videla, volvieron a poner su cuerpo en la lucha de calles, marchando
en medio de las peores corridas, los gases más asfixiantes y la represión
más sanguinaria que los radicales supieron siempre implementar desde
los tiempos de la semana trágica y la Patagonia rebelde. No menos de
diez banderas de las madres (las azules con el pañuelo blanco) marcharon
alrededor de la pirámide aun durante los momentos más sangrientos
de la represión, cuando la valiente policía a caballo argentina
arremetía sin piedad contra mujeres que en gran parte superan los 65
años de edad (una de ellas tiene 90 años y fue derribada por
la policía, mientras varias otras recibieron palazos, latigazos, gases
lacrimógenos y balas de goma).
¿Dónde estaban mientras tanto los grandes "estrategas" y los (supuestos)
eruditos del marxismo que se cansaron de despotricar contra Hebe de Bonafini
dándoles letra a los medios de comunicación del sistema en su
reciente campaña macartista contra las Madres? ¿Dónde estaban
los marxólogos que tanto desprecio mantuvieron y mantienen frente a
todos los "plebeyos" que luchan sin seguir al pie de la letra los esquemas
apolillados de sus catecismos de escritorio? Antes con pantuflas, ahora con
sandalias (porque durante las jornadas de lucha hizo un calor tremendo...)
estos personajes caricaturescos siguieron, como siempre lo han hecho, observando
desde afuera –como si estuvieran en un laboratorio de química o física-
el modo en que otros (los obreros, los estudiantes, los desocupados, los piqueteros
y las madres) enfrentaron las balas, los gases y los latigazos de la policía.
No fueron los únicos. A pesar de que la Asociación Madres de
Plaza de mayo cumplió un papel que, sin temor a exagerar, no dudamos
en calificar como heroico (algún medio de TV las filmó enfrentando
a estos cosacos argentinos y esa imagen se retransmitió luego a gran
parte del mundo...), algunos medios escritos nacionales invirtieron completamente
la ecuación y –tergiversando completamente lo ocurrido en la plaza
de mayo- escribieron al día siguiente que Adolfo Pérez Esquivel
(premio Nobel de la paz), Estela Carlotto (oradora junto a Alfonsín
en uno de los últimos actos del radicalismo) y otros miembros del FRENAPO
(organización del progresismo argentino del que forman parte varios
radicales que hasta ayer nomás fueron funcionarios del gobierno de
De La Rua) habían encabezado la marcha. Hasta un estudiante de primer
año de periodismo o comunicación social puede darse cuenta que
toda crónica periodística es ideológica y está
bien que así sea, pero, si el diario es mínimamente serio, esa
ideología no puede jamás conducir a publicar mentiras o a tergiversar
en la crónica aquello que se pretende relatar.
Pero dejemos por un momento de lado las eternas manipulaciones de los demócratas
argentinos (esos mismos que suspiraron con la Alianza y con De la Rua como
una quinceañera enamorada como hoy lo hacen con Carrió) para
resaltar una nota color. Mientras las motos de la policía recorrían
todas las avenidas del microcentro porteño disparando contra la multitud
(llevando en cada motocicleta dos policías, el de adelante manejaba,
el de atrás disparaba con su itaka, ambos con chalecos de bala y casco),
el pueblo insumiso contaba con su propia "infantería motorizada": los
motoqueros [empleados repartidores de correspondencia en motocicleta] que
arremetían masivamente con motos y piedras contra los policías
mientras enarbolaban al viento una inmensa bandera argentina dando aliento
a la multitud que los aplaudía a rabiar. (Aclaramos rápidamente,
para que ningún pusilánime y ningún mediocre nos acuse
de "militaristas", "foquistas" o "terroristas" que utilizamos la expresión
infantería motorizada en broma).
LOS HIJOS DEL CORDOBAZO
¡Qué cagazo! ¡Qué
cagazo!
Echamos a de la Rua
Los hijos del cordobazo...
(Cantito popular en
una barricada
de acceso a plaza de mayo)
Sean eternos los laureles
Que supimos conseguir
Coronados de gloria vivamos
¡Oh juremos con gloria morir!
¡Oh juremos con gloria morir!
