20 de abril del 2003
Análisis de Robert Fisk sobre la guerra en The Independent II Parte
EEUU busca adjudicarse contratos por cien mil millones de dólares para reconstruir Iraq
La Jornada
La legalidad de la guerra contra Irak, la naturaleza de la crisis humanitaria que continúa y por tiempo indefinido proseguirá en la nación árabe, la forma en que murieron varios periodistas extranjeros que cubrían el conflicto y lo que cabe esperar de la reconstrucción del país, son algunos de los aspectos que Robert Fisk y otros periodistas del diario británico The Independent analizan en la segunda parte del balance elaborado por el rotativo.
II Y ULTIMA
¿Ha cambiado el sentir de la opinión pública desde que comenzó la guerra?
Pese a las masivas manifestaciones contra la guerra realizadas antes de que comenzaran las acciones militares, parece ser que muchas personas en Estados Unidos y Gran Bretaña estuvieron dispuestas a hacer a un lado sus dudas una vez que las tropas entraron en acción. En Estados Unidos el apoyo a la guerra se mantuvo firme, en alrededor de 70 por ciento de la población.
Según un sondeo de The New York Times y la televisora CBS, publicado el 15 de abril, 73 por ciento de los estadunidenses dice estar complacido por la actuación del presidente estadunidense George W. Bush. Una semana antes de que comenzara la guerra se expresó así sólo 59 por ciento de los encuestados.
El más reciente sondeo realizado en Gran Bretaña por la consultora ICM indica que el apoyo a la guerra se incrementó en el mes pasado de 44 a 63 por ciento. Otra encuesta de la empresa Populus sugiere que la popularidad del primer ministro británico, Tony Blair, podría incrementarse de la misma forma en que aumentó la popularidad de Margaret Thatcher después de la guerra de las Malvinas.
La popularidad del Partido Laborista británico se incrementó en siete puntos hasta ubicarse en 41 por ciento desde que comenzó el conflicto en Irak, mientras que la popularidad de los tories se ubica en 29 por ciento, tras haber caído cinco puntos.
En Francia, el porcentaje de la población que se opone a la acción militar cayó ligeramente, de 82 a 75 por ciento.
Sin embargo, los triunfos de Bush y Blair pueden ser efímeros. El padre de Bush ganó la primera guerra contra Irak y perdió la elección presidencial de 1992. Varios de sus asesores han advertido a Blair que Irak se desvanecerá muy pronto de la conciencia del público y que la próxima elección se decidirá con base en el estado de la economía y de los servicios públicos en Gran Bretaña.
¿Existe una crisis humanitaria en Irak?
No existe una crisis, sino varias. El efecto de la guerra se ha unido al de las sanciones impuestas previamente y al de la pobreza que imperaba en la mayor parte de ese país, en el que 60 por ciento de la población dependía de la ayuda alimentaria desde antes que estallara el conflicto armado.
La mayor parte del territorio de Irak aún no es lo bastante segura para que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y otras agencias humanitarias puedan funcionar sin el riesgo, por ejemplo, de municiones sin estallar. Estas agencias aseguran que siempre hay mucha desorganización cuando se encarga al ejército la distribución de la ayuda.
Paul Mylrea, vocero de la organización no gubernamental Oxfam, ha denunciado que sigue sin haber agua potable en muchas zonas, y que los hospitales, que ya funcionaban en pésimas condiciones, primero por las sanciones y luego por los combates, ahora han sido saqueados. Agregó que a diario llegan a los hospitales unas 60 mujeres que requieren cuidados de obstetricia de urgencia y no se les puede atender.
En Bagdad, la Cruz Roja dijo que sólo tres de los 32 hospitales estaban funcionando. No se contaba con agua ni electricidad porque, debido a una serie de disputas, no ha regresado a trabajar en los sanatorios el personal de mantenimiento.
En Um Qasr, la diarrea que se presenta en los hospitales es 10 veces la cifra normal. En el norte, en la región de Mosul-Dahuk, no hay agua ni electricidad. También hay escasez de agua en Nasiriya, donde inclusive las cisternas fueron saqueadas. Agencias humanitarias calculan que hay al menos 800 mil personas desplazadas dentro del territorio iraquí.
¿Respetaron los angloestadunidenses la Convención de Ginebra?
