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La Triple
Frontera, clave en la estrategia norteamericana
Ø Los poderes imperiales mienten al afirmar que el punto
de encuentro territorial entre Argentina, Brasil y Paraguay es un enclave del
terrorismo internacional.
Ø Al servicio de las corporaciones financieras globalizadas, Estados
Unidos y sus mandatarios en distintos puntos del orbe quieren encubrir la verdadera
naturaleza de su accionar: apropiarse de los recursos económicos estratégicos
y ocupar militarmente a Sudamérica, para proteger sus intereses de dominación.
Por Víctor Ego Ducrot (*) (laotraaldea@hotmail.com)
La caracterización de la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay
como centro de operaciones del "terrorismo islámico" es una patraña
más del gobierno de los Estados Unidos. La misma esconde la necesidad
que tiene la facción dominante del Imperio Global Privatizado (IPG) de
contar con una excusa política para desarrollar allí una base
de operaciones militares al servicio de sus intereses estratégicos.
Primero revisaremos algunos de los tantos casos que demuestran las falacias
argumentales de Estados Unidos. Falacias y mentiras similares a las tareas de
desinformación desplegadas por Washington para justificar su ataque contra
Afganistán después de los episodios del 11 de septiembre pasado,
ya que nunca probó la participación de Osama ben Laden en aquellos
atentados.
Falacias y mentiras también como las utilizadas en los últimos
días respecto de un supuesto peligro de inminentes ataques radioactivos
para justificar una inyección de 4.000 millones de dólares en
su presupuesto defensivo.
Luego analizaremos cuál es la verdadera naturaleza política y
cuál la red de intereses que se esconden detrás de la campaña
norteamericana en la Triple Frontera, campaña que cuenta con el apoyo
de los gobiernos de la región, dependientes y alineados con los intereses
del IPG.
Caso 1.- El 21 de setiembre del 2001 la BBC de Londres afirmó: en un
vasto operativo, efectivos de la brigada especial de la policía paraguaya
fuertemente armados y vistiendo pasamontañas detuvieron a catorce libaneses
y decomisaron computadoras en la ciudad de Encarnación, en el sur del
país.
En un despliegue similar en Ciudad del Este, un ciudadano de origen indio fue
detenido porque su nombre figura en la lista de buscados del FBI, aunque su
abogado aseguró que se trata de un caso de homonimia. El comandante de
la policía de Paraguay, Blas Chamorro, explicó que las detenciones
son parte de la operación de control redoblado que vienen haciendo las
Fuerzas Operativas Policiales Especiales desde los atentados contra las Torres
Gemelas y el Pentágono en los Estados Unidos. Días después,
las autoridades de Asunción debieron liberar a todos los detenidos porque
no consiguieron prueba alguna que sostuviese sus acusaciones.
Caso 2.- En tanto, desde Washington, el departamento de Estado de Estados Unidos
advertía que la región de la Triple Frontera (donde convergen
las ciudades Puerto Iguazú, de Argentina; Fox de Iguazú, de Brasil
y Ciudad del Este, de Paraguay) es un foco de movimientos islámicos extremistas.
Mencionaron células de Hamas y Hezbollah. Voceros policiales de Paraguay
dijeron que en Ciudad del Este se han instalado facciones de grupos como la
ultrarradical Al Gammat Al Islamiya (Jihad Islámica), de Osama Bin Laden
y de Al Moqwama, del grupo pro iraní Hezbollah, además de la organización
pro palestino Hamas. Ni Asunción ni Washington, en ningún caso,
ofrecieron pruebas de sus observaciones y acusaciones.
Caso 3.- El 19 de noviembre del 2001, el analista Yerko Montero escribió
en el periódico La Razón de Bolivia que el presidente del Brasil,
Fernando Henrique Cardoso, se reunió con su homólogo norteamericano,
George W. Bush, a fin de mantener contactos fluidos sobre los movimientos de
los presuntos terroristas islámicos en el punto fronterizo entre Brasil,
Argentina y Paraguay. Nuevamente faltaron las pruebas, pues ni Cardoso ni W.Bush
pudieron aportarlas.
