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Editorial de ¡Ni un paso atrás! Programa del 11-07-02
Lo que crece
El día de los fusilamientos en el Puente Pueyrredón y la estación Avellaneda parecía que el país entraba en el coma profundo de la represión. El gobierno agitaba fantasmas para justificar su siniestro avance fascista. Las palomas piaban como halcones y todos juntos empataban su discurso en la necesidad de contener a palos, mentiras y tiros la arremetida de los "violentos" piqueteros, como ellos les decían. Desde el Poder y todos sus escribas oficiales, se pretendía meter miedo para desatar definitivamente el nudo que la creciente resistencia popular había atado en la agenda de las burguesías criolla y multinacional.
Sin embargo, nada de esto pudo ser logrado. En quince días se movilizaron tantas personas como en los primeros viernes de este año, cuando arreciaban los cacerolazos espontáneos. Una conmovedora marea de piqueteros, estudiantes, trabajadores, asambleístas y Madres de Plaza de Mayo, pudo hasta ahora poner un freno a la embestida represora. Ni la lluvia ni el frío lograron hacer desistir al pueblo en su compromiso con la lucha y la solidaridad.
No obstante, que sea "hasta ahora" agrega puntos suspensivos a la tarea del campo popular. Sugiere nuevos desafíos, plantea esfuerzos aun mayores. La estrategia oficial de muerte y represión sigue sacando humo de la piedra dura de calle, si no: ¿a qué vino el golpista Otto Reich a verlo a Duhalde? El actual momento ordena al pueblo compromisos ineludibles, por ejemplo: no abandonar la calle; continuar haciendo síntesis y avance y nueva síntesis, en cada una de las paradas de esta cruenta lucha; no confiar ni un poquito así en el cotillón de las elecciones anticipadas, la prisión para Franchiotti, el nombramiento del veleta de Juampi Cafiero, la orden de captura para Galtieri y sus secuaces civiles.
La cancha ha sido nuevamente marcada. El gobierno quiso disputar su guerra contra el pueblo en el terreno del aislamiento político de los más consecuentes y activos en la lucha para justificar su posterior salvaje represión. Pero el pueblo lo ha enfrentado una vez más y le ha corrido los bordes hacia el lado de la lucha callejera, la solidaridad, la organización. Falta todavía, pero algo justo y bravo, contradictorio y encantador crece desde el pie, al sur de cada uno de nosotros cuando nos reconocemos en esa categoría maravillosa y descomunal llamada pueblo.
Conducción: Luis Iramain
Columnistas: Oscar Palacios, Demetrio Iramain, Inés Vázquez, Marisa Gallego
Producción: Gerardo Nielsen