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Latinoamérica

12 de septiembre del 2003

Caracterización del momento político
Derrotemos la conspiración imperialista con la unidad cívico-militar

Círculo Bolivariano Ezequiel Zamora. Movimiento 13 de abril. Maracaibo.
· El elemento más resaltante es la evidente decisión del gobierno de los Estados Unidos de intentar derrocar por cualquier medio al gobierno de Hugo Chávez. Eso se desprende de las declaraciones recientes de Powell, Rumsfeld, del Jefe del Comando Sur, del Jefe del Estado Mayor Conjunto, del embajador Shapiro y otros altos funcionarios del gobierno norteamericano. Por el momento el gobierno gringo se afinca en la propuesta del referéndum revocatorio, pero es obvio que prepara sus fuerzas para derrotar al movimiento popular bolivariano en el terreno de la violencia.

· No obstante la decisión de Washington, la oposición venezolana está cada día más debilitada y dividida. Ha perdido considerablemente la capacidad de movilización que desarrolló en el 2002. Al mismo tiempo ha perdido apoyo real en sectores que están agotados de tanto fanatismo antichavista y tantos ofrecimientos de que el gobierno cae la semana que viene. Por otra parte, los partidos y grupos políticos de derecha se dividen entre partidarios abiertos de la violencia, y los sectores temerosos de que una espiral de violencia los arrase completamente a ellos mismos. Los sectores empresariales y de trabajadores han perdido capacidad de convocatoria, tanto Fedecámaras como la CTV. La Iglesia está sumamente desprestigiada. En lo militar, el paro petrolero evidenció la escasa o nula influencia que la oposición mantiene entre los oficiales activos.

La llamada "sociedad civil" fascista no ha podido crecer como lo hizo el año pasado, y más bien se está encontrando con cuestionamientos internos debido a la irracionalidad de su orientación fascistoide. Los medios de comunicación, sobre todo las televisoras, parecieran ser los que conservan una importante influencia en los sectores sociales más radicalizados hacia el fascismo. Sin las televisoras, la oposición quedaría caminando en el aire.

· Uno de los elementos que inciden en la pérdida de influencia de la derecha es la convicción cada día mas generalizada de que los problemas económicos del país no se van a resolver con la salida de Chávez del poder. La realidad económica de América Latina, de crisis permanente, de abismo cada día mayor entre pobres y ricos, de una deuda externa que se ha triplicado en 20 años, de aumento de la dependencia hacia el capital multinacional, es algo muy evidente y que cualquier ciudadano conoce.

Muchos sectores que hasta ahora han seguido a la oposición comienzan a tener la percepción de que la política que pregona Chávez, de integración latinoamericana al margen de la tutela fondomonetarista, es realmente la única vía acertada para salir del subdesarrollo. Las recientes propuestas que han salido de parte de Lula y Kirchner, en el sentido de avanzar en lo económico con mayor independencia del imperio y de los organismos multilaterales, han contribuido a sembrar la confusión y la duda entre las filas de los sectores que siguen a la oposición, en cuanto al tipo de rumbo económico que tomaría un eventual gobierno de la derecha en Venezuela. Poco a poco se están dando cuenta que el proyecto político de la oposición es en esencia antipopular, y que el modelo neoliberal pasa por terminar de liquidar a las clases medias a costa del sometimiento absoluto al capital financiero internacional.

· En el lado del gobierno de Chávez, sigue existiendo la misma separación entre la "burocracia" que domina el aparato de estado, y el poderoso movimiento social que desde las bases populares se desarrolla como motor principal de este proceso de cambios. La crisis de la alianza político-social chavista, ocurrida durante los acontecimientos de abril de 2002, no ha terminado de configurar una realidad distinta. A pesar de todas sus inconsecuencias, la burocracia partidista (MVR, PPT, Podemos) logró reorganizarse y recuperar los espacios de poder que los movimientos populares amenazaron con copar a partir del 13 de abril y del paro petrolero. Igual ha sucedido con la recuperación de la burocracia militar y los sectores empresariales prochavistas. No obstante, los sectores revolucionarios tanto a nivel de las organizaciones populares como del aparato militar mantienen su presencia política y juegan cada día un papel más destacado en el proceso político nacional, aunque ese papel siga siendo secundario en cuanto a determinar la dirección del proceso. La burocracia mantiene su visión utilitarista que consiste en recurrir al pueblo cada vez que la revolución está amenazada, y olvidarse del mismo cuando el proceso se siente fortalecido.

