Jaunarena insiste con su globo de ensayo pese al aluvión de críticas
El ministro reconoció que su proyecto del servicio social también apunta al control de los jóvenes excluidos del sistema.
Un ministro compenetrado con el Ejército hasta en el uniforme.
Por Cristian Alarcón
El ministro de Defensa continuó con la tesitura de crear un servicio social obligatorio. Y a su alrededor, excepto un lejano mensaje cordobés de un mayor del Ejército que se puso contento con la idea, las críticas a su proyecto "embrionario" arreciaron. Desde la centroderecha, Patricia Bullrich lo atacó por "derivar" las cuestiones sociales a las Fuerzas Armadas. El presidente de la Comisión de Defensa, Jorge Villaverde, del PJ bonaerense, opinó que "no es razonable que un siglo después sigamos pensando, como en 1900, en las Fuerzas Armadas para mantener la idea de cohesión nacional y contención social". Claro que aunque los asesores de Jaunarena reconocieron ante Página/12 que el ministro nunca pretendió hacer realidad su propuesta, el efecto "globo de ensayo" en torno del qué hacer con los jóvenes excluidos fue un éxito.
Quizás por eso, a pesar de que el presidente Eduardo Duhalde aclarara que no pretendía hacer tales cambios en los cortos meses que le quedan a su gestión, ayer Horacio Jaunarena salió otra vez a hablar de lo suyo. "En una sociedad que está con un 50 por ciento de sus integrantes carenciados, me parece importante también que podamos tener una contención para un conjunto de jóvenes que, en este momento, pasan por situaciones muy complejas", se explayó el ministro en unas de las seis entrevistas radiales que dio por la mañana sólo para confirmar sus dichos del día anterior. Claro que intentó hacer el juego de las diferencias con el jefe del Ejército, general Ricardo Brinzoni, quien había festejado tanto la iniciativa de "servicio obligatorio" que lo propuso directamente militar y halagó el proyecto del partido de Luis Patti que espera tratamiento en diputados. "No creo que en este momento esta idea sea posible en Argentina, porque creo que no hay ambiente, que la sociedad no está deseando volver al servicio militar", consideró Jaunarena.
Dos gobernadores peronistas salieron ayer a retrucar a Jaunarena. Felipe Solá lo hizo rescatando de los dardos recibidos hace diez días su propio proyecto de "colimba educativa". Explicó otra vez que sería para "los chicos que no tienen ningún destino, ni la más mínima contención familiar". Solá intentó desvelar el complejo trasfondo de la castrense idea de Jaunarena: "Abrió un debate de algo muy complejo: cómo hacer con los chicos que están saliendo de la pubertad y no tienen ningún destino, ni la más mínima contención familiar". Esas declaraciones, las que directamente hablan de una necesidad imperiosa por controlar el descalabro social, las del propio Jaunarena que subvaluó el "50 por ciento de integrantes (de la sociedad) carenciados" terminaron ayer de darle el contenido a la flamante posibilidad de gerenciar la pobreza a través de las Fuerzas Armadas.
Lo sorprendente es que el servicio social obligatorio cosechó tantas críticas en la oposición como en el propio PJ. Fue el precandidato José Manuel de la Sota quien ayer se puso en la fila de los rechazos. De la Sota se preguntó cuál es la razón de intentar "volver hacia atrás, hacia situaciones que ya la sociedad no quiso. ¿Por qué no hacemos algo más simple? Démosle presupuesto a las Fuerzas Armadas y los jóvenes que tengan vocación militar, que entren en el servicio militar voluntario", postuló. Ya para sellar la crítica dijo: "Este tipo de actitud aparece cuando una sociedad no tiene rumbo, o cuando todos estamos tan mal". Al mismo tiempo, Jorge Rivas, el diputado socialista, opinó que "suponer por un momento que el Ejército pueda ser una institución adecuada para canalizar la solidaridad social equivale desconocer por completo la historia de este país".
En el ámbito de la ciudad de Buenos Aires también se escucharon críticas. La secretaria de Desarrollo Social, Gabriela González Gass, consideró que es "un grave error pretender dar respuesta a la aguda crisis social que vive nuestro país desde la militarización de la juventud". El legislador Roque Bellomo presentó por su parte un proyecto de declaraciónde rechazo al servicio propuesto tanto por Jaunarena como por Brinzoni. "Resulta inaceptable que las Fuerzas Armadas, que todavía no han hecho una autocrítica por su actuación en la dictadura, vuelvan a tener influencia sobre la educación de nuestra juventud", escribió. Mientras que el senador bonaerense Jorge Sigal sostuvo que "hay que poner las Fuerzas Armadas al servicio de la sociedad y no al revés"