Abril 10, 2025
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Jim Cason y David Brooks/La
Jornada
Washington y Nueva York, 10 de enero. El secretario del Tesoro de Estados
Unidos rompi� esta semana su misterioso silencio sobre la crisis de Argentina
s�lo para amenazar que, a menos que ese pa�s adopte reformas fiscales y monetarias
firmes, no contar� con ninguna asistencia exterior.
Al mismo tiempo algunos analistas
estadounidenses expresan la preocupaci�n de que la postura de Washington no
es suficiente frente al creciente peligro de un "contagio pol�tico" provocado
por esta crisis, que podr�a revertir la fe en el libre comercio y la "globalizaci�n".
Todos se�alan el contraste notable
entre el manejo de la crisis del peso en M�xico, hace justamente siete a�os,
y la respuesta de la Casa Blanca ante la decisi�n argentina de no cumplir
con sus obligaciones del pago de una deuda externa mucho mayor (entre 132
y 141 miles de millones de d�lares), lo cual potencialmente podr�a convertirse
en el caso m�s grande de incumplimiento de pagos en la historia moderna.
El gobierno del presidente Bill
Clinton arm� un paquete de rescate con una l�nea de cr�dito de casi 50 mil
millones para el caso de M�xico a principios de 1995, y continu� con este
tipo de pol�tica en los casos de las crisis de Tailandia y Rusia, con el argumento
de que era la �nica forma de controlar y enfrentar el posible "contagio econ�mico"
de estas situaciones para un mundo cada d�a m�s "globalizado".
Pero ahora el gobierno del presidente
George W. Bush ha expresado que no repetir� este esfuerzo para el caso de
Argentina.
Algunos interpretan esto como un
cambio explicito en la pol�tica econ�mica del gobierno estadounidense, otros
dicen que el inter�s nacional de Washington es diferente en ambos casos, y
los dem�s consideran que tal vez simplemente nadie se dio cuenta de las dimensiones
de la crisis de Argentina hasta que fue demasiado tarde.
Disciplinando a Buenos Aires
Despu�s de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) rehus� otorgar un pr�stamo
de mil 230 millones el mes pasado -lo cual fue el �ltimo golpe contra el gobierno
argentino-, la administraci�n estadounidense nada dijo, salvo que estaba esperando
ver qu� propon�a Argentina para resolver su crisis.
Este silencio por fin se rompi�
este mi�rcoles cuando el secretario del Tesoro, Paul O'Neill, coment� que
las medidas adoptadas hasta ahora por el nuevo gobierno argentino, incluyendo
la devaluaci�n de su moneda, a�n no son suficientemente duras para ameritar
el apoyo internacional.
De hecho, fue una declaraci�n de
una estrategia dise�ada para "disciplinar" a Argentina y obligarla a adoptar
m�s sacrificios econ�micos.
"El gobierno de Bush es filos�ficamente
menos afecto a los rescates y m�s inclinado a permitir que funcionen las fuerzas
del mercado" en estas situaciones, explic� Bernard Aronson, presidente de
Acon Investments y alto funcionario del gobierno de George Bush padre.
Aronson, entrevistado por La Jornada,
argument� que no ser�a lo m�s sabio rescatar a Argentina antes de la implementaci�n
de una reforma econ�mica viable y significativa por Buenos Aires.
Se�al� que antes del rescate financiero
de M�xico el gobierno de Ernesto Zedillo ya hab�a acordado implementar reformas
econ�micas dif�ciles, mientras que el argentino en este momento a�n se muestra
renuente a hacer algo parecido.
Funcionarios de la administraci�n
Bush argumentan que la "l�nea dura" sobre Argentina adoptada por Washington
fue dise�ada para establecer la nueva postura de que esta administraci�n es
m�s renuente en funcionar como "apagafuegos financieros" y que los gobiernos
y los mercados no deber�an apostar sobre rescates financieros, reporta el
diario The New York Times.
"S� es un manejo diferente, pero
necesit�bamos un manejo diferente. Deseamos promover una pol�tica que no rescata
a los acreedores y que mejora en general al mercado", declar� John B. Taylor,
subsecretario del Tesoro para asuntos internacionales, al peri�dico neoyorquino
en referencia a la pol�tica hacia Argentina.
Pero tambi�n hay otra diferencia
clave entre los casos de M�xico en 1995 y Argentina en el 2002, coment� Aronson:
"Para ser directo, Argentina no tiene una frontera de 2 mil millas con Estados
Unidos y lo que ocurre all� no afecta a este pa�s de manera tangible como
la inmigraci�n. Tampoco son nuestro segundo socio comercial".