· En las organizaciones populares de base aún se mantiene una visión mesiánica que espera por un espontáneo "cambio de rumbo" en los aspectos que se critican al gobierno (la política hacia PDVSA, por ejemplo, en cuanto a la infiltración de escuálidos, los planes de privatización y entrega de sectores estratégicos a las multinacionales, el mantenimiento de la misma doctrina corporativa y meritocrática de los golpistas, etc), sin que prevalezca todavía la convicción de que cualquier cambio de rumbo saldrá necesariamente de la presión popular. El pueblo ha alcanzado niveles de conciencia históricos, nunca antes vistos en el país, y sabe que este proceso es suyo, que Chávez es de los suyos, y está dispuesto a defender el proceso en cualquier terreno en que se plantee la confrontación. Pero aún no alcanza a comprender totalmente eso de la democracia protagónica y participativa. Hasta ahora la población ha estado esperando que el propio gobierno abra los canales de participación, sin ocuparse mucho de caminar por cuenta propia en esa dirección. Por ello la cuestión de la acción autónoma de las clases y sectores populares es uno de los aspectos claves para recuperar la iniciativa y avanzar en el proceso revolucionario.

· La solicitud de referéndum revocatorio hecha por la oposición es el eje de los acontecimientos políticos en los meses venideros. La estrategia de la oposición avanza en dos posibles alternativas: 1) la eventual realización del referéndum significaría la revocatoria del mandato a Chávez, aunque este gane la votación. Los medios difundirían la derrota del presidente bajo cualquier circunstancia, en eso no debemos tener la menor duda. La oposición considera que Chávez no tendría fuerzas para contrarrestar esa estrategia mediática, a la que se uniría la presión de los Estados Unidos y otros gobiernos que también cantarían victoria aún antes de terminar las votaciones. 2) Si el gobierno logra retrasar la realización del referéndum, mediante estrategias legales (apelaciones ante el CNE o el TSJ), el imperio diseña una estrategia que consiste en descalificar a Chávez por negarse a ejercer un mecanismo "constitucional y democrático", y justificar a partir de allí una acción militar que busque derrocarlo, la cual por el momento parece ser el mismo formato del 11 de abril. Aunque es obvio que los Estados Unidos intentan avanzar hacia una situación en la cual tengan la excusa para intervenirnos militarmente, pero eso parece no ser tan fácil lograrlo a corto plazo, si tomamos en cuenta las dificultades que tienen en Irak.

· Hay una vertiente de la estrategia imperialista que consiste en atizar la violencia paramilitar en las zonas fronterizas con Colombia. Los asesinatos contra dirigentes populares (como el médico Pedro Doria, y recientemente el abogado Joel Castillo), el auge de los secuestros, y la intromisión directa de columnas paramilitares en territorio venezolano, buscan crear un clima de violencia que vaya abriendo camino al baño de sangre que el imperialismo desea desatar como mecanismo de contención del proceso revolucionario. En esta estrategia está comprometido el gobernador del Zulia y su equipo de gobierno. La policía regional del Zulia, dirigida por el asesino y terrorista Henry López Sisco (torturador y asesino de Jorge Rodríguez, ejecutor de las masacres de El Amparo y Yumare, confeso responsable de las bombas enviadas por Lusinchi a la Corte Suprema en 1993), parece ser el mecanismo que vincula los planes de la CIA con la actuación del gobierno regional. Esta estrategia imperialista tiene una carta bajo la manga en la propuesta separatista del Zulia; existe toda una campaña que tiende a justificar una eventual separación del Zulia de la nación venezolana. Intentarían repetir lo que hicieron en Panamá en 1903.

Rosales y su equipo caminan en esa estrategia pero sin asumirla abiertamente, esperando la orden imperial de acuerdo a cómo evolucione la situación política del país.

