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Medio Oriente

Manifestaciones estudiantiles:

La CIA puso en marcha una operación en Irán

A la ingerencia de la CIA en las revueltas estudiantiles que no cesan, se sumó hoy la presión de la Unión Europea instando a Irán a que firme el tratado de no proliferación nuclear y permita el acceso de inspectores a su territorio. A su vez la cancillería iraní acusó a EEUU de interferencia en sus asuntos internos. Se verifica de esta manera la existencia de un clima previo de acusaciones en el cual se repiten los mismos pasos utilizados antes del ataque militar a Irak. Las revueltas estudiantiles con, la finalidad de desestabilizar al régimen teocrático, representan el primer paso hacia la invasión militar a Irán.
Desde la semana pasada, y durante seis noches consecutivas, miles de estudiantes y militantes del reformismo se han lanzado a las calles a protestar y a pedir "la horca" para el jefe del fundamentalismo iraní, ayatolah Jameini, siendo duramente reprimidos por los partidarios parapoliciales del régimen teocrático que mantiene un férreo control sobre la policía y las fuerzas armadas. Detrás de esas movilizaciones están la CIA y el Pentágono.
De esta forma EEUU prepara un clima de guerra civil en Irán. La CIA y los halcones del Pentágono han puesto en marcha una operación orientada a desestabilizar al régimen iraní promoviendo el enfrentamiento entre los reformistas del presidente Jatamí y los partidarios del poder teocrático del ayatolah Jameini.
El objetivo buscado es producir, en una primera fase, una serie de protestas encadenadas, que parten principalmente del sector estudiantil donde se concentra el reformismo más virulento, y luego, en una segunda fase, precipitar acciones de enfrentamiento armado que deriven en una guerra civil entre moderados y fundamentalistas.
Desarrollando la misma lógica y metodología que utilizaron contra Saddam antes de la guerra, intentan crear un clima de revuelta contra el poder teocrático de los clérigos con la finalidad de debilitarlo, y consolidar una alianza con los reformistas que les otorgue consenso social y político para una invasión militar ya planificada por el Pentágono.
Desde la semana pasada, y durante seis noches consecutivas miles de estudiantes y militantes del reformismo se han lanzado a las calles a protestar y a pedir "la horca" para el jefe iraní, ayatolah Jameini, y han sido duramente reprimidos por los partidarios parapoliciales del régimen teocrático que mantiene un férreo control sobre la policía y las fuerzas armadas.
Los servicios de inteligencia iraníes señalan que la CIA infiltró estos movimientos con la intención de crear un "clima preparatorio" de agitación social, y desde ahí avanzar con cuadros entrenados a un enfrentamiento armado abierto en las calles en un estado de virtual guerra civil.
Las protestas estudiantiles, que crecen en participación y en violencia, son consideradas las más graves ocurridas en Irán tras los disturbios de 1999 donde murieron varios militantes del reformismo y centenares fueron encarcelados.
El ayatolah Alí Jameini advirtió a los manifestantes que si no desistían tendrían que enfrentar las consecuencias represivas más duras, recibiendo como respuesta un incremento de los disturbios.
La Cancillería iraní fue la encargada de tramitar la protesta luego de que el presidente estadounidense George W. Bush dijera sugestivamente el domingo que las manifestaciones son una señal "positiva" y "el comienzo de la expresión popular por un Irán más libre".
En los mismos términos se expresó la semana pasada el secretario de Estado, Colin Powell, quien realizó elogios y arengó a los reformistas y estudiantes iraníes a "liberarse" del poder de los clérigos y de su líder espiritual el ayatolah Jameini, quien a su vez acusó por varios medios internacionales a EEUU de estar promoviendo una guerra civil entre las dos facciones que controlan Irán.
Las operaciones y las andanazas de la CIA en Irán no son nuevas. En 1953 la Agencia orquestó un golpe de Estado para derrocar al primer ministro Mossadegh, que pretendía nacionalizar el petróleo de su país.
Tras su destitución se produjo el encarcelamiento y asesinato de miles de opositores, y fue instalado en el poder el Sha Mohamed Reza Pahlevi, que garantizó a las transnacionales la explotación del crudo y emprendió un acelerado proceso de "occidentalización" de Irán.
