18 de diciembre del 2002
Argentina, a un año de la gran crisis
Diciembre está que arde
Cecilia González
Masiosare
"La crisis generó un movimiento social que antes no existía,
nadie convocó, nadie se lo apropió y tiene muchos caminos", dice
Dionisia López, madre de la Plaza de Mayo, quien ya se prepara para acudir
a la magna marcha del 20 de diciembre para conmemorar el primer aniversario
de la caída del presidente Fernando de la Rúa. Hay una serie de
símbolos a los que se apelará durante las movilizaciones y varios
de ellos están esculpidos en lápidas colocadas en diversos puntos
del microcentro bonaerense. Son 33 los muertos que hubo el 20 de diciembre en
todo el país, en la jornada de cacerolazos que culminó con la
salida de De la Rúa. Las muertes permanecen impunes y un coro multitudinario
se apresta a exigir la aclaración de los crímenes que se cometieron
aquel día. Por eso, las tumbas urbanas amanecerán este viernes
colmadas de flores
Buenos Aires, Argentina.- Le dicen La Gallega y usa el mítico
pañuelo blanco, símbolo de la lucha de las Madres de Plaza de
Mayo. Dionisia López resume: "Antes tenía la marcha semanal en
la Plaza y las marchas de derechos humanos, pero ahora tengo que ir a las manifestaciones
de los piqueteros, de los cacerolazos, a las asambleas populares; ahora la gente
se moviliza más y hay que estar con todos".
Y sí. A sus 75 años, Dionisia amplió el abanico de una
participación social en la que se inició el 15 de mayo de 1976,
cuando su hijo Antonio desapareció en manos de la dictadura, y ahora
lo mismo va a los cierres de calles o carreteras que realizan los llamados piqueteros,
que con los ahorristas que hacen sonar las cacerolas frente a los bancos; o
incluso, a las asambleas de los barrios en las que los vecinos intentan organizarse.
Tiempo no le sobra a Dionisia en el país que la década pasada
fue puesto como ejemplo del éxito de las políticas neoliberales
por el Fondo Monetario Internacional (FMI) –el mismo organismo que desde hace
un año le regatea a los argentinos cualquier tipo de ayuda–. Las protestas
sociales se multiplicaron desde diciembre pasado y tan sólo en el caso
de los piqueteros, el número de sus manifestaciones creció de
77 en el primer semestre de 1997 a mil 609 que hicieron de enero a junio de
este año.
"La crisis generó un movimiento social que antes no existía, nadie
convocó, nadie se lo apropió, es un fenómeno que nació
solo y que tiene muchos caminos", dice La Gallega, con un persistente acento
español, pese a sus 50 años en la Argentina. Por eso ya se prepara
para acudir a la magna marcha del 20 de diciembre, una marcha amenazada.
Dirigentes piqueteros, confrontados políticamente entre sí, se
unificaron para denunciar que gente allegada al ex presidente y hoy precandidato
Carlos Menem estaba ofreciendo 20 pesos (alrededor de seis dólares) a
todo aquel que se prestara a saquear supermercados, con lo que se repetirían
las imágenes violentas del año pasado. El fin menemista sería
desestabilizar al país, obtener la candidatura del Partido Justicialista
(los peronistas) y adelantar unas elecciones previstas, hasta ahora, para el
27 de abril.
Así, pues, coincidente con el inicio del verano, el diciembre argentino
está que arde.
El fantasma de la violencia reaperece en medio de un clima electoral en el que
la disputa es entre sectores peronistas que sacan a relucir viejos rencores.
Duhalde no le perdona a Menem haberle cerrado el camino a la presidencia a mediados
de los noventa. Ambos, ahora, no terminan de ponerse de acuerdo para realizar
las elecciones internas en las que el Partido Justicialista definirá
a su candidato.
Menem busca, nuevamente, esa bandera, en una carrera en la que se le enfrentan
Adolfo Rodríguez Saá, presidente de emergencia durante siete días
en el enfebrecido diciembre de 2001. A la alza viene el gobernador de la provincia
de Santa Cruz, Néstor Kirchner. Y por fuera del peronismo, la única
que viene empujando es Elisa Carrió, Lilita, ex militante radical (el
sector históricamente opositor al Partido Justicialista). Ninguno rebasa
hoy el 15% de las intenciones de voto.
