5 de agosto del 2002
«Ni calco ni copia»: Che Guevara en búsqueda de un nuevo socialismo
Michael Löwy
Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo
En un articulo publicado en 1928, José Carlos Mariátegui
- el verdadero fundador del marxismo latino-americano - escribía las
siguientes palabras: «No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América
calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra
propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indo-americano. He
aquí una misión digna de una generación nueva". No fue
escuchada su advertencia : en este mismo año empezó el movimiento
comunista latino-americano a caer bajo la influencia del paradigma stalinista,
que impuso, durante casi medio siglo, el calco y la copia de la ideología
de la burocracia soviética y de su llamado «socialismo real».
No sabemos si el Che conocía este texto de Mariategui; posiblemente sí
lo había leído, puesto que su compañera Hilda Gadea le
había prestado los escritos de Mariategui, durante los años que
precedieron la revolución cubana. De todas las maneras se puede considerar
que buena parte de su reflexión y de su práctica política,
sobretodo en los años 60, tenía como objetivo salir del callejón
sin salida a que llevaba la imitación servil del modelo soviético
y est-europeo. Sus ideas sobre la construcción del socialismo son una
tentativa de «creación heroica» de algo nuevo, la búsqueda – interrumpida
e inacabada – de un paradigma de socialismo distinto, y en muchos aspectos radicalmente
opuesto a la caricatura burocrática «realmente existente».
De 1959 hasta 1967, el pensamiento del Che ha evolucionado mucho. Él
se alejó cada vez más de las ilusiones iniciales acerca del socialismo
soviético y del estilo soviético - es decir, stalinista - de marxismo.
En una carta del 1965 a un amigo cubano él critica duramente el «seguidismo
ideológico» que se manifiesta en Cuba por la edición de manuales
soviéticos para la enseñanza del marxismo. Estos manuales – que
el llama «ladrillos sovieticos» - «tienen el inconveniente de no te dejar pensar
: el Partido ya lo hice por ti y tú lo debes digerir». Se percibe de
manera cada vez más explícita, sobretodo en sus escritos a partir
del 1963, el rechazo al «calco y copia» y la búsqueda de un modelo alternativo,
la tentativa de formular una otra vía al socialismo, más radical,
más igualitaria, más fraternal, más humana, más
consecuente con la ética comunista.
Su muerte en octubre del 1967 va a interrumpir un proceso de maduración
política y desarrollo intelectual autónomo. Su obra no es un sistema
cerrado, un planteamiento acabado que tiene respuesta para todo. Sobre muchas
cuestiones - la democracia en la planificacion, la lucha contra la burocracia
- su reflexión es incompleta.
El motor esencial de esta búsqueda de un nuevo camino – más allá
de cuestiones económicas específicas – es la convicción
de que el socialismo no tiene sentido – y no puede triunfar – si no representa
un proyecto de civilización, una ética social, un modelo
de sociedad totalmente antagónico a los valores de individualismo mesquino,
de egoísmo feroz, de competencia, de guerra de todos contra todos de
la civilización capitalista - este mundo en el cual «el hombre es el
lobo del hombre».
La construcción del socialismo es inseparable de ciertos valores éticos,
contrariamente a lo que plantean las concepciones economicistas - de Stalin
hasta Kruschov y sus sucesores - que sólo consideran "el desarrollo de
las fuerzas productivas" . En la famosa entrevista con el periodista Jean Daniel
(julio del 1963) el Che planteaba, en lo que ya era una critica implicita al
"socialismo real": "El socialismo económico sin la moral comunista no
me interesa. Luchamos contra la miseria, pero al mismo tiempo contra la enajenación.
(...) Si el comunismo pasa por alto los hechos de conciencia, podrá ser
un método de reparto, pero no es ya una moral revolucionaria".
Si el socialismo pretende luchar contra el capitalismo y vencerlo en sus proprio
terreno, en el terreno del productivismo y del consumismo, utilizando sus proprias
armas - la forma mercantil, la competencia, el individualismo egoísta
– esta condenado al fracaso. No se puede decir que Guevara previó el
derrumbe de la URSS, pero de alguna manera él tuvo la intuición
de que un sistema «socialista» que no tolera la divergencia, que no representa
nuevos valores, que trata de imitar su adversario, que no tiene otra ambición
que «alcanzar y superar» la producción de las metrópolis capitalistas,
no tiene futuro.
