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Autogestión - Emprendimientos productivos en el Movimiento de Trabajadores
Desocupados Artículo Periodístico publicado en el diario Página/12,
domingo 2 de junio de 2002
(*) ACLARACIÓN sobre criterios productivos, al final de la nota
¡Por trabajo, dignidad y un Cambio Social!
MTD Lanús - mtd_lanus@yahoo.com.ar
MTD Solano - mtdsolan@hotmail.com
MTD Alte. Brown - mtdaltebrown@yahoo.com
en la C.T.D. Anibal Verón
EMPRENDIMIENTOS DE DESOCUPADOS DEL MTD
Autogestión El Movimiento de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón
está creando desde hace dos años una red de talleres, panaderías
y comedores autogestionados, con la base de los planes de desempleo. Una recorrida
por un ámbito rígidamente antiautoritario que cambia el paisaje
de suburbios desolados.
Por Laura Vales
Lo primero que llama la atención es la velocidad con que cambia el paisaje.
Dos semanas atrás, en esta parte del barrio La Fe había un baldío
de automóviles oxidándose. Ahora el terreno está limpio
y crecen casillas de chapa y madera. Sobre el borde de una calle de tierra,
en la zona antigua del asentamiento, dos hombres desarman una prefabricada.
La desmontan como si fuera una caja, suben una pared entera al carro, lo empujan
hasta hacerlo avanzar a tropezones calle abajo, rearman la casa 200 metros más
acá: la ciudad avanzó otros 200 metros, el hombre le ganó
otra batalla al basural. En la manzana de enfrente un cincuentón clava
tablas a lo largo de un tirante y va levantando una habitación. Son tablas
angostas como un paquete de cigarrillos, pero la construcción sube rápida.
Y los cambios dentro de cada casa: resulta que ahora hay divisiones donde la
semana pasada no había nada, estantes nuevos, o puertas y ventanas recién
abiertas. "¿Esta pared estaba acá?", pregunta Página/12
a un vecino. "Me parece que no, que la hicimos después." "¿Por
qué está todo tan distinto?" "¿Le parece distinto? Yo
tengo la impresión de que acá todo esta igual, siempre."
Y sin embargo en estos días nada cambia más rápido que
el paisaje de los asentamientos. Página/12 recorrió los talleres
productivos que el Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) Aníbal
Verón tiene en el sur del Conurbano. Se trata de emprendimientos autogestionados
y financiados con planes de empleo: panaderías, fábricas de ropa,
de zapatos, huertas, equipos de autoconstrucción en Lanús, Solano
y Almirante Brown. En estos casos, la organización utiliza los planes
(Trabajar o Barrios Bonaerenses, ahora Jefas y Jefes de Hogar) para desarrollar
proyectos propios. No administra el dinero, ya que el Gobierno deposita los
150 Lecops en una cuenta bancaria a nombre de cada beneficiario, pero sí
utiliza las cuatro horas de trabajo de la contraprestación del subsidio
en iniciativas decididas por los desocupados, bajo reglas fijadas por los desocupados.
En el MTD señalan que sus talleres productivos tienen un doble objetivo:
el más obvio apunta a la autonomía, generar proyectos de economía
popular con chances de seguir caminando solos y potenciarse entre sí.
Junto con ello, existe una búsqueda que apunta directamente "a la
recuperación de lo humano, a la sociabilidad". La idea base es que
existe una correspondencia entre las formas de organizarse y las metas que se
persiguen. Los piqueteros del Aníbal Verón se definen como "anticapitalistas,
autónomos de los partidos políticos, incluso los de izquierda,
y de las centrales sindicales". Internamente defienden cuatro principios
de organización: horizontalidad, participación, democracia directa
y autonomía.
