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Argentina: La lucha continúa

Carta del Obispo Federico Pagura

Rosario, octubre de 2002 Había pensado escribirles una carta en la misma línea de pensamiento con que les dirigí mi primer llamado en el mes de mayo último, estimulado ahora, por la confusión que se va instalando en amplios sectores de nuestro pueblo, (así como por el temor a la repetición de las actuales frustraciones, bajo viejas figuras, como las que, por ejemplo, dentro del peronismo, se disputan el acceso a la Casa Rosada), cuando cayó en mis manos el último artículo de Pasquini Durán, ("Memorias"), en "Página 12" (Sábado 19 de octubre), e inmediatamente el texto de la entrevista que dos grandes amigos y hermanos: el teólogo brasileño Leonardo Boff, y el periodista argentino Sergio Ferrari dieron a conocer. El primer artículo, acertadamente afirma que: "los partidos tradicionales ya no tienen ninguna capacidad de renovación y que la corrupción estructural, como el orín, pudre todo lo que toca". Luego, reflexionando sobre las expresiones y discusiones que están teniendo lugar entre los representantes de esos partidos anquilosados, y de algunas minorías de izquierda que se empeñan en calificar de "pre-revolucionaria" la etapa que han iniciado los múltiples sacudimientos (piquetes, cacerolazos, paros, etc) que experimentan vastos sectores de la población argentina, el periodista añade: "el tiempo no sirve para nada si no se aplica a la realización de un proyecto diferente que modifique el paisaje devastado por más de un cuarto de siglo de capitalismo salvaje".
Y finalmente después de una importante reflexión sobre la situación de la Argentina ante la ideología del imperio, según un panfleto de reciente aparición sobre "La Estrategia Nacional de Seguridad de los EE.UU. de Norte América", concluye, relacionando las conmemoraciones del 17 de octubre y de los 25 años de las Abuelas de Plaza de Mayo, no con un pasado distante, sino con los riesgos del presente y sobre todo del futuro. Textualmente afirma: "Estas conmemoraciones deberían apurar la conciencia de todos, acerca de la necesidad de sobreponerse a las diferencias que impiden construir una fuerza consistente y en condiciones de disputar la hegemonía sobre el porvenir. Está en juego mucho más que un resultado electoral".
El segundo artículo que Sergio Ferrari ha titulado: "Brasil y una votación histórica" ("Lula contra Serra", es decir "Porto Alegre contra Davos".), queda en manos de ustedes, con la esperanza y la oración de que les inspire e impulse a superar todos los personalismos, las soberbias fundamentalistas o sectarias, los amiguismos y las ambiciones mezquinas, para encontrarse en torno a una mesa de diálogo genuino y de búsqueda de un consenso mínimo, sobre las cosas que nuestro pueblo está reclamando apasionadamente, por no decir "con desesperación".
El fracaso de la última Alianza, no debe ser motivo para no intentar (dentro de nuestra particular circunstancia), con toda imaginación y audacia, lo que Brasil, Uruguay y tal vez Ecuador y Bolivia van logrando, tras profundos sufrimientos y frustraciones. En el camino imperativo hacia una nueva Alianza o Convergencia, debe escucharse lo que el pueblo, a través de múltiples canales y voces, nos está diciendo; así como aprender a oír la voz de nuestros periodistas más serios, consistentes y lúcidos, que por fortuna tenemos, para que como modernos profetas, ellos nos digan su palabra testimonial y orientadora, con toda libertad; y sobre todo mantenerse firmemente comprometidos a rechazar todo posible "delarruismo" u otras formas de traición al pueblo, que éste ya no podría soportar; a menos que todos Uds. consensuadamente, llegaran a la conclusión de que el proceso electoral no es más que una trampa, y ha de ser rechazada, no sólo por un liderazgo elitista, sino por un pueblo informado y rebelde.
Lo importante es que, contemplando el desafío sanmartiniano y bolivariano que presenta el continente en esta histórica coyuntura y percibiendo sobre todo el sufrimiento y el clamor de nuestros pueblos, no seamos hallados ciegos, sordos y mudos o cobardes y tengamos que oír la palabra demoledora de Jesús cuando dijo a los dirigentes políticos y religiosos de su tiempo: "Por la tarde dicen ustedes: "Va a hacer buen tiempo, porque el cielo está rojo"; y por la mañana dicen: "Hoy va a hacer mal tiempo, porque el cielo está rojo y nublado". ¡Hipócritas! Si saben interpretar tan bien el aspecto del cielo y de la tierra, ¿cómo es que no saben interpretar las señales de estos tiempos?".
San Mateo 16:3; San Lucas 11:19 Dios y nuestras conciencias nos inspiren para que podamos ponernos de pie, y unir nuestras fuerzas, por un nuevo país y un nuevo continente que todavía son posibles, en bien de una nueva humanidad iluminada y sostenida por la esperanza. "¡Hasta la victoria, siempre!".
Federico J. Pagura (Obispo Emérito)