"Las experiencias coloniales del siglo pasado indican que, para contener a los insurrectos, la relación de fuerzas necesaria entre las tropas de ocupación y los combatientes locales es de veinte a uno. Según los analistas militares estadounidenses, el potencial guerrillero de los fedayines u otros grupos irregulares ronda en la actualidad los 100.000 hombres. Un simple cálculo nos indica que los ocupantes necesitarán dos millones de soldados para sostener una presencia prolongada en el país". Esta reflexión sobre la situación en Irak la escribimos en abril en, el periódico Acción. La explosión del camión-bomba contra el Hotel Canal, donde funcionaban las Naciones Unidas en Bagdad, sumada a la imparable escalada contra la presencia anglo-norteamericana, no hace más que confirmar lo que pensábamos..
Por supuesto que el atentado contra la ONU es absolutamente condenable. Que las muertes del representante del alto organismo en Irak, el brasileño Sergio Vieira de Mello, y el coordinador de los programas de UNICEF en Irak, el canadiense Christopher Klein Beekam, junto a dos decenas de víctimas fatales, son totalmente repudiables. Todos estos honestos funcionarios internacionales fueron víctimas del terrorismo que practicó el atentado; del terrorismo de Estado de los Estados Unidos que han llevado a este país a una situación colonial inaceptable, propia de siglos pasados; y también víctimas del propio organismo al que representaban, que - simultáneamente a su envío para ayudar al pueblo iraquí- aprobaba lamentables resoluciones que convalidan el "derecho" de los ocupantes sobre el territorio ocupado..
El Consejo de Seguridad aprobó el 22 de mayo de este año la Resolución 1483, cuyo proyecto fue presentado por los representantes de los países agresores: los Estados Unidos, Gran Bretaña y España, que deberían haber sido condenados en virtud del artículo 2º de la Carta de las Naciones Unidas. Muy por el contrario, catorce de los quince miembros de este alto organismo de la ONU, con la excepción de Siria, votaron favorablemente este engendro que -en opinión de la Asociación Americana de Juristas ("americana" de América, no de los Estados Unidos)- "al reconocer la ocupación extranjera 'sine die' de un país independiente y la apropiación incontrolada de sus recursos fundamentales por parte de las Potencias ocupantes, viola los principios fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas, de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de los Pactos Internacionales de Derechos Humanos e incluso coloca a un Estado independiente en una situación inferior a la prevista en el Capítulos XI de la Carta de la ONU para los territorios no autónomos y bajo un régimen que no tiene siquiera los resguardos previstos en el Capítulo XII de la Carta (Régimen internacional de administración fiduciaria)"..
Las Naciones Unidas enviaron a Vieira de Mello a ayudar al pueblo iraquí y, en lugar de respaldarlo con una actitud coherente, cedieron a la presión de los neocolonialistas de la llamada Coalición, respaldando la criminal ocupación, inmoral, ilegal e ilegítima..
Pero, no contentos con ello, los países agresores lograron -el pasado 14 de agosto- que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara la Resolución 1500. Esta resolución también fue aprobada con 14 votos a favor y la sola oposición de Siria. Con ella, las Naciones Unidas le dan la "bienvenida" al gobierno de transición montado por Washington, con marionetas nacidas en Irak y cuyos hilos son manejados por el virrey norteamericano Paul Bremer, quien dispone de derecho de veto. En la mencionada resolución se señala muy cándidamente que este gobierno de transición debe llevar a la formación, por parte del pueblo iraquí a un gobierno representativo e internacionalmente reconocido que ejerza la soberanía de Irak..
No hace falta aclarar que, entre los 14 votos favorables a estas dos resoluciones, se encuentran los de Francia, Alemania, la Federación Rusa y la República Popular China, países éstos que -en su momento- se opusieron al uso de la fuerza contra Irak. Parece que quedar fuera de los negocios es un buen argumento para "entrar en razones"..
Es muy importante remarcar la actitud zigzagueante de la ONU, fuertemente presionada por el imperio, valiéndose de la absoluta falta de democracia en su cúpula, especialmente en su Consejo de Seguridad, con miembros permanentes con derecho de veto y miembros rotativos sin ese derecho. En este marco, esta fundamental instancia queda en manos de las naciones más poderosas y ,dentro de ellas, de la más poderosa de todas: los Estados Unidos..
Luego del atentado terrorista contra la sede de la ONU en Irak, y como reconocimiento de hecho de su fracaso, Washington no sólo ha resuelto mantener por tiempo indeterminado a los 9.000 efectivos de la Tercera División de Infantería, que debían regresar en setiembre a su país, sino que están solicitando la participación de más efectivos de terceros países, con el visto bueno de las Naciones Unidas, pero bajo el mando militar norteamericano. La Casa Blanca preferiría que fueran tropas de la India, Pakistán o Egipto. Países del llamado tercer mundo y en lo posible (como en el caso de Egipto) que hablen árabe, para -de este modo- maquillar un poco la inaceptable ocupación extranjera..
