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Latinoamérica

 

25 de julio del 2003

En el Ecuador de Lucio y Pozo, lo de siempre...
Usted y el ministro de economía

Daniel Calle Andrade
ALTERCOM
Nuestro ministro de Economía le dice: ¡estamos bien! Los políticos de turno y los grandes empresarios, suponiendo que haya alguna diferencia de unos a otros, le dicen: ¡ vamos adelante!. Ellos forman, en fila cerrada, un único y protegido equipo victorioso.

Pero usted, no lo sabe, su vida y su muerte dependen de ellos. Usted no los conoce, ni se los cruzará nunca en su camino (a menos que ingrese a su servicio doméstico), sin embargo, usted, con su futuro y el de sus hijos, está en sus manos, en su agenda electrónica, en su computadora, en su diagnóstico, en su pronóstico, en su sentencia final.

Ellos, omnímodos, son los que cambian mentalidades de gobernantes, imponen las medidas económicas que lo mandarán a la calle, a la desocupación, por un tres punto dos por ciento o un índice de probabilidad del cero coma cero dos, muy pronto.

Usted no tiene nada que ver con ellos, porque usted es profesor en una escuela pública mientras ellos estudiaban en Harvard e hicieron su maestría en Yale, o al revés, dicen cosas en inglés como international bonds y usan toda su jerga económica, como quien relata un partido del domingo.

No crean riquezas sino que especulan, elevan castillos de naipes, nos venden humo, y cada presidente, a su turno, les ha donado hasta su conciencia por subirse a su carro.

Y de repente resulta que no. Pasa que no todo les sale como planifican, como "debe ser", y que lo de riesgo país no era solo un terminajo de su rebuscado léxico globalizante, si no exactamente eso: alto riesgo de verdad.

Entonces les aparece, a ellos, el lado "inexplicable e impredecible" de la cuestión, y como ha sido siempre, el beneficio es privado y los errores colectivos. Para no perder, ellos acuden a las "duras pero necesarias medidas de emergencia" que, como siempre, también las pagan con su trabajo, sus ahorros, su pellejo, los infelices, como usted que tiene que levantarse a las cinco de la mañana para ganarse la vida.

Y me temo que eso viene con el actual régimen de Gutiérrez, aunque el ministro de Economía, que está para dar la cara, diga lo contrario.

Nadie nos perdonará "un centavo" de la deuda externa, pero habrá que sacar fondos para pagar hasta el último interés y también para tapar los huecos dejados por los ladrones de cuello blanco, los curas estafadores, los banqueros corruptos y demás alimañas del espectro financiero. Es decir, lo de siempre...

danielcalledeca@yahoo.com