30 de julio del 2002
Argentina: Después del 19 y 20 de diciembre de 2001
La experiencia de fabricas ocupadas y el control obrero
Josefina Martinez
Rebelión
I
19 y 20 de diciembre. Momentos en que irrumpió una historia diferente
por encima o por debajo de certidumbres impuestas. Salieron esos hombres y mujeres
de sus casas y cruzaron las puertas de un supermercado o llegaron a la ruta
con el gran odio rompiendo las gargantas, comida y trabajo en su reclamo. La
policía y las balas empezaron a descargarse sobre los barrios. Pero el
ruido de las cacerolas acompañó multiplicándose y transformó
las primeras notas discordantes en una marea de sonidos recorriendo calles y
plazas al mismo tiempo, rompiendo el estado de sitio y repudiando la represión.
Por la mañana un joven de 20 años cambió su itinerario
diario alejándose de su oficina o viajando al centro, para sumarse a
otros miles que iniciarían más tarde minutos, horas después-
la batalla de la plaza de mayo. Fue natural durante esos dos días, romper
la legalidad que durante años impusieron gobiernos, instituciones y cofradías
de intelectuales "progresistas".
Acontecimiento, ruptura de las evidencias. Y espontaneidad circulando en las
plazas y las calles. Pero al mismo tiempo acumulación pasada de desilusiones,
con gobiernos e instituciones. Acumulación también de experiencias
de lucha, espontaneidad y conciencia. Los últimos "acontecimientos" nos
reclaman volver a la historia para comprender procesos de génesis y posibles
desarrollos más allá de los tiempos cortos.
Un gobierno elegido en los marcos de la democracia "que tanto nos costó"
(lamenta un coro de historiadores respetables), fue derribado por fuerzas hasta
entonces expulsadas de los relatos académicos.
El cuestionamiento a la vieja política emergió en diciembre: "que
se vayan todos" cuestiona las ideas forjadas en las estructuras de la democracia
"representativa" de la UCR, el PJ, o el Frepaso.
Sin embargo hoy vemos también los limites de las jornadas de diciembre,
que no pudieron impedir que los viejos partidos colocaran a un nuevo gobierno
suyo en el poder, intentando salvarse de la crisis. Ahora quieren convertir
el "que se vayan todos" en un recambio ordenado de figuras electorales, para
que nada cambie.
II
Las estadísticas o las cifras parecen perder todo sentido. Un millón
y medio de nuevos pobres en los últimos meses. 18.000.000 bajo la línea
de pobreza. Un despido por minuto. Los hombres y las mujeres, acorralados. A
las afueras de Rosario, faenaron vacas en la ruta. En la ciudad se movilizaron
con sus carros de madera un grupo de cartoneros reclamando por el "derecho"
a revolver basura. Son expresiones de la desesperación social que se
incrementa día a día.
La devaluación aceleró el proceso, como un monstruo voraz la crisis
económica devora todo. Los alimentos, las viviendas, los insumos de los
hospitales, los salarios.
Mientras, miles de toneladas de cereales se concentran en los silos de los puertos.
Petróleo y gas, frutos de la tierra, acero, telas y ladrillos, cables
de teléfono. Están ahí.
En los últimos meses miles de fábricas o empresas presentaron
quiebra o recursos de crisis. Cientos de miles de puestos de trabajo se perdieron
desde que asumió Duhalde el gobierno. La caída del salario real
supera el 50%, el sistema de salud pública está en agonía.
Es una enorme destrucción de fuerzas productivas la que se está
desarrollando y no cesa, y los hombres y mujeres trabajadoras son la principal
fuerza productiva que soporta sobre sus cuerpos esta decadencia.
Es la crisis de la argentina capitalista, la que irracionalmente condena a millones
a la miseria mientras un grupo de banqueros junto con sus aliados en los organismos
financieros internacionales chantajean al punto de la humillación reclamando
"planes sustentables". No es la crisis de un "modelo" o de una política
equivocada. Es la anarquía de la producción capitalista en un
país dependiente que supo ser la "buena nota" del establishment mundial.
