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Argentina: La Lucha continúa

15 de junio del 2002
Recuperar a la sociedad global

Heinz Dieterich Steffan

La humanidad ha caído en manos de una elite mundial compuesta por unos quince mil banqueros, industriales y políticos profesionales que usan los recursos del planeta y los frutos del trabajo social, para sí. Monopolizan los beneficios de la energía, de la tecnología, de la ciencia, de los medios de alimentación, de la educación y de la salud, dejando a las mayorías en la miseria y el desamparo que documentan año tras año las estadísticas de las instituciones internacionales.
A raíz de esta situación, las tres virtudes que diferencian el ser humano de los animales ---el pensamiento crítico-racional, su capacidad estética (artística) y, su potencial ético (moral)--- no pueden desarrollarse y se queda frustrada la evolución de sus derechos humanos más elementales. Para recuperar esos derechos y progresar dignamente, la humanidad tiene que rescatar, por lo tanto, a la sociedad global y hacerla suya.
Esta tarea tiene que partir de una interrogante: ¿Cómo logra una minoría de quince mil banqueros, capitalistas industriales y comerciales y sus operadores políticos, excluir a la mayoría de 4.5 mil millones de seres humanos de los beneficios del trabajo y de la tecnología de la sociedad moderna? O, preguntado de otra manera: ¿Por qué la abrumadora mayoría de los seres humanos tolera la tiranía de esa pequeña oligarquía global?
La respuesta consiste en que la oligarquía ha construido un sistema de dominación y explotación que se extiende desde los dos centros de poder mundiales, los Estados Unidos y la Unión Europea, hasta los pueblos y barrios más recónditos del mundo y que abarca a las cuatro relaciones sociales básicas a través de las cuales se reproduce el ciudadano cotidianamente.
Todo ser humano y toda comunidad humana tienen que resolver cuatro necesidades vitales para poder existir: 1. La necesidad de comer; de ahí nace la economía. 2. La necesidad de entenderse con los demás para poder vivir y actuar en comunidad; de ahí nace la cultura que integra a todos los ciudadanos de una sociedad mediante lenguajes, valores y tradiciones. 3. La necesidad de tomar y ejecutar decisiones en nombre de la colectividad (comunidad), la que produce las relaciones e instituciones de la política, siendo la principal el Estado y, 4. La necesidad de defenderse físicamente ante agresiones e imposiciones, requisito que genera lo militar.
La calidad de vida de las personas y de las comunidades depende de cómo se organizan esas relaciones e instituciones básicas del ser humano. Si se organizan con la participación democrática de todos, serán beneficiosas para la comunidad en su conjunto. En cambio, si se dejan en manos de minorías ricas y poderosas, estas las aprovechan para optimizar sus propios beneficios, sin consideración para los demás.
El sistema que las elites han construido sobre la base de esta lógica, tiene las siguientes características: 1. es vertical y antidemocrático, es decir, las líneas de comando en lo político, militar y cultural van desde arriba hacia abajo, mientras los flujos económicos van desde abajo hacia arriba; 2. la clase dominante global es la burguesía atlántica, compuesta por las elites de Estados Unidos y la Unión Europea; 3. el sistema mantiene su unidad, eficiencia (operatividad) y direccionalidad ---pese a las innumerables actividades y operaciones diarias, que realizan 6.5 mil millones de seres humanos en las cuatro relaciones sociales y en una enorme diversidad de culturas y niveles de desarrollo tecnológico en todo el planeta--- a través de tres instituciones: la economía nacional de mercado; la democracia formal y el Estado clasista.
El funcionamiento y la protección de esas tres instituciones son la esencia del Proyecto Histórico del capital, porque le proporcionan su riqueza económica y su poder de dominación. Reformar a la sociedad burguesa, significa, por lo tanto, reformar esas instituciones. Transformar a la sociedad burguesa en su contrario significa, en cambio, reemplazarlas por las instituciones de la democracia real.
La segunda es la vía para rescatar la sociedad global de la elite que la tiene secuestrada.