El socialismo para el Che era el proyecto histórico de una nueva sociedad,
basada en valores de igualdad, solidaridad, colectivismo, altruísmo revolucionario,
libre discusión y participación popular. Tanto sus críticas
– crecientes – al «socialismo real» como su practica como dirigente y su reflexión
sobre la experiencia cubana están inspirados por esta utopía -–
en el sentido que le da Ernst Bloch a este concepto – comunista.
Tres aspectos traducen concretamente esta aspiración de Guevara y su
búsqueda de un nuevo camino: la discusión sobre los métodos
de gestión económica, la cuestión de la libre expresión
de divergencias y la perspectiva de la democracia socialista. El primero ocupaba,
obviamente, el lugar central en la reflexion del Che ; los dos otros - que están
estrechamente interconectados- son mucho menos desarrollados, con lagunas y
contradicciones. Pero no dejan de estar presentes en sus preocupaciones y en
su práctica política.
1) Los métodos de gestión económica
Se trata de la célebre discusión del 1963-64 sobre varios
aspectos de la planificación, en confrontación con partidarios
del modelo soviético – el Ministro del Comercio Exterior Alberto Mora,
el director del Instituto Nacional de Reforma Agraria Carlos Rafael Rodríguez
– sostenidos por el conocido economista marxista francés, Charles Bettelheim.
Los planteamientos de Ernesto Guevara – que recibieron el apoyo del economista
marxista belga (y dirigente de la IVa Internacional) Ernest Mandel – constituyen
una crítica radical – al principio implícita, después explícita
– al «socialismo real». Los principales aspectos del modelo est-europeo a que
se oponía el Che eran:
- la ley del valor como ley objetiva de las economías de transición
al socialismo – tesis de Stalin defendida por Charles Bettelheim.
- la mercancía como base del sistema productivo.
- la competencia - entre empresas o entre trabajadores - como factor de incremento
de la productividad.
- métodos de incentivo y distribuición más bien individuales
que colectivos.
- privilegios económicos para los gerentes y administradores.
- criterios mercantiles en las relaciones económicas entre paises socialistas.
En su famoso "Discurso de Argel" (febrero del 1965) Ernesto Guevara llamaba
a los países que se reclamaban del socialismo a "liquidar su complicidad
tácita con los países explotadores del Occidente", que se traducía
en las relaciones de intercambio desigual que llevaban con los pueblos en lucha
contra el imperialismo. Para el Che "no puede existir socialismo si en las conciencias
no se opera un cambio que provoque una nueva actitud fraternal frente a la humanidad,
tanto de índole individual, en la sociedad que se construye o esta construído
el socialismo, como de índole mundial en relación a todos los
pueblos que sufren la opresión imperialista".
Analizando en su ensayo del marzo del 1965, El socialismo y el hombre en
Cuba los modelos de construcción del socialismo vigentes en Europa
oriental, el Che rechazaba la concepción que pretendía "vencer
al capitalismo con sus proprios fetiches": "Persiguiendo la quimera de realizar
el socialismo con la ayuda de las armas melladas que nos legara el capitalismo
(la mercancía tomada como célula económica, la rentabilidad,
el interés material individual como palanca, etcétera), se puede
llegar a un callejón sin salida...Para construir el comunismo, simultaneamente
con la base material hay que hacer al hombre nuevo".
Uno de los principales peligros del modelo importado de los países del
Este europeo es el incremento de la desigualdad social y la formación
de una capa privilegiada de tecnócratas y burócratas: en este
sistema de retribuición "son los directores quienes ganan cada vez más.
Basta ver el último proyecto de la RDA, la importancia que adquiere la
gestión del director, o mejor, la retribución de la gestión
del director".
El fondo del debate consistía en una confrontación entre una visión
economicista – la esfera económica como sistema autónomo, regido
por sus proprias leyes, como la ley del valor o las leyes del mercado - y una
concepción política del socialismo , es decir la toma de decisiones
económicas - las prioridades productivas, los precios, etc – según
criterios sociales, éticos y políticos.
Las propuestas económicas del Che – la planificación versus el
mercado, el sistema presupuestario de financiamento, los incentivos colectivos
o «morales» - tenían como objetivo la búsqueda de un modelo de
construcción del socialismo fundamentado en estos criterios, y, por tanto,
distinto del sovietico.
