|
Argentina:
"Es falso decir que la única salida es pactar con el FMI"
María Seoane y Telma Luzzani
Clarín
La crisis en América latina y los escándalos de Enron o Worldcom
son las señales de que la economía mundial esta en una nueva fase
del capitalismo. El reconocido economista Joseph Stiglitz, en entrevista exclusiva
con Zona, habló del futuro del mercado, del papel del Estado y la responsabilidad
de la prensa en esta nueva era. Para Argentina lanzó una advertencia:
"La plata del FMI no ayudará en absoluto a reactivar sus empresas". Desde
el corazón mismo del sistema, Joseph Stiglitz se ha convertido en el
más duro crítico de las políticas del FMI. Académico
gran parte de su vida, estrecho asesor del presidente Clinton, número
dos del Banco Mundial en 1997, el año en que tembló el sudeste
asiático y Premio Nobel de Economía en 2001, Stiglitz acusa al
Fondo de causar desempleo, analfabetismo y hambre. Y explicó ‹en una
larga entrevista telefónica‹ por qué las recetas del FMI no sirven
para reconstruir países en crisis como la Argentina y Brasil. ‹El discurso
dominante hoy en la Argentina insiste en que "o se acuerda con el FMI o nos
caemos del mundo", una suerte de expulsión al infierno. ¿Es así?
¿Hay una sola alternativa o se trata de una falsa opción? ‹El argumento
de que no hay más que una alternativa es básicamente falaz. Argentina
tiene otras alternativas. Y les voy a dar tres ejemplos que demuestran que se
puede tomar un rumbo independiente. Malasia, en plena crisis, dijo al FMI: No
queremos ayuda. Vamos a hacer exactamente lo contrario de lo que ustedes recomiendan:
controles de capitales, política fiscal y de gasto y vamos a mantener
las tasas de interés bajas. Resultado: se recuperaron muy rápido
y hoy están en una mejor posición. Todas las cosas terribles que
el FMI dijo que pasarían si no seguían sus indicaciones nunca
sucedieron. Incluso, a pesar de que su historia en derechos humanos no es la
mejor del mundo hay un enorme interés de inversión externa en
Malasia. El segundo ejemplo es lo que hizo Rusia después de "defaultear".
El Kremlin reconoció que la mayor parte del dinero que el FMI le prestaría
a Rusia sería para pagar a las instituciones financieras internacionales.
Sabían que estos organismos no querían tener una pérdida
grande en sus libros. El Fondo dejó bien claro que no estaba dispuesto
a hacer grandes concesiones. Rusia negoció bien con el Fondo, obtuvo
el dinero y devaluó, cosa que el FMI le había dicho que no hiciera.
Y comenzó a crecer precisamente porque devaluó la moneda. El tercer
ejemplo es el más exitoso: China. Siguió un rumbo muy diferente:
tiene controles de capital, no privatizó muy rápido. Hizo todo
a su modo. Y como le fue bien obtuvo más inversión extranjera
directa que ningún otro país del mundo, fuera de Estados Unidos.
‹Rusia y China tienen un tamaño y un poder que Argentina no tiene para
decirle "no" al FMI. Y nosotros tal vez fuimos demasiado lejos con las concesiones...
‹La cuestión fundamental para Argentina hoy no es el dinero de afuera.
Yo no soy el único que lo piensa. Economistas con visiones muy diferentes
a las mías coinciden conmigo como Martín Feldstein que escribió
un artículo titulado "Argentina no necesita al FMI" en Wall Street Journal.
En el caso de que Argentina logre complacer al Fondo y consiga más dinero,
la mayor parte de esa plata va a ir a parar al FMI, al Banco Interamericano
de Desarrollo y al Banco Mundial. No ayudará a Argentina en absoluto.
Porque el dinero externo oficial no es el que va a ayudar a las empresas argentinas
a empezar a producir más. Y eso es lo que hace falta ahora: los sectores
productivos tienen que poder producir bienes y exportarlos. ‹¿Y cómo
se hace para empezar a producir sin dinero? ‹Es necesario obtener un poco de
nafta para hacer arrancar el motor. Y gran parte de eso puede venir a través
de créditos a la exportación. Cuando México volvió
a poner en marcha su economía no fue el dinero del FMI lo que cambió
las cosas. Lo que restableció la economía fue el comercio y el
dinero que fue a financiar las exportaciones que obtuvieron de empresas estadounidenses.
Lo que hace que una economía se recupere es que las empresas empiecen
a producir. ‹Siempre volvemos al mismo punto, México recibió dinero
pero Argentina... ‹Insisto. La cuestión no es solamente tener el dinero
sino ponerlo en el lugar indicado. El dinero tiene que ir a las empresas para
financiar su producción. Pero el dinero del FMI no va a las empresas.
