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Nuestro Planeta

6 de agosto del 2003

Ecoaldeas, un paso hacia la sociedad ecológica

Javier Manzano
Rebelión
Murray Bookchin en su libro La Ecología de la Libertad. La emergencia y la disolución de las jerarquías, nos acerca a la concepción de una sociedad ecológica partiendo de la certeza de que la sociedad y la naturaleza no son inherentemente antitéticas. Claro está que al remitirnos a la cruda realidad rápidamente concluiremos, al igual que el autor, que una sociedad deformada ha pasado a representar a la sociedad en sí misma. La debate de fondo es si realmente tiene algún sentido plantear alternativas ambientalistas en términos utópicos o, en términos reformistas, esperando corregir la tendencia de macroestructuras como las multinacionales, los sistemas políticos, y sobre todo las mentalidades, cuando el ritmo de destrucción medioambiental es tan rápido que antes de leer el siguiente párrafo habrá otra catástrofe ecológica en curso. No trato de alentar a nadie a caminar hacia la resignación o la inercia, sino todo lo contrario. Por ello quiero exponer una visión particular ac erca de la creación de la sociedad ecológica como alternativa a la sociedad esperpéntica de la que formamos parte.

Antes de seguir es preciso matizar que no empleo el término sociedad con la corrección de su sentido sociológico, contrapuesto a al término Comunidad. La diferencia entre comunidad y sociedad ya había sido planteada por los sociólogos alemanes Tonnies, en Gemeinschaft und Gesellschaft (Comunidad y Sociedad), y Weber, en Wirtschaft und Gesellschaft (Economía y Sociedad). Para el primero, la Comunidad corresponde a la vida real orgánica, mientras que la Sociedad implica una forma ideal y mecánica. La Comunidad es un producto espontáneo de la vida social que se estructura naturalmente, a diferencia de la Sociedad que resulta de la voluntad de los individuos en orden al propósito de unirse para colaborar entre sí. No hago uso de Sociedad en ese sentido ya que pretendo encontrar abordar una zona de transito entre ambos conceptos. En la Comunidad los miembros están unidos, a pesar de todo lo que los separa; en la Sociedad permanecen separados, a pesar de todo lo que hacen para un irse, en el paso de uno a otro puede que resida nuestro fracaso y es donde tendremos estar alerta.

Para ir poniendo un poco los pies en el suelo, según The Economist en los últimos cinco años el precio de la vivienda se ha duplicado en el Estado Español. Esto convierte en prácticamente imposible encontrar un lugar donde vivir por los múltiples abusos, legales o no, que día a día perpetran los especuladores que a consecuencia de la inestabilidad de la bolsa desde el 11-S han pasado a invertir en el sector inmobiliario.

A esto hay que añadirle el papel que juegan nuestros supuestos representantes a todos los niveles. Las administraciones Locales y Regionales se suben al carro de la especulación y venden el suelo disponible para edificar a precios astronómicos, además de realizar otras prácticas especulativas muy poco compatibles con la transparencia democrática. El Gobierno, por otro lado, es consciente de que abandonando un elemento de estabilización social como lo es la vivienda, genera un crecimiento económico artificial que oculta la situación real. A esto debemos añadirle la liberalización del mercado laboral y la consecuente precarización del empleo.

Pero, aún y todo, ante la falta de una oferta atractiva de ocio, comunicación o desarrollo personal en las zonas rurales los jóvenes prefieren permanecer en las ciudades en una situación de total precariedad. Mientras en las zonas rurales avanza progresivamente el envejecimiento de la población La desaparición de muchos pueblos es inminente. Además la dirección que va tomando la política agrícola europea muy condicionada por los dictados de la OMC, augura un oscuro futuro para las comunidades dedicadas a la agricultura tradicional. Las Multinacionales de la Biotecnología agroalimentaria van ganando terreno con la consiguiente incertidumbre medioambiental y todo lo que supone el control de las multinacionales sobre la alimentación.

A riesgo de ser interpretado como una reproducción del un cliché «New Age», es cierto que es necesario bajarse del tren. A pesar de que el ecologismo se ha identificado como una valor típico del postmaterialismo. El ecologismo, tal y como lo interpreto, no está impulsado por valores postmaterialistas. Las reivindicaciones ecologistas deben ser materialistas si quieren hacerse realidad. La cuestión a estas alturas es más bien de supervivencia que de calidad de vida. Por ello el paradigma ecológico debe estar necesariamente en conflicto tanto con la racionalidad económica dominante. Pero tampoco quiero caer en un debate trasnochado sobre el modelo de desarrollo capitalista por miedo a caer en la frivolidad. De hecho pienso que si Marx hubiera sabido de la existencia de la Biotecnología moderna no habría vinculado tan directamente la Libertad humana a la superación de los límites y constricciones de la naturaleza.

¿Cuál es la alternativa de las próximas generaciones?. Yo creo que comenzar a construir a partir de las cenizas del modelo anterior. Hay que constituir comunidades ecológicas atractivas capaces de desarrollarse hasta constituir sociedades ecológicas. Pero para ello la oferta de estas comunidades ha de ser atractiva. No pueden ser islas de utopía ecológica ya que corren el riesgo convertirse en reductos sectarios de los que muchos de los potenciales ciudadanos desconfían. Creo firmemente que este proceso ha comenzado ya a partir de la Ecoaldeas. Estas son comunidades en las que se practica formas de democracia participativa y se vive en condiciones ecológicamente sostenibles. Además en muchas de ellas existen programas de formación y ocio encaminadas al desarrollo personal. La cuestión es que estas se encuentran aún en una fase inicial. Aunque el fenómeno de las Ecoaldeas no es nuevo, las nuevas tecnologías han permitido cierta coordinación y la creación de redes para avanzar en algunos aspectos intercambiando información y experiencias. En mi opinión estas aldeas ecológicas no deben aislarse del exterior ya que eso imposibilitaría superar las primeras fases hacia una sociedad ecológica.

La venta de productos ecológicos en lasa ciudades, la bioconstrucción o el turismo ecológico son fuentes de ingreso imprescindibles para estas comunidades. Hay que interpretar la relación Aldea - Ciudad como una relación parasitaria en un sentido positivo hasta convertir las Ecoaldeas en alternativas reales y para dar el paso de convertirse de comunidades en sociedades.

Las Ecoaldeas ofrecen muchos alicientes para ser una alternativa a considerar. En primer lugar es una solución al problema de la vivienda. Además ofrece formas de vida alternativas mas saludables: alimentación biológica, entorno saludable, terapias alternativa. Ofrecen formación en cuestiones como bioconstrucción, permacultura, macrobiotica, etc. Y en muchas de ellas el acceso al ocio y a la cultura esta muy avanzado a través de la realización de talleres de teatro, danza, música, yoga, etc. Lo importante esta en mantener el dinamismo de estas iniciativas, ya que no se trata de constituir burbujas mientras el mundo se hunde y tratar de difundir su mensaje pero siendo conscientes de que su éxito depende de que sean proyectos abierto capaces de crecer y hacer crecer de forma integral.