15 de septiembre del 2003
Palestina: La comunidad internacional apoya una ocupacion de lujo
Meron Benvenisti
Ha'aretz
Traducido para Rebelión por L.B.
La publicación esta semana del informe de Amnistía Internacional sobre la crisis humanitaria que afecta a los territorios [palestinos ocupados] no habría despertado interés ni siquiera en ausencia de los últimos acontecimientos sangrientos. El hecho de que cerca del 60% de los habitantes de Cisjordania viva por debajo del nivel de pobreza y la conclusión de que la crisis económica y humanitaria es consecuencia de los bloqueos y asedios [israelíes] no habría chocado a nadie, particularmente cuando los titulares de prensa aúllan "ˇLos vamos a machacar!".
De hecho, la ausencia de drama en la situación queda reflejada por el propio título del informe: "Sobreviviendo bajo asedio". Si están "sobreviviendo" será que la crisis no es tan grave y que el status quo, fluido y violento pero estable, puede continuar sin que nadie deba tomar algunas medidas radicales para romper el interminable y sangriento ciclo. Según el informe de Amnistía Internacional, ha aumentado el número de los palestinos de los territorios ocupados que dependen, al menos en cierta medida, de donativos de alimentos y otros productos básicos. El informe del Banco Mundial publicado en mayo del 2003 describe el extraordinario volumen de la ayuda internacional destinada a los territorios [palestinos ocupados], que se sitúa "en un nivel sin precedentes de compromiso financiero internacional".
Desde el comienzo de la actual Intifada, organismos foráneos han contribuido con más de mil millones de dólares a financiar el presupuesto de la Autoridad Palestina [AP], proporcionando sustento a muchos hogares (donde la persona que trae el sueldo trabaja para la AP) y beneficiando a casi medio millón de personas. Una cantidad récord de más de mil millones de dólares donados a los territorios ocupados desde la operación Escudo Defensivo --sin contar el presupuesto de la UNWRA [Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos]- ha sido el principal factor que ha impedido una crisis humana de consecuencias catastróficas. "Los donantes no tenían otra opción si deseaban mantener viva la esperanza de la reconciliación, ya que el colapso de la infraestructura de servicios de la AP y el agravamiento de la pauperización radical de la población palestina habrían sido nefastos", declara el Banco Mundial.
Los palestinos se las han arreglado para sobrevivir gracias a la ayuda internacional, pero como suele ser habitual en estos casos, el beneficiario de la iniciativa de la comunidad internacional para acudir al rescate de los palestinos ha sido su enemigo israelí. Más aún, el alistamiento humanitario de los Estados donantes se ha convertido en una red de salvación que ha permitido a Israel imponer una ocupación de lujo en Cisjordania basada en tres factores: dominio militar total, ninguna responsabilidad sobre la administración de la vida de la población ocupada, y costo cero.
Si se hubiera requerido a Israel que cumpliera sus obligaciones como potencia ocupante, tendría que haber desembolsado entre cinco y seis mil millones de shekels anuales [entre 160.000 y 192.000 millones de pesetas] simplemente para mantener los servicios básicos de una población de más de tres millones de personas. Pero en lugar de eso ha sentado un precedente internacional: una ocupación financiada completamente por la comunidad internacional. Cuanto más severas son las medidas israelíes de "cercos, bloqueos y vallas de seguridad", mayor es la ayuda internacional para "impedir una crisis humanitaria", y a Israel no se le exigen responsabilidades. Ni siquiera se exige a Israel que exprese la más mínima cortesía y gratitud para con los países donantes por su generosidad en proveer la red de salvación económica. De hecho, el mayor donante -la Unión Europea como institución y los Estados europeos individualmente- son tratados con desprecio y condescendencia: paga y calla, o te acusamos de antisemitismo.
El presidente Bush debería envidiar a Ariel Sharon por su astucia en establecer el régimen de ocupación de lujo. En Irak los estadounidenses están tratando de convencer a la ONU y a los Estados europeos, que se opusieron a la guerra, para que asuman conjuntamente el costo de la ocupación, pero los interpelados plantean todo tipo de demandas y condiciones. Sharon está libre de todo eso, incluso cuando bastaría que adoptara una sola decisión -desmantelar los controles de carretera internos, que no tienen nada que ver con la seguridad y cuyo único objeto es servir a los colonos judíos-para que, según el Banco Mundial, "el producto interior de Cisjordania aumentara en un 21%".
Israel no pagará el precio de sus acciones, pero la comunidad internacional sí, porque según el concepto israelí no existe relación alguna que vincule la humillación, la pobreza y la pérdida de ilusión con la violencia y el terror, y cualquier tentativa de relacionarlos "significa justificar los asesinatos". Sólo la comunidad internacional debe preocuparse por la pérdida de la oportunidad de reconciliación y pagar el ojo de la cara por ello. Israel no cree en la reconciliación "porque no hay ningún interlocutor para la paz".
El Gobierno de Israel se opone frontalmente a "internacionalizar el conflicto" y a admitir observadores internacionales en los territorios [ocupados]. Sin embargo, no plantea la más mínima objeción a internacionalizar la financiación de la ocupación. żY qué ocurriría si los Estados donantes exigieran un status similar al del que tienen en Bosnia? Uno puede imaginarse una situación en la que dijeran a Israel -en el momento en que adopta una medida radical como es la deportación de Yasser Arafat--: "Estamos hartos de tragar con vuestra extorsión. Afrontad la situación humanitaria que habéis creado vosotros mismos", y procedieran a transferir sus donaciones a tareas de reconstrucción en Irak. No hay duda de que las masas palestinas pagarían el precio de una decisión semejante, de modo que es mejor que la hipótesis siga circunscrita en el ámbito de la fantasía. Pero no está mal que alguien se atreva a jugar el papel de abogado del diablo.