Su permanencia de 26 años en el poder se sustentó básicamente en su policía política, la SAVAK, mundialmente famosa por su brutalidad, y cuyos miembros fueron entrenados en campamentos de la CIA en Irán y Estados Unidos.
Utilizando su clásica táctica del "doble juego", tras el derrocamiento del Sha en 1979 por la Revolución Islámica del ayatolah Komeini, la CIA mantuvo canales de infiltración en los grupos islámicos iraníes que consideraban a EEUU como el "Gran Satán".
Eso le permitió a la dupla Reagan-Bush padre en 1979, durante el desarrollo de la revolución iraní, negociar un pacto secreto con Komeini destinado a retrasar la entrega de rehenes norteamericanos que los fundamentalistas tenían prisioneros en la Embajada de EEUU en Irán.
La operación, en plena campaña electoral en EEUU, estaba orientada contra el entonces presidente norteamericano James Carter quien competía por otro mandato con la dupla Reagan-Bush. El retraso de la entrega de los rehenes perjudicó electoralmente a Carter quien perdió los comicios que consagraron a Ronald Reagan como presidente de Estados Unidos.
Posteriormente el régimen fundamentalista chiíta de Komeini estuvo comprometido en varias operaciones encubiertas de la CIA vinculadas con las redes de la droga y el contrabando de armas, entre ellos el Irangate, o Irán-contras, en la que el gobierno Reagan-Bush intercambió drogas por armas para abastecer a los contrarrevolucionarios que combatían contra el gobierno sandinista en Nicaragua.
La relación clandestina continuó hasta que la CIA puso en marcha una operación orientada a desestabilizar al régimen teocrático de la revolución iraní, en un momento en que EEUU había privilegiado la relación con el líder creciente de Irak, Saddam Hussein.
Los sucesivos intentos de la inteligencia norteamericana por desestabilizar al gobierno de Komeini fueron neutralizados sistemáticamente y sus agentes fueron detectados y ejecutados por las fuerzas del régimen fundamentalista.
Habiendo fracasado sus operaciones encubiertas en Irán, EEUU decidió invadir militarmente a ese país utilizando a Saddam Hussein y a su ejército armado y entrenado por la CIA y el Pentágono.
Tras una larga guerra Irak-Irán que abarcó casi toda la década del 80, y produjo un millón de muertos entre civiles y militares, Saddam y el régimen iraní firmaron un final de las operaciones militares, con el cual fracasó el intento de EEUU por reapoderarse del petróleo iraquí.
Posteriormente, y tras la Primera Guerra del Golfo en la década del 90, la CIA retomó sus contactos con el régimen iraní de los ayatolah con el objetivo de organizar la desestabilización del líder iraquí desde territorio iraní.
Desaparecido Saddam Hussein tras la ocupación norteamerica de Irak, se produjo una nueva ruptura de vínculos entre la CIA y la inteligencia del gobierno teocrático del ayatolah Jameini, que ya preveía que el próximo objetivo militar del Pentágono sería Irán.
Los servicios iraníes cuentan con abundante información sobre la infiltración de la CIA entre los intelectuales, periodistas, y cuadros estudiantiles alineados con el reformismo anticlerical iraní.
Esos sectores tienen influencia gravitante sobre los medios de comunicación y los sectores medios que apoyan masivamente al gobierno de Jatamí enfrentado en una lucha a muerte con el poder de los clérigos que controlan la economía, la justicia y las fuerzas armadas.
A diferencia de la maniobra militar convencional de apoderamiento de Irán con el ejército de Saddam, ahora intentan el armado de una guerra civil que les abra una brecha para una invasión militar relámpago.
A través de su avanzada infiltración dentro de los cuadros militantes del reformismo intentan construir una base masiva de consenso político y social entre las clases medias iraníes con la finalidad de instalar, tras una invasión militar, la segunda revolución iraní, la de los "progresistas", sustituyendo al presidente Jatamí con quien las relaciones no son tan buenas.
Por ahora, están en la primera fase, la de las protestas masivas contra el régimen teocrático, de acuerdo a su evolución van a lanzar a combatientes armados contra las fuerzas del fundamentalismo chiíta.
Y el paso siguiente será la invasión militar.