No obstante, los bancos estadounidenses
tienen aproximadamente 10 mil millones en activos en Argentina y varias grandes
empresas estadounidenses, como Phillip Morris, Verizon y Ford, tienen inversiones
directas sustantivas en ese pa�s.
Pero para la gran mayor�a de estas
corporaciones trasnacionales estas inversiones representan un porcentaje peque��simo
de sus activos totales.
Por ejemplo el Wall Street Journal
reporta que los ingresos totales de Citibank en Am�rica Latina, excluyendo
a M�xico, alcanzaron mil 200 millones el a�o pasado, mientras que sus ingresos
totales a nivel mundial fueron de 61 mil 700 millones.
Ventas en Argentina representaron
s�lo 2 por ciento de los ingresos totales de Coca-Cola en 2001 y 3 por ciento
de los ingresos de FleetBoston Financial Corporation.
Otro ex alto funcionario del gobierno
de Clinton, quien pidi� no ser identificado, cuestion� si la forma de manejar
la relaci�n con Argentina en verdad es parte de una nueva estrategia de pol�tica
exterior por el gobierno de Bush o si los encargados de la pol�tica simplemente
estaban distra�dos por otros eventos mundiales e ignoraron lo que podr�a convertirse
en el incumplimiento de obligaciones financieras m�s grande de la historia
por un pa�s soberano. La frase de "amor duro" ha sido empleada por algunos
funcionarios.
Pero aun si no deseaban rescatar
la econom�a, "s� podr�an haber hecho algo para ayudar a rescatar al gobierno
de Fernando de la R�a", coment�. Se�al� que este fracaso podr�a nutrir fuertemente
un movimiento latinoamericano contra el libre comercio y la globalizaci�n
del libre mercado.
"El peligro real no es de contagio
econ�mico, sino de contagio pol�tico", afirm� Aronson, quien tambi�n es cr�tico
de la falta de acci�n del gobierno de Bush ante la crisis de la tercera econom�a
m�s grande de Am�rica Latina y de un pa�s "aliado".
"Esa es una raz�n por la cual la
desatenci�n benigna no es la postura correcta. Esta cosa puede deteriorarse
y ciertamente puede ser utilizada por quienes est�n intentando crear un nuevo
movimiento pol�tico, por aquellos que son hostiles a los mercados y el libre
comercio".
Por lo tanto, Aronson, otros analistas
y algunos funcionarios del gobierno est�n presionando por una participaci�n
m�s activa de Washington en las negociaciones para un nuevo acuerdo econ�mico,
que podr�a obtener el apoyo internacional.
La pregunta es: �a qu� tendr� que
comprometerse Argentina a cambio de un nuevo paquete de apoyo financiero de
entre 15 mil millones y 20 mil millones de d�lares?
Pero otros analistas argumentan
que no hay nada que la comunidad internacional pueda hacer hasta que el gobierno
argentino enfrente las decisiones econ�micas.
"No tienen la voluntad de enfrentar
la situaci�n tal como es; a�n est�n intentando vivir en una fantas�a", opin�
Michael Mussa, el ex jefe de economistas del FMI, quien ahora trabaja en el
Institute for International Economics en Washington.
El pasado mi�rcoles el FMI envi�
una carta confidencial a Argentina, report� hoy el peri�dico The Washington
Post, en la que demanda que el gobierno elabore un plan que incluya una reforma
tributaria, controles sobre el gasto gubernamental y permitir que el valor
del peso flote libremente.
Pero el vocero del nuevo gobierno
en Buenos Aires, Eduardo Amadeo, coment� al Post que demandar a�n m�s sacrificios
al pueblo argentino s�lo arriesgar�a m�s inestabilidad y violencia. "Hay algunas
decisiones que ser�an socialmente intolerables", dijo en la entrevista publicada
hoy.
Al parecer mayores sacrificios
es la �nica receta aceptable por las c�pulas internacionales, por lo tanto
el New York Times advirti� -en un editorial la semana pasada- que "ser�a un
error tr�gico nutrir el sentir de los argentinos, que es una naci�n rica forzada
a la pobreza por fuerzas externas. Culpar al libre mercado o a la globalizaci�n
por los males del pa�s, y adoptar un curso demasiado proteccionista para la
segunda econom�a sudamericana, s�lo empeorar� el asunto".