Con un gobierno popular en el horizonte
Escribe Hugo Cores, dirigente del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP)
La República
Bajo los cintarazos del gobierno de Batlle, que parece realizar su antiguo sueño de aplicar un ³cimbronazo², nuestra sociedad se desintegra. Días de furia privatizadora, intransigencia salarial y aumentos de tarifas. Hay ámbitos de resistencia y en ese sentido la campaña en defensa de ANCAP ha sido y será importante. Pero en el debate político más general muchos compañeros se lamentan por la ausencia de líneas rectoras por parte del FA.
El país se subdesarrolla y su población se dispersa. Sobre esto nos llega información a raudales. ¿Cómo la ordenamos para que tenga sentido? Queremos no solo saber qué pasa sino también intervenir en el curso de las cosas. O sea queremos desarrollar un pensamiento para la acción, para el cambio. Desde una valoración de la militancia, de la política como militancia.
El país cambia y, para bien, la izquierda crece. También cambia, ¿para bien?
No han faltado actitudes de amoldamiento ante las reglas de juego actuales. Muchos compañeros dicen que las formas que llaman ³antiguas² han perimido y que lo más importante hoy es acceder a los medios, sobre todo a la televisión. La batalla principal será en las elecciones y ahí lo que importa son los votos, afirman.
Efectivamente, las elecciones nacionales y departamentales son de importancia. A la vez antes y después de esa instancia, la movilización popular será fundamental, tanto para ganar como para cumplir un programa de cambios. Movilización y buen desempeño electoral no son líneas de acción antagónicas.
Creo que la movilización para los cambios empieza por la palabra, por las orientaciones que los líderes expresan hacia la gente que se identifica con ellos. Hay palabras que, desde el punto de vista de un pensamiento para la acción, no nos ayudan. Las formulan buenos compañeros, de integridad reconocida. Pero sus palabras nos confunden.
Practicando la autocensura
En la conducción de la izquierda se ha instalado una dinámica perversa: los compañeros que actúan como líderes "intermedios" aparecen habitualmente emitiendo opiniones de acuerdo a los patrones recibidos en materia de moderación; por momentos parece instalarse una especie de competencia para ver quien se coloca más al centro. Salvo alguna excepción y circunstancialmente, los dichos se inscriben en los parámetros exigidos por los medios. Exigencia por parte de estos de buena conducta que, salvo pocas excepciones, va más allá de lo que controla (y es mucho) el oligopolio mediático de las tres familias. La censura y la autocensura, van más allá.
La dinámica desacumuladora se desarrolla cuando los dirigentes del segundo tramo de la pirámide de poder frentista se omiten. Quedan en mora con relación a las denuncias y las diferencias con los PPTT, los rasgos que son la razón de ser de la izquierda.
De acuerdo con las formas de acumulación en las que creo, el dirigente que calla, queda en deuda. Es cierto que la derecha no repara en él para atacarlo; vegeta, pero frente a la labor de esclarecimiento y denuncia, está moroso.
"Compra de carteras"
Después viene el segundo paso de esta dialéctica negativa. Dado que frente a los desmanes del este gobierno la izquierda no puede callar, ¿quién habla por todos? ¿Quién marca los límites y fija los perfiles de la fuerza política del cambio? ¿Quién se hace cargo de las carteras de los morosos? Preguntarlo es responderlo: Tabaré Vázquez.
¿Cuál es uno de los resultados de estos pronunciamientos? : el crecimiento de la hostilidad de las derechas contra el Presidente del FA.
Visto con una perspectiva electoral, la agresión continuada, desvergonzada y alevosa de las derechas termina por producir un cierto desgaste, una merma en el crecimiento de la capacidad de convocatoria.
Desde el poder no odian a Tabaré solo por eso. Incide el hecho que, como candidato, alcanzó los porcentajes de adhesión más altos en la historia de la izquierda. Y eso no se le perdona.
Dada la composición plural de la coalición de izquierda, lo deseable sería que cada tramo del arco iris que intentamos representar se mostrara, dentro de la unidad de acción del FA, con su identidad propia, como variable más o menos alejada del centro o de los extremos.
¿Estamos demasiado zurdos?
No creo que el principal problema del FA sea que estén prevaleciendo las posiciones radicalizadas. Más bien creo que hay cierta demora en responder con claridad al discurso y a los hechos que impulsa la derecha, a su ineptitud y su complicidad con los que se están robando todo, su larvado autoritarismo que hoy personifica Sanguinetti.
Frente al gobierno se hace imprescindible contraponer denuncias y propuestas y para eso hay que exponerse. Y dejar para las figuras centrales los roles más delicados de articulación y representación del conjunto. ¿Qué clase de fuerza política seríamos si todos los dirigentes quieren jugar el papel de ancianos sabios y articuladores?
