La burda imagen de los políticos argentinos
Por Julio Torreguitart,
Redacción Surmedia en Argentina
Teñida de fracasos no deseados, la Argentina, otrora país de ilusiones
hoy perdidas, atraviesa un momento oscuro en su joven democracia. En el país,
reaparece nuevamente el fantasma de las luchas encarnizadamente porfiadas por
ocupar espacios de poder, en las cenizas de una nación devastada por
las apetencias de políticos perimidos en sus ideas.
Que puede aportar cada uno de los candidatos cuando ya han fracasado en ediciones
anteriores de sus presentaciones en sociedad. Todo parece indicar que los partidos
tradicionales, agrupaciones que mostraban y enarbolaban orgullosos sus padrones
electorales con una masa de afiliados envidiables, están sufriendo los
efectos nocivos de su porfiada insensatez. Los políticos llegaron al
destino que nunca imaginaron: No son más representativos de la voluntad
popular.
Por eso también, aquello de "que se vayan todos"de la gente.
Luis Zamora, político de una izquierda casi inexistente en Argentina
en los últimos 19 años de democracia, ignorado por una sociedad
que ha rotulado despectivamente desde siempre al de izquierda como "zurdo",
pasó a ser en este tiempo un referente político aceptable para
los argentinos.
¿Ven en este dirigente una salida de la crisis, o es simplemente un castigo
a los políticos viejos que se perpetuaron en el poder sin cambiar nada?
"Yo apelo a que la Nación levante como bandera que el FMI no entre
más a la Argentina. Sería viable que cualquier país latinoamericano
dé ese primer paso y que convoque al resto a sumarse a esa confrontación,
pero no sería viable si ese país fuera aislado", manifestó
en el mes de abril Luis Zamora. Muchos encuentran en sus palabras buenas intenciones
que difícilmente puedan cumplirse.
Varias fuentes periodísticas latinoamericanas, observan una maniobra
norteamericana muy sutil en el "castigo ejemplar" que se quiere dar
con Argentina. La medida, inflexible, de negar el crédito para que el
país afronte la crisis, estaría orientada a desestabilizar la
región por dos razones,
—Una: la sanción a un país de la órbita de los EE.UU. que
hace mal los deberes, serviría como aleccionador para el resto.
—Otra: la inestabilidad en la zona sur del continente, ocasionaría un
problema permanente para el crecimiento y se haría difícil la
gobernabilidad para cualquier gobierno que no responda a los intereses del país
del norte; especialmente entorpecería la tarea de Lula Da Silva de llegar
al poder en Brasil.
Con todo este escenario por delante, Argentina espera las elecciones presidenciales
de marzo de 2003 con mucho escepticismo. La batalla central por el sillón
de Rivadavia la protagonizaran varios referentes del Justicialismo, muchos de
ellos despreciados por la sociedad por sus improductivas gestiones.
El litigio de los candidatos
José Manuel de la Sota, hombre del entorno de Eduardo Duhalde tiene como
antecedentes una férrea idea central basada en la recaudación
vía reducción de impuestos, justa distribución de la carga
tributaria pero, el affaire de su esposa, y los billetes acuñados en
Chile, ponen un cono de sombras sobre su rectitud.
Rodríguez Saá busca alianzas antes de la ley de lemas que tarde
o temprano saldrá a relucir (herramienta dilecta del peronismo). El acercamiento
a Rico lo impone una salida a la inseguridad, y la comunión con Moyano,
pretende encontrar el apoyo del aparato sindical, estamento que maneja los resortes
laborales en Argentina. Todo lo proyectado por el puntano tiene su porqué.
Juega todavía en su contra, la declaración de default al asumir
como presidente en enero de este año.
Al patagónico Kirchner el aparato partidario parece no apoyarlo. No sería
extraño que el santacruceño se incline por presentarse por fuera
de su partido tratando de conseguir el apoyo del peronista cansado de la ortodoxia
y el voto del independiente. De todos modos muchos son los que piensan que en
esta ocasión no le alcanza.
Fuertes son las criticas que provienen del menemismo que busca afirmar su proyecto
"Menem presidente" y la idea de "el único salvador".
Los dirigentes menemistas de la provincia de Buenos Aires, a su paso por La
Plata, donde realizaron el lanzamiento de una junta promotora, acusaron al presidente
Eduardo Duhalde de "ser enemigo del pueblo y el peronismo", al tiempo
que cuestionaron a Adolfo Rodríguez Saá por "hacer difamaciones
sin sentido y sin autoridad moral".