Caso 4.- Sobre el mismo asunto Montero recuerda un el artículo U.S.
Coalition Against Terrorism should include Latin America, del analista político
Stephen Johnson, adscrito a Heritage Foundation, que coincide con la preocupación
de los mandatarios y especifica otro tipo de actividad terrorista en la región.
La citada nota periodística afirma que diez de las treinta organizaciones
que dirige Osama Ben Laden se sitúan en Latinoamérica. En la Triple
Frontera, afirma el artículo, Paraguay es un huésped involuntario.
Sus despobladas fronteras con Argentina y Brasil han atraído a traficantes
de drogas y armas así como a terroristas sospechosos ligados al Grupo
Islámico Egipcio, el iraní Hezbollah y el pro palestino Hamas,
que circulan en una larga comunidad de inmigrantes, afirma el autor.
Además, el propio Johnson sostiene que hay dos tipos de actividad terrorista,
la de Cuba y la Colombia. El primer caso es considerado por el Departamento
de Estado norteamericano como país patrocinante del terrorismo al tener
capacidad ofensiva en electrónica y armas biológicas. El segundo,
tiene como antecedente grupos guerrilleros desde hace 40 años. Desde
1995, el número de rebeldes creció geométricamente y se
expandió en la mitad del territorio nacional totalizando más de
1.000 millones de dólares recibidos por año de extorsión
y tráfico de drogas, financiados por Bin Laden, y otros grupos terroristas,
incluyendo al IRA irlandés y los separatistas vascos.
Conviene aquí recordar que el supuesto "terrorismo" biológico
cubano fue desmentido por el ex presidente estadounidense James Carter y que
nunca nadie probó las "ayudas" financieras de ben Laden al movimiento
revolucionario colombiano. Pero para ir acercándonos a la verdadera naturaleza
de este asunto, sería útil continuar con las interpretaciones
de los analistas de la ultraderechita Heritage Foundation, los que, más
alla de sus intenciones, desnudan los verdaderos propósitos de Washington.
Dicen esos expertos: Estados Unidos necesita una política regional que
fortalezca la inteligencia norteamericana, desarrolle estrategias de defensa
cooperativa, revitalice las economías débiles, se realicen programas
antiterrorismo, y se promueva el respeto de la ley. Si falla, dará luz
verde a los terroristas para realizar poderosas alianzas en la región
al sur de su territorio.
Caso 5.- El 14 de enero de este año, las agencias de noticias internacionales
informaron que una misión de legisladores estadounidenses llegó
a Paraguay para visitar la zona fronteriza con Argentina y Brasil, área
que se especula sirve de residencia para grupos extremistas islámicos.
Con anterioridad a la visita de los legisladores, Paraguay había recibido,
en diciembre último, al coordinador antiterrorista del gobierno estadounidense,
Francis Taylor, quien también estuvo en Ciudad del Este.
En ambos casos, los jerarcas norteamericanos aseguraron que la Triple Frontera
es "un nido" de terroristas islámicos, per -otra vez- nadie vio las pruebas.
Caso 6.- Pese a que ninguna de la investigaciones policiales que vienen hostilizando
a los más de 15.000 habitantes de origen árabe que viven en la
zona de la Triple Frontera -muchos de ellos inmigrantes de tercera generación-,
la propaganda norteamericana pasa casi sin filtro a través de la prensa
internacional.
Un ejemplo de ellos es el artículo publicado por el diario El Mundo,
de Madrid, en el que después de constatar la existencia sí de
una fuerte actividad comercial informal, que muchas veces se mueve en la órbita
del contrabando pero que nada tiene que ver con las "finanzas del terrorismo
islámico", su autor se apoya en las repetitivas versiones de Washington,
sin ofrecer prueba alguna.