(Estrofas del himno nacional argentino
cantadas durante todas las jornadas en diversos puntos)
Como sucediera hace tres décadas atrás en tiempos del Cordobazo,
estas jornadas fueron el emergente observable de un largo proceso previo aparentemente
invisible. Acá no se expresó una explosión de "irracionalidad"
inexplicable. Por el contrario, fue el punto de llegada de una larga acumulación
de piquetes aislados y luchas de calles fragmentarias.
El camino de las luchas de clases fue de lo fragmentario y puntual a lo nacional
y global. Hasta ahora las protestas contra el capitalismo neoliberal habían
venido desarrollándose de manera aislada. Incluso el santiagazo –uno
de esos vértices durante el gobierno de Menem- no tuvo inmediata repercusión
en otras provincias.
Por eso muchos apresurados y superficiales, como también hicieron en
tiempos del cordobazo, decían que acá "no pasaba nada". Importantes
politicólogos "democráticos", con la autosuficiencia que los
caracteriza, insistieron hasta el cansancio durante los últimos años
con el latiguillo de que el pueblo argentino es pasivo y nunca pelea...La
refutación fue contundente. Y esta vez sí se logró romper
el muro infranqueable de la protesta aislada para alcanzar un plano de rebelión
a escala nacional.
El principal escenario de esa rebelión multiplicada espacialmente al
infinito revistió un carácter centralizado. Se combatió
en la misma plaza de mayo, a metros de la casa de gobierno. ¿Hubiera renunciado
De la Rua si los enfrentamientos hubieran sido únicamente en Jujuy
o Córdoba? Probablemente no.
No obstante las modas académicas, principalmente de factura postestructuralista
y posmoderna (ambas corrientes de amplia difusión en Francia) que han
instalado entre nuestra intelectualidad la peregrina idea de que no hay que
plantearse una estrategia para la toma del poder ya que "el poder no esta
centralizado en ningún lado...", la plaza de mayo sigue siendo, no
sólo el símbolo resumido de la lucha histórica popular
en la Argentina, sino también el espacio centralizado en que se expresa
la confrontación con el poder político burgués y sus
aparatos de represión. Eso no implica creer que los distintos territorios
sociales del capital que atraviesan el conjunto de la sociedad civil argentina
sean soslayables. Tampoco implica desconocer que las decenas de miles de hombres
armados para la represión y la guerra (no tanto guerra externa entre
estados-naciones sino principalmente guerra interna de clases) distribuidos
a lo largo de toda la Argentina estén únicamente concentrados
en Plaza de Mayo. Creer eso sería ingenuo y hasta ridículo y
tonto. Sin embargo ésta última resume un espacio de poder simbólico
que otorga inteligibilidad a la ferocidad con que los cuerpos represivos argentinos
defendieron esa plaza durante estas dos jornadas de lucha.
UNA CRISIS ORGÁNICA
Ohhh, que se vayan todos,
Ohhh, que no quede, ni uno solo...
(Cantito popular en
Plaza Congreso)
¿Adónde está?, ¿Adónde está?
La burocracia sindical...
(Cantito popular en Plaza Congreso)
Hay que saltar, hay que saltar,
El que no salta es militar...
(Cantito popular en Plaza Congreso)
¿Adónde está?, Que no se ve
Esa famosa CGT...
(Cantito popular en plaza de mayo)
Cuando tantos ex militantes quebrados y ex revolucionarios frustrados han
hartado a quien quiera escucharlos con el prejuicio de que "la juventud actual
está perdida" y otras payasadas semejantes, si hubo un protagonista
central de estas jornadas ese fue la juventud. Una juventud sumamente combativa
que no se siente representada por los partidos tradicionales del sistema ni
tampoco por la burocracia sindical o las instituciones juveniles de la Iglesia.
Estamos viviendo una crisis orgánica, una crisis de hegemonía
de la burguesía argentina en sus diferentes fracciones que combina
la crisis económica (el agotamiento de la convertibilidad, la recesión
generalizada y la ausencia de un proyecto burgués estable y a largo
plazo) con la crisis política del bipartidismo y su sistema de representación
política.
La mayoría de esas masas juveniles que pusieron el pecho a las balas
policiales y que pelearon con todas sus energías en las barricadas
del centro de la ciudad de Buenos Aires y también en el interior del
país no reconoce legitimidad ni autoridad a la vieja dirigencia política
de nuestra burguesía. Se abre una oportunidad histórica para
la izquierda revolucionaria argentina. Una oportunidad que no se había
visto en décadas.