A un peso el kilo
En la panadería de Solano trabajan 20 personas, en turnos que cubren
las 24 horas. En un día en que todo funcione bien, producen 200 kilos
de pan, destinados al consumo propio (en los comedores de tres barrios y para
acompañar la copa de leche de 150 chicos). Cubiertas esas necesidades,
lo demás se vende al público a un precio solidario, menor que
el de mercado: un kilo, un peso. La panadería deja ganancias, ya que
los sueldos se consideran cubiertos con los 150 pesos del subsidio. Los piqueteros
decidieron no repartir los ingresos extra entre las 20 personas que trabajan
allí, sino usarlos para sostener otros proyectos comunes.
"En los talleres productivos discutimos qué tipo de relación
queremos tener entre nosotros, por lo que el modo de organización va
surgiendo de un colectivo", dice Neka (Nélida) Jara. "Al comienzo
teníamos encargados, alguien que en cada lugar ordenaba las cosas, pero
más adelante decidimos que no queríamos dirigentes, ni en la organización
ni dentro de cada taller. La manera de sacar el trabajo adelante es partir de
acuerdos: antes de hacer nada resolvemos juntos qué queremos producir,
para quédestino, cómo vamos a hacerlo. Sólo después
de que todos tenemos en claro qué queremos hacer, nos ponemos a trabajar.
Después revisamos en conjunto, en talleres semanales si esos objetivos
se van cumpliendo."
Los talleres productivos llevan dos años de práctica. En el ‘97,
los integrantes del MTD que accedían a planes de empleo trabajaban para
la municipalidad, barriendo calles o realizando tareas de señalización.
Después reclamaron trabajar en sus propios barrios, "limpiando las
zanjas, por ejemplo, o en obras de mejoramiento", cuenta Andrés
Fernández. Finalmente impulsaron proyectos para las necesidades comunes:
pan, ropa, calzado. Los primeros talleres se armaron en el ‘99, cuando el grupo
era mínimo, de unos 60 integrantes. Hoy, tras la extensión del
Jefes y Jefas de Hogar, en Solano hay 1200 beneficiarios. "Pero siempre
es mayor la gente que sale a los cortes que la que participa de los talleres."
–¿Por qué?
–Porque no todos adhieren al proyecto del MTD –dice Neka.
"Se movilizan todos, pero después existe un porcentaje que apuesta
al proyecto y otro que no, y que entonces sólo hace cursos de capacitación,
si quiere adquirir un oficio, o trabajo territorial arreglando las escuelas,
pero no entra a los talleres." Tampoco existen tantos como para contener
a 1200 personas: montar cada taller lleva un tiempo interno a cada grupo. La
gente tiene que conocerse, ponerse de acuerdo, vincularse. Y el avance es más
lento cuando, como en este caso, tienen que conseguir sin auxilio del Estado
herramientas e insumos.
En Solano, cuenta Carlos Ramírez, artesano e integrante del taller donde
se fabrican zapatos y carteras, resolvieron parte de esa dificultad "colectivizando
las herramientas que tenía cada cual y fabricando nuevas". El horno
de pan se hizo en el taller de herrería. Al resto de las máquinas
las compraron de segunda mano, algunas fuera de funcionamiento, y las arreglaron.
Es la gran ventaja de las organizaciones de desocupados de este país:
están cada día más llenas de electricistas, herreros, gasistas,
plomeros, enfermeros, maestros. Del oficio o profesión que se busque.
La bloquera
A 12 kilómetros de allí, en La Fe, un asentamiento de Lanús,
está la bloquera, fábrica de ladrillos de cemento. El obrador
es un tinglado de techo alto y piso de material. Allí se aprende a armar
los bloques, con una mezcla fresca de cemento y arena. Los ladrillos ya moldeados
se dejan al aire libre para que sequen y fragüen. El obrador tiene capacidad
para producir 200 bloques por tanda: es decir cada 48 horas, los ladrillos necesarios
para levantar las paredes de un cuarto no muy grande. Trabajan 30 personas.
