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Latinoamérica

11 de agosto del 2003

Empezó intervención militar norteamericana para sustraer el petróleo de Colombia

Martha Rojas Sánchez
Los 14 'rusos' de Saravena llegaron en fila india custodiados por soldados colombianos, hasta el fortín que construyen militares estadounidenses en el Grupo Rebéiz Pizarro.

Son los obreros que desde hace dos meses, bajo instrucciones de una misión de las Fuerzas Especiales del Ejército de los Estados Unidos, construyen el campamento para los instructores militares de ese país que entrenarán soldados del Batallón de Contraguerrilla Número 30 hasta constituirlo en la nueva unidad de Reacción Inmediata, que a partir de enero de 2003 tendrá a su cargo la seguridad del oleoducto Caño Limón-Coveñas.

Donado Mendoza, uno de los obreros que labora bajo la estricta supervisión de los estadounidenses en medio de alambradas de seguridad a ras de piso, barreras de costales de arena y paredes blindadas de medio metro de espesor, dijo que se sometió a una rigurosa selección. "Nos hicieron estudio de seguridad y de nuestras hojas de vida y nos pagan 15.000 pesos diarios", dijo.

Los sargentos estadounidense Carlos Díaz y J. Willard vigilan que las instalaciones -cinco módulos- tengan las normas tácticas de seguridad para construcciones militares establecidas por el Ejército de ese país. En la sede militar, El Espectador pudo confirmar que el sargento Díaz llegó hace dos semanas a Saravena a reemplazar la primera misión estadounidense encargada de la construcción desde septiembre.

"Son instalaciones diseñadas para hacerle frente a la capacidad del terrorismo del Eln y las Farc. Estados Unidos lo ha previsto como medida de prevención pasiva", explicó el comandante del Grupo Rebéiz Pizarro, coronel Santiago Herrera, quien afirmó que simultáneamente el Ejército colombiano adecua áreas especiales del Grupo para entrenamiento de los soldados en la utilización de medios técnicos.

Estas son apenas dos de las medidas establecidas por el Gobierno que, con el apoyo económico y logístico del gobierno Bush por más de US$80 millones, busca garantizar la seguridad del oleoducto Caño Limón-Coveñas, blanco de más de 900 atentados guerrilleros desde 1986. Los últimos 170 del año pasado le originaron pérdidas al país por más de US$550 millones. Los terrenos aledaños a los 120 kilómetros del oleoducto en territorio araucano además fueron 'mapeados', metro a metro, por el Ejército dentro del censo ordenado como zona de Rehabilitación establecida el pasado 21 de septiembre, por el presidente Álvaro Uribe Vélez.

Durante ese empadronamiento, tropas del Batallón de Contraguerrilla Número 46, acantonado en la guarnición de Arauquita, establecieron que 1.530 personas integran las 166 familias que viven en las 297 viviendas localizadas a lo largo de los primeros 75 kilómetros del ducto petrolero. Este tramo fue calificado como el más crítico por los reiterados atentados de la guerrilla.

"Sabemos los nombres de todos los propietarios e integrantes de cada una de las familias, incluyendo la edad de niños y adultos. Trabajamos también para que las comunidades fortalezcan el sentido de pertenencia del oleoducto", explicó el comandante de esa base militar, mayor Alejandro Cortés.

Cada uno de los movimientos de personas en las zonas adyacentes al ducto petrolero, que atraviesa a Arauca, Arauquita y Saravena, están 24 horas al día en la mira de dos aviones de inteligencia Sky Máster, asignados mediante convenio a la Fuerza Aérea Colombiana. Los aviones parten desde la improvisada pista en una vieja carretera.

"Repórtese quien esté en las coordenadas del Banadía", alerta por radio la tripulación a los soldados que vigilan la estación que impulsa el crudo hacia Coveñas. Los Sky interceptan comunicaciones, visualizan movimientos por calor y coordinan operaciones militares.

El control de los Sky ha permitido la neutralización de más de 50 atentados terroristas contra la infraestructura petrolera por parte del Eln y las Farc este año, de acuerdo con fuentes de la Brigada XVIII.

El último ataque contra la estación Banadía se registró en enero pasado, cuando dos guerrilleros del frente 45 de las Farc murieron al explotarles dos pipetas de gas que intentaban lanzar contra esa sede.

La noche del pasado jueves, mientras los soldados José Aguilera y Juan Yanes vigilaban, junto con otro centenar de militares, en medio de un torrencial aguacero y el ruido ensordecedor y permanente de la planta petrolera, la alerta del avión previno al comandante de esa unidad: "Las Farc ordenaron atentar contra sedes petroleras de este departamento".

Ante las reiteradas amenazas guerrilleras, Ecopetrol ordenó reforzar desde hace un mes la construcción técnica de la base militar y dotarla con cámaras de visión nocturna.

También se incrementó la movilidad de la tropa a lo largo del oleoducto. Más de 80 soldados de los batallones 46 y 49 integran dos escuadrones motorizados que patrullan caminos y veredas adyacentes al ducto.

"Tenemos que agotar todos los medios para frenar los ataques y reaccionar cuando menos se lo espera la guerrilla", dijo uno de los soldados tras recorrer los tramos aledaños a la vereda de Aguachica (Arauquita) conocida como área de influencia del frente 10 de las Farc.

"Ya no vivimos de voladura en voladura", aseguró el soldado Francisco Villanueva. El militar tiene todo el argumento en su afirmación: lleva siete años recorriendo el tubo y no precisamente por caminos ni trochas sino por la espesa maraña para evitar caer en campos minados.

Alguien los mira ?

Por todo este despliegue militar, analistas estratégicos del Ministerio de Defensa aseguraron que Arauca es la zona del país con mayor número de tropa.

Informes del Comando General de las FF.MM dan cuenta de que en Arauca están acantonados los batallones 24, 27, 30, 46, 49 y 52 de contraguerrilla, el número Uno del Plan energético petrolero, el Navas Pardo, el 43 de Infantería de Marina y unidades de la FAC con helicópteros artillados y los aviones Sky.

A ello se suma la llegada de la Brigada Móvil Número Tres, que desde la semana pasada apoya la ofensiva contra el Eln y las Farc en Saravena y que deja 100 presuntos milicianos capturados, entre ellos dos enfermeras y un maestro.

De acuerdo con el comandante de la zona de Rehabilitación, general Carlos Lemus, el despliegue de fuerza ya confirma índices de reactivación petrolera: este año sólo se han registrado 23 voladuras del tubo.

Aunque EU no ha iniciado el desembolso de US$80 millones destinados a la protección del oleoducto, está claro el mensaje a la guerrilla.
Martha Rojas Sánchez
Periodista del Espectador