El gobierno argentino, que en su momento tuvo una actitud francamente opuesta a la invasión imperialista, ahora estaría mostrando tibios signos de aceptar una posible participación con tropas en Irak, siempre y cuando este operativo esté bajo la bandera de las Naciones Unidas..
Si, como acabamos de manifestar, la ONU continúa con su política de retroceder ante el chantaje de los países invasores, miembros -a su vez- del Consejo de Seguridad, la actitud más correcta consistirá en no entrar en ningún tipo de connivencia con la invasión, ni siquiera bajo la autoridad de la ONU, que -por otra parte- estaría violando su propia Carta si acepta que el mando militar quede en manos de otra autoridad que no fuere el Comité de Estado Mayor, sujeto al Consejo de Seguridad, tal como lo establece el artículo 47 de la máxima norma internacional..
Vieira de Mello y sus colaboradores han perdido valientemente sus vidas en un perverso conflicto, precedido de indisimulables mentiras respecto a la existencia de armas de destrucción masiva, que nunca se encontraron. Un perverso conflicto que estuvo jalonado por extrañas muertes, como la del científico británico David Kelly, para borrar los rastros de la actitud irresponsable y criminal del primer Ministro británico Anthony Blair. Un perverso conflicto que costó la vida de millares de iraquíes: niños, ancianos, mujeres y hombres inocentes. Un perverso conflicto que mezcló la sangre con el petróleo... y no sólo con el petróleo....
"Algunos mantenían, yo entre ellos -dice Sami Naïr, eurodiputado y profesor invitado de la Universidad Carlos III de Madrid-, que la intervención militar estadounidense en Irak tenía como único objetivo la conquista del petróleo. Nos equivocábamos... Los estadounidenses quieren apoderarse de todo el país, convertirlo en el banco de pruebas de una privatización ultraliberal con la que no se hubieran atrevido a soñar ni los partidarios más fanáticos de la OMC (Organización Mundial de Comercio). A principios de mayo, el Wall Street Journal reveló que se había encargado a Bearing Point Inc., un gabinete de asesoría, la ejecución de un plan secreto estadounidense titulado 'Para que la economía iraquí pase del renacimiento al crecimiento sostenido'"..
"Este documento -prosigue Sami Naïr- muestra a las claras las intenciones de los Estados Unidos. Se trata, ni más ni menos, de vender las industrias públicas, sobre todo las del sector petrolífero, crear una Bolsa e implantar un régimen fiscal similar al de los Estados Unidos, para favorecer las inversiones extranjeras. La mayoría de las empresas públicas en las que la población contaba para obtener un puesto de trabajo, serán declaradas insolventes y liquidadas. Aquéllas que sean consideradas potencialmente rentables serán vendidas, en el marco de lo que el plan denomina el 'gran programa de privatizaciones masivas'. Así, tras haber destruido las principales infraestructuras, la reconstrucción de Irak es como el maná para los Estados Unidos: el costo se calcula en 100.000 millones de dólares", finaliza Naïr..
"El mercado con sangre entra", decía Naomí Klein, la destacada luchadora contra la globalización neoliberal. La invasión, las muertes de civiles, la pasividad ante el saqueo al patrimonio histórico de la humanidad, la destrucción de la infraestructura del país, la ocupación colonial, la farsa de un gobierno local, la violación del derecho internacional, es el precio que los iraquíes -en primer lugar- y la humanidad, debemos pagar para que la economía de libre mercado y su democracia cada vez menos representativa se vayan instalando en todo el mundo para beneplácito del capitalismo internacional..
En definitiva, el crimen de Irak, es el mismo crimen cometido durante las décadas de los setenta y de los ochenta en Latinoamérica, con centenares de miles de desaparecidos sacrificados ante el altar del dios mercado para instaurar el modelo económico que ha destruido y sigue, en muchos casos, destruyendo la calidad de vida de nuestros pueblos, en aras de la multiplicación de las ganancias de los acreedores de una deuda externa, en su mayor parte ilegal, que funciona como un enorme chantaje económico, político y -¿por qué no?- militar, con la que se pretende someter a nuestros pueblos a una relación de señor feudal y vasallo, para que la decadente economía del imperio pueda seguir funcionando, con sus déficits fiscales y sus balanzas comerciales y de pago también deficitarias..
La sangre, mucho antes que el petróleo, fue el combustible primordial para el funcionamiento de las sociedades de clase. La actitud del capitalismo en Irak, no hace más que confirmar esa cruel realidad histórica, que sólo se quebrará con las luchas de los pueblos que tengan clara conciencia de la necesidad de una sociedad más justa.. sábado 23/08/03: "CON LOS OJOS DEL SUR"