Por eso son irrisorias las propuestas de algunos intelectuales que pretenden
"regular" el capitalismo o encontrar formas de distribución "humanizadas"
sin cuestionar el dominio imperialista sobre el país junto a los intereses
de los grandes bancos y monopolios extranjeros y nacionales.
III
19 y 20 de diciembre. En una fábrica de la zona de Villa Constitución,
entre turnos, grupos de obreros discutieron las imágenes de la TV. Los
carros de asalto sobre las mujeres, los jóvenes llenando la plaza y las
primeras barricadas precarias, la renuncia de Cavallo. "Mañana paramos".
Una posibilidad.
Pero mañana fue distinto, con un presidente volando por los aires desde
el helipuerto de la casa rosada. Las burocracias sindicales "oficialistas" y
"disidentes" suspendieron la anunciada huelga general. Las grandes fábricas
siguieron trabajando como siempre hacia fines de diciembre.
La clase obrera no fue parte orgánica, como clase, de las jornadas que
vivimos. Y definir esto no es describir cuantitativamente, como un agregado,
la ausencia de un "factor social".
Somos capaces, como marxistas, de tener una certidumbre alrededor de la fuerza
histórica de la clase trabajadora como agente privilegiado de la transformación
revolucionaria de la sociedad. Más allá de las apariencias y las
formas de las coyunturas. No buscamos los atajos teóricos que definen
"nuevos sujetos sociales", o en su extremo las habladurías del "fin del
trabajo". Quisieron enterrar a los trabajadores, y sepultar con ellos la categoría
de clase como tal. Infructuosos intentos que se comieron miles de páginas
impresas y bastantes dólares en el camino.
En la argentina todavía está planteada la entrada en la escena
histórica de esta enorme fuerza social junto al conjunto del pueblo pobre,
con sus propios métodos y tradiciones de lucha por recrearse a principios
del siglo. Queremos aportar a construir una historia que se apoye en estas fuerzas
sociales, que rompa discursos y desmitifique, que asome su cuerpo por fuera
de las paredes de escuelas o institutos, para abrirse paso con ímpetus
renovados.
Como parte de este intento por forjar una nueva historia militante, queremos
abordar procesos actuales, en este caso la experiencia de un grupo de trabajadores
que ya señalan caminos de una nueva historia posible.
IV
Hay un fenómeno nuevo, puntual, incipiente. Trabajadores que ocupan
sus lugares de trabajo, y ante la terrible alternativa de la desocupación
por el cierre o la quiebra, se aferran a las máquinas y no abandonan
las instalaciones.
Desnaturalización. La patronal deja una empresa por la crisis. No nos
vamos. A pesar de todas las "evidencias" no se resignan a perder su fuente de
trabajo.
Hay cientos de lugares de trabajo ocupados hoy en la Argentina. Ya podemos encontrar
aquí las fuentes y problemas de un nuevo programa de investigación-
militante.
Cuando la agudeza de la crisis capitalista quiebra el funcionamiento "normal"
del capital, pueden desarrollarse desde "los márgenes" formas que no
responden directamente a las necesidades de las propias relaciones capitalistas.
Cooperativas, clubes de trueque. No pueden sostenerse indefinidamente bajo la
dura ley del valor y la competencia. Pero pueden extenderse como hongos en las
crisis.
En este marco, hoy son también algunos patrones junto a burocracias sindicales
o la iglesia, los que en ciertos lugares impulsan la formación de cooperativas
de trabajo "mixtas" donde se sigue descargando el peso de la crisis en los propios
obreros, y donde intentan que los trabajadores no den un paso más allá
de la legalidad capitalista.
Sin embargo, junto con este fenómeno cooperativista se desarrollan otros
procesos que pueden cuestionar las relaciones capitalistas. Los ejemplos del
Ingenio la Esperanza en Jujuy, la Baskonia en Matanza, Impa, Panificación
5, Clínica Junín en Córdoba, Zanon y Brukman creemos que
abren un trabajo de investigación necesario y pensar nuevos problemas.
