Medio Oriente
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5 de noviembre del 2003
Guinea Ecuatorial
Estados Unidos oleó petróleo
María Masquelet
www.elcorresponsal.org
El gobierno norteamericano acaba de reabrir su embajada en Malabo, cerrada en 1995 en protesta por la política de derechos humanos del presidente Teodoro Obiang.
Aunque en los últimos años la situación de las libertades civiles en esta ex colonia española en Africa no ha dejado de empeorar y Obiang sigue controlando con mano férrea el poder, una novedad a la que el presidente George Bush parece especialmente sensible ha servido de aliciente para estrechar los vínculos bilaterales: Guinea Ecuatorial se ha convertido en el tercer productor de petróleo del Africa subsahariana y ha cedido mayoritariamente la explotación del recurso a empresas norteamericanas.
El gobierno norteamericano reabrió en octubre último su embajada en Malabo, después de haberla mantenido cerrada desde 1995, como muestra de rechazo a la política del régimen de Teodoro Obiang Nguema en materia de derechos humanos.
Aunque en los últimos años la situación de las libertades civiles en esta ex colonia española en Africa no ha dejado de empeorar y Obiang sigue controlando con mano férrea el poder, una novedad a la que el presidente George Bush parece especialmente sensible ha servido de aliciente para estrechar los vínculos bilaterales: Guinea Ecuatorial se ha convertido en un importante productor de petróleo.
La reapertura de la sede diplomática, que constituye un triunfo político para el régimen ecuatoguineano, fue virtualmente silenciada por el Departamento de Estado, que no hizo comentarios al respecto, algo inhabitual en acontecimientos de esta naturaleza, pero fue celebrada ruidosamente por la prensa adicta al régimen. A la ceremonia asistieron el embajador norteamericano, George Staples -que en los últimos años atendió los intereses de su país en Guinea Ecuatorial desde su residencia en Yaoundé, Camerún-, el presidente Obiang y todo su gabinete.
Hasta ahora, la sede vacía de la embajada norteamericana en Malabo era considerada un símbolo para los opositores al actual gobierno, que hicieron de ella la bandera del aislamiento internacional que sufría el presidente Obiang. Amnistía Internacional no ha cesado de denunciar en estos años la aplicación sistemática de la tortura a los opositores, el incremento de los presos de conciencia, la ausencia de una Justicia independiente del poder político y la desembozada censura que el gobierno dispensa a la prensa opositora.
Las relaciones diplomáticas entre los dos países nunca habían sido rotas. Y desde 1995, Guinea Ecuatorial estaba cubierta por la embajada norteamericana en Camerún.
El último embajador norteamericano con sede en Malabo había sido John Bennett, un diplomático que había sido acusado por las autoridades locales de ejercicio de la brujería, por lo que fue declarado persona no grata. Washington decidió entonces retirarlo del país.
En sus habituales informes sobre derechos humanos, el Departamento de Estado ha sido particularmente duro con Guinea Ecuatorial hasta 2001, pero desde entonces comenzó a adoptar una visión más indulgente.
Voceros del Departamento de Estado se limitaron a señalar que la nueva embajada sería solamente una "pequeña misión", necesaria para mantener a los 3000 ciudadanos norteamericanos que trabajan actualmente en Guinea Ecuatorial, sobre todo en el sector petrolífero. La sede diplomática fue instalada en una suntuosa residencia alquilada a un familiar directo del presidente ecuatoguineano.
Bajo presión
Los años noventa marcaron un período particularmente crítico para el régimen de Obiang. La presión internacional sobre el empobrecido país se centró en la necesidad de democratizar la nación y mejorar las condiciones de los derechos humanos. A la acción diplomática se le unió una fuerte presión financiera, seguida del retiro del país del Banco Mundial y la embajada norteamericana.
Aunque la decisión de levantar la embajada en Malabo fue justificada por la Casa Blanca en "dificultades presupuestarias", la diplomacia norteamericana no ocultaba ante la prensa en Washington que el gobierno estaba dando un paso de fuerte contenido político para demostrar su disgusto ante los abusos de los derechos humanos y en rechazo del régimen de Obiang.
Pero esa decisión presuntamente principista fue francamente inoportuna para los intereses económicos norteamericanos. En el mismo año en el que Washington cerraba su embajada, se producían los primeros descubrimientos de petróleo en las costas de Guinea Ecuatorial. Desde entonces, las inversiones han estado fluyendo en el país, principalmente por empresas de los Estados Unidos y de Francia. El aislamiento político no impidió establecer una conveniente cooperación económica, que se tradujo en la reducción gradual de la presión sobre Obiang.
Guinea Ecuatorial, que cuenta con 500.000 habitantes, se ha convertido en el tercer productor de petróleo del Africa subsahariana, después de Nigeria y Angola, lo que le ha permitido a la antigua colonia española, duplicar su Producto Bruto Interno en el 2000. La pobreza, sin embargo, sigue sin freno, dado que la riqueza del petróleo se derrama sólo en el entorno del poder. La oposición guineana ha denunciado reiteradamente que Obiang y su numerosa familia han depositado la mayor parte de los beneficios del petróleo en cuentas privadas en bancos norteamericanos.
La mejora de la relación entre Malabo y Washington se demostró de nuevo recientemente, cuando Guinea Ecuatorial firmó un acuerdo de impunidad con el gobierno norteamericano. Estos controvertidos acuerdos están diseñados para evitar que ciudadanos norteamericanos sean procesados por el Tribunal Penal Internacional y fue firmado por el secretario de Estado de los Estados Unidos, Colin Powell, y el presidente Obiang durante su última visita a Washington, el 25 de septiembre.
