La CTA se lanza a la política aprovechando el triunfo de Lula, Víctor de Genaro quiere recrear una especie de PT argentino
revista Tres Puntos (Argentina)
Con la bendición del presidente electo de Brasil y el apoyo de sectores del ARI, ex frepasistas, grupos piqueteros y agrupaciones de izquierda, la central sindical liderada por Víctor De Gennaro impulsa un movimiento inspirado en el PT. Los documentos preparatorios del congreso de diciembre.
Las diferencias históricas, económicas y sociales con el país vecino, y los acercamientos ideológicos a su nueva dirigencia.
¿Quién dijo que todo está perdido? Ya nadie pone en duda que con Luiz Inácio Lula da Silva en la presidencia y el Partido de los Trabajadores controlando 186 intendencias, tres gobiernos estaduales -si bien menores-, la franja más grande de la Cámara de Diputados y una de las más fuertes del Senado, otro Brasil está naciendo. ¿Quién dijo que no había más chances en el supuesto universo del pensamiento único y la férrea dictadura neoliberal? Son algunas de las preguntas que también nos hacemos los argentinos ("pioneros en materia de infortunios", como ironizó hace poco el sociólogo Atilio Borón) en estos días de justificada alegría que, vale subrayarlo una vez más, no solamente es brasileña.
Todavía es temprano para medir las repercusiones políticas y sociales que el triunfo de Lula tendrá en el mundo y, para no generalizar tanto, dentro de nuestro país. Por lo pronto, y a excepción de Carlos Menem y alguno que otro político de invernadero, casi todos aquí parecen contentos frente a la novedad. El amplio arco de lo que se conoce como centroizquierda -y aun los grupos radicalizados de la izquierda tradicional- se muestran entusiasmados por la buena estrella del PT. Llueven felicitaciones y beneplácitos, además, que llevan las firmas del mismísimo Eduardo Duhalde, de Adolfo Rodríguez Saá, del jefe de gobierno porteño, Aníbal Ibarra, y de un sinfín de personalidades políticas del mundo progre como Luis Zamora, Elisa Carrió y la diputada (abanderada) Alicia Castro, entre muchos otros.
Acaso el más contento de todos sea el sindicalista Víctor De Gennaro. El líder de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) -viejo amigo de Lula- está decidido a impulsar una especie de PT argentino que, salvando las distancias, él denomina por ahora como "nuevo movimiento político y social".
Habría que empezar recordando que, en rigor, la CTA viene bregando por esta idea desde su fundación, hace diez años en un acto realizado en el Parque Sarmiento. La idea ya estaba claramente esbozada en el documento fundacional (Burzaco, diciembre de 1991) y acaba de ser retomada con fuerza en el paper de discusión con vistas al congreso que la organización hará en Mar del Plata en diciembre.
Denominado "Apuntes sobre nuestra estrategia", este documento al que accedió "3 puntos" se está debatiendo intensamente en todo el país. En sus más de treinta páginas se define un poco mejor la idea del "movimiento político", concebido como "un nuevo proyecto histórico" que apunte a "la conformación de un bloque estratégico en América del Sur" frente a "la crisis capitalista y las manifiestas políticas guerreristas del imperialismo a escala mundial".
Sobre el final se sugiere realizar "una serie de asambleas del movimiento popular" para conformar el nuevo instrumento político, al que se sumarían el Frente Nacional contra la Pobreza (Frenapo), los piqueteros de la Corriente Clasista y Combativa, sectores del ARI de Carrió, y grupos sociales variopintos en torno a una serie de seis o siete "consignas-símbolo".
El documento deja claro, por las dudas, que la idea acariciada no es construir este movimiento "a partir de las cúpulas organizativas de los actores ya constituidos del marco progresista", dado que eso instalaría la conocida "lucha entre orgas". Lo que se intenta, en cambio, es que sean millones los argentinos que asuman, como nuevo sujeto social, la puesta en marcha de este proyecto. La CTA -compuesta básicamente por gremios estatales, seccionales metalúrgicas, empleados aeronáuticos y del caucho, desocupados, campesinos sin tierra, inquilinos, la Federación Agraria, el movimiento Chicos del Pueblo y demás- viene creciendo numéricamente de manera constante. En 1994 contaba con 670 mil afiliados. Hoy esa cifra se aproxima al millón y tiene ganas de seguir aumentando. Con una fuerte inserción en el movimiento piquetero (el conocido Luis D'Elía integra la Mesa Nacional), la Central de De Gennaro cuenta con unos 200 mil activistas en todo el país, conducciones elegidas por sus afiliados en 400 ciudades y una capacidad de movilización que muchos le envidian. Si a todo esto se suma el hecho de haber conseguido anudar un buen entramado de relaciones sindicales internacionales, muy en especial con Lula y los dirigentes de la Central Única de Trabajadores de Brasil (la hasta ahora combativa CUT), ya puede formarse una idea de por qué, con vistas a las casi virtuales elecciones de marzo, muchos candidatos buscaron el apoyo político de la CTA para sus diversos proyectos. A su turno, lo admitieron directa o elípticamente Carrió, Néstor Kirchner (de La Corriente, su línea interna en el justicialismo) y la azafata Alicia Castro, del Frente para el Cambio. A todos De Gennaro les dijo más o menos frontalmente que su apuesta personal pasa actualmente por el citado movimiento político y social. Y que, para él, la importancia de ese proyecto va más allá de lo que suceda en marzo en el plano estrictamente electoral.