Caracterización del proceso de cambios

· La situación venezolana de los últimos años permite introducir un cambio radical de perspectiva en el análisis de los procesos históricos. La consideración de lo que hemos llamado "EL FACTOR PUEBLO" es vital si se quiere entender a cabalidad lo que está pasando en este país. El análisis marxista tradicional no considera esta perspectiva (aunque el error no provenga del propio Marx), sino que prevalece generalmente el análisis sobre la actuación de las organizaciones (partidos, sindicatos, cuerpos militares) y de los líderes de dichas organizaciones. Es decir, los análisis siguen un modelo pre-establecido en el cual se espera que los pueblos reconozcan a determinados líderes y se organicen en determinadas instancias políticas y militares. Pero la historia nos ha enseñado que la fuerza de determinados movimientos sociales trasciende considerablemente la determinación política de quienes aparecen dirigiendo esos movimientos.

· Esta limitación en el análisis afecta también al imperio. Las razones de sus fracasos en abril/2002 y en el paro petrolero, se derivan precisamente de creer que es el liderazgo de Chávez el único factor que motoriza el proceso venezolano. Por ello la rebelión del 13 de abril los dejó atónitos, como no esperaron tampoco el estoicismo con que el pueblo aguantó los dos meses de paro criminal.

· En Venezuela existe una situación que nosotros denominamos como INSUBORDINACIÓN POPULAR GENERALIZADA. Esta situación comenzó a gestarse a mediados de los años 80 y reventó con fuerza el 27-28 de febrero de 1989. Se mantuvo con altos y bajos en los noventa, hasta que permitió los triunfos electorales de Chávez entre 1998 y 2000, y finalmente resurgió con toda su fuerza el 13 de abril de 2002. Esta insubordinación consiste en la pérdida absoluta de credibilidad en las instancias del poder burgués y en los mecanismos tradicionales de dominación: partidos políticos, sindicatos, parlamento, tribunales, aparatos represivos, etc. Es por ello que el propio movimiento chavista es aluvional; no responde a los mecanismos tradicionales mediante los cuales un partido conquista el poder político. Casos distintos son los de Allende en Chile y Lula en Brasil, en los cuales un partido forjado en varias décadas logra finalmente un triunfo electoral, pero sin trascender los mecanismos tradicionales del poder burgués.

· No obstante, aunque el pueblo sabe lo que no le conviene, no sabe aún qué tipo de organizaciones y de postulados políticos debe confrontar ante el poder burgués. Por ello es que no se han constituido organismos de poder popular como sucedió en otras crisis como el París de 1871 o Petrogrado en 1917. En esta falta de claridad ha contribuido la crisis político- ideológica de la izquierda, crisis que tiene su desarrollo específico en Venezuela pero que responde al colapso mundial del modelo leninista-soviético.

· La Insubordinación Popular no es nueva en Venezuela. A partir de 1812 se abrió un proceso de insubordinación popular que sólo culminó en 1863-64, con el triunfo del federalismo. Boves, Bolívar y Zamora fueron los grandes líderes de ese movimiento social que creó una sociedad venezolana mucho más democrática e igualitaria que el resto de países latinoamericanos.

· La insubordinación popular ha generado una crisis histórica de enormes dimensiones para la burguesía y su poder en Venezuela. El desmoronamiento de los partidos y las instituciones entre 1989 y 1999 alcanzó niveles de destrucción casi total. Aún hoy, a casi cinco años de gobierno de Chávez, y a pesar de todos los problemas económicos causados por el saboteo criminal promovido por la burguesía criolla y el imperialismo, no han podido recuperar su liderazgo político y mucho menos asomar alternativas institucionales viables. La incapacidad histórica de la burguesía los ha llevado a una estrategia autoliquidadora de sus escasas fuerzas, como se ejemplifica con el paro petrolero y la plaza Altamira.

