Por: Federico Corbière / ARGENPRESS

El debate sobre la ley de salud reproductiva no ha concluido. Ahora hay que avanzar hacia la despenalización del aborto..
Luego de sancionar el Senado la Ley de Salud Reproductiva destinada a promover la educación sexual y a proveer de elementos preventivos contra embarazos no deseados y enfermedades infectocontagiosas, no pocos cruzados consagrados a la fe católica desenfundaron inciensos y aguas benditas para purificar el texto. El Episcopado ya logró que la reglamentación sea en el marco de la Mesa de Diálogo Argentino, cuya guía espiritual no es otra que la Iglesia Católica..
La nueva norma posibilita la prescripción gratuita de métodos anticonceptivos de carácter reversible, no abortivos y transitorios. Se aplicará en marco del Plan Nacional de Salud y estará articulada con las prestaciones del Plan Médico Obilgatorio. .
Pero lo que molesta a la ortodoxia eclesiástica no es sólo la transgresión a los valores morales que la religión promueve, escondida tras un engañoso discurso antiabortista, sino la libre circulación de información sexual que es para la Iglesia Católica un elemento de control y de poder sobre sus fieles, que también les permite interferir no pocas veces en políticas estatales. .
Esta es la historia reciente de la Iglesia Católica y su intento restaurador, desde la caída de las monarquías absolutas, cuando el trono estaba aliado al altar y el diezmo era la moneda corriente de los fines terrenales del fundamentalismo católico..
Cabe preguntarse entonces cuáles son los privilegios de este grupo religioso para interferir en los debates de una institución secular como el Congreso de la Nación, laica y pluralista, teniendo en cuenta los antecedentes en la promulgación de esta Ley plagada de chivos emisarios y lobbistas con sotana que lograron cajonerla durante tres años..
Ese es el espíritu democrático y estatuto velado de algunos sectores de la curia, que llamativamente ha puesto en caja el animo progresista de su actual conducción episcopal con monseñor Estanislao Karlic a la cabeza, que hoy está haciendo la plancha en un estanque de Entre Ríos mientras ve pasar los aviones..
La Mesa de Diálogo creada en plena crisis institucional los días previos a la caída del gobierno de Fernando De la Rúa, será ahora el instrumento de la Iglesia para hacer lo más regresiva la norma, cuya intención no es otra que evitar la propagación masiva del virus HIV y los embarazos no deseados, por ignorancia, violaciones, riesgo de muerte de la madre, o falta de dinero para la compra de anticonceptivos..
Según argumentó la senadora Mabel Müller durante el debate, el aborto es la causa del 90 por ciento de las muertes maternas, de las cuales el 73 por ciento son pobres. Sin embargo diversas argucias retóricas intentan menoscabar y torcer el sentido de la nueva legislación. .
Un documento con la firma del secretario general del Episcopado y obispo auxiliar de Buenos Aires, Guillermo Rodríguez Melgarejo sostiene que 'la prescripción de elementos y métodos anticonceptivos no conformes al orden natural, lesiona la dignidad de la persona y es moralmente inaceptable' y busca, además, imponer contradicciones introduciendo cuestionamientos sobre los actuales métodos de profilaxis aprobados por la Anmat, por considerar algunos como abortivos..
Pero todavía ciertos educadores religiosos respiran con tranquilidad, porque las escuelas privadas (incluso las laicas) no estarán obligadas a impartir educación sexual, ni a conversar con los estudiantes sobre la procreación y el placer como fruto de una relación. Tampoco los institutos de salud confesionales deberán entregar elementos anticonceptivos..
La idea latente que ronda entre los integrantes religiosos que participan de la Mesa de Diálogo probablemente será endurecer el acceso a los menores de edad a las prestaciones previstas. Según sus ojos vendados, como los niños son ángeles y los ángeles no tienen sexo, ellos tampoco lo practican..
Serán más felices los niños así, a eso seguramente se refirió la esposa del presidente interino, promotora de la ley y responsable del área de políticas sociales, Hilda 'Chiche' Duhalde, cuando señaló que: 'tenemos que dejar de ser hipócritas, es un tema que hay que tratarlo en el ámbito escolar ', agregando que la Iglesia 'se ocupe de sus problemas', en alusión elíptica a las recientes denuncias sobre curas pedófilos..
Esperemos que esta vez los religiosos no saquen sus vergajos para impartir disciplinas..
HABLANDO CLARO SOBRE DOGMATISMOS
EL ABORTO EN LA HISTORIA CATOLICA
Por: Emilio J. Corbière (Fecha publicación:02/11/2002)
Información Adicional
Tema: Integrismo católico.

Existen falsas visiones en torno a la despenalización del aborto. Se conoce poco los aspectos teológicos de la cuestión. Todo se relaciona al control de la persona por lo sexual, una forma más de despotismo oscurantista. A continuación brindamos algunos elementos para tener en cuenta. .
El grupo Católicas para la Libre Elección, que actúa en los Estados Unidos, acusó recientemente al papa Juan Pablo II y al Vaticano de intentar imponer sus puntos de vista conservadores sobre sexualidad y reproducción tanto en la sociedad civil como en el plano mundial, especialmente en la Conferencia sobre población organizada por las Naciones Unidas..