El ex diputado nacional justicialista, Roberto "Roby" Fernández,
le recordó al precandidato presidencial puntano, Rodríguez Saá,
que "en un país democrático cualquiera puede decir lo que
quiera, pero no difamaciones para posicionarse mejor".
Y añadió que particularmente "el Adolfo" no tiene autoridad
para criticar a Menem, "cuando todos los logros de su provincia cuando
fue gobernador, la estabilidad y todos los beneficios, los consiguió
mientras Menem fue presidente, y eso es una realidad para todos los gobernadores".
El analista político, Rosendo Fraga, advirtió recientemente que
con la orientación del gobierno de Eduardo Duhalde "Argentina corre el
riesgo de caer en aislamiento internacional".
El titular del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría,
afirmó que la gestión de Duhalde es la "última oportunidad"
para la clase política tradicional que lo va a sostener a ultranza para
no perder el poder.
Lo citado por Fraga, explica de algún modo, el porqué de la permanencia
de Duhalde en el poder a pesar de los gruesos errores cometidos desde el comienzo
mismo de su gestión y, de los permanentes cuestionamientos que crecen
desde el seno mismo de su partido, el peronismo. El accionar inescrupuloso de
sus dirigentes va desgastando la poca credibilidad que puede aun quedar de la
clase política.
Preferencia por Rodríguez Saá*
Una encuesta de la Consultora Research International muestra las preferencias
del electorado -(analogías sobre 1500 casos en todo el país, entre
el 19 y el 27 del mes último)- que publicó el diario "La
Nación". Según la estimación, se indica que tanto
con José Manuel de la Sota, con Néstor Kirchner como con Carlos
Menem el justicialismo perdería irremisiblemente las próximas
elecciones presidenciales.
Un escenario: finalistas, Elisa Carrió versus José Manuel de la
Sota. Vence Carrió, 43 a 20 puntos.
Otro escenario: finalistas, Elisa Carrió versus Carlos Menem. Vence Carrió,
45,2 a 21,7 puntos.
Otro escenario más: finalistas, Elisa Carrió versus Adolfo Rodríguez
Saá. Vence Adolfo Rodríguez Saá, 36 a 35 puntos.
Ultimo escenario: finalistas, Adolfo Rodríguez Saá versus Carlos
Menem. Vence Adolfo Rodríguez Saá, 37 a 17 puntos.
Por su parte en la página de Internet de "El Vigía"
hubo un sondeo* sobre el tema a través de 673 votos, y estos fueron los
resultados: Adolfo Rodríguez Saá 34 por ciento, Luis Zamora 22,
Elisa Carrió 15, Ricardo López Murphy 7, Carlos Menem 7, Carlos
Reutemann 2, José Manuel de la Sota 1, Carlos Ruckauf y Eduardo Duhalde
-ambos cada uno- 0, y "otros" 12 de cada 100.
Por otro lado la inseguridad reinante en el ámbito de la Capital Federal
y la provincia de Buenos Aires ha sembrado justificadas sospechas de una contienda
entre bandas mafiosas que intentan dificultar la gobernabilidad en el país.
Es obviamente sospechoso que justamente a tres meses de las internas, las dificultades
en este área se acrecienten.
"El FMI puso paños fríos a la impaciencia del gobierno",
fue el titular del 1º de agosto de 2002.
El portavoz del organismo, Tom Dawson, puso freno a la ansiedad del gobierno.
Una vez más, otro funcionario integrante del Fondo dijo que "hay avances"
pero que "aún queda trabajo por delante". Tampoco Uruguay recibía
alguna noticia concreta. La intención sigue siendo la misma: mantener
la incertidumbre hasta tanto que los vientos no soplen a favor de los intereses
norteamericanos.
Hoy las propuestas de los candidatos desfilaran cautivando con medidas populistas
de corte moderado para no alejarse mucho de los preceptos del F.M.I. y, los
amagues de reformas políticas superficiales para no perjudicar futuros
desplazamientos para afianzar posturas anárquicas dentro de cada sector
que dominan.
Así, los políticos argentinos, siguen postergando de manera reiterada
el destino del país que anunciaba a principios de año, en una
de sus tantas fantasías el presidente Eduardo Duhalde. "Argentina
está condenada a ser exitosa", expresó textualmente. Lástima
que el resto de sus compañeros no lo crean así.