Hay que añadir entretanto que Guevara no logró tener una idea
clara de la naturaleza del sistema burocrático stalinista. Siguiendo
– en mi opinión – una pista equivocada, buscaba en la NEP, más
bien que en el Thermidor stalinista, la origen de los problemas y limitaciones
de la experiencia soviética.
2) La libertad de discusión
Un aspecto políico importante de la discusión económica
del 1963-64, que merece ser subrayado, es el hecho mismo de la discusión.
Es decir, el planteamiento de que la expresión publica de desacuerdos
es normal en el proceso de construcción del socialismo. En otras palabras,
la legitimación de un cierto pluralismo democrático en la revolucion.
Esta problemática está sólo implícita en el debate
económico. Guevara nunca la desarrolló de forma explícita
o sistemática, y sobre todo no la relacionó con la cuestión
de la democracia en la planificación. Pero su actitud, en varias ocasiones
en el curso de los años 60, es favorable a la libertad de discusión
en el campo revolucionario, y al respeto de la pluralidad de opiniones.
Un ejemplo interesante es su comportamiento hacia los trotskistas cubanos, cuyos
análises él no compartía para nada (los criticó
duramente en varias ocasiones). En 1961, en una entrevista con un intelectual
de izquierda norte-americano, Maurice Zeitlin, Guevara denunció la destrucción
por la policía cubana de las placas de La Revolucion Permanente de
Trotsky como un «error» y algo que «no debería haber sido hecho». Y años
mas tarde, poco antes de dejar Cuba en 1965, logra sacar de la cárcel
al dirigente trotskista cubano Roberto Acosta Hechevarria, al cual declara,
al despedirse con un abrazo fraternal: «Acosta, las ideas no se matan a palos».
El ejemplo más tajante es su respuesta - en un informe de 1964 a sus
compañeros del Ministerio de la Industria - a la critica de "trotskismo"
que le echaran algunos soviéticos: "A este respecto, creo que o poseemos
la capacidad de destruir con argumentos la opinión contraria o debemos
dejarla expresarse...No es posible destruir una opinión con la fuerza,
porque ello bloquea todo desarrollo libre de la inteligencia. También
del pensamiento de Trotsky se puede tomar una serie de cosas, incluso si, como
creo, se equivocó en sus conceptos fundamentales, y si su acción
ulterior fue errónea...".
Tal vez no sea por casualidad que la defensa más explícita de
la libertad de expresión y la crítica más directa de Guevara
al autoritarismo stalinista se manifiesta en el terreno del arte. En
su conocido ensayo El socialismo y el hombre en Cuba (1965) denuncia
el «realismo socialista» de factura soviética como la imposición
de una sola forma de arte - la «que entienden los funcionarios». Con este método,
subraya, se «anula la auténtica investigación artística»,
y se pone una verdadera «camisa de fuerza a la expresión artística».
3) La democracia socialista
Aunque el Che nunca llegó a elaborar una teoría acabada sobre
el papel de la democracia en la transición socialista – tal vez la principal
laguna de su obra - rechazaba las concepciones autoritarias y dictatoriales
que tanto daño hicieron al socialismo en el siglo XX. A los que pretenden,
desde arriba, "educar al pueblo" - falsa doctrina ya criticada por Marx en las
"Tesis sobre Feuerbach" ("¿quién educa al educador ?") - el Che contestaba,
en un discurso del 1960: "La primera receta para educar al pueblo...es hacerlo
entrar en revolución. Nunca pretendan educar a un pueblo, para que, por
medio de la educación solamente, y con un gobierno despótico encima,
aprenda a conquistar sus derechos. Enséñele, primero que nada,
a conquistar sus derechos, y ese pueblo, cuando esté representado en
el gobierno, aprenderá todo lo que se enseñe, y mucho más:
será el maestro de todos sin ningún esfuerzo". En otras palabras:
la sola pedagogía emancipadora es la auto- educación de los pueblos
por su propria práctica revolucionaria - o, como lo planteaba Marx en
la Ideologia Alemana, "en la actividad revolucionaria, el cambio de sí
mismo coincide con la modificación de las condiciones". En el mismo sentido
van unas notas críticas de 1966 a un manual de economía política
soviético, que contienen esta formulación politica precisa y tajante
: «El tremendo crimen historico de Stalin» fue «el haber despreciado la educación
comunista e instituido el culto irrestricto a la autoridad».