Director de Le Monde Diplomatique y uno de los principales promotores del Foro
de Porto Alegre, Ignacio Ramonet vino la semana pasada a Buenos Aires para presentar
su más reciente libro, y aprovechó para confesar su asombro: "Me
sorprende profundamente que se piense que la solución está en
el peronismo. Muy pocos extranjeros entienden esa problemática, porque
el peronismo es absolutamente indescifrable. Menem tiene una gran responsabilidad
en todo lo que pasó y que pueda aparecer como el salvador me parece totalmente
sorprendente", dijo el periodista español.
En esa misma semana, Luis Inacio Lula da Silva, cumplió una de sus promesas
de campaña, la de visitar Argentina en su primera gira internacional
como presidente electo de Brasil, y lanzó:
"Un país como la Argentina no puede creer que la política no vale
la pena... nadie tiene el derecho de dejar de luchar. Yo espero que en las elecciones
los argentinos voten a un hombre o una mujer con convicciones éticas,
comprometidos con sueños de libertad y soberanía". El mensaje,
dicen los analistas, fue no votar por Menem.
En el país que a cada momento grita "que se vayan todos" los políticos
de cualquier signo y color, Lula obtuvo una cálida acogida, con ovaciones,
entrega de símbolos y reconocimientos. Para Ramonet, eso fue sólo
una prueba más de que la Argentina "está huérfana de un
líder de esa calidad".
Desde la Plaza de Mayo, otra de las Madres da la razón al periodista.
"Los partidos políticos están bastante agotados, venidos a menos;
la gente que queremos reivindicar, nuestros desaparecidos, esos sí que
hubieran sido la nueva clase dirigente. Pero no están".
Reciclar el país
Las cifras alcanzan a dibujar la crisis del país cuya moneda hace un
año estaba a la par del dólar: la canasta básica aumentó
en un 73%; una de cada cuatro personas no tiene dónde trabajar; de una
población total de 38 millones de habitantes, 20 millones son pobres,
y de éstos, 9 millones de plano viven en la indigencia...
Las estadísticas de la pauperización serían interminables
y poco le dicen a Gladys Vargas, quien las ha vivido en carne propia. Hasta
hace un año, ella se dedicaba a atender a su esposo y a sus dos hijos.
Ahora, con un abultado vientre de siete meses de embarazo, Gladys es la vicepresidenta
de una cooperativa conformada exclusivamente por mujeres "cartoneras" en Argentina.
Son 13 amas de casa que cada tarde hurgan en la basura para recolectar papel,
plástico, aluminio, cartón, vidrio y todo aquel material que pueda
ser reciclable para venderlo. Así, ellas se suman a los 60 mil argentinos
que se dedican hoy a este oficio.
Optimista, Gladys valora su cambio de vida. "Recuperamos materiales que pueden
volver a servir, pero al mismo tiempo nos recuperamos a nosotras mismas. Buscamos
un lugar de dignidad, un sentimiento que en estos tiempos está tan diezmado
porque el neoliberalismo nos excluyó del sistema a quienes sólo
éramos amas de casa. De esta crisis sólo saldremos trabajando,
y en eso, la separación de materiales se ha convertido para nosotras
en un trabajo tan digno como cualquier otro".
Tumbas y flores
Hay una serie de símbolos a los que se apelará durante las movilizaciones
de este viernes 20 y varios de ellos se encuentran esculpidos en lápidas
colocadas en diversos puntos del microcentro bonaerense: "Gastón Riva.
Asesinado por la represión policial de la rebelión popular del
20/12/01", reza el bloque de cemento en la esquina de Tacuarí y Avenida
de Mayo.
Con la misma leyenda, pero encabezadas con los nombres de Diego Lamagna y de
Carlos Petete Almirón, hay otras dos tumbas urbanas en el suelo de la
esquina de Hipólito Yrigoyen y Avenida 9 de Julio. Dos policías
intentaron destruir una más, la dedicada a Gustavo Bennedetto en Avenida
de Mayo y Chacabuco, pero fueron filmados por una televisora canadiense. No
pudieron quitar la placa.
Junto con Alberto Márquez, baleado en la Avenida 9 de Julio y Avenida
de Mayo, ellos son los cinco muertos que hubo el 20 de diciembre sólo
en Buenos Aires, en la larga jornada en que De la Rúa renunció
ante la presión de los cacerolazos e inició así el desfile
de los cinco presidentes que tuvo la Argentina en dos semanas.
Las muertes permanecen impunes y un coro multitudinario se apresta a exigir
la aclaración de todos los crímenes que se cometieron durante
el último día del gobierno de De la Rúa. Por eso, las tumbas
amanecerán este viernes colmadas de flores.