El debate comienza a crecer, ahora, dentro de la misma Iglesia. La presidenta del grupo, Frances Kissling, señaló que la mujer 'quiere controlar su fertilidad' y desea 'una anticoncepción moderna y segura'..
En realidad, la condena del aborto por la Iglesia Católica data recién de 1869, cuando el papa Pío IX lo reprobó desde el momento de la concepción, en el documento Apostolicae Sedis (Acta Pío IX, V, 55-72)..
Sin embargo, la Doctrina de los Padres de la Iglesia, especialmente Santo Tomás de Aquino, fue mucho menos concluyente, ya que consideraba, siguiendo a Aristóteles, que la 'animación', en el caso del hombre, se producía recién a los cuarenta días de concebido, en tanto que las mujeres tardaban ochenta días..
Rígidos moralistas, como San Alfonso María de Ligorio, habían aceptado el aborto terapéutico (Theología Moralis). En la Biblia no existe ninguna mención explícita condenando el aborto. Por el contrario, el único pasaje que se refiere directamente al aborto se encuentra en el Antiguo Testamento (Exodo, 21-22, 24). No adjudica allí valor primordial al feto, ya que por su muerte se tenía que pagar una multa a un futuro padre. En cambio, si la mujer fallecía o era herida, el daño de su cuerpo desencadenaba un proceso de venganza y castigo..
Para Aristóteles, el feto no tenía vida originariamente. Sólo a partir de un cierto tiempo de gestación, el alma le sería infundida. Para el filósofo griego, ese momento era de cuarenta días para el sexo masculino y ochenta para el femenino. El aquinante, como se ve, siguió la misma interpretación..
En el Nuevo Testamento no se encuentra alusión alguna al aborto. Sólo algunos textos, como Gálatas (5-20, 21) y Apocalipsis (9, 21-18, 23; 8:22, 15) se refieren a los crímenes de origen sexual, que merecen el fuego del infierno y la expulsión del Reino de Dios. Sin embargo, en ninguno de estos pasajes se menciona directamente el aborto..
Recién, en el año 100 d. de C., en Didaque se afirmó: 'No matarás a una criatura por aborto, ni a una criatura recién nacida'. El Concilio de Elvira (305 d. de C.) normalizó la vida sexual de los cristianos, prometiendo excomunión a las mujeres que abortaban después de cometer adulterio. Se condenó el aborto realizado con motivo del adulterio, pero no aquel provocado dentro del matrimonio..
A la mujer se la castigaba con rigor por el adulterio y el aborto era castigado como un crimen contra la sexualidad establecida y no en contra de una vida presunta..
La Constitución apostólica era una colección de documentos apócrifos de la Iglesia oriental, y la misma solamente condenaba la supresión del feto 'animado'. En Occidente, San Jerónimo, en carta a Algasia, explicaba: 'El esperma se forma gradualmente en el útero y no se puede hablar de homicidio antes que los elementos esparcidos reciban su apariencia y sus miembros' (Epístola, 121, 4). De todas manera, castigaba a las adúlteras que abortaban, pero aplicando el criterio aristotélico-tomista en cuanto al feto 'animado'..
San Agustín afirmaba que 'si el problema del alma no puede ser decidido apresuradamente, con juzgamientos rápidos y sin fundamentos, la ley prevé que un acto sea considerado como homicidio una vez que no se pueda hablar todavía del alma viva en un cuerpo privado de sensaciones , en una carne todavía no formada y, por tanto, todavía no dotada de sentidos'..
San Jerónimo, al igual que San Agustín, aunque hagan una distinción legal ente el aborto del feto 'animado' e 'inanimado', entendían que se debía castigar a los primeros, y condenar a los segundos. Aún más , en esta distinción entre 'animado' e 'inanimado' la ley que prevalecerá en la legislación castigará canónicamente el aborto realizado contra el feto 'animado'..
Por eso, en el siglo VII, el Canon Aliquando de Graciano sólo preveía punición canónica para el aborto del feto 'animado' (Decretum 2, 32, in Corpus luris Canonici)..
El Papa Inocencio III sostenía que se cometía aborto si el feto era 'vivificado' (animado), y en igual sentido se pronunció en sus Decretales el papa Gregorio IX (1727-1241). Estos decretales fueron de carácter universal y consideraban homicidio solamente al aborto del feto 'vivificado' (Canon Sicut Es)..
El propio Santo Tomás de Aquino insistía en que la animación del feto no ocurría el momento de la concepción (Summa Theologica, 3, 10, 64)..
Hay que aclarar que los abortos en las fases anteriores a la 'animación' merecían una condena moral. Como sus antecesores, Santo Tomás colocaba el aborto en las primeras fases, en la línea de la contracepción, que también es condenada por los católicos, por lo menos en la posición oficial de los eclesiásticos..
Una posición más permisiva comenzó a desarrollarse a fines del siglo XV con Sanches, que consideraba hasta moralmente permitido el aborto de un feto 'no animado', siempre que hubiese razones, tales como la violación y el peligro de muerte para la madre, posición que prevalecería hasta nuestros días (De Sancto matrimonii sacremento, Venezia, 1737)..