· Si algo sabe el imperialismo, es que las rebeliones populares sólo pueden ser aplacadas a sangre y fuego. Así ocurrió con la Comuna de París en 1871, con la Comuna de Berlín en 1919, y en América Latina tenemos ejemplos similares en El Salvador y Nicaragua de los años 30 y 80 del siglo XX. Es de suponer que el imperio está plenamente consciente que sólo puede restituir su "orden" en Venezuela con el aplastamiento del movimiento popular revolucionario que se ha gestado en los últimos años.

· Pero ya en abril de 2002 se demostró que la burguesía no logra hacer consenso para conducir a los organismos militares y policiales hacia la represión y masacre contra las fuerzas populares. Pensamos que esa situación sigue prevaleciendo actualmente, y que por tanto no existen condiciones internas para que la revolución bolivariana sea aplastada de la forma como lo fue el gobierno de Allende en Chile. Sólo una intervención militar extranjera pudiera cambiar esa correlación de fuerzas en lo militar. Y esa posibilidad no es tan fácil de concretarse.

· A mediano plazo, la perspectiva del movimiento popular y del propio Chávez sigue siendo favorable. Aún con la eventual salida de Chávez del poder, ya sea electoralmente o con un golpe de estado, la burguesía no tiene condiciones favorables para crear un consenso social que facilite la gobernabilidad. Todo lo contrario. Un gobierno de la derecha significaría con toda seguridad el exacerbamiento de todas las contradicciones y luchas sociales, incluyendo dentro de las fuerzas armadas y los cuerpos policiales. La única manera de detener este proceso es con un genocidio como el cometido en los países del cono sur, pero como ya dijimos, la burguesía no tiene capacidad actualmente, en términos históricos, para ejecutar algo así. Chávez puede regresar nuevamente al poder en cualquier escenario electoral futuro. De eso no debe haber dudas.

Escenarios posibles y estrategia popular

1. La presión por el referéndum puede llevar a que el CNE apruebe la realización del mismo dentro de unos meses. Aunque es difícil su realización este mismo año, debido a los lapsos que habría que cubrir ante las posibles apelaciones o impugnaciones que realizaría el gobierno. La fecha del referéndum podría ser fijada en los primeros meses del 2004. La realización del referéndum en las actuales condiciones de manipulación mediática significaría la derrota automática de Chávez. Aunque Chávez saque más del 50 % de los votos a su favor, los medios van a decir lo contrario. Como la burguesía sabe que no basta con la simple manipulación de los resultados del referéndum para sacar a Chávez del poder, ellos deben estar afinando un plan militar simultáneo para asaltar el poder en medio de la confusión que se generalizaría en el mismo día de votación y los días subsiguientes. Los gringos estarían atentos para intervenir militarmente en una situación así. Es evidente que el gobierno debe evitar que se presente este escenario.

2. Existe la posibilidad de que el CNE no logre consenso para convocar el referéndum. Por ejemplo, que el mismo sea aprobado en una votación 3 a 2, con una fuerte impugnación del oficialismo. Esta situación llevaría al gobierno a negar todo tipo de recursos y apoyo para la realización del mismo. La oposición es obvio que haría los esfuerzos por realizar el referéndum por cuenta propia, amparándose en las cuotas institucionales que controla parcialmente (CNE, TSJ, AN, gobernaciones y alcaldías). Esto podría llevar a un enfrentamiento civil y hasta militar en los días previos y en el mismo día de votación. Este escenario también debe ser evitado.

3. Una alternativa no descartable es que algunos aventureros de la oposición se lancen a un levantamiento militar o intento de magnicidio, y el gobierno pueda responder a tiempo desmantelando a la oposición y descartando cualquier posibilidad de referéndum. En los dos últimos años, los errores garrafales de la oposición han permitido fortalecer el proceso de cambios y el liderazgo de Chávez.

4. Las posibles deserciones en el bando oficialista es un elemento que vuelve a pesar debido a la presión explícita del gobierno norteamericano para sacar a Chávez del poder. Hasta ahora, no se había presentado una presión tan abierta de los gringos para forzar la salida de Chávez. Hasta cierto punto, su participación en el golpe de abril la realizaron de manera subrepticia, negando luego el apoyo que le prestaron a Carmona durante el golpe. No es descartable que sectores conservadores de la cúpula chavista cedan a las presiones y el chantaje de los yanquis. Igual puede ocurrir en el sector militar, en los partidos y en sectores empresariales que acompañan el proceso. El gobierno y las organizaciones populares deben prever y estar atentos ante esta posibilidad.