El enviado especial de ese periódico español, Ramy Wurgaft escribió
textualmente: El Federal Bureau of Investigation (FBI) asegura que un porcentaje
importante de las ganancias recaudadas llega a las arcas de los grupos islámicos
de Oriente Próximo. Francis Taylor, coordinador de la oficina antiterrorista
del Departamento de Estado, sostiene que aquí, en el corazón de
Suramérica, existen «células dormidas» del Hizbulá e incluso
de Qaeda, la organización que dirige Osama bin Laden. (...). Mucho antes
de que se produjeran los atentados del 11 de Septiembre, la Inteligencia norteamericana
había informado a los gobiernos pertinentes sobre la existencia en esta
zona de un dispositivo que apoya a los terroristas.
«Existen fuertes indicios de que la Triple Frontera está sirviendo de
santuario a islamistas prófugos. Allí se ocultarían por
un tiempo, para luego resurgir bajo una nueva identidad y a veces detrás
de una nueva fisonomía, ya que algunos se someten a la cirugía
plástica», dice una parte del informe, al que tuvo acceso el rotativo
argentino Clarín.
Al respecto sólo bastaría con recordar cuan eficaz fueron el gobierno
y los servicios de inteligencia norteamericanos a la hora de prevenir los atentados
del 11 de setiembre, según se desprende del escándalo que vivió
Washington en las últimas semanas, mientras el FBI y la CIA se culpan
recíprocamente de falta de eficacia.
Caso 7.- Pero el gobierno norteamericano insiste. Hace poco también se
sumo la DEA (agencia antidrogas). El 26 de abril pasado, otra vez sin ofrecer
prueba alguna, el Jefe de la Administración de Control de Drogas de Estados
Unidos (DEA), Asa Hutchinson, aseguro que la zona de la Triple Frontera "sigue
siendo un refugio de extremistas islámicos, en particular para miembros
de los grupos terroristas Hamas y Hezbollah". El funcionario evaluó que
la situación en esa región "pone de manifiesto la facilidad con
la que las organizaciones terroristas pueden infiltrarse y asimilarse en otros
países y pasar relativamente inadvertidas durante un largo período
de tiempo".
Durante un informe que días atrás realizó ante la Comisión
de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes estadounidense,
el funcionario enumeró a otros grupos terroristas "extremadamente violentos
que operan en el Hemisferio Occidental y el mundo entero".
Así mencionó a "Sendero Luminoso en Perú y tres grupos
designados como terroristas por el Departamento de Estado en Colombia, las Fuerzas
Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC), el Ejército de Liberación
Nacional (ELN) y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC)".
"Si bien la DEA no apunta directamente a los terroristas", señaló
Hutchinson, "tomará como blanco y rastreará a los traficantes
de drogas y organizaciones del tráfico involucradas en actos terroristas".
Hutchinson no hizo otra cosa que repetir los conceptos enunciados el 11 de octubre
del año pasado por el director de la Oficina de Contraterrorismo del
Departamento de Estado, Francis Taylor.
Esta campaña de desinformación esta avalada por las autoridades
del Pentágono. En el artículo "Ciudad del Este", publicado en
su número de enero-febrero de este año, la Military Review, portavoz
estratégico de las fuerzas armadas y de los servicios de inteligencia
de Washington se afirma sin pudor que esa debe ser la línea a seguir
para presionar a los gobiernos de la región a favor de las concepciones
"antiterroristas" de la administración de George W. Bush.
La Triple Frontera nada tiene que ver con Medio Oriente La campaña de
terrorismo mediático que Estados Unidos montó en torno a la Triple
Frontera forma parte de un amplio plan de dominación global.
Ello significa que el imperialismo existe, y no en la versión postmoderna
y funcional al poder que Tony Negri y Michael Hardt intentan caracterizar con
chapucería intelectual en el libro "Imperio".
Muy por el contrario, la actual etapa histórica del imperialismo es la
que denominamos Imperio Global Privatizado (IPG). Este engloba a las potencias
capitalistas desarrolladas y en su seno existen contradicciones que dan lugar
a distintas facciones enfrentadas.