Algunos procesos en la sociedad uruguaya nos convocan hoy. Marzo del 2005 es demasiado tarde. Para que la mayoría de la ciudadanía vote por el cambio en el 2004 serán necesarios procesos de identificación con la izquierda y de reproducción política que hoy encuentran dificultades. Si la desesperación sigue ganando sectores crecientes de nuestro pueblo, ese ciudadano al que hoy se le niega el derecho al trabajo y a la salud, al techo y a los alimentos, ¿estará en condiciones anímicas y de conciencia para sobreponerse a una campaña como la que ya está desarrollando, el coloradismo autoritario, con el apoyo del oligopolio mediático?
Una contrarrevolución silenciosa
Fruto de la furia neoliberal, el ³gremio² que crece más rápidamente en el país es el de los recolectores de residuos, con más de 6.500 carritos en las calles de Montevideo y más de 35.000 personas con los que trabajan en la clasificación, calcula la IMM.
Hace pocos días el oficialista "El País" daba cuenta del ³crecimiento explosivo de los asentamientos en Colón, que en los últimos cinco años llegó a un 40% y trasegó a la zona a más de 20 mil personas². Es lo que está pasando en todo el país. Entre 1984 y 2002, el número de los expulsados de la ciudad de Montevideo se multiplicó por 14. Una verdadera contrarrevolución social se está desarrollando, silenciosamente.
Primero es la pérdida del empleo, después, la vivienda, el barrio y todo lo que eso significa para la familia obrera. Hay aquí un desafío que va más allá de la insoslayable cuestión humanitaria. Esa situación debe ser denunciada y combatida. Porque al tiempo que cientos de miles se empobrecen unos pocos hacen su agosto. Y porque todo esto forma parte de una estrategia global contra los trabajadores y las conquistas de la clase obrera.
A la vez, es inevitable pensar que esa contrarrevolución social habrá de tener un correlato político. El fascismo y algunos de los populismos más o menos fascitizantes han tenido implantación en sociedades sometidas a esta brutal desarticulación. ¿Con qué base social ganó Menem? ¿ Y Fujimori? ¿Y Collor de Mello?
El Partido Colorado, ¿no tendrá algún o algunos ³voluntarios² para ponerle norte a una propuesta de este tipo?
Reflexiono a partir de la necesidad de enfrentar el desarrollo de esa contrarrevolución en lo social. Y de la entrega del país, el desarbolamiento y el despilfarro de lo que este pueblo creó y ahorró durante decenios.
¿Estamos preparados?
Un compañero se preguntaba ¿está la izquierda en condiciones de gobernar? Es una pregunta que no carece de interés. El problema debiera ser formulado en toda su amplitud. En cierto sentido, es arduo lograr que una fuerza que nació como alternativa al poder, esté en condiciones óptimas para gobernar.
¿Acaso lo estábamos en 1971? ¿Acaso lo estábamos en 1989? Es claro que ahora hemos incorporado muchas enseñanzas. Quizás no las suficientes ni las hemos reflexionado suficientemente a fondo. Pero hoy toda nuestra elaboración programática es más amplia y consistente que hace 15 años. Es cierto que el país está peor y el esfuerzo será titánico pero hoy hay mejores relaciones con la gente que sabe y hay más puntos de referencia profesionales, gremiales y políticos para consultar.
Preparado para gobernar ¿acaso lo estaba Lula? ¿Lo está Néstor Kirchner? ¿Lo estaba Chávez?
El liderazgo conservador ¿qué se hizo?
Hasta hace poco tiempo, las repúblicas patricias (es decir oligárquicas) formaban a su personal dirigente en una verdadera ³carrera de los honores² al estilo de la república romana.
¿Qué se han hecho los doctores laureados para gobernar, los patricios de carrera. ¿En que charcas de la coima enterraron sus honores ³los patricios² de estos tiempos en Méjico y Argentina, en Venezuela y Brasil, y aquí, entre nosotros?
Los nuevos líderes latinoamericanos no provienen de los intereses dinásticos de las antiguas capas privilegiadas. Por el contrario, potencian su legitimidad política en el apoyo que recogen en la población, porque representan simbólicamente una alternativa a los gobiernos neoliberales y conservadores.
Es posible que la izquierda uruguaya no esté exhaustivamente preparada para gobernar. Pero esa cuestión se discutiría mal si no se le agrega otra. El problema es que la izquierda tiene, frente a este pueblo, un compromiso perentorio. Ya no se puede seguir esperando.
A los representantes políticos del privilegio y de la entrega, a los enemigos de la industria y del salario, a los privatizadores y partidarios en el campo laboral de la ³ley de la selva² hay que sacarlos del gobierno, y, cuanto antes, hay que sacarlos además del poder. Las viejas elites han dejado al país sin conducción, a la deriva. A lo que digan los gringos o el mercado.
Entonces que nuestros candidatos se hayan graduado o no para gobernantes, eso, pasa a un segundo plano. Lo que importa es su programa, su lealtad sin límites para el cumplimiento de ese programa y su capacidad para despertar las energías dormidas o dispersas de nuestro pueblo.