Quince a la mañana, armando bloques, otros 15 a la tarde utilizando los
que ya estén listos para la construcción. Así se levantó
una guardería y el galpón de las máquinas, ahora están
terminando el taller de carpintería y está en lista de espera
una biblioteca. El criterio, dice Pablo Solana, fue comenzar por los espacios
comunitarios.
También aquí hubo cambios internos en la organización de
los talleres, a medida que avanzó la experiencia. Algunos grupos iniciales
aprendieron el oficio rápidamente, tomaron envión y siguieron
su camino solos, desgajados de la organización de desocupados.
Junto con los talleres (hay otras panaderías, huertas y pequeñas
fábricas de ropa y comida en los distintos barrios) los MTD tienen en
la zona sur otra clase de emprendimientos apoyados en un fondo común.
Armaron una farmacia comunitaria, financiada colectivamente para que quien necesite
un tratamiento acceda a los medicamentos básicos. Los comedores se apoyan
en un sistema de pozo común, por el que cada beneficiario de un plan
aporta 10 pesos por mes. Con eso se compra la mercadería que no llega
por otras vías, carne o verduras, y se abastece la olla de donde comen
todos, cobren o no el subsidio de empleo. Si se pregunta por los problemasmás
duros para sostener los talleres, en los MTD ponen al tope las dificultades
de tipo interno, como "el individualismo", o la tendencia "a
ver las propias necesidades antes que las de los demás".
Los piqueteros se muestran más radicalizados que otras organizaciones
de desocupados. No han nombrado dirigentes. Para el vínculo con los medios,
cada barrio tiene un celular, pero es un milagro que lo atienda dos veces la
misma persona. Y si resulta que uno había empezado a hablar de un tema
con alguien y al día siguiente busca completar la información,
una nueva voz en el teléfono le dirá: "Fulanito no está,
pero yo también soy del MTD. Hable conmigo". En los cortes de ruta,
interrumpen todos los carriles de tránsito. Cuando establecen diálogos
con el Gobierno lo hacen de manera grupal, sin designar un interlocutor. Odian
cualquier cosa que les recuerde a una práctica clientelar. En sus filas
se ve una proporción más alta de jóvenes. Los que están
trabajando en el obrador de Lanús tienen el proyecto de producir en dos
meses bloques para los vecinos que quieran (y puedan) levantar sus casas de
material. Discutieron cómo van a hacerlo la semana pasada. Algunos propusieron
ofrecer los bloques a un precio más bajo que el de mercado, pero finalmente
la mayoría decidió que había que venderlos al costo, sin
otro precio que el permita reponer los insumos.
Aclaración sobre los criterios de producción:
En un pasaje del artículo, la periodista, a quien le agradecemos el trabajo,
señala:
"Cubiertas esas necesidades, lo demás se vende al público a un
precio solidario, menor que el de mercado: un kilo, un peso. La panadería
deja ganancias, ya que los sueldos se consideran cubiertos con los 150 pesos
del subsidio. Los piqueteros decidieron no repartir los ingresos extra entre
las 20 personas que trabajan allí, sino usarlos para sostener otros proyectos
comunes."
Nos interesa principalmente aclarar que no consideramos los 150 pesos (o 40
dólares) de los subsidios de empleo como "sueldos cubiertos". Por el
contrario, denunciamos estos subsidios como una estrategia para llevar y mantener
a los trabajadores en la miseria. Los emprendimientos productivos apuntan a
un desarrollo económico antagónico a los criterios del capitalismo,
por lo tanto el objetivo es la resolución de las necesidades sociales
y no la ganancia, la lógica que nos guía no es la del mercado
sino la del desarrollo de la comunidad. En este mismo sentido es que apoyamos
activamente las tomas de fábrica y el reclamo de control obrero de la
producción, y nos consideramos parte de todas las luchas de los trabajadores
y el pueblo en la perspectiva de un Cambio Social.