La Convención de Ginebra se refiere específicamente al pillaje y a los derechos de las "personas bajo protección". Se hace referencia a la obligación de impedir saqueos desde la Convención de La Haya, de 1907. Personas "bajo protección" son todas las que estén en presencia de las partes beligerantes; por tanto, bombardear a civiles en un restaurante en Mansur es una clara violación a las convenciones. Estados Unidos admitió que Mansur era un área residencial y que el ataque no sería una "operación libre de riesgo", pero bombardeó de todas maneras.
También se bombardeó a civiles en la región de Al Hilla con bombas de racimo. Si bien estas bombas han sido aceptadas como armas antipersonales para ser usadas contra ejércitos, su uso contra civiles está prohibido.
Estados Unidos interrumpió brevemente el envío de aviones de combate a Israel después de que este país usó bombas de racimo en Beirut, en 1982. La Convención de Ginebra fue redactada tras la Segunda Guerra Mundial, cuando los estados y sus ejércitos habían perpetrado la mayor parte del saqueo y el pillaje, y por eso aún puede considerarse debatible si el pillaje cometido "por desconocidos" es el mismo que se prohíbe en la convención.
Sin embargo, los ejércitos de ocupación tienen el deber absoluto de proteger a los civiles y los bienes bajo su control, incluidos ministerios y museos. Estados Unidos no ha cumplido con ello y sostiene que los iraquíes pusieron objetivos militares dentro de áreas civiles.
Esto último es verdad; varios reporteros han encontrado trincheras en museos y escuelas, así como vehículos blindados debajo de puentes y escondidos cerca de hospitales. Pero también es cierto que los tanques estadunidenses dispararon muy cerca del hospital Yarmouk de Bagdad y que los vehículos de transporte de marines fueron estacionados muy cerca de hogares civiles.
Las fuerzas angloestadunidenses de-nunciaron que soldados iraquíes cambiaron sus uniformes por ropas civiles para seguir combatiendo. Es verdad. Pero su país sufría una invasión. ¿Habrían usado uniforme los soldados británicos para combatir a los ocupantes alemanes durante la Segunda Guerra Mundial?
¿Cuántos murieron en la guerra?
Del lado agresor murieron 119 estadunidenses y hay cuatro desaparecidos, mientras 30 soldados británicos perdieron la vida .
Según el ejército estadunidense, murieron más de 3 mil 650 combatientes iraquíes, al menos 2 mil 320 en Bagdad. No hay cifras oficiales iraquíes de bajas militares, pero el gobierno de Saddam Hussein sostuvo que antes del 3 de abril unos mil 254 civiles habían muerto. No se ha actualizado esa cifra desde entonces, pero más de 5 mil civiles resultaron heridos.
En los bombardeos de los mercados Saab y Shuala perecieron al menos 68 y 47 personas, respectivamente, y los heridos fueron muchos más que los muertos. Catorce civiles fallecieron en el bombardeo al restaurante del distrito de Mansur, en un intento por asesinar a Saddam Hussein y a sus dos hijos.
¿Están otorgándose los contratos de reconstrucción a los amigos de la Casa Blanca?
El premio financiero es inmenso: un contrato hasta de 100 mil millones de dólares para reparar y modernizar la industria petrolera, reconstruir la infraestructura, edificar escuelas, hospitales y entidades de administración pública que sean funcionales. Pero nada de esto se asigna sin conflictos.
Estados Unidos parece operar bajo el principio de que "al vencedor le corresponden los privilegios". Los primeros contratos de reconstrucción están siendo otorgados por la agencia de desarrollo, USAID, que por cuestiones de emergencia depende actualmente del Departamento de Estado. Las firmas estadunidenses llevan ventaja, y hasta a las compañías británicas se les excluye de los concursos.
Hasta ahora USAID ha otorgado cuatro contratos, con valor de 82 millones de dólares. Se espera que una gran compañía estadunidense gane un contrato por 600 millones de dólares para la reparación de carreteras, plantas de electricidad, puentes y otras instalaciones dañadas por la guerra.
Pero esto es sólo el principio. El Congreso ya aprobó un presupuesto suplementario de 80 mil millones de dólares para pagar los gastos de la guerra, que abarca también los de los próximos seis meses, incluidos 5 mil millones de dólares para la reconstrucción.
Dentro de un tiempo Estados Unidos podría mostrarse más dispuesto a permitir la participación de compañías extranjeras en la reconstrucción, pero en definitiva no empresas francesas, alemanas o rusas.