Lo que les conviene es dinero del Banco de Desarrollo, necesitan que el dinero
financie la actividad crediticia para volver a poner en marcha los bancos, necesitan
dinero para créditos para el comercio, y necesitan que vayan inversores
para impulsar la inversión. A ustedes no les conviene el dinero que entra
y sale del país. ‹La otra gran preocupación es Brasil. Muchos
culpan de la inestabilidad a un contagio de la crisis argentina, otros al temor
de que Lula sea el electo presidente. ‹Que es otra manifestación de la
inestabilidad que generan los flujos de capitales a corto plazo. Brasil es una
clara muestra de las dificultades que enfrentan los países al verse expuestos
a esos flujos que pueden ser muy desestabilizadores. Los países ricos
pueden resistirlo. A los pobres les resulta más difícil. Lo bueno
es que se está empezando a entender que es un problema aunque todavía
no se conozca la solución ni se sepa qué hacer al respecto. Pero
hay que observar la realidad: India y China no abrieron sus mercados de capitales
y son los países que han mostrado una mayor estabilidad y que mejor atravesaron
las crisis financieras mundiales. ‹EE.UU. dijo que no va a ayudar a Brasil.
Hay quienes creen que detrás de esta indiferencia hay una estrategia:
si se profundiza la crisis y colapsa el Mercosur será más fácil
para EE.UU. imponer el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
¿Puede haber un designio detrás de eso? ‹No, no creo que entiendan suficientemente
bien lo que pasa como para que se les ocurra una idea inteligente de ese tipo
(se ríe). Obviamente hay desde hace tiempo preocupación por el
liderazgo de Brasil en el Mercosur y por la competencia de ese bloque con el
ALCA. Eso es definitivamente así. Pero no creo que EE.UU. se arriesgue
a desestabilizar América latina para lograr ese objetivo. Si fuera así,
estaría en contradicción con la nueva política agrícola
estadounidense que, por su proteccionismo, generó una unión de
América latina en contra del ALCA. Si lo que esa sospecha sugiere fuera
así habría que admitir que EE.UU. está teniendo una estrategia
incoherente muy peculiar. ‹En Wall Street hay quienes hablan del "default" de
Brasil a fin de año. ¿En ese caso está toda América latina
en peligro? ¿Puede haber una crisis financiera global? ‹No creo. Los mercados
de capitales están mucho más diversificados que antes. Cuando
Argentina cayó no hubo impacto en los mercados financieros globales.
Pudieron resistirla, porque la vieron venir y pudieron ajustarse. Por otro lado,
en la totalidad de los mercados financieros globales, América latina
representa un porcentaje muy pequeño. Ahora bien, hace diez años
se hablaba de la globalización, el triunfo del capitalismo al estilo
norteamericano que barrería el mundo. Hoy, nadie muestra ese entusiasmo
tiene consecuencias para el rumbo de la ideología global, para el mercado
global. La crisis en América latina por sí misma no va a ser un
factor de desestabilización importante pero sí la suma de esta
crisis con otras que tienen lugar al mismo tiempo como el escándalo de
Enron y Worldcom que derivó en una crisis de confianza en esas instituciones.
‹¿Estas crisis pueden ser signos de que el capitalismo mundial entró
en otra fase? ‹Sí. Obviamente, cada década es distinta. En los
70 fue la crisis del petróleo; en los 80, los excesos de derecha de Thatcher
y Reagan; en los 90 la globalización. Y ahora estamos empezando a darnos
cuenta de algunos de los excesos de los 90 y estamos pagando el precio. Con
suerte podremos adoptar una perspectiva más equilibrada, que reconozca
cuál debe ser el rol de los gobiernos y el de los mercados. ‹En los países
ricos hay claramente una mayor intervención del Estado. ¿En esta nueva
fase habría menos poder para los mercados y más protección
estatal? ‹Sí. Creo que se reconocerán más los problemas
que aparecen, la necesidad de normas contables, de mejor información;
habrá que dejar una regulación opresiva, rediseñarla para
mejorar los mercados. ‹En su libro Ud. deja claro que los errores del FMI provienen
de decisiones políticas. ¿Qué sectores influyen y sacan provecho
de esas decisiones? ‹Hay algunos casos en los que puede hablarse de errores
de criterio. Yo lo que planteo es que los errores son tendenciosos. El FMI sistemáticamente
se preocupa más por la inflación que por el desempleo porque su
lógica va en esa dirección. Lo que yo trato de hacer comprender
es que el Fondo se inclina demasiado hacia la contracción y esto provoca
caída de la economía, pérdida de empleos, deterioro o interrupción
de la educación y un incremento peligroso de la desnutrición.
El Fondo conmina: No deben dejar de cumplir con la deuda. Deben honrar sus acuerdos.
Pero resulta que cumplir con el contrato de crédito significaba romper
con otro acuerdo igualmente importante, el contrato social de un gobierno con
su pueblo: mantener empleos para los trabajadores, garantizarles seguridad social.
