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Latinoamérica

 

"¿Atentados ciegos? ¿Nosotros? ¡Jamás! Siempre hay una razón. Los sindicalistas, por ejemplo. ¡Le impiden trabajar a la gente! Por eso los matamos".


(Carlos Castaño al periodista francés Bernard Henry­Levy, en la revista Semana el 10 de junio de 2001 y en Le Monde, Francia

El porqué del fin de las AUC

Los paramilitares se convierten en los nuevos terratenientes detrás el acuerdo con el presidente Uribe.

Por Dick Emanuelsson, dickema@cable.net.co
semanario Liberación BOGOTA

Uno de los hombres más buscados en Colombia, Salvatore Mancuso, se sentó en unos de los sillones más cómodos en el lujoso Club El Nogal, en el norte de Bogota. Estaba rodeado de varios de sus "Congresistas de 35%", elegidos, según él mismo, en las elecciones parlamentarías el 10 de marzo del 2002.
La tarea, esos días de noviembre del 2002, era elaborar fórmulas jurídicas para impedir la extradición a Estados Unidos de los máximos jefes paramilitares y al mismo tiempo facilitar un arreglo con el gobierno cuya llave se llama "desmovilización de las AUC".
Las AUC, como organización contrainsurgente, había llegado a su fin. Carlos Castaño y Salvatore Mancuso sabían, que si no se entregaran ahora, fácilmente las fuerzas militares los derrotarían.
"Como han actuado como Ouña y mugre" toda la vida, los militares saben perfectamente la ubicación de los paracos y los derrotan cuando quieren", dice varios de representantes de los derechos humanos en Bogota.
Sin embargo, los millones de hectáreas de la mejor tierra que se han adueñado, según el congresista Gustavo Petro, alcanza para vivir el resto de la vida. La tarea ahora, es salvar esas tierras, ocupadas ilegalmente después de los desalojos de centenares de miles de familias campesinas que se han convertido en desplazados, concentrados en los cinturones de la miseria en las grandes ciudades.
Las "tareas" sangrientas de las AUC, ahora serán ocupadas por otros organismos. Los paramilitares dejan miles de masacres y matanzas atrás, un par de millones de desplazados, miles de colombianos desarmados y indefensos asesinados por una "herramienta", creada en los manuales de contrainsurgencia de las Escuelas de las América, de EE.UU.
Conversaciones USA-AUC Representantes de ese mismo país se reunieron este año con altos jefes de los escuadrones de la muerte y la misma embajadora Anne Patterson, aseguraba en Bogota, que su país financiaría la desmovilización de los paramilitares cuando esto era una realidad.
Los jefes paramilitares de Carlos Castaño, Salvatore Mancuso y el Comisionado de paz, Luis Carlos Restrepo, acompañado por la iglesia, se reunieron cómodamente en la hacienda de Castaño en el departamento de Córdoba y en la región bananera de Urabá para pulir los últimos detalles en el acuerdo que ya se habían elaborado con el abogado Gustavo Salazar Pineda, apoyado por Rubén Darío Muñoz Valencia, fiscal de la Unidad Tercera de Vida de Medellín.
Trofeo para el 20 de julio Este trabajo tenía un "deadline", tope, de fecha, que sería el 20 de julio, el día de la independencia. El acuerdo sería un nuevo "trofeo" político del gobierno de Uribe en su política de "Seguridad Democrática".
Efectivamente, el 15 de julio 2003, el Comisionado Restrepo informó a la republica que había llegado a un acuerdo con los jefes paramilitares, que, con las manos manchadas de sangre de sus compatriotas, aseguraban, que sus "13.000 combatientes serán desmovilizados totalmente antes el 31 de diciembre del 2005".
El conocido periodista y director del canal de Televisión C&M, Yamid Amat, confundido por el contenido del acuerdo, hizo la lógica pregunta al Alto Comisionado por la paz de Uribe, Luis Carlos Restrepo: "¿Pero qué recibieron los jefes paramilitares por su futura desmovilización?" La respuesta es lo mencionado, TIERRA.
Los nuevos terratenientes En estos años de guerra sucia o, como dice Pentágono, "guerra de baja intensidad", los paramilitares se han convertido a unos de los más grandes terratenientes al lado de los narcotraficantes, dice Gustavo Petro, congresista y ex-guerrillero de M-19. Él participó en la elaboración de la constitución del -91, la cual Uribe y los paramilitares quieren acabar por que es un obstáculo en el camino a un estado autoritario, sin democracia, dice Petro.
­ Tienen (los paras) una riqueza manchada en sangre y con el acuerdo podrán lavar los activos. Carlos Castaño y Salvatore Mancuso no solamente van a poder hablar en el congreso (con la facultad del presidente de nombrar unos congresistas, según el referendo) y liberarse de los crímenes de lesa humanidad en Colombia, sino lavar sus riquezas. La tierra hoy en Colombia, y esa estadística nunca antes se había visto en Colombia a pesar que Colombia siempre ha sido desigual en su tenencia a la tierra, pero 11.500 familias controlan hoy entre 50-60 por ciento de la tierra cultivable en el país. Eso se ha hecho a partir de narcotráfico y el paramilitarismo. Buena parte de esos activos va a ser lavada a partir del proceso de paz con el presidente Uribe.
¿Que más deja Castaño detrás? Izquierda sin dientes Un movimiento sindical que ha sido descabellado y cuyo grado de afiliación se ha reducido a cinco por ciento. El movimiento de izquierda ha sido objeto por uno de los más terribles genocidios, como el caso de la Unión Patriótica, que ha tenido que enterrar más de 4.000 de sus mejores cuadros.
Hoy, un nuevo partido, "Polo Democrático Independiente", dirigido por un vacilante Luis Garzon sin base social, anda en la misma pista como el bipartidismo y trata de superarlo a través construcciones y "esqueletos electorales", excluyendo a la izquierda y fuerzas progresistas que son sindicados de ser en una e otra forma auxiliadores de la guerrilla, mientras el mismo Garzon suscribe "decretos antiterroristas" elaborados por sectores, que son acusados por los organismos de derechos humanos de dirigir un "Terrorismo de estado".
Luis Garzon se fue para la cuna paramilitar, El Nudo de Paramillo, por que el jefe paramilitar lo había colocado en una lista de muerte. Allá le pidió que no lo matara por que no era un guerrillero. Se salvó, Castaño no lo mandó a matar, como miles de sindicalistas en el país que no lograron convencer a los escuadrones de la muerte que no eran guerrilleros. Pero fueron consecuentes en la defensa de sus compañeros de clase y del sindicato.
"Por eso los matamos" O como dijo Castaño al periodista y filósofo francés Bernard Henry­Levy, en una entrevista en la revista Semana el 10 de junio de 2001 y en Le Monde, Francia: "¿Atentados ciegos? ¿Nosotros? ¡Jamás! Siempre hay una razón. Los sindicalistas, por ejemplo. ¡Le impiden trabajar a la gente! Por eso los matamos".
· "Bueno, y el jefe de los indígenas del Alto Sinú, para el caso; ¿a quién le impedía trabajar él, ese pequeño jefe indio que bajó a Tierra Alta?".
"¡La represa! ¡Impedía el funcionamiento de la represa!".