Cediendo a las críticas en el país, Washington obligó a Halliburton, la firma petrolera que alguna vez dirigió el vicepresidente, Dick Cheney, a concursar por el contrato para reparar las instalaciones petroleras iraquíes. Menos de una docena de pozos se incendiaron, así que el contrato que alguna vez se le garantizó a Halliburton disminuyó en valor; de 7 mil millones a 650 millones de dólares.
¿Qué compromisos hizo Estados Unidos?
No demasiados. Gracias a fracasos no intencionales, o bien a que la guerra fue muy rápida, Estados Unidos tiene pocas deudas que pagar en la región.
El más grande de los fracasos no intencionales ocurrió con Turquía. Pese a la oferta a ese país de 10 mil millones de dólares en préstamos y garantías de préstamo, el parlamento en Ankara rehusó aprobar el despliegue en su territorio de 62 mil soldados estadunidenses, con lo que se retrasó ligeramente el comienzo de la guerra. De haberse logrado este permiso, la cuarta división de infantería habría establecido un segundo frente contra Bagdad desde el norte, con lo cual la guerra habría durado menos. A Turquía se le han dado sólo mil millones de dólares en compensación por las pérdidas económicas que le provocó la guerra.
Las promesas que Estados Unidos pudo haber hecho a Israel no llegaron a materializarse, puesto que las fuerzas especiales estadunidenses aseguraron el desierto del occidente de Irak, desde donde podrían haberse lanzado misiles Scud , posiblemente cargados de agentes químicos y biológicos, contra ciudades israelíes. Sólo si esto hubiese ocurrido Ariel Sharon estaría en posición de pedir algo.
Al parecer, tampoco Arabia Saudita jugó un papel relevante. Se informó que el reino permitió a Washington utilizar la base Príncipe Sultán, ubicada a 110 kilómetros de Riad. Pero el Comando Central no se instaló ahí, sino en Qatar.
¿Fue legal la guerra?
Depende a quién se le pregunte. Desde el punto de vista de Estados Unidos, Irak ya había violado tantas resoluciones de la ONU que desde hacía mucho tiempo tenía que haberse optado por la acción militar. Y si la ONU no estaba lista para autorizar la guerra, Estados Unidos, de todos modos, era libre de actuar. La preferencia de Estados Unidos nunca fue reanudar la vía diplomática dentro de la organización mundial.
Según el enfoque del gobierno británico, que posteriormente fue redactado por el procurador general, se trató de una acción legal debido a la resolución 1441 del Consejo de Seguridad, aprobada de manera unánime el 8 de noviembre de 2002, la cual citaba todas las resoluciones sobre Irak adoptadas previamente. Al menos una, dijo el procurador, hablaba de emplear "todas las medidas necesarias" (y aquí se contemplaría el uso de la fuerza) para responder a un no acatamiento de Irak.
De esta forma, correspondía al gobierno juzgar si Irak había violado la resolución 1441, y los ministros insistieron en que así fue. De manera crucial, el procurador británico también dictaminó que, según la resolución 1441, el Consejo de Seguridad no estaba obligado a votar sobre la acción armada, sino simplemente a "considerar" el reporte de los inspectores de la ONU.
En cambio, la mayoría de los miembros del Consejo de Seguridad coincidía en que dicha resolución no podía interpretarse como un disparador automático de la guerra, y que el término "serias consecuencias" era muy distinto al de "todas las medidas necesarias", por lo que era necesario aprobar una nueva resolución que autorizara de manera específica la acción militar.
Todos, excepto los estadunidenses, estuvieron de acuerdo en que una "segunda resolución" que autorizara la acción militar debía ser sometida a votación. De ser derrotada o vetada una propuesta de tal resolución, habría puesto en tela de juicio todas las resoluciones previas de la ONU en las que se optó por la acción militar, y podía haberse concluido que hubo ilegalidad en esos casos. Por eso Gran Bretaña retiró su propuesta de la "segunda resolución", para no arriesgarse a una votación.
¿Por qué se desmoronó la Guardia Republicana?
El Centro de Estudios de la Defensa de la Universidad King afirmó la semana pasada que no existe indicio alguno de que hubiera existido, entre dichas fuerzas, un plan defensivo basado en fases de ataque y apoyo recíprocos. Tampoco hubo repliegues en el sur de Irak ni un plan aparente para impedir el acceso a los puentes principales o cruces importantes del país. Se especuló que los guardias republicanos simplemente se sintieron derrotados y decidieron abandonar el campo de batalla, algo que ocurría con frecuencia, según los comandantes de las fuerzas angloestadunidenses.
