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Argentina: La Lucha continúa

El FMI descarta acuerdo cercano
La Patagonia: ¿futura provincia o estado libre?

Los gobernadores de Neuquén y de Río Negro, Jorge Sobisch y Pablo Verani, dieron el puntapié inicial para una reformulación política de la Argentina.

Los ahorristas siguen con sus protestas diarias frente a los bancos.
ISIDORO GILBERT

Los dos firmaron ayer un acuerdo que debería traducirse en la posible integración de ambas provincias patagónicas. Dicho de otro modo, en lugar de dos provincias, debería surgir una nueva y tiende a reducir gastos en el funcionamiento de la Legislatura y otros organismos que ahora se manejan separadamente.
El más entusiasmado es el gobernador de Neuquén, que se destaca por sus contactos fluidos con la petrolera YPF-Repsol, empresa de capital español que conservó su antiguo nombre local, por razones de mercado y que tiene también intereses en Río Negro. Le ha dado a la petrolera concesiones a largo plazo y muy bajo canon, como el caso del yacimiento de Loma de la Lata, un Kuwait gasífero.
En realidad en toda la Patagonia Repsol tiente intereses fuertes. El sueño de Sobisch es que toda esa región se convierta en una provincia unificada. La Constitución Nacional, alienta la formación de regiones, pero sin que las provincias pierdan su identidad.
Sobisch --que no cuenta con el aval de la oposición y de un sector del Movimiento Popular Neuquino, su partido-- ha tenido que aclarar en más de una ocasión que no se propone segregarse del Estado argentino, alarma que ha tenido algún eco: el asunto de la balcanización de la Argentina ha sido meneado mucho por el nacionalismo. Algunas actitudes del gobernador neuquino, ha dado pie a ese temor o especulación.
El FMI da señales de desaliento
Sobisch está apurado: pretende que en 2003 se haga un plebiscito en la región para saber si la gente está de acuerdo con un proyecto cuyo objetivo final es la integración de toda la Patagonia en una sola provincia.
El rionegrino Verani es más cauto y sostuvo que la integración patagónica no se logrará "achicando algunos puestos" y para él el convenio firmado sólo representa la culminación "de la primera fase hacia la integración" de ambas provincias.
El tema encontró interés en los gobiernos de Río Negro, Chubut y Tierra del Fuego. Pero se topó con las resistencias de los gobernadores de La Pampa y de Santa Cruz, los peronistas Rubén Marín y Néstor Kirchner.
Los recelos se entienden en palabras de funcionarios neuquinos a guisa de una apertura de paraguas.
Es que han apurado en puntualizar que no hay ningún ánimo de secesión.
El neuquino busca acelerar las negociaciones con Río Negro, para poder recorrer luego el resto de la Patagonia, con ese acuerdo ya en la mano.
Sobisch quiere que si se logra el acuerdo bilateral, se especifique la realización de un plebiscito para consultar a la población de ambas provincias, junto a la próxima elección presidencial.
Pero las provincias no quieren perder su identidad. Una cosa es coordinar actividades, sacar mejor provecho a las inversiones y otra es ir dejando mojones que con el tiempo pueden convertirse en un bumerán para la unidad nacional.
La regionalización entusiasma al presidente Eduardo Duhalde, porque tiende a reducir los costos del Estado. Es una idea que el FMI, en duro trámite con el gobierno, ve con más que simpatías, acaso no solamente desde el punto de vista de los ahorros.
Ayer el FMI sin embargo le dio malas noticias a Duhalde. Su portavoz oficial dijo en Washington que no hay plazos para la firma de un acuerdo, desechando la idea gubernamental de tenerlo finiquitado para el 15 de julio, antes de que venzan deudas de este país con organismos financieros internacionales.
El FMI dijo más: que Argentina deje de vender reservas del Banco Central, un mensaje que puede ser entendido como de aliento a comprar dólares, cuyo valor está ligado al costo de vida. Temas muy fuertes. *