Cuesta creer que el FMI sea inocente cuando recomienda esas medicinas que empeoran
la salud como en el caso de la Argentina, a la que presiona con la austeridad
fiscal cuando hay una profunda recesión. Es obvio que la receta no es
buena. ‹Exactamente. Prácticamente todos los economistas estarían
de acuerdo con eso. Sobre todo porque el estado de las finanzas de Argentina
no era tan malo como trató de describirlo el Fondo. De hecho, si usted
mira la relación déficit-PBI no era tan alta según la mayoría
de los criterios. ‹¿Si Meryll Lynch fue a juicio por dar malas recomendaciones
o un médico puede ser condenado por mala praxis se podría juzgar
y condenar al FMI por errores que provocan el hambre de millones? ‹Es cierto.
Una de mis principales críticas es que el Fondo como asesor económicodebería
plantear cuáles son las alternativas, cuáles son los impactos
en diferentes grupos, cuáles son los riesgos y las incertidumbres y dejar
que el país tome las decisiones. El FMI pretende dictar una política
particular, pretende que haya una sola política, pretende estar más
seguro sobre los efectos de esa política de lo que en realidad está.
Esa es una función inapropiada para un asesor. ‹Otra crítica al
FMI es que algunos de sus miembros están vinculados a los grandes bancos
o a las grandes industrias. Esto es "conflicto de intereses". ‹En Estados Unidos
tenemos fuertes restricciones para lo que denominamos "puertas giratorias".
Para evitar el conflictos de intereses, si alguien trabajó en una institución
pública no puede hacerlo en una privada hasta que no hayan pasado cinco
años. Pero el Fondo no está suficientemente atento, ni a la apariencia
ni a la realidad, a estos conflictos de intereses. ‹Esas políticas que
generan miseria mundial, tarde o temprano, vuelven como un boomerang contra
los países ricos: inmigraciones masivas, aumento del terrorismo, enfermedades
epidémicas. ¿Cuando el FMI o EE.UU. toman esas decisiones ven sólo
las ganancias a corto plazo o calculan también las consecuencias y amenazas
que pueden venir a largo plazo? ‹No representan necesariamente el interés
de EE.UU. Representan más bien el interés a corto plazo de grupos
particulares dentro de EE.UU. Por ejemplo Indonesia. Había mucha gente
en la Casa Blanca y especialmente, en el Departamento de Estado preocupada porque
el FMI y el Tesoro estaban imponiendo políticas excesivamente austeras
que desestabilizarían el país y por ende, la región y la
estabilidad global. Y estaban acertados. El Tesoro fue excesivamente miope,
no midió las consecuencias. ‹¿Esos grupos particulares tan influyentes
son siempre los mismos o son unos en el caso de Indonesia, otros en el caso
de Rusia, de la Argentina? ‹Son distintos grupos de lobby. Pero no se puede
poner todo en la misma bolsa. Por ejemplo, las cuentas bancarias secretas offshore.
Hay mucha gente en Wall Street que no aprueba estas cuentas y condena la falta
de transparencia. Y hay otra cantidad de gente, también en Wall Street,
que supo aprovechar los ahorros clandestinos de efectivo, la plata del lavado
de dinero, y que usaron su poder para ejercer presión. Hasta el 11 de
setiembre, la Casa Blanca se resistió a las corrientes que impulsaban
la reducción o directamente la apertura de ese secreto bancario. Es importante
comprender que la comunidad financiera no es un bloque homogéneo. ‹Pero
los que ganan la pulseada son siempre los mismos. ¿Cómo se pueden frenar
fuerzas tan poderosas? ‹Hay mucha bibliografía que apoya ese punto de
vista. El problema es que los que se benefician se hacen oír mucho más
que la gran mayoría que se perjudica. En esto la prensa tiene un rol
fundamental. Es importante que la gente sepa lo que pasa. Hay que tratar de
movilizar un espectro amplio de opinión pública. Porque una vez
que se moviliza puede llegar a cambiar las cosas considerablemente. ‹En su libro
Ud. dice que la ciencia económica pueden hacer mucho por los pobres.
‹Por eso la democratización es tan importante. Si hay debates y discusiones
sobre las distintas alternativas, cuando éstas se dan a conocer, ahí
la gente dice: Ajá, esta política tiene tales consecuencias...Ummm
A ver esta otra y así la gente puede elegir con su voto cuál le
parece mejor. ‹Normalmente los economistas hablan en jerga y después
sentencian: "Esto es lo mejor para nuestro país". ‹Por eso tan importante
como que los economistas planteen las alternativas es que la sociedad civil
exija escuchar cuáles son para poder elegir las que la beneficien. Tiene
que haber más compromiso. No decir:Esto es muy complicado, se lo dejamos
a los expertos. Porque los expertos que eligen son siempre de la comunidad financiera
y ven el mundo desde su punto de vista. Dicen: Confíen en nosotros. Claro,
siempre desde su perspectiva, que no siempre coinciden con lo que elegiría
la mayoría. ‹¿Y que hacemos con el miedo al FMI? ‹Ya le dije: primero,
reconocer que lo que va a atraer a los inversores a la larga es el éxito.
Y el crecimiento. No se atrae inversores cuando hay depresión. Y si el
FMI le aconseja tener depresión no le va a servir para nada.
Julio 8 de 2002