Cuando un grupo de obreros se afirma en la posibilidad de producir "sin patrones",
¿no encontramos allí el inicio de una nueva experiencia y conciencia
obrera? ¿Los secretos del funcionamiento capitalista no empiezan a develarse
cuando la producción no se moldea según el afán de ganancia
del capital sino movilizada por las necesidades de los productores? En los últimos
meses dos fábricas, la ceramista Zanon de Neuquén y la textil
Brukman de Bs. As, empiezan a ser un polo de referencia, puestas a producir
bajo control obrero y en lucha por la estatización de las fábricas,
o sea su expropiación. Llaman a repensar profundamente sobre la potencia
del movimiento obrero como clase cuando empieza a tomar en sus manos la resolución
de su propio destino.
V
La experiencia de lucha de los trabajadores de la ceramista Zanon es ya
hoy un ejemplo. Desde hace más de 4 meses esos cerámicos llevan
impreso en su envoltorio tres palabras: "bajo control obrero". Materia de la
tierra, calor, gas, procesos industriales y trabajo humano en una de las líneas
de porcellanato más moderna de Sudamérica.
El nuevo cerámico "el obrero" se presenta a la comunidad en un pequeño
acto. También hay una serie especial, limitada, dedicada a los desocupados
del Movimiento de Trabajadores Desocupados de Neuquén que acompañan
desde hace meses la lucha de Zanon. Y otro modelo de cerámico decorado
con guardas mapuches en honor a las comunidades de la zona que han provisto
tierra a los obreros. Un cerámico es un cerámico. Pero no solamente.
En un comunicado funcionarios de la embajada italiana en la argentina le reclamaron
al gobierno de Duhalde que intervenga en contra de los 300 obreros que ocupan
la fábrica Zanon. Estado y capital. Defienden sus intereses más
allá de las fronteras.
La empresa provincial de energía les reclama a los obreros una deuda
por 100.000 pesos, mientras que la patronal de Zanon nunca fue presionada por
la deuda de $500.000 que tenía. La empresa de gas hace su parte. El síndico
estatal vuelve a pedir el desalojo con intervención de las fuerzas represivas.
Una banda "mafiosa" en seguro arreglo con la policía provincial organizó
un secuestro, robo y amenazas sobre los trabajadores.
¿Cómo se combinan tantas fuerzas para descargarse sobre un grupo de obreros
que quieren trabajar?
El desafío de los obreros de Zanon es grande, porque su ejemplo podría
ser tomado por otros ante la magnitud de la crisis capitalista que vivimos.
A más de 1200 km. de distancia del parque industrial neuquino, una fábrica
textil -confecciones Brukman- se mantiene en movimiento bajo las manos laboriosas
de sus obreras y obreros. "Brukman es de los trabajadores" cantaron un 17 de
marzo vecinos de las asambleas populares, estudiantes y obreros en el barrio
once de la Capital Federal.
El 1 de Mayo de 2002 se realizó un acto frente a las puertas de Zanon
en Neuquén. Con la presencia de delegaciones de Brukman de Buenos Aires,
trabajadores ceramistas, estatales, docentes, de los hospitales de Neuquén,
junto a estudiantes, el MTD y organizaciones de la izquierda , fueron más
de 1000.
VI
¿Que es el control obrero?
El funcionamiento de las leyes capitalistas se asienta en la separación
de los productores asalariados respecto de los productos de su trabajo y del
control de las condiciones del mismo.
"La enajenación del trabajador en su producto significa no solamente
que su trabajo se convierte en un objeto, en una existencia exterior, sino que
existe fuera de él, independiente, extraño, que se convierte en
un poder independiente frente a él; que la vida que ha prestado al objeto
se le enfrenta como cosa extraña y hostil" Enajenación respecto
de su producto, pero también respecto del propio proceso productivo:
"El producto no es más que el resumen de la actividad, de la producción.
Por tanto, si el producto del trabajo es la enajenación, la producción
misma ha de ser la enajenación activa, la enajenación de la actividad;
la actividad de la enajenación. En el extrañamiento del producto
del trabajo no hace más que resumirse el extrañamiento, la enajenación
en la actividad del trabajo mismo." El control obrero dentro de una fábrica
empieza a cuestionar esta separación. La ocupación de la empresa
también lo hace, ya que pone en cuestión quién tiene el
poder dentro de la fábrica.