Obiang y las petroleras
La empresa petrolera y gasista Marathon Oil trabajó intensamente para la reanudación de las relaciones bilaterales. En junio, Marathon invitó a Obiang y a algunos de sus ministros a visitar Estados Unidos, en ocasión de unas jornadas sobre la producción de hidrocarburos en el Golfo de Guinea.
Marathon Oil, con sede en Houston (Texas), es una empresa en claro proceso de expansión (en 1997 ocupaba el puesto 36 en una clasificación mundial de empresas petroleras, pero en 2001 aparecía en el puesto número 10). Sus intereses en Guinea Ecuatorial han crecido notablemente en los últimos años. A finales de 2001 adquirió por 993 millones de dólares los activos guineanos de la compañía CMS Energy y el 20 de junio de 2002, por otros 155 millones, los de otra pequeña empresa (Globex). En septiembre de 2002 el gobierno guineano aprobó una ampliación de las capacidades del yacimiento Alba y una segunda fase de ampliación estará disponible a finales de 2004.
Todo ello ha convertido a Marathon Oil en una de las empresas más importantes del "off-shore" guineano.
En este momento, Marathon Oil dispone del 63,33 % del bloque A (Alba), el 47 % del bloque D (contiguo al A), el 52,4 % de una fábrica de condensados, el 45 % de la fábrica de metanol Atlantic Methanol Production y el 52,2 % de una fábrica de gas de petróleo licuado procedente del refinado del petróleo bruto, un combustible considerado "limpio" y cuya utilización en el transporte público de las grandes ciudades disminuiría notablemente sus niveles de contaminación.
La segunda fase de la exploración y explotación petrolera en Guinea (la primera habría que ceñirla al período colonial y a los intentos de Elf y de Hispanoil y GEPSA a comienzos de los años 80) se inició en 1990 con los trabajos de Walter International.
En años sucesivos obtuvo concesiones, sin mucho éxito, United Meridian Corporation (UMC). Se trataba, en ambos casos, de pequeñas empresas norteamericanas. En 1995 UMC se asoció con Mobil Oil.
Tras de Mobil Oil han invertido en Guinea otras grandes y medianas empresas del sector.
Actualmente tienen intereses en el país: Marathon Oil, Amerada Hess, Exxon Mobil, Chevron Texaco, Vanco Energy, Ocean Energy, Energy Africa y Petronas. Las seis primeras son norteamericanas, Energy Africa tiene su sede central en Johannesburgo y Petronas (la última en llegar) es malaya.
El boom petrolero, sin embargo, no se tradujo en la reduccion de la pobreza. La edición 2003 del Bilan du Monde, editado en París por el grupo Le Monde, dice sobre Guinea: "Al margen del oro negro, nada tiene interés para las autoridades guineanas. La economía del cacao está casi olvidada. No se exporta ni una tonelada de café. Los trabajos en torno del sector maderero están abandonados. (...) La gestión de los ingresos procedentes del petróleo sigue tan oscura como siempre. El Banco Mundial no aprecia ninguna repercusión positiva en los indicadores sociales. La mortalidad infantil, por ejemplo, sigue siendo superior a la media del Africa Subsahariana. Mientras, el presidente Teodoro Obiang Nguema sigue prometiendo días mejores".
En un país donde el 60% de la población está por debajo la línea de pobreza, el pequeño círculo cercano al poder se enriquece a pasos agigantados. En enero de 2003, el periodista Ken Silverstein reveló en Los Angeles Times que el presidente Obiang mantiene una cuenta en una sucursal de la Banca Riggs, en Washington, cuyo saldo en los últimos dos años ha oscilado entre los 300 y los 500 millones de dólares. Según Silverstein, se trataría de ingresos procedentes del petróleo depositados por las compañías internacionales que actúan en Guinea Ecuatorial, entre ellas Exxon Mobil y Amerada Hess (...) el dinero está bajo el control directo de Obiang. Un vocero de Exxon Mobil -afirma Silverstein- se negó a hacer comentarios sobre los pagos que la compañía hace a Guinea Ecuatorial, remitiéndose a acuerdos confidenciales existentes con ese país. Amerada Hess y el Banco Riggs no respondieron a las llamadas telefónicas".
Más adelante, Silverstein cita a Gavin Hayman, de la ONG inglesa Global Witness, quien afirma que Obiang "parece beneficiarse de una riada de acuerdos secretos con las compañías norteamericanas y francesas, cuyo fin es privatizar la riqueza petrolera del país".
Pero los planes norteamericanos para Guinea Ecuatorial van más allá del petróleo. Según la publicación francesa Africa Intelligence, el proceso de acercamiento a la dictadura guineana, que se presenta como compensación a la política de conceder todas las explotaciones petroleras off-shore existentes en Guinea a empresas norteamericanas, es sólo parte de un proyecto más ambicioso. El segundo paso estaría destinado a acuerdos de cooperación militar. En este sentido, Africa Intelligence destacó la presencia en Guinea de la empresa Military Professional Ressources Incorporated (MPRI), sociedad privada norteamericana integrada por militares retirados que se encargaría de asesorar a la armada ecuatoguineana y de proporcionarle varios guardacostas.
Según las previsiones de la Casa Blanca, hacia el 2015 los países del Golfo de Guinea suministrán a los Estados Unidos el 25% de sus importaciones de petróleo.
La fuente: la autora es jefa de redacción de http://www.elcorresponsal.com. Para este artículo se consultaron trabajos de Los Angeles Times, Banco Mundial, Departamento de Estado norteamericano, fuentes de la oposición democrática guineana, Africa Intelligence y Africa On Line (http://www.afrol.com).