23 de octubre del 2002
La muerte de la vieja política
Hugo Alberto de Pedro
"Raras veces quedan impunes la inercia o ambición de los que forjaron
el infortunio de los pueblos"
1810 - Mariano Moreno
Si nos disponemos a tratar de estudiar el escenario político de
la Argentina actual debemos necesariamente encontrar su justificación
en los casi veinte años ininterrumpidos de democracia formal, período
éste de mayúsculos desencuentros y defraudaciones –entre electores
y elegidos- en cada uno de los tres gobiernos nacionales. Han pasado, en éste
orden, el radicalismo, justicialismo y aliancismo; siendo el actual una "simbiosis"
de los tres que no merecen una diferenciación de los anteriores.
La declamada participación ciudadana no ha sido tal en estos períodos
presidenciales porque sencillamente se han verificado las prácticas partidarias
hegemónicas a ultranza, con el necesario, indispensable y vituperable
contubernio de las fuerzas políticas mayoritarias, que otrora nacionales
y populares cautivaron la aprobación del electorado. En las elecciones
parlamentarias de hace un año se demostró y verificó la
insatisfacción del electorado-pueblo que prefirió confiar su representación
"en nadie" a través de su voto castigo.
Sin embargo, los políticos que están siempre tan dispuestos a
defraudar al electorado, como de realizar defraudaciones políticas y
de las otras, se han mantenido distantes de las preocupaciones y reclamos de
la gente hasta llegar al colmo de enjaularse en el Congreso Nacional para seguir
diseñando y permitiendo políticas de exclusión social,
represión y dependencia de todo tipo, ya que hablar de la económica
es una simplificación de la realidad, bajo los mandatos capitalistas
neoliberales e imperialistas vigentes.
La alineación económica, política, legal y militar detrás
de la potencia con más poder en la historia de la humanidad -EE.UU.-
se fue desarrollando en una forma perfectamente planificada, para así
dar cumplimiento a todo lo requerido por el Departamento de Estado norteamericano,
el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización
Mundial del Comercio. Cualquiera que no esté de acuerdo con ésta
aseveración solamente debe repasar los actos y pactos internacionales
realizados por el que debería ser él soberano gobierno nacional.
En éste período trágico de 226 meses y 6800 días,
desde el punto de vista social y humano que hemos vivido y que nos cuesta muchísimo
pensar como podrá ser quebrado sin mayores sacrificios, muy pocos han
sido los espacios de discusión ideológica que se han propiciado.
Más bien los mismos siempre han encontrado como contrapartida enfrentarnos
con amenazas de mayores y más terribles crisis, como si las que hemos
y estamos viviendo no fueran de características prácticamente
terminales e insoportables.
La "vieja política" tiene características de perversidad, mentira,
corrupción y mantenimiento del rumbo hacia el abismo, ese punto terminal
al que estamos llegando en cualquiera de los sentidos que nos propongamos analizar.
La destrucción total de las militancias partidarias posibilitaron que
los partidos políticos agudicen su condición caudillezca que terminó
por alejar a la dirigencia de sus bases, y éstas se enteran por los medios
de comunicación de las decisiones equivocadas y siempre sospechadas de
entuertos que siguen agravando la distancia entre dirigidos y dirigentes. Que
vemos convertirse como saludable de frente a los nuevos tiempos que se vienen.
Muy difícil es establecer tiempos y formas en que la realidad actual
cambiará. Conocemos de sobremanera que las fuerzas económicas,
financieras y las de las relaciones internacionales están encolumnadas
–delante y detrás- de las corporaciones políticas, aunque sí
podemos pronosticar que se debaten en una suerte de muerte anunciada que en
su enfermizo camino se está llevando a la muerte a muchos, como también
a los que quedan en pie los va enterrando en la fosa de la desesperación,
la pobreza y la indigencia.
La calamitosa estructuración del poder que han diseñado los diferentes
"popes" justicialistas y radicales ahora está poniendo en peligro a su
propia existencia, y eso sí que es bueno y muy saludable. No porque deseamos
que así ocurra sino porque es el precio que ellos mismos quisieron recibir
cuando se vendieron ofreciendo su intolerancia, silencios, entrega y claudicaciones
al mejor de los postores del establishment.
Las mentiras sobre las que basaron sus gestiones ejecutivas y legislativas hoy
deben pagarlas –ya el pueblo pagó demasiado alto el precio de sus corruptelas-
de la siguiente forma:
Llevando a sus actos como ganado a supuestos simpatizantes y adherentes siempre
tan bien acompañados y custodiados por sus punteros
Pagando de cualquier forma su presencia con planes de trabajo o "choripanes"
Subiéndolos compulsivamente a sus micros
Contratando cuanto espacio en la prensa esté disponible
Comprando medios de comunicación en todo el país
Etcétera.
Ellos conocen perfectamente que no tienen regreso, que se han convertido en
simples "muertos vivos", que son despreciados por el 90 % de la población,
que solamente los apoyan los que de ellos por ahora viven o los que quieren
que nada cambie en nuestro país, que tienen decenas de miles de funcionarios
y asesores que les reclaman que se queden para seguir viviendo de esa clase
de política y que sus acciones no deben irritar a los de afuera porque
de otra forma perderían su apoyo.
Todo lo viejo un día termina muriendo pues así es el ciclo de
la vida de los animales, y éstos impresentables frente a la opinión
pública ya han nacido, crecido y reproducido, ahora están en la
fase que los conduce a la desaparición.
Las nuevas páginas la escribiremos los que luchamos y resistimos sin
mezquindades y con nuestras ideas de integración-construcción
horizontal partiendo desde abajo, los que deseamos las plenas libertades y nuestra
autodeterminación, los que sentimos el dolor ajeno en nuestras almas
y conciencias, los que no permitiremos la marginación y la expulsión
social, los que no estamos vencidos porque soñamos con un mañana
de alegría y bienestar para todos, porque con nuestras utopías
iremos diseñando el nuevo camino a seguir.
Estamos viendo la muerte de la vieja política, esa sí que es una
buena noticia.
10 de octubre del 2002