El control obrero puede empezar de manera puntual, como el control ejercido
por los obreros sobre sus condiciones de trabajo o aspectos de la organización
de la producción misma, por ejemplo para controlar la implementación
de mejores condiciones de seguridad en el trabajo. El reclamo de apertura de
los libros de contabilidad cuando un capitalista declara la "crisis", apunta
a develar los secretos de los negocios capitalistas.
Como lo que se ejerce es un control, se entiende que se refiere a una tarea
de observación, o lucha por el cambio sobre las acciones de otro, en
este caso, de los patrones que ejercen su poder en la fábrica. El control
obrero entonces empieza a instalar un doble poder a nivel de la empresa. La
propiedad continúa en manos de los capitalistas, pero ya empieza a ser
enfrentada por los productores en su acción.
Ejemplos de producción bajo control obrero se han desarrollado en ricas
experiencias históricas. En nuestro país en los años 70
la experiencia de PASA en la zona norte del gran Rosario merece ser estudiada.
Allí se desarrolló por un mes la experiencia de TOMA DE FABRICA
CON GESTION Y CONTROL OBRERO DE LA PRODUCCION en julio-agosto de 1974, con la
formación de comisiones de producción, de seguridad, etc., en
base a la práctica de la democracia obrera.
En el caso de Zanon y Brukman, en este momento, la patronal no se halla presente
en la fábrica. Por lo que el nivel de control obrero alcanza también
la gestión directa de toda la producción, e incluso formas de
comercialización.
En Zanon los obreros organizan la gestión mediante resoluciones en asambleas
generales y asambleas por sección donde se decide cada paso a seguir:
tiempos de trabajo, cómo preparar nuevos modelos de cerámicos,
conseguir materia prima, seguridad, etc. Los obreros establecen así nuevas
formas de solidaridad entre ellos que les permiten comenzar a dar pasos hacia
la autodeterminación como clase. En estos meses se ha demostrado la verdadera
función de la mayoría de los supervisores o jefes puestos por
la patronal en la fábrica durante períodos "normales": más
que dirigir la producción su función es mantener un despotismo
permanente sobre los trabajadores y sus tareas.
El control obrero devela los secretos de la explotación capitalista.
Por ejemplo, en dos días de trabajo los obreros de Zanon produjeron cerámicos
por un valor superior a los costos salariales de todo un mes. Al mismo tiempo
demuestra a escala de un establecimiento, que los trabajadores pueden controlar
su propio destino y gobernarse a sí mismos.
VII
Sin embargo, una cooperativa o una fábrica ocupada produciendo bajo
control obrero, aislada como una barca en el mar de las relaciones capitalistas
de producción no puede mantenerse indefinidamente. Ejemplos de cooperativas
que para no "perecer" ante la competencia capitalista terminan superexplotando
a sus trabajadores más que en otras fábricas, sobran por doquier.
O que colapsan ante el peso de las deudas o la imposibilidad de comercializar
sus productos. La cooperativa aislada en el marco de las relaciones capitalistas
no tiene futuro y se limita a intentar viejas ilusiones reformistas sobre el
capital.
La diferencia entre las cooperativas que impulsan sectores de la iglesia o la
burocracia y el caso del control obrero de Zanon y Brukman es clara. Una primer
diferencia notoria es que en Zanon se prioriza el salario obrero a un nivel
digno. Hoy los trabajadores de Zanon mantienen salarios de alrededor de 700
pesos. Mientras que en la mayoría de las cooperativas el salario es miserable,
ya sea porque se prioriza los "tiempos legales" y no se produce lo necesario,
o ya sea porque la dirección de la cooperativa decide rebajar el salario
a sus propios trabajadores para mantenerse funcionando frente al peso de las
deudas.
El salario, mínimo derecho de los esclavos productores en la sociedad
capitalista tiende a no ser respetado por los propios patrones frente a las
crisis, como forma de contrarrestar la caída en sus ganancias. En las
cooperativas la lógica capitalista de la plusvalía absoluta reduciendo
el salario más allá de los límites de subsistencia y extendiendo
la jornada laboral tiende a imponerse cruelmente sobre los propios trabajadores
asociados.
En los casos de Zanon y Brukman los obreros rechazan hacerse cargo de las deudas
de los patrones, reclaman la expropiación sin pago de las fábricas
y su estatización, manteniendo el control obrero sobre la producción.
