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Latinoamérica

28 de julio del 2003

Venezuela: la OEA ¿al servicio del golpismo?

Lucas Bashalde
Temas Venezuela
OEA y revolución no casan bien

Desde mucho antes de la toma del poder a través de las elecciones de 1998, el movimiento revolucionario venezolano ha venido poniendo en jaque de una u otra manera a las instituciones liberales venezolanas. Sin embargo, en todo ese tiempo, el Sistema Interamericano, salvo limitadas excepciones, hizo la vista gorda ante las violaciones a los derechos humanos y la exclusión social y política de las grandes mayorías. Esto se debe a que el orden internacional está conformado por los propios Estados, y sus representantes buscan proteger los intereses del gobierno o sistema de turno. Así, la OEA ha servido tradicionalmente a los mismos efectos de proteger los sistemas "democráticos" excluyentes de nuestra América.

Era entonces inevitable que la consolidación del proceso de cambios en el país significara también un desafío para las instituciones interamericanas - al igual que viene siéndolo en otros campos de la política internacional: la integración política y solidaria frente al neoliberalismo salvaje, la denuncia del imperialismo y sus guerras de anexión, la resistencia al ALCA, el fortalecimiento de la OPEP, etc.

Los frentes de la ofensiva en la OEA

Los principales foros políticos de la OEA son la Asamblea General, a la que acuden anualmente los Jefes de Estado miembros; y el Consejo Permanente, donde se reúnen sus representantes diplomáticos a lo largo del año. En este campo, las victorias del gobierno han sido permanentes, pues siempre ha prevalecido la lógica democrática y se han logrado doblegar las pretensiones de algunos gobiernos y altos funcionarios de favorecer el golpismo.

Por su parte, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos está compuesta de siete "expertos" que se supone actúan a título de especialistas independientes, y que son postulados por los Estados miembros y escogidos en la Asamblea General. Hasta la fecha, factores de oposición han logrado activar la Comisión a favor de sus intereses. Sin embargo, la inusitada labor de los comisionados de replicar los argumentos de la oposición golpista, no ha tenido eco en las más altas instancias de la OEA. Además, ha servido para debilitar la importante labor que por otro lado puede ejercer el organismo.

A continuación, se evalúa la actuación de la Comisión frente a la Venezuela revolucionaria y la exitosa estrategia en la reciente Asamblea General de la OEA para atajar su manipulación progolpista. En una próxima entrega, se evaluarán las estrategias antidemocráticas de gobiernos y altos funcionarios en los foros políticos.

El guiso en la Comisión

Para entender el guiso que se viene cociendo desde la Comisión contra el proceso de cambios, conviene recordar que es organismo "experto" en la materia, que recibe y procesa las denuncias de violaciones a derechos humanos, y prepara informes sobre situaciones particularmente preocupantes. Por eso, si la Comisión calla sobre cierto país, se supone que ni la OEA ni los Estados miembros deben preocuparse. Si la Comisión se pronuncia, se supone que hay un alerta de derechos humanos en el país denunciado, y que los Estados miembros deben evaluar la adopción de medidas al respecto.

Durante los primeros dos años de gobierno, la Comisión no tuvo mayor ocasión para pronunciarse sobre el proceso venezolano, como tampoco lo tuvieron los aliados internacionales en las otras instancias de la OEA. Sin embargo, ya desde el 2001, y sobre todo a lo largo de todo el año 2002, la Comisión coadyuvó de manera notable a pintar un cuadro de supuesto deterioro progresivo de los derechos humanos bajo el gobierno de Chávez, en perfecta sincronización con la estrategia golpista nacional. Ello es fundamentalmente debido al lobby de afamados juristas venezolanos, que han sido miembros de la Corte o de la Comisión, y que tienen gran poder de influencia sobre el organismo.

La larga lista de situaciones irregulares incluye la emisión "gatillo libre" de las famosas "medidas cautelares" - importante institución de protección, que ha sido convertida en papel mojado por su absurda manipulación frente a las agresiones reales y frente a los "sustos" y "autosustos" que se propinan algunos conspiradores disfrazados de periodistas. A su vez, con ocasión del golpe de abril, el Secretario Ejecutivo de la Comisión Santiago Cantón (cuyo aporte al golpismo merece un reportaje entero para él solito) reconoció al gobierno de facto, inequívocamente repudiado por la comunidad internacional, y negó las medidas cautelares a favor del Presidente Chávez. Asimismo, la Comisión contribuyó de manera significativa al debate artificial sobre la libertad de expresión, y a la criminalización del ejercicio del derecho a manifestar pacíficamente, ante la práctica de la comunicación social por parte de los medios privados.

El paro de diciembre

La estrategia golpista de diciembre y el ensayo de estrangular la economía nacional y sabotear la industria nacional para provocar el derrocamiento de un gobierno democrático fueron contundentemente contestados por las resistencias populares y masivamente denunciados a nivel internacional.