5. Hay que estar claros que en cualquier circunstancia el movimiento popular va a responder por cuenta propia, al margen de las posiciones que asuma el chavismo oficial. El pueblo no va a dejar que saquen a Chávez del poder. Tomará las calles ante cualquier crisis, y propiciará la definición de los cuerpos policiales y militares, como ocurrió el 13 de abril. Por ello es fundamental la vinculación que las organizaciones populares establezcan con los militares patriotas, en función de acordar mecanismos de apoyo y de ofensiva en caso de que se generalicen situaciones de violencia.

6. Una alternativa es que el gobierno pueda retardar al máximo el referéndum, haciendo uso de todas las posibilidades legales, y que la oposición termine de desgastarse en ese proceso. Esta situación podría abrir paso a medidas extremas de parte de la oposición y del imperio, acusando a Chávez de dictador por negarse supuestamente a cumplir un mecanismo "constitucional y democrático". Pero no es tan fácil pasar de una táctica pacífica a una violenta.

Necesitan justificarlo a nivel internacional, y lograr algunos apoyos para eso. Necesitarían tiempo, y el tiempo está a favor de Chávez. El año próximo la campaña electoral de gobernadores y alcaldes probablemente arrope los intentos por realizar el referéndum, por lo menos a partir de marzo-abril. La clave para Chávez es llegar a esos meses sin que haya definición sobre el referéndum.

7. La certeza que tenemos es que cada día se generan y profundizan las condiciones para que en Venezuela ocurra una verdadera revolución social. Ese proceso implicaría la derrota definitiva de la burguesía criolla que por 170 años mantuvo al país como furgón de cola del imperialismo de turno, y la apertura a un verdadero poder popular, a una sociedad de democracia participativa y protagónica, que surgiría ante el mundo como la alternativa ante la incapacidad del modelo liberal parlamentario y del neoliberalismo económico para resolver las grandes necesidades de los pueblos. Implicaría también, y como condición necesaria, el desplazamiento de toda la burocracia partidista y militar que hasta ahora se plegó a Chávez en forma oportunista, sin compartir en absoluto los fundamentos nacionalistas y populares de los cambios que el presidente ha propuesto, y que ha venido siendo una traba tanto para el cumplimiento de los planes socioeconómicos gubernamentales como para la participación popular efectiva en la conducción de dichos planes.

Tareas del movimiento popular:

1) Es imperativo el establecimiento de estructuras de coordinación de las organizaciones populares de base, llámense círculos bolivarianos, cooperativas, redes, sindicatos, asociaciones de vecinos, etc. Deben ser lo más amplias posible, pero a la vez deben definir un claro programa político de transformación social, e interrelacionarse con el gobierno en términos de contribuir significativamente a la definición de las líneas fundamentales de la acción gubernamental y de la administración directa del aparato del Estado.

2) Profundizar los mecanismos de comunicación alternativa que el movimiento popular ha desarrollado: radios y televisoras comunitarias, periódicos, asambleas de ciudadanos, redes de articulación, etc.

3) Crear instancias de representación popular mediante las asambleas populares o asambleas de ciudadanos, como una forma de poder alternativo ante la inoperancia de las estructuras fosilizadas del Estado que heredamos del puntofijismo.

4) Promover la más amplia vinculación de las organizaciones sociales con los mandos medios y personal de tropa de la Fuerza Armada Nacional.

5) Realizar tareas de formación política de los cuadros dirigentes del movimiento popular. Hay que prepararse para asumir la dirección política del proceso de cambios, y para ello no basta con la honestidad y las buenas intenciones.

6) Diseñar planes de movilización ante situaciones de contingencia.

7) Realizar denuncias a nivel internacional de los planes conspirativos, y buscar el desarrollo de la solidaridad internacional hacia el proceso venezolano.

Maracaibo, 8 de septiembre de 2003