En ese enfrentamiento lleva la delantera Estados Unidos -facción dominante
del IPG- porque fue la primera en privatizar el poder del Estado, especialmente
sus gestiones en políticas exterior y de defensa.
En el Imperio Global Privatizado el Estado ha sido ocupado en forma directa
y plena por las corporaciones financieras globalizadas, las que ya no operan
como factores de poder e influencia sino como agentes directos.
Por supuesto que las acciones internacionales del IPG -muy especialmente las
de Estados Unidos- incluyen, y con carácter de prioridad, intereses y
maniobras estratégicas en Medio Oriente, pero el capítulo argentino-brasileño-paraguayo
se refiere esencialmente al área latinoamericana. En otras palabras,
la cuestión de la Triple Frontera poco y nada tiene que ver como el conflicto
meso oriental.
Puede decirse que es la "pata" en el Cono Sur del Plan Colombia, y que tiende
a crear las condiciones para una eventual y muy posible intervención
militar norteamericana en la subregión.
**** Primero revisemos algunas informaciones distribuidas el 10 de junio pasado
por el Instituto del Cono Sur, el Servicio de Noticias de Serpal (España)
y Piensa Chile.
Un equipo de los comandos estadounidenses "boinas verdes" y efectivos del Grupo
Especial de Operaciones Federales (GEOF) de la Policía Federal Argentina
realizaron un simulacro de rescate de rehenes en manos de "terroristas" en una
estación del subterráneo (metro) local. El grupo de comandos norteamericanos
pertenece a la "Compañía C" o "Charlie" del ejército estadounidense,
conocidos con el ya mítico nombre de "boinas verdes".
El 31 de marzo pasado, el diario Pagina 12, de Buenos Aires, informaba lo siguiente:
marines norteamericanos ya combaten en Misiones (provincia argentina que se
ubica en la Triple Frontera). Por ahora solamente al mosquito Aedes Aegyptu
que transfiere el virus del dengue. La inquietante información, prolijamente
ignorada por las grandes medios nacionales, fue destapada por el periodista
Mauro Federico en El médico del conurbano, una publicación especializada
que suele brindar notables primicias.
El silencio oficial y mediático en torno a la presencia de tropas norteamericanas
en Argentina, cumpliendo supuestos objetivos sanitarios, es explicable sólo
a la luz de lo siguiente: se trata de una avanzada militar estadounidense que
se inscribe en una estrategia mucho más amplia y que nada tiene que ver
con la salud de los argentinos.
En Argentina, donde el régimen de "democracia protegida" por el IPG desembocó
en la ruptura del sistema político y financiero, el ministro de defensa
Horacio Jaunarena "reflotó" la idea de unificar en un solo ministerio
los temas de defensa y de seguridad, lo que significaría el restablecimiento
activo de la doctrina de la seguridad nacional, punto de apoyo jurídico
de las dictaduras militares.
El gobierno pseudo constitucional de Eduardo Duhalde y las cúpulas militares
preparan el terreno para una regresión hacia las antiguas formas de control
social, donde las acciones de inteligencia interna estén legalizadas
para prevenir supuestas "amenazas a la seguridad interior". En nombre de esa
doctrina se instauró hace poco mas de 25 años un sistema de terror
con decenas de miles de asesinados, desaparecidos, torturados y exiliados.
**** Los contenidos estratégicos del Plan Colombia, en el cual se inscribe
la mentira norteamericana sobre la Triple Frontera, fueron perfectamente expuestos
en el artículo Colombia, de Vietnam al Amazonas, de Manuel Salgado Tamayo,
de Altercom, y publicado por Rebelión el 5 de mayo pasado y del cual
citaremos algunos párrafos fundamentales.
Al despuntar el nuevo milenio en el tablero mundial hay dos fuerzas contendientes
que se disputan la supremacía: una, los Estados Unidos de América;
dos, la Unión Europea. Por ahora, el Japón que era el tercer competidor
se ha quedado rezagado, como consecuencia de la crisis que soporta desde l992,
a la que se sumó la Asiática desde 1997, que afectó el
poderío del Asia.