La lucha por la estatización de las fábricas bajo control obrero
señala la única posibilidad de incorporar rápidamente más
trabajadores, y no "reabrir" con menos, mientras a su alrededor aumenta la desocupación
en forma descomunal. Tanto los trabajadores de Zanon como los de Brukman, han
elaborado propuestas concretas que posibilitan que en sus fábricas se
incorporen más obreros con el capital fijo actual. Producto de la crisis
económica en la argentina existe una gran capacidad industrial instalada
no utilizada. Bajo una planificación de la producción no subordinada
al interés individual del capitalista, podrían incorporarse más
trabajadores, si fueran estatizadas y se las pusiera a producir en función
de las necesidades de la población mediante un plan de obras públicas
para viviendas, escuelas, hospitales, etc.
Las cooperativas, en cambio, son una salida sólo para los antiguos trabajadores
y sólo si les va bien desde un punto de vista capitalista (no importa
si los que compran la producción son pobres o ricos, ni si hay necesidades
insatisfechas). Pueden tomar nuevos trabajadores, pero en estos casos siempre
lo hacen con peores condiciones y no como "socios" de la cooperativa sino en
una relación de empleados con los socios originales.
Diferente es el camino que intentan los trabajadores de Zanon, en su alianza
con los desocupados del MTD de Neuquén, para conseguir trabajo para todos.
En estos días los trabajadores de Zanon están discutiendo incorporar
100 desocupados de los distintos movimientos de desocupados de la región
(en forma proporcional a su número) a la producción, en una "escuela
de oficios", para hacer real la unidad entre ocupados y desocupados.
VIII
La pregunta que merece ser profundizada e investigada es la siguiente: ¿pueden
mantenerse por tiempo indefinido experiencias de este tipo? ¿Cabe la posibilidad
de la multiplicación evolutiva y pacífica de experiencias de "autogestion
obrera" como contrapoderes locales al poder del capital? La feroz conspiración
de la patronal, el estado provincial y nacional, las fuerzas de represión
y la burocracia sindical contra los trabajadores ceramistas muestra una respuesta
en sentido contrario.
Si el fenómeno de control obrero no se extiende por lo menos a varias
cientos de fábricas en las principales empresas industriales, ¿cómo
podrán resistir los trabajadores la fuerza del ataque de las clases enemigas?
¿Cuál es su futuro si esta experiencia no es defendida por otros trabajadores
de la zona, y por movimientos de desocupados o de vecinos y estudiantes que
tomen esta causa como propia?
Pero para lograr esto es necesario superar las barreras entre desocupados y
ocupados, las barreras impuestas por los viejos aparatos sindicales, entre los
obreros y con el resto del pueblo. En fin, es necesario el desarrollo de una
verdadera unidad de los trabajadores y el pueblo pobre, enfrentando la división
existente y "naturalizada" entre ellos, funcional para la reproducción
de las relaciones de explotación capitalistas.
Los trabajadores de Zanon, desde el SOECN, vienen intentando superar estas barreras.
Su alianza con el MTD es expresión de esto. Su propuesta de conformar
una coordinadora de trabajadores y desocupados regional, basada en asambleas
y mandatos de las bases también apunta hacia allí, cuestión
que viene avanzando con la conformación de la Coordinadora del Alto Valle
(Rio Negro y Neuquén). Su reclamo de estatización de la fábrica
bajo control obrero y un plan de obras públicas para abrir fuentes de
trabajo y cubrir las necesidades más básicas de la población
también solidifica las posibilidades de esta alianza con otros sectores
populares.
Pero es un hecho que de lograrse esa unidad obrera y popular orgánicamente
a escala de una provincia o a nivel del país, presenciaríamos
un momento superior en la lucha de clases, donde estaría cuestionado
el poder burgués a escala más amplia y profunda. Conlleva el enfrentamiento
creciente no sólo con la patronal, sino con la burocracia sindical y
el estado.
Por lo tanto entendemos que el control obrero puede ser un momento episódico
en un proceso revolucionario superior, o desarrollarse como una gran experiencia
que prepara a los obreros más intensamente para las luchas por venir.