Sin embargo, hubo al menos dos semanas de implacables bombardeos aéreos contra contingentes de la Guardia Republicana antes de que las fuerzas angloestadunidenses avanzaran hacia la capital iraquí.
Ese rápido avance hacia el norte, llevado a cabo por la tercera división de infantería y la primera fuerza expedicionaria de la infantería de marina, en el que se rebasó un importante foco de resistencia, bien pudo haber tomado por sorpresa a los iraquíes.
También es cierto que el uso de las fuerzas armadas de Saddam Hussein para la represión interna, junto con el efecto de las sanciones, pudieron haber socavado la capacidad de combate de las fuerzas regulares.
Existe una teoría no confirmada, hecha por analistas del Instituto de Predicciones Estratégicas, según la cual comandantes de la Guardia Republicana fueron sobornados por los estadunidenses.
Con todo, los comandantes militares no anticiparon el nivel de resistencia que enfrentarían de fuerzas irregulares como la Organización de Seguridad Secreta y los fedayines de Saddam, quienes lucharon en muchos casos con tenacidad inusitada.
En una entrevista publicada esta semana en The Independent, el mayor general Peter Wall reconoció que puede existir un "legado" de fuerzas irregulares, y que aunque en este momento no están "particularmente bien organizadas", podrían reagruparse más adelante.
¿Lucharán por un Estado independiente los kurdos iraquíes?
No. Los iraquíes kurdos tienen su propio lenguaje y su propia cultura y, desde luego, están convencidos de que tienen derecho a la autodeterminación. Han sido salvajemente oprimidos durante décadas -300 mil de ellos tuvieron que huir de la campaña de limpieza étnica de Saddam Hussein, en la que el mandatario además instaló asentamientos árabes en las ciudades y poblados kurdos-, pero, debido a la historia que han vivido durante los pasados 30 años y a que están rodeados de vecinos hostiles, también tienen que aceptar que cuentan con bastante autonomía dentro del federalismo iraquí, la cual es probablemente la mejor opción que tienen y seguirán teniendo, siempre y cuando el gobierno central lo acepte.
Durante las dos semanas anteriores, el equilibrio de poder se alteró drásticamente a medida que los kurdos avanzaban, recuperando territorio y penetrando en Kirkuk y Mosul. Esto encendió las tensiones étnicas con los árabes y turkmenos de la región, y causó alarma en Turquía, Irán y Siria.
El temor particular de Ankara es que los kurdos iraquíes puedan usar la riqueza petrolera de su zona para financiar un Estado independiente y estimular las demandas separatistas también entre la minoría kurda que habita en Turquía.
Bajo la presión estadunidense, los líderes kurdos han moderado sus ambiciones de obtener la autonomía. Y además saben que ante el actual vacío de poder en Bagdad, las libertades de que ha disfrutado el Kurdistán iraquí autónomo durante los pasados 10 años se ven amenazadas. Emprender una guerra para lograr la plena independencia podría resultar desastroso.
¿Se ha comprobado la doctrina Rumsfeld?
Dicha teoría se basa en el supuesto de que Estados Unidos tiene el derecho de proteger su seguridad interna actuando de manera preventiva para neutralizar una amenaza externa. Irak presuntamente constituía una amenaza, pero el hecho de que sea ahora una amenaza menor depende de lo que ocurra a raíz de la guerra, y de cómo se defina una amenaza. Saddam Hussein se ha ido, pero los actos de terrorismo contra Estados Unidos bien pueden multiplicarse como resultado de lo que ocurrió en Irak.
La doctrina tiene que ver con la muy acendrada convicción de Rumsfeld de que el ejército estadunidense es demasiado grande, demasiado inflexible, demasiado vinculado con intereses institucionales y, para colmo, aún se le entrena como si fuera a combatir a la ya desaparecida amenaza soviética. Rumsfeld sostiene que lo que Estados Unidos necesita es una fuerza más pequeña, ligera y ágil, con énfasis en la fuerza aérea y en el combate de alta tecnología.
