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Argentina: La lucha continúa

6 de noviembre del 2002

Argentina: Análisis de las propuestas de Asamblea Constituyente

Osvaldo González

Una gran cantidad de corrientes políticas incluido ahora el ARI de Lila Carrió, plantean como alternativa a la crisis económica y política, que continúa en Argentina, la propuesta de Asamblea Constituyente. Así muchas propuestas similares se diferencian y chocan entre sí en los debates entre militantes: Asamblea Constituyente Soberana (ese término lo formula la misma constitución nacional, cuando prescribe su propia reforma); Asamblea Constituyente con Poder (¿acaso hay alguna, que haya sido sin poder? la única que se nos recuerda es la que anularon los bolcheviques en Rusia, porque el poder estaba en los Soviets y por lo tanto fue cancelada); Asamblea Constituyente Revolucionaria (similar al dislate que formulaba años atrás la propuesta de Asamblea Constituyente del MAS, que decía que ella un órgano democrático de la constitución burguesa "votara un gobierno obrero".) Sale, en este caso "el gobierno Obrero" por arte de magia, como una "materialización" del Sai Baba, de una Constitución capitalista reformada y eso si... "revolucionaria".
Para acercarnos a este debate, que no es exclusivamente en cenáculos políticos o intelectuales, sino que se lleva a cabo en muchas Asamblea Populares, en facultades y en ámbitos obreros, por ejemplo en la fábrica ocupada Brukman o en movimientos piqueteros, es necesario entender que no estamos en un momento histórico similar al que existía cuando el régimen estaba marcado por el absolutismo de los zares o regido, en nuestro país, por las Actas del Proceso de Reconstrucción Nacional dictadas por la Junta de Comandantes y con gran expectativa popular en el regreso a la democracia y el sufragio universal. Al contrario hoy hay, una tendencia al descrédito en los partidos, los candidatos y en el Parlamentarismo de la burguesía, después de 20 años de macanazos y entrega nacional de Alfonsín, Menem y De la Rúa. En las elecciones de Octubre del año pasado hubo 11.000.000 millones de votos protesta, en blanco o no votos, nada menos que dos meses antes de las jornadas del 19 y 20 de Diciembre. Muchas luchas precedieron esas jornadas, pero lo nuevo fue el mayor acto de desestabilización política de masas en 20 años de la democracia de la obediencia debida, el punto final y el indulto; de las mentiras de Alfonsín y de los engaños, la corrupción y el enriquecimiento ilegal de Menem y su equipo.
No estamos en una época que un gobierno dictatorial impide la Constitución Burguesa. La que rige en la actualidad ha sido elaborada hace muchos años y reformada por Perón antes de la segunda presidencia en la década del 40, nuevamente reformada por el golpe militar "libertador" en 1957 en alianza de los partidos gorilas, con el PC y los partidos Socialistas. Últimamente la reforma de Menem, para dar un paso a su perpetuación en el 94, apoyada por el jefe de los demócratas argentinos: Alfonsín. Ni en la constituyente del 57 ni en la de 1994 las dos últimas, la explotación capitalista cedió una pizca.. Ninguna de estas reformas, produjo un cambio en sentido popular, al contrario, constituyeron avances de la reacción antiobrera, de la impunidad y subordinación de la justicia, al poder ejecutivo. O sea, la experiencia del pueblo en las Asambleas Constituyentes y en las reformas constitucionales es paralelo y similar a la experiencia que va realizando sobre el sufragio universal: que son arietes contra sus derechos. Lo que hace imposible y a contrapelo, ilusionar a las masas que la A.C, es la salida ante el gobierno de Duhalde y que constituye el contenido de la consigna nacida desde abajo: "que se vayan todos".
Las propuestas de Asamblea Constituyente no marcan ninguna ruptura con el régimen democrático que rige desde hace 20 años y que fue junto con los derechos humanos, desde la época de Carter, la bandera de la ofensiva del imperialismo contra las masas. Después de haber sido los que llevaron a cabo la guerra en Vietnam y de haber armado los golpes de Estado más sangrientos en Sudamérica, apoyados en la falta de democracia y el autoritarismo en los Estados obreros, los yanquis, pudieron tomar por esa razón de las manos de los trabajadores la bandera de la democracia, y la convirtieron en la bandera de su propia ofensiva. Con la cual llevaron adelante no solo un avance contra las masas, también, una derrota ideológica(estratégica) a gran parte de la izquierda, que aceptó la democracia como un valor en sí mismo, por encima de las clases. Así en nuestro país las corrientes de izquierda adaptaron sus programas al electoralismo y al objetivo de "democratizar la democracia" del capital; al punto que un grupo armado tomó la Tablada en defensa de la democracia burguesa y otro grupo le mandó flores a los soldados caídos en nombre de esa democracia.
Lo que nos toca en las circunstancias actuales, luego de 20 años de experiencia sobre el papel antipopular de la democracia parlamentaria no es quedarnos en el mismo terreno ilusionando al pueblo en que la instancia de la Asamblea Constituyente la mejorará y dará lugar a transformar la situación actual. Después del despertar de las grandes movilizaciones populares iniciadas el 19 y 20 de Diciembre pasado, dar un paso adelante en el fortalecimiento e institucionalización de las Asambleas Populares y de las Asambleas de trabajadores ocupados y desocupados, plantea deslegitimar, desestabilizar, al parlamentarismo y al régimen de sufragio universal cuestionando su carácter imperialista y apelando a la democracia directa. El poder que construirá el pueblo en el futuro, con más luchas y organización, esta basado en esta importante, aunque efímera, experiencia de democracia directa con las Asambleas Populares. Para producir un avance, se necesita reconstruir una organización revolucionaria. No se trata nada más que de un nuevo Argentinazo, sino algo superior, atacar cambiando la correlación de fuerzas, impulsando la participación política revolucionaria de los trabajadores y el pueblo.