El principal límite es la insuficiencia de su reflexión sobre
la relación entre democracia y planificación. Sus argumentos en
defensa de la planificación y en contra de las categorías mercantiles
son muy importantes y ganan una nueva actualidad delante de la vulgata neo-liberal
que domina hoy, con su «religión del mercado». Pero dejan a un lado la
cuestión politica clave : ¿Quién planifica ? ¿Quién
decide las grandes opciones del plan económico ? ¿Quién
determina las prioridades de la producción y del consumo ? Sin una
verdadera democracia – es decir sin : a) pluralismo político ; b) libre
discusión de las prioridades y c) libre opción de la población
entre las diversas proposiciones y plataformas económicas propuestas
- la planificación se transforma inevitablemente en un sistema burocrático,
autoritario e ineficaz de «dictadura sobre las necesidades», como lo demuestra
abundantemente la historia de la ex-URSS. En otras palabras : los problemas
económicos de la transición al socialismo son inseparables
de la naturaleza del sistema político. La experiencia cubana de
los ultimos treinta años revela, también ella, las consecuencias
negativas de la ausencia de instituciones democrático/socialistas – aun
si Cuba logró evitar las peores aberraciones burocráticas y totalitarias
de los otros Estados del llamado «socialismo real».
Este debate tiene que ver, por supuesto, con el problema de las instituciones
de la revolución. Guevara rechaza la democracia burguesa, pero – a pesar
de su sensibilidad anti-burocratica e igualitaria - está lejos de tener
una visión clara de la democracia socialista. En El socialismo y el
hombre en Cuba el autor reconoce que el Estado revolucionario puede equivocarse,
provocando una reacción negativa de las masas que lo obliga a rectificar
(el ejemplo que cita es la politica sectaria del Partido bajo el liderazgo de
Aníbal Escalante en 1961-62). Pero, reconoce, «es evidente que el mecanismo
no basta para asegurar una sucesión de medidas sensatas y que falta una
conexión más estructurada con la masa». En un primer momento,
él parece encontrar una solución en una vaga «interrelación
dialéctica» entre los dirigentes y la masa. Entretanto, algunas páginas
adelante confiesa que el problema está lejos de haber encontrado una
solución adecuada, permitiendo un control democrático efectivo
: «Esta institucionalidad de la Revolución todavia no se ha logrado.
Buscamos algo nuevo (...). "
Sabemos que en los últimos dos años de su vida Ernesto Guevara
avanzó mucho en su toma de distancia hacia el paradigma soviético,
en su rechazo del «calco y copia» del «socialismo real». Pero una buena parte
de sus últimos escritos queda aún inédita, por razones
inexplicables. Entre estos documentos se encuentra una crítica radical
al Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias de la
URSS, redactada en 1966. En un articulo publicado en 1996, Carlos Tablada -
autor de un libro importante sobre el pensamiento económico del Che –
cita algunos párrafos de este documento, al cual tuvo accesso (pero no
la autorización de publicarlo integralmente). Uno de ellos es muy interesante,
porque demuestra que en sus últimas reflexiones políticas Guevara
se acercaba a la idea de una democracia socialista, de una planificación
democrática en la que sea el pueblo mismo, los trabajadores, «las masas»
(para utilisar su terminologia), los que tomen las grandes decisiones económicas:
«En contradiccion con una concepción del plan como decisión económica
de la masas conscientes de los intereses populares, se ofrece un placebo, en
el cual sólo los elementos económicos deciden del destino colectivo.
Es un procedimiento mecanicista, anti-marxista. Las masas deben de tener la
posibilidad de dirigir su destino, de decidir cual es la parte de la producción
que irá a la acumulación y cual será consumida. La técnica
económica debe operar en los límites de estas indicaciones y la
consciencia de las masas debe asegurar su implementación.»
Las balas de los asesinos de la CIA y de sus socios bolivianos interrumpieron
en octubre del 1967 este trabajo de «creación heroica» de un nuevo socialismo
revolucionario, de un nuevo comunismo democrático.
(Ponencia presentada a la Conferencia anual de la Fundación Ernesto
Che Guevara, Italia, junio 2001)
(*) Michael Löwy es miembro del Comité Académico Internacional
de la Cátedra Libre Ernesto Che Guevara de la Universidad Popular Madres
de Plaza de Mayo. Entre muchos otros libros, es autor de El pensamiento del
Che Guevara [1971] y de El marxismo en América Latina [1982].