Algunos creen que la guerra contra Irak ha comprobado esta idea, pese a las críticas que surgieron antes de la victoria angloestadunidense. Pero expertos militares afirman que las fuerzas enviadas a Irak no son en absoluto esa fuerza más ligera y ágil planteada por Rumsfeld. Señalan que aunque se trató de enviar contingentes más pequeños que los que participaron en la guerra del Golfo de 1991, de hecho era una fuerza 30 por ciento más pesada de lo que Rumsfeld quería, y que él mismo propuso una estructura de combate más tradicional porque los generales insistieron en que eso era lo que se necesitaba. Si bien la fuerza militar fue lo bastante grande para la campaña, podría no ser suficiente para lo que sigue.
Y dado que el secretario de Estado, Colin Powell, se vio enfrascado en una disputa pública durante la etapa diplomática que precedió a la guerra, la reivindicación de Rumsfeld implica la derrota de Powell y su supuesto multilateralismo. Era claro, no obstante, que Powell había perdido la batalla contra Rumsfeld inclusive antes de que fracasara la diplomacia en la ONU. El secretario parecía aferrado a presentar un rostro de la administración Bush que fuera más fácilmente aceptado en todo el mundo no estadunidense. Esto le ha restado no sólo credibilidad, sino también ha socavado su efectividad futura.
¿Quién estaba dentro de la coalición?
El Comando Central estadunidense afirmó que unos 50 países estaban en la supuesta coalición. Pero no nos equivoquemos. La contribución militar directa consistió únicamente en los 250 mil soldados estadunidenses, 45 mil soldados británicos, 2 mil australianos de las fuerzas especiales y menos de 100 miembros de las fuerzas especiales de elite GROM, provenientes de Polonia.
Otros que jugaron algún papel son Kuwait, desde cuyo territorio se lanzó la invasión terrestre; Bahrein, que al parecer aportó bases navales y aéreas; Qatar, que otorgó los cuarteles del Comando Central y una base aérea muy grande, y Arabia Saudita, desde donde se lanzó la campaña aérea angloestadunidense.
Se cree que se utilizó a Jordania para lanzar algunos ataques aéreos y permitir el ingreso a la región de fuerzas especiales, y equipos de búsqueda y rescate. Omán y los Emiratos Arabes Unidos pudieron haber almacenado aviones de las fuerzas angloestadunidenses, y al final Turquía sí permitió el uso de su espacio aéreo y algunas evacuaciones terrestres por motivos médicos. También se usaron bases aéreas de Chipre.
Por lo demás, es difícil saber qué otros países de la coalición aportaron algo más que apoyo moral. ¿Sabe alguien cuál fue la contribución de las Islas Salomon?
¿Es éste el primer paso para reordenar a todo Medio Oriente?
Puede ser, pero el proceso dependerá de una serie de factores, el principal de los cuales es si Washington, que jamás se ha caracterizado por su paciencia, está dispuesto a concluir el trabajo en Irak. Si el Irak post Saddam emerge, efectivamente, como un lugar más libre, próspero y estable, entonces la visión de Paul Wolfowitz, secretario adjunto de Defensa y principal neoconservador dentro de la administración Bush, habrá logrado concebir el futuro a partir de una profecía que se cumplió en su totalidad. También es cierto que otras naciones, como Egipto y Arabia Saudita, podrían verse presionadas en lo interno y lo externo para cambiar y democratizarse. Pero es muy improbable que Estados Unidos vuelva a emplear la fuerza militar en el futuro cercano, ni siquiera contra Siria, que ahora es un miembro asociado del eje del mal.
Washington afirma que Irak será ejemplo para otros en Damasco y Teherán. Siria, que ahora está rodeado de estados pro estadunidenses y ha perdido sus nexos económicos con el régimen de Saddam Hussein, parece especialmente vulnerable. Existe la creencia de que las presiones financieras y diplomáticas pueden lograr lo que se pretende sin que se recurra a la fuerza, aun cuando la amenaza de emplear la fuerza también consiga objetivos.
En todo caso, la opinión pública estadunidense, que apoyó en forma tan decidida la campaña contra Irak, se muestra especialmente reticente a continuar la acción en Siria. Entre 51 y 38 por ciento de los estadunidenses creen que ya no debe atacarse a otro país a menos que éste lo ataque, indicó el martes un sondeo de The New York Times/CBS. Si Bush decide de todas formas atacar a Siria, esto podría costarle votos al presidente cuando emprenda los preparativos para la relección en 2004.
A los estadunidenses les gusta creer que predican con el ejemplo, y no con la fuerza bruta.
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