Diez días después de iniciado el paro patronal, la Comisión volvió a lucirse: hizo público un comunicado en el que manifestaba su preocupación sobre "el progresivo deterioro del Estado de Derecho en Venezuela". Mientras recogía de manera sobredimensionada - casi caricaturesca - el conjunto de lugares comunes de la oposición antidemocrática, silenciaba de manera total las amenazas a la paz y a la democracia de las estrategias de la oposición. A su vez, incluía un llamado a los países de la OEA a utilizar "todos los mecanismos disponibles" para evitar un agravamiento de la situación - lo que a juicio de la organización ATTAC Venezuela, constituía "una genérica y temeraria legitimación de cualquier modalidad de intervención extranjera".

El doble rasero de una Comisión secuestrada

Ante esta situación, ATTAC Venezuela llevó a cabo una acción de presión para denunciar la parcialidad de la actuación de la Comisión. Para sustentar su denuncia, ATTAC elaboró un completo dossier de su actuación frente a Venezuela (*). Si bien llovieron centenares de comunicados de denuncia, en varios idiomas y desde los lugares más apartados del planeta, el organismo siguió actuando en el mismo sentido, emitiendo una burda réplica del mismo comunicado el 10 de marzo.

En el interín, en Paraguay se dio una situación de rebelión popular contra un gobierno neoliberal y la brutal represión estatal; en Bolivia se dio un enfrentamiento entre fuerzas policiales y ejército leal al gobierno neoliberal de Lozada, con un saldo de más de treinta muertos; en Perú, la represión a las protestas del movimiento popular incluyeron la declaratoria de estado de emergencia y la represión brutal a una huelga antineoliberal. Ante estas situaciones, la Comisión calló de la manera más grotesca, mostrando el doble rasero con el que actúa, según el carácter progresista o neoliberal de los gobiernos. A su vez, en su corto gobierno Toledo ha cerrado dos periódicos y ha perseguido a periodistas, para el total desconocimiento de la Relatoría de Libertad de Expresión o de la propia Comisión.

Tiempos para el cambio

Esta instrumentación política de la Comisión - en acoso a procesos de transformación social democrática y en defensa de pretendidas democracias dictatorialmente neoliberales - ha significado una erosión brutal del prestigio del organismo en el seno de la OEA. Pero pronto surgió la oportunidad de cambiar las reglas del juego.

Con ocasión de la 33ª Asamblea General de la OEA, que tendría lugar a comienzos de junio en Santiago de Chile, correspondía proceder a la reelección de los miembros de la Comisión. Con ese cometido, el Estado venezolano postuló como candidato nacional al jurista Freddy Gutiérrez, profesor de Derecho Laboral en la UCV y jurista progresista e independiente, de notable trayectoria académica. Tras ello, se realizaron consultas y conversaciones con los distintos Estados miembros, lo que permitió conocer que el gobierno de Lula también estaba presentando un candidato progresista. Así, por los caminos de la diplomacia, se terminaron de realizar los ajustes para las votaciones que habrían de producirse en la Asamblea General.

Contragolpe en la Asamblea General

La posibilidad de ver socavado su poder de influencia sobre la Comisión, disparó la preocupación de la oposición golpista y sus "notables" juristas. Entre otras cosas, fueron a llorar a Washington sobre la posibilidad de perder ese bastión de apoyo a las estrategias progolpistas. Una vez iniciada la Asamblea General, asomó de manera intempestiva el Sr. Collin Powell, con el objetivo de intimidar al mayor número posible de pequeñas repúblicas para bloquear el nombramiento de Gutiérrez y amarrar el de representantes más dóciles a sus intereses comunes - incluido el postulado de su país y los aspirantes a reelección por Argentina y Guatemala, que venían jugando el papelón, al dictado exacto del "Manual" de la Coordinadora.

A pesar de los esfuerzos de presión de Powell, que incluyeron una reunión a puerta cerrada con los representantes de las pequeñas y débiles repúblicas caribeñas (donde sólo queda imaginar su discurso "democrático" de extorsión) y del lobby de los representantes de la Coordinadora, Freddy Gutiérrez alcanzó el mayor número de votos como candidato. A su vez, fue electo el candidato brasileño, junto con los de Paraguay y de El Salvador. Mientras tanto, los comisionados de Argentina y Guatemala vieron frustradas sus intenciones de continuar en el organismo, y EEUU se quedó por primera vez sin representante ante el organismo.

Buenas noticias

Esta nueva configuración de la Comisión no es por sí misma una garantía para la transparencia de su actuación - entre otras cosas, se mantiene como Secretario Ejecutivo Santiago Cantón, notable filogolpista. Sin embargo, representa una gran victoria diplomática del proceso de cambios frente a la instrumentación antidemocrática de la institución, y una gran noticia para la defensa de los derechos humanos y la democracia en nuestro continente.

Por un lado, porque a partir de ahora una parte sustancial de sus miembros principales no responderán a los intereses de la oposición antidemocrática, lográndose frenar así el acoso ilegítimo al proceso de cambios que se venía adelantando desde la Comisión. Por otro lado, porque ello deberá contribuir al rescate progresivo de la credibilidad de la institución.
(*) El informe puede visitarse en internet:
http://www.geocities.com/attac_vzla/

Publicado en TEMAS Venezuela, Semanario de análisis y opinión
Título original: Venezuela y la OEA: relaciones complicadas