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Latinoamérica

6 de agosto del 2003

El dilema del FSM

Roberto Savio
IPS
Diversas líneas de análisis se han seguido para interpretar la trayectoria del Foro Social Mundial (FSM), pero dentro del movimiento es unánime la convicción de que la unidad y el consenso entre sus heterogéneos componentes se han alcanzado en base a los valores compartidos de la solidaridad, de la justicia social, de la equidad y de la participación.

Estos valores eran comunes a la miríada de organizaciones de la sociedad civil que confluyeron en el FSM. El primer Foro, celebrado en enero del 2000 en Porto Alegre tuvo como objetivo la denuncia de la globalización neoliberal y se colocó como oponente del Foro Económico Mundial (FEM) que se reúne anualmente en Davos, Suiza.

La diferencia entre el FSM y el FEM era también, esencialmente, una cuestión de valores, mas allá de toda discusión política. El Foro de Davos se identifica con el paradigma de la globalización neoliberal, que conlleva un sistema de valores que se han impuesto en casi todo el planeta.

Se trata del valor del libre mercado como regulador supremo de la economía, del valor de la ganancia como elemento determinante de la vida económica y social, y de la teorización de la "nueva economía", en la cual las especulaciones son mucho más provechosas que las inversiones en la vieja economía productiva, con el resultado de que hoy en día por cada dólar colocado en la producción hay 20 dólares que especulan en las bolsas.

La imposición de la globalización neoliberal estuvo acompañada por una poderosa restructuración a nivel mundial inspirada en el llamado consenso de Washington que tuvo un gran impacto en la vida de cada ciudadano. La reducción del papel del estado, la desregulación y la disminucion de las barreras aduaneras, junto con la privatización de todas las empresas, han ocasionado los efectos sociales que, desde Tanzania a Argentina, están a la vista.

En ese contexto, las organizaciones de la sociedad civil se han convertido en el único portavoz de la vivencia de los ciudadanos sobre los aspectos negativos de la globalización neoliberal. El FSM reclama la recuperación de los valores del paradigma del desarrollo, postula una globalización solidaria y proclama que "otro mundo es posible".

La emergencia de la sociedad civil es paralela al crecimiento de la brecha que la distancia de las instituciones políticas tradicionales. Una de las razones es que la amplitud y el arrastre de la globalización redujeron grandemente el espacio de los partidos políticos pues los dejaron sin capacidad de brindar respuestas globales, en un progresivo proceso de atomización.

La izquierda es la principal víctima de la globalización. La caída del "Imperio del mal", del llamado bloque comunista, fue el logro de líderes de derecha como Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Con ellos empezó un sutil proceso de deslice ideológico que consistió, primero, en proclamar el fin del comunismo, después el fin de las ideologías y de la historia y, por último, declarar obsoleto el valor de la solidaridad y la justicia social.

La brecha es en gran medida el resultado de la incapacidad de los partidos políticos de abrir un debate para la actualización de la agenda política en respuesta a los desafíos de la globalización neoliberal. Pero la responsabilidad de la brecha no puede ser atribuida solamente a los partidos políticos.

La sociedad civil se encuentra ante un callejón sin salida. Le guste o no, sólo llegando a operar dentro de las instituciones es posible dar un cambio de fondo a la agenda política y a la marcha de la sociedad. Sin llegar a una gestión del estado, las reformas que se proponen en el FSM son irrealizables.

Se puede decir que el camino actual es de dudosa utilidad prctica. Si se contemplase el activismo de las organizaciones de la sociedad civil con la mirada cínica de un exponente del sistema vigente, se podría llegar a la conclusión de que le presta un gran apoyo a la globalización neoliberal. De hecho, los miles y miles de voluntarios que trabajan en los hospitales o en la educación, amortiguan el impacto negativo de la globalización. Por algo el senador estadounidense Jessie Helms compara ese activismo con " el aceite que elimina muchos ruidos de una máquina que funcionaría de todas maneras, pero así lo hace mejor".

A la vez, en el terreno que la sociedad civil se ha reservado, se están logrando progresos importantes para la identificación de problemas y de soluciones. Por ejemplo, sobre el tema del agua, que en pocos años ser uno de los conflictos más candentes (un tercio de la humanidad quedarsin suficiente acceso), las organizaciones no gubernamentales han producido muchos más estudios y proyectos que todo el sistema intergubernamental.

¨Pero cuál será el destino de este esfuerzo, si las instituciones no lo recogen y lo transforman en leyes y tratados?

El problema estratégico, para la sociedad civil, es estudiar nuevas alianzas con todas las fuerzas que comparten la misma visión de la sociedad. Un ejemplo obvio es el de los sindicatos. Sin embargo, los pasos en esta dirección son mínimos, porque muchos sindicatos temen ser desplazados por la sociedad civil, mientras en ésta algunos sectores consideran que los sindicatos se han burocratizado y a veces se han aliado con los gobiernos en cambio de beneficios.

(*) Roberto Savio, presidente emérito de IPS y miembro del Consejo Internacional del Foro Social Mundial (FSM).