Creo con Kissinger que "En el mundo posterior a la Guerra Fría, los Estados
Unidos son la única superpotencia que queda con la capacidad de intervenir
en cualquier parte del mundo. Y sin embargo, el poder se ha vuelto más
difuso y han disminuido las cuestiones a las que pueda aplicarse la fuerza militar".
En ese sentido, "los Estados Unidos, aunque superpotencia militar, ya no pueden
imponer su voluntad porque ni su fuerza ni su ideología se prestan a
las ambiciones imperiales".
En esas condiciones, una guerra abierta contra las fuerzas insurgentes en Colombia
tiene el mismo límite que, en su momento, impuso el pueblo vietnamita:
la posibilidad de la derrota de los agresores.
Sin embargo, el éxito relativo de las guerras de baja intensidad en América
Central en los años 80, así como las victorias fáciles
en la Guerra del Golfo, en Granada y Panamá y los ocho años consecutivos
de expansión sostenida de la economía norteamericana, pudieron
haber llevado al ex presidente Bill Clinton a la ilusión de que estaban
en su momento de gloria y que podían implementar una guerra relámpago
contra Colombia, pretextando el problema de las drogas.
Pero el panorama económico en los Estados Unidos se ha modificado. El
crecimiento ha caído y los riesgos de una recesión son evidentes(...).
La guerra estratégica contra Colombia puede ser un mecanismo para reactivar
la economía de los Estados Unidos, pero esa palanca es deleznable, pues
bien podría ocurrir, nuevamente, lo que ya pasó en Vietnam que,
en lugar de tabla de salvación, fue un peligroso pantano en el se fue
hundiendo progresivamente el Imperio, como lo ha recordado hace poco, a modo
de advertencia, Henry Kissinger (...).
Las voces críticas contra el Plan Colombia, que se han multiplicado tanto
en América Latina, en Europa y en los propios Estados Unidos de América,
difícilmente harán cambiar el rumbo trazado, sobre todo ahora
que en la Casa Blanca se ha instalado de nuevo un grupo guerrerista extremo,
aupado en el poder por el fraude electoral, con muy poca legitimidad frente
a los pocos electores que acuden a las urnas en la frágil democracia
de los Estados Unidos, pero muy implicados en la defensa de grandes y oscuros
intereses económicos.
Ahora que desapareció el "imperio del mal", como llamaba Reagan a la
URSS, la lucha contra el narcotráfico, la defensa de los derechos humanos
y la expansión de las democracias de mercado sirven de cortina de humo
para impulsar un orden mundial que, por primera vez en la historia del capitalismo
"tiene a la población mundial cogida por el pescuezo" (...).
Ello nos lleva a pensar que el Plan Colombia y la Iniciativa Andina no son otra
cosa que elementos de una proyección geopolítica y geoestratégica
que busca afirmar el dominio indiscutido de los Estados Unidos en el continente
americano.
Las grandes metas de esa determinación, por la que viene luchando Estados
Unidos desde la doctrina Monroe de 1823, serían: primero, desactivar
el triangulo radical, como lo llama James Petras, o de Bolívar, como
lo denomina Heinz Dieterich, que se ha formado en el noroeste de América
del Sur, y que esta formado por la Venezuela del Coronel Hugo Chávez,
por la Colombia insurgente de las FARC y el ELN, por el Ecuador de los indios
rebeldes y los militares progresistas y por el Panamá sin Bases Militares
norteamericanas y sin Escuela de las Américas, en el que se niega a morir
el espíritu del General Omar Torrijos.
En ese esquema de dominación, para el cual la facción dominante
del IPG prevé determinado nivel de ocupación militar y paramilitar,
la demonización de la Triple Frontera es de carácter estratégico:
desde allí podrán aplicarse controles "antiterroristas" a los
procesos de contestación y protesta social y política que podrían
radicalizarse en Argentina (en estado de virtual desobediencia civil), en Brasil
(de cara a una posible victoria electoral de las fuerzas progresistas) y Paraguay
(con fragilidad institucional y creciente movilización campesina).