Justamente por esta dinámica contradictoria, el control obrero se muestra
como una enorme escuela concentrada de economía planificada y lucha anticapitalista.
Muestra a escala reducida que los trabajadores pueden dirigir el conjunto de
la economía, para lo cual es necesario expropiar a los propietarios capitalistas
y enfrentar a sus estados y fuerzas represivas. Muestra la necesidad también,
de la unidad de los trabajadores como clase con el resto de los sectores oprimidos,
en nuevas organizaciones democráticas como coordinadoras que superen
los estrechos marcos de los viejos sindicatos.
IX
¿Autogestión de la crisis o socialización de la riqueza?
Actualmente se desarrollan en argentina experiencias de distinto tipo donde
vemos que sectores de trabajadores, desocupados o vecinos de las asambleas populares
tienden a tomar en sus propias manos caminos para sobrellevar la aguda crisis
económica y social.
Muchas asambleas populares de la Capital Federal y Rosario han propuesto la
creación de huertas comunitarias en los barrios, comedores populares
o dispensarios médicos para solucionar el problema del hambre y la crisis
sanitaria.
Algunas organizaciones de desocupados como el MTD de Solano y la Coordinadora
Anibal Verón trabajan con micro-emprendimientos como panaderías,
fabricación de ladrillos o de zapatos, en base a los planes trabajar
u otros subsidios a desocupados. El ejemplo de las cooperativas que ya mencionamos,
impulsadas en muchos lugares por sectores de la iglesia y la CTA o en otros
por los propios trabajadores. En algunos hospitales vecinos junto a médicos
y enfermeras discuten la necesidad de co-gestionar en común con las autoridades.
Tomando en cuenta estas tendencias, desde organizaciones como el FRENAPO se
impulsa el proyecto de "presupuesto participativo" que ya votó el municipio
de Rosario siguiendo el ejemplo de Porto Allegre. Este es propuesto a las asambleas
populares para subordinar a las mismas en los organismos estatales y permitirles
"decidir" sobre el reparto del presupuesto en algunas áreas menores.
La tendencia de los trabajadores, desocupados y vecinos a tomar en sus propias
manos la resolución de sus problemas es un gran paso adelante después
de tantos años de pasividad o esperar que las soluciones vinieran de
otro lado. Sin embargo, la discusión planteada es si hay que resignarse
con autogestionar la crisis o apuntar al disfrute del conjunto de las riquezas
sociales por las mayorías.
En el caso de muchas cooperativas, como explicamos antes, los trabajadores terminan
esclavizándose más de 12 hs diarias, o reduciendo sus propios
salarios para poder subsistir. En el ejemplo de los emprendimientos de los desocupados
en base a planes trabajar, no reciben más que la miseria de 150 Lecop.
Y mientras tanto son millones los trabajadores y desocupados que siguen padeciendo
la agonía de la crisis capitalista.
Solamente apuntando a tomar el control del conjunto de la economía, para
autogestionar la totalidad de la producción y distribución es
posible pensar un futuro digno para esos millones de hombres y mujeres.
Las salidas autogestionarias que no cuestionan el conjunto de las relaciones
sociales capitalistas, y pretenden instalar enclaves "alternativos" en medio
de la miseria y la explotación capitalista no pueden ser más que
ilusiones momentáneas destinadas a sucumbir.
Una gran contradicción del sistema capitalista se encuentra en la que
surge entre la planificación capitalista dentro de la fábrica
y la anarquía de la producción tomada de conjunto.
La planificación capitalista al interior de la fábrica es puro
despotismo y explotación sobre los trabajadores. El control obrero enfrenta
este poder patronal al interior del establecimiento. Pero la anarquía
capitalista que nace de que los capitalistas individuales producen en función
de su ansia de ganancia y no de las necesidades sociales, produce en un polo
la miseria y en el otro la sobreproducción. En un polo las hambrunas
de millones y en el otro la apropiación privada de enormes riquezas producidas
socialmente. Solamente cuestionando el conjunto de las relaciones capitalistas
como totalidad económica y política, se abre la esperanza de un
futuro digno para millones, con el horizonte de una sociedad de productores
libres asociados, el comunismo.
Junio 2002 -Rosario