Y Chiche vio a los pobres
Por Felipe Yapur
Y al tercer día Chiche Duhalde vio a los pobres. Con un operativo supuestamente sorpresivo, la primera dama visitó en el municipio de Alderetes –a 10 kilómetros de la Capital–, el barrio conocido como Güemes, uno de los tantos asentamientos pobres del conurbano tucumano. Minutos más tarde, la esposa del Presidente debió atender a unas 500 mujeres que reclamaban desde el miércoles pasado la distribución de alimentos. La madres, acompañadas por sus hijos, estaban enfurecidas. Chiche las calmó con una promesa de 1200 cajas de alimentos. Pero recién llegaron los aplausos y los vítores cuando les dijo que la entrega que se realizará hoy incluirá 500 cajas más. Recién después pudo retirarse.
Alderetes no es un municipio cualquiera. En el período 1991-2001 su población creció en un 97 por ciento. Hoy se apretujan unas 47.000 personas en el distrito, que controla el peronismo. Tal crecimiento responde a los desplazamientos que provocó la miseria en el interior de la provincia. La mayoría de esos nuevos vecinos están hacinados en chozas donde no hay agua potable y las cloacas son una ilusión.
Hasta una de esas barriadas llegó ayer Chiche. En una de las esquinas estaba estacionado un hospital móvil del Ministerio de Salud Pública de la provincia de Buenos Aires, donde un grupo de pediatras que llegaron con la primera dama atendían más de 700 consultas por día. Sólo ayer los médicos detectaron 200 casos de desnutrición.
Mientras Chiche recorría el hospital, abajo, al lado de la escalera, esperaba Patricia Herrera. Tenía a su hijo Carlos de un año en sus brazos. El pequeño estaba protegido del calor por una toalla. A su lado estaba Ramón, uno de los pediatras, quien le daba las indicaciones sobre el traslado de ambos al Hospital del Niño Jesús donde quedaría internado: el pequeño está desnutrido en grado dos. Patricia asentía mientras Miguel, otro de sus hijos, abrazaba sus piernas. Preguntaba por su marido. Ella está embarazada, es su cuarto hijo. Se la notaba asustada, Ramón la calmó y la acompañó hasta el unimog del Ejército para su traslado. Desde una pequeña ventanita, Patricia saludó a Miguel, que lloraba desconsolado junto a su padre. Poco antes de subir, la madre le dijo a Página/12 que ya estaba tranquila: "Por fin me lo van a atender. No sabe usted las veces que fui al hospital y me mandaban de vuelta porque decían que no tenía nada. Mire qué flaquito está (muestra la delgada piernita de Carlos), tiene un año y apenas pesa 6 kilos".
Mientras la ambulancia se retiraba, Chiche escuchó el reclamo de un grupo de 500 madres de otro barrio que estaban en la plaza de Alderetes. Las mujeres, molestas, esperaban desde la semana pasada la distribución de alimentos que el municipio no concretaba. Expedita, la primera dama se subió a la combi que la trasladó hasta la plaza. Había bronca en el ambiente. Chiche escuchó los reclamos y con esfuerzo se hizo escuchar. Les dijo que estaba preparando 1200 cajas para entregar a partir de hoy, les prometió además 500 cajas más, pero recién la vitorearon cuando accedió a un último pedido de las mujeres: que los alimentos los entregue la comisaría y no el municipio. Una anciana y delgada mujer le explicó la razón a este diario: "Sabe qué pasa don, el intendente es un ladrón".