La llamada Triple Frontera también funciona como llave de acceso político
y militar a la región amazónica. En ese sentido, conviene recordar
lo señalado al respecto en el artículo antes citado, pues se trata
del área en la cual se ubica el río más caudaloso y largo
del mundo: el Amazonas.
En él desembocan más de l0.000 afluentes. Los botánicos
estiman que hay más de 125 mil plantas y una diversidad faunística
integrada por varios millones de animales. El bosque amazónico ayuda
a regular la temperatura del planeta, consumiendo bióxido de carbono
y produciendo oxígeno. Allí se encuentran más del 50 por
ciento de los bosques tropicales del mundo y la quinta parte del total de agua
dulce con que cuenta el planeta. En la actualidad, estudios científicos
demuestran que unas 3.000 plantas resultan esenciales "para la obtención
de medicamentos, pesticidas, colorantes, fibras, aceites, maderas, alimentos".
Hacia el futuro la región puede desempeñar un papel clave a la
luz de las nuevas potencialidades que se abren con la biotecnología y
la ingeniería genética, pues la región "es un centro evolutivo,
que sigue formando diversidad biológica". Muchos científicos advierten
que, luego del auge de la industria farmacéutica tradicional, ocurrido
entre los años l930 - 1970, se habría iniciado un estancamiento
en la década de los 80, del que las grandes potencias buscan salir mediante
nuevos esfuerzos en los campos de la genética y la biología molecular.
En ese campo, la información genética en estado natural sigue
siendo un recurso decisivo, pues el hombre no crea genes, tan sólo los
manipula.
La riqueza biodiversidad y las reservas de agua dulce forma parte del stock
de recursos naturales estratégicos que el IPG pretende controlar.
En varios artículos anteriores sobre la conformación, el funcionamiento
y los efectos del Imperio Global Privatizado -distribuídos por el boletín
electrónico de La Otra Aldea ( laotraaldea@hotmail.com )- hemos sido
los primeros en analizar, sobre distintos escenarios concretos, cómo
la estrategia del corporativismo financiero mundializado incluye la ocupación
directa de los territorios y del subsuelo pertenecientes a las naciones del
Tercer Mundo.
El 2 de junio último el diario argentino Pagina 12 informó lo
suguiente: la Unión Europea exige que la Argentina levante las restricciones
que prohiben a extranjeros la adquisición de tierras en las denominadas
áreas de frontera (...) Un documento secreto contiene estas y otras exigencias
en la sección servicios de la ronda Doha de la Organización Mundial
de Comercio (OMC).
La campaña norteamericana sobre la Triple Frontera también forma
parte de esa jugada imperial, la que a la vez servirá para reprimir los
movimientos populares y para "africanizar" el régimen de propiedad privada
corporativa de los recursos económicos más importantes.
Hablamos de "africanización" porque a partir de la década del
'80 aquel gran y sufrido continente fue usado por el IPG como mesa de ensayo
para el nuevo régimen de apropiación privada corporativa: las
avanzadas militares y de inteligencia de Estados Unidos y la Unión Europea
se instalaron en varios países africanos para formar "guardias privadas"
dedicadas a la protección de los establecimientos corporativos allí
establecidos. Un caso emblemático de este accionar es el sector minero
(oro, diamantes y metales de uso militar e industrial estratégico) en
Sierra Leona y Liberia.
Por consiguiente, consideramos que la cuestión de la Triple Frontera
argentino-brasileño-paraguaya debe ser comprendida en el marco del escenario
global descripto a lo largo de este artículo y no a la luz de la propaganda
militarista norteamericana.
(fin) (*)El autor de esta nota es periodista y escritor. En su labor como editor
de La Otra Aldea y en libros como El color del dinero y Bush & ben Laden
S.A. trata al fenómeno del imperialismo desde un punto de vista teórico
que el denomina Imperio Global Privatizado.