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Santos y Mathov ¿son el inicio o
el fin de la cadena de mandos?
Por Adriana Meyer
La Justicia consideró que el ex jefe de la Policía Federal Rubén
Santos es, en principio, culpable por su incapacidad y su personalidad "inmadura,
inestable, vulnerable, esquizoide, histérica y obsesiva", según
se desprende de una pericia psiquiátrica del departamento médico
forense. Pero no por las cinco muertes que causaron sus subordinados en la Plaza
de Mayo el 20 de diciembre cuando la manifestación popular provocó
la caída del gobierno de la Alianza. Ahora bien, ¿cuál será
la responsabilidad penal que determinará la jueza María Servini
de Cubría al juzgar a los superiores de Santos también imputados
en la causa, Enrique Mathov, Ramón Mestre y Fernando de la Rúa,
quienes lo designaron, lo sostuvieron en su cargo y le dieron órdenes
aquel último día?
Si bien la magistrada dio señales de querer avanzar al menos citando
a Mestre y De la Rúa como sospechosos, el hecho de que haya encarcelado
a Mathov con similar razonamiento que el desplegado para procesar a Santos hace
dudar a los querellantes sobre sus intenciones finales. Esto es, a ambos los
considera responsables de privación ilegal de la libertad y abuso de
autoridad, dos figuras excarcelables aunque agravadas, según la jueza,
por las circunstancias. La Correpi adelantó a Página/12 que demostrará
que los llamados delitos de escritorio, es decir las órdenes políticas,
pueden recibir condena penal que conlleve prisión para los altos ex funcionarios
acusados.
La investigación de la matanza de Plaza de Mayo, en la que perdieron
la vida Carlos Almirón, Gustavo Benedetto, Gastón Riva, Alberto
Márquez y Diego Lamagna, avanzó en parte porque no hubo un pacto
de silencio entre los implicados. Sin embargo, todos se echaron culpas entre
sí y tanto los funcionarios como los policías aducen haber sido
"meros transmisores" de las decisiones de otros. Con ese razonamiento
habría que buscar sólo al máximo responsable. ¿Quién
dio la orden de reprimir? La jueza dio por buena la versión del diputado
Luis Zamora, en cuanto a que esa decisión la tomó Fernando de
la Rúa, según le refirió el ex viceministro del Interior
Lautaro García Batallán. En la resolución consta que del
careo entre ambos, Servini deja en pie los dichos del legislador.
No es casual que la primera actitud de los ex funcionarios haya sido negar conocimiento
sobre los asesinatos. Pero de la lectura de la resolución de Servini
surgen algunas contradicciones. Santos afirma que a las 17 del día 20
se comunicó con Mestre y le informó sobre las muertes. El entonces
ministro del Interior le refirió que se lo iba a decir a Mathov. Entonces,
o Santos falta a la verdad, o Mestre le mintió al ex presidente, o quien
ocultó los homicidios fue De la Rúa. Si los funcionarios sabían
lo que pasaba, omitieron actuar.
María del Carmen Verdú, de la Coordinadora contra la Represión
Policial e Institucional, donde militaba Almirón, explicó a Página/12
que "acá corresponde analizar el ámbito del dominio del hecho
que tuvieron los que tomaron las decisiones políticas y los ejecutores
porque cada una de esas responsabilidades está engarzada en una cadena
que impide que se excluyan entre sí". La letrada opinó que
por los delitos que se le imputaron Santos y a Mathov están destinados
a ser excarcelados o a recibir una "condena simbólica". Si
tanto la privación ilegal de la libertad como el abuso de autoridad son
excarcelables .-de hecho el comisario Miguel Angel Expósito, principal
responsable de la muerte de Walter Bulacio, está acusado de lo mismo
y no está preso–, ¿por qué Servini decidió que Santos siga
durmiendo tras las rejas? Porque entendió que, dadas "las características
del hecho, el cargo ocupado por el imputado, la personalidad moral del mismo,
las circunstancias históricas y excepcionales por las que atravesaba
y atraviesa el país", una eventual condena sería de cumplimiento
efectivo. Servini procesó a Santos por privación ilegal de la
libertad a partir de los informes del Ministerio del Interior sobre las 200
detenciones realizadas en el marco del estado de sitio con que se despidió
De la Rúa. Allí consta que esos arrestos fueron realizados sin
que mediara un decreto con la correspondiente fundamentación del motivo
y lugar en que las personas fueron apresadas. El único decreto que existió
consta tan sólo de 29 nombres. Además, Servini destacó
que Santos ordenó arrestos en forma indiscriminada porque varios testigos
lo escucharon decir "quiero 50 detenciones".
Los doce comisarios que estaban imputados, la mayoría de los cuales acusó
a su ex jefe Santos, obtuvieron una falta de mérito porque la jueza entendió
que "obraron conforme a las órdenes impartidas por la Dirección
de Operaciones", cuyo jefe era el comisario mayor Norberto Gaudiero, también
beneficiado con similar decisión. La jueza concluyó que Santos
fue quien dirigió el comando de todas las operaciones represivas de lo
que terminó constituyendo una matanza. Y se queda con la versión
de Gaudiero, quien afirmó haber sido desplazado por Santos en el dictado
de las órdenes represivas impartidas el 20.
La extensa resolución de Servini contiene conceptos como estos:
u "Las órdenes dadas por el jefe de Policía fueron el disparador
de un operativo policial que se tornó imparable, provocando una represión
desmedida y detenciones infundadas, llevando a una reacción de personas
que, hasta es momento se hallaban pacíficas y tranquilas".
u "Santos actuó abusando de la autoridad que le daba su cargo, al
punto de convencerse -.en forma errada y en un acto propio de la más
absoluta de las soberbias-. que el Estado de Sitio estaba por encima de la Justicia."