Como enseñó Antonio Gramsci, durante los períodos de
crisis orgánica las clases sociales se separan de sus viejos partidos
políticos. Ese tipo de crisis pueden resolverse en un sentido revolucionario
o pueden mitigarse las fuerzas en conflicto mediante la emergencia de una
salida cesarista, es decir, mediante un liderazgo carismático de un
proyecto que aparente estar "por encima" del conflicto social. La apelación
a la figura del Coronel Seineldín, defendida en la calle pocos días
antes del 19 y 20 de diciembre, puede constituir un ejemplo en ese sentido.
Creemos que Seineldín no tiene –afortunadamente- fuerza para lograr
imponer ese liderazgo carismático. El intento de compromisos parlamentarios
entre el PJ y la UCR constituye también una forma moderna de cesarismo,
ya que según Gramsci éste último no puede ser reducido
únicamente al bonapartismo militar. También incluye toda forma
de compromiso que aparente estar por encima del conflicto político
de clases. La izquierda revolucionaria argentina sólo podrá
incidir con su iniciativa (abandonando todo carácter pasivo o expectante)
si logra superar las reivindicaciones económico corporativas y alcanza
a conformar una alternativa integral, política pero también
cultural, para las nuevas camadas de luchadores populares.
Pero atención. La tremenda crisis económica que vivimos y la
crisis política que la acompaña no se resolverán de manera
automática. Hace muchísimo tiempo que Lenin (ese maldito innombrable
para la Academia burguesa) demostró que la mera existencia de la crisis
jamás se resuelve en un sentido progresivo si no existe un fuerte componente
subjetivo (y organizativo) de masas. Eso todavía nos falta. En eso
somos débiles. Si bien es cierto que las luchas de calles no fueron
absolutamente "espontáneas" también es innegable que no tuvieron
una dirección política unificada. Pongamos un ejemplo bien concreto.
Supongamos que las masas enardecidas hubiesen logrado superar en plaza de
mayo a la policía ingresando por la fuerza a la casa de gobierno, a
la casa rosada, ¿qué hubiesen hecho...?
Hoy, en Argentina, los de abajo no quieren vivir más como hasta ahora
y lo demostraron contundentemente en la calle. Pero todavía los de
arriba pueden seguir viviendo así. Aunque cada vez pueden menos...
Lo viejo no termina de morir. Lo nuevo no termina de nacer.
El resultado de la rebelión popular de masas, aunque insuficiente,
fue exitoso. El 19 y el 20 de diciembre fueron días felices. A pesar
de que la represión radical-peronista (pues en varias provincias donde
hubo muertos gobierna el PJ) dejó como saldo alrededor de 30 compañeros
asesinados, estos dos días de rebelión no fueron "tristes" como
titularon al unísono los diarios del poder. Fueron días de alegría
y de entusiasmo popular.
No debemos perder de vista que ES LA PRIMERA VEZ EN LA HISTORIA ARGENTINA
QUE UN PUEBLO EN LUCHA LOGRA DERRIBAR UN GOBIERNO. No los militares sino un
pueblo en lucha. Eso solo constituye un hecho histórico que en ningún
momento debemos soslayar.
¿Cómo seguir de aquí en más? La lucha será larga
y será dura. Que nadie se confunda. Es cierto que el recambio de presidente
no soluciona absolutamente nada. Además los servicios de inteligencia
y la policía están desparramando en los barrios populares de
las distintas provincias –sitiados militarmente durante las jornadas- que
la gente del barrio aledaño "viene a saquear", intentando así
enfrentar a pobres contra pobres, como hicieron durante los saqueos del ‘89.
También es verdad que la revolución socialista argentina y la
felicidad duradera de nuestro pueblo no están a la vuelta de la esquina.
Es más que obvio. Pero está más cerca que antes. ¡Hemos
avanzado y mucho!.
Como las Madres de Plaza de Mayo han venido insistiendo desde hace muchos
años y lo reafirmaron en la última marcha de la resistencia
y piquetera de hace apenas dos semanas, el camino, largo y difícil,
seguirá siendo el de la rebelión popular, es decir, la lucha
de masas en la calle. Una lucha que no es ni puede ser parlamentaria o institucional.
Los hijos e hijas de cordobazo, esa nueva generación combativa que
comenzó a forjarse en estas jornadas de diciembre, será la encargada
de llevar esa lucha y esa resistencia hasta el final