10 de agosto del 2003
Red Alerta Contra el Desierto Verde reclama cambio de modelo forestal
EcoPortal.net
Cien organizaciones de Espírito Santo, Bahía, Río de Janeiro y Minas Gerais, se reunieron los días 28 y 29 de junio en Porto Seguro, Bahía, en el II Encuentro Nacional de la Red Alerta Contra el Desierto Verde.
Cien organizaciones de Espírito Santo, Bahía, Río de Janeiro y Minas Gerais, se reunieron los días 28 y 29 de junio en Porto Seguro, Bahía, en el II Encuentro Nacional de la Red Alerta Contra el Desierto Verde. Dichas organizaciones elaboraron una carta que será enviada al Presidente Lula, a parlamentarios y al Banco Mundial, exigiendo que se preste mayor atención al problema que se describe a continuación:
"L@s abajo firmantes, representantes de comunidades quilombolas*, Tupinikins, Pataxós, Guaraníes, pescadores y campesinos y decenas de organizaciones presentes en el II Encuentro Nacional de la Red Alerta Contra el Desierto Verde, movimiento que lucha contra la expansión de los monocultivos de eucaliptos para la producción de celulosa y carbón vegetal en Espírito Santo, Bahía, Río de Janeiro y Minas Gerais, denunciamos las graves violaciones de los derechos económicos, culturales y socio ambientales cometidas por este complejo agroindustrial exportador.
Durante las últimas cuatro décadas, dicho complejo ha destruido la forma de vida de las comunidades locales. Las empresas del sector siguen invadiendo sus tierras y originando el éxodo rural con la consiguiente dispersión de muchas comunidades. En dichas regiones los ríos han sido degradados por la contaminación, debido al uso intensivo de pesticidas y a un proceso de desecación vinculado a la plantación en gran escala, lo que compromete la pesca y la calidad y cantidad de agua potable. La empresa Aracruz Celulose desvió el Río Dulce para asegurar el consumo abusivo de 248 mil metros cúbicos al día, incluso gratuitos, de sus tres fábricas de celulosa.
Con su discurso pro desarrollo, las empresas han estimulado una enorme migración de trabajadores en busca de las promesas de empleo. Lo que hoy queda de todo esto son miles de ex trabajadores, muchos mutilados por el trabajo malsano, despedidos como resultado de un proceso violento y nefasto de automatización y tercerización. La pérdida de la dignidad de estas personas se manifiesta al constatar la existencia de un alto índice de prostitución infantil en los barrios donde viven los ex trabajadores abandonados. Y las personas que oponen resistencia en medio de los monocultivos de eucaliptos están perdiendo su identidad y su riqueza cultural y sufriendo literalmente un proceso de aislamiento profundo. Quienes se oponen a dicho proyecto inhumano están expuestos a intentos de cooptación e incluso amenazas de muerte.
Lamentablemente, el Estado ha sido cómplice de las prácticas de dichas empresas. Hace cuatro décadas que otorga préstamos a través del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) y permisos ilegales para plantaciones -sin respetar las áreas de preservación permanente- y fábricas, una de ellas construida sobre una antigua aldea indígena. Además, las empresas exportadoras tienen deudas con la previsión social (INSS, en portugués) y se benefician de la Ley Kandir, lo que origina situaciones dramáticas como la de Espírito Santo, donde el gobierno de dicho estado le debe a la empresa Aracruz Celulose más de 100 millones de reales de créditos del ICMS (Impuesto sobre la Circulación de Mercaderías y Servicios). Al mismo tiempo, el Estado no le ha dado a la población local ninguna otra opción; al contrario, cada vez se muestra más en connivencia con los intereses empresariales en detrimento de su responsabilidad social y, en vista de este vacío, las empresas asumen algunas funciones del Estado, generando una perversa relación de dependencia y desestructurando la organización social de las comunidades locales.
Las organizaciones firmantes entienden que las consecuencias de todos estos problemas se relacionan con el actual modelo de desarrollo financiado por el gobierno central y por organismos internacionales cuyo único objetivo es lucrar con la financiación en detrimento de la forma de vida de las poblaciones mencionadas.
Los intentos de revertir los daños causados por estrategias empresariales perversas, por ejemplo con la introducción del sello verde del FSC (Consejo de Manejo Forestal) en el manejo sustentable de monocultivos de árboles, no han podido revertir los mencionados impactos negativos y, lo que es peor, son insuficientes para reorientar la lógica de este modelo agroindustrial. Recordamos incluso un informe reciente, elaborado por un grupo de investigadores de la Red Alerta Contra el Desierto Verde, que muestra la flagrante insustentabilidad de las plantaciones de eucaliptos de las empresas Plantar y V&M Florestal en Minas Gerais, ambas certificadas por el FSC.
Asimismo, la Red se manifiesta en contra de la aplicación del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) en las plantaciones extensivas de estas mismas empresas mineras, porque considera que dicho mecanismo sigue favoreciendo a los países del Norte en la medida que no tendrían que reducir las emisiones de contaminantes que contribuyen al calentamiento global, y porque al aumentar la superficie de las plantaciones, el MDL agrava el empobrecimiento de las poblaciones del Sur.
Afirmamos que hay contradicciones entre la inversión en dicho complejo agroindustrial y el Plan Hambre Cero del gobierno central. Por una parte, cuantiosas inversiones, como la de la fábrica que planea construir Veracel Celulose en Bahía, siguen privilegiando un monocultivo que en su gran mayoría se destina a la producción para la exportación a los países ricos y genera escasos empleos, legitima el latifundio, impide la reforma agraria y aumenta todavía más el éxodo rural y la desesperación de miles de familias que se quedarán sin tierra y sin sustento. Por otra parte, el gobierno lanza un Plan Hambre Cero que intenta estimular la producción de alimentos, mientras que las mejores tierras de labranza siguen siendo ocupadas por plantaciones de árboles. No se puede lograr las metas de la política macroeconómica sacrificando las condiciones de vida, salud y trabajo y las formas de vida de los trabajadores y de las comunidades que necesitan agua, tierra, pesca y caza para no verse obligadas a engrosar el contingente de desempleados de las ciudades.
No basta con buscar salidas provisorias dentro del actual modelo de desarrollo. Hay que cambiar radicalmente el rumbo de un modelo que gira en torno a la acumulación de capital y del consumo desenfrenado y construir otra lógica de desarrollo en la que el aspecto central sea el ser humano -hombre y mujer- en su totalidad, y que cambie la forma en que se utilizan los recursos naturales del planeta. Conscientes de la insustentabilidad del modelo actual, los movimientos y comunidades que integran la Red Alerta contra el Desierto Verde discuten y llevan adelante nuevas experiencias productivas que valoran la biodiversidad y los conocimientos locales y que, por lo tanto, construyen otra relación con el ambiente.
En vista del dramático e insustentable contexto socio ambiental que hemos trazado y que afecta directamente a muchos miles de personas, las comunidades y organizaciones que firmamos a continuación consideramos inaceptable la propuesta del sector de ampliar las plantaciones de 5 millones de hectáreas a 11 millones de hectáreas en los próximos 10 años. Asimismo, entendemos que es una necesidad imperiosa y sobremanera urgente que la elaboración del nuevo Plan Plurianual (PPA) y la política industrial del gobierno contemplen la suspensión de la expansión de los monocultivos de árboles de rápido crecimiento en Brasil. Porto Seguro, 29 de junio de 2003 (siguen firmas)."