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Latinoamérica

9 de julio del 2003

Volatilidad y Bienestar

Theotonio Dos Santos
ALAI-AMLATINA

Después de tres décadas de hegemonía del pensamiento único en la economía mundial, notamos la aparición de un nuevo concepto que está cada vez más en uso. Se trata de la idea de "volatilidad".

Son conceptos fundados en la intuición más que en la ciencia. En verdad, estos años de desregulaciones, privatizaciones y llamados al libre mercado sólo lograron ampliar el margen de desequilibrio y "volatilidad" de las economías nacionales en el ambiente de una economía mundial cada vez más desequilibrada.

Tal vez el ejemplo más evidente de este fenómeno es la participación cada vez más intensa del Fondo Monetario Internacional en el "monitoreo" de las economías nacionales. En realidad, el FMI fue creado después de la Segunda Guerra Mundial para apoyar situaciones de desequilibrio cambiario, que se creía, por principio, excepcionales. Sin embargo, en nuestros días el FMI se ha metido en casi todas las economías nacionales dependientes y periféricas, donde mantienen misiones más o menos permanentes. Es evidente que ningún país desarrollado recurre al apoyo del FMI. Mucho menos se someten a su control. El año pasado el gobierno japonés les pasó un informe muy duro porque se atrevieron a recomendar políticas para este país.

Esto no ocurre porque estos países no presenten desequilibrios cambiarios y fiscales colosales.

Ellos son campeones en déficits cambiarios y fiscales. Cualquier persona medianamente informada sabe que estos llamados problemas "técnicos" en la economía no pasan de cuestiones de poder, es decir, políticas. Por ejemplo, desde el punto de vista "técnico" el FMI es campeón de previsiones equivocadas y recomendaciones desastrosas. Ningún ministro de economía de los países desarrollados se sometería a las recomendaciones de estos "técnicos".

Si quieren un ejemplo podemos tenerlo con el caso de las tasas de interés administradas por los Bancos Centrales. En Estados Unidos, en Japón y en Europa las tasas de interés son rebajadas drásticamente para detener la amenaza de recesión. La cuestión inflacionaria fue decididamente colocada en segundo plano. Para desmentir una vez más los conocimientos "técnicos" de estos señores, la inflación baja en la medida en que baja la tasa de interés y estamos frente a una amenaza de deflación. Estos hechos no significan nada para los "técnicos" del FMI. Ellos continúan obligando a los presidentes de los Bancos Centrales del mundo periférico a concentrar sus decisiones única y exclusivamente en las metas de inflación. Metas inventadas y corregidas cada año pues nunca consiguen acertar una.

Como ven los lectores (y me gustaría que los políticos de izquierda que llegan al poder lo observasen también) ningún gobierno serio sigue las recomendaciones del FMI. Todos se preocupan en primer lugar de la recesión y solo secundariamente de la inflación. Aún porque la relación entre tasa de interés e inflación parece ser exactamente lo opuesto de lo que la "teoría" económica de origen ultraliberal pretende.

La verdad es que la intromisión del FMI en las economías dependientes solo hizo profundizarse sus dificultades, agregando a las limitaciones estructurales de estos países los desequilibrios impuestos por el sistema financiero internacional. Pero el problema no son solamente los desequilibrios pues los hay buenos y malos. Buenos son los desequilibrios cambiaros de los países centrales, particularmente los de Estados Unidos que son financiados por una entrada masiva de capitales del resto del mundo. Buenos por un cierto tiempo pues los demás países no están dispuestos a continuar invirtiendo en una economía cuya moneda se encuentra en caída y cuya tasa de interés llega a casi cero. Si no fuera por la dificultad en que se encuentran las demás monedas y la queda generalizada de las tasas de interés, estas inversiones ya se habrían paralizado completamente y no solo bajado drásticamente como viene ocurriendo en los últimos dos años.

Pero nuestros desequilibrios son claramente perversos. Que llamen de "volatilidad" los movimientos de entrada de capitales (cuando hay excedentes, como nuestras reservas y las ganancias de nuestras empresas estatales, para captar) y salidas de ganancias y remesas de rentas, cuando esta captación amenaza la estabilidad de nuestras monedas, se trata más bien de un recurso del lenguaje para ocultar los hechos, técnica en la cual son maestros. En realidad no hay ninguna volatilidad. Lo que hay es una captación brutal de los excedentes económicos generados en nuestros países a través de los mecanismos manejados por el sistema financiero internacional. Mecanismos que se acercan a los procedimientos tradicionales de captación de nuestros excedentes, desarrollados desde la época colonial hasta hoy, y que cuentan con la complicidad de nuestras clases dominantes locales, siempre interesadas en retirar sus excedentes para los países centrales que son más libres de este tipo de "volatilidad".

En resumen: los movimientos de capital financiero son fenómenos superestructurales que pueden producir variaciones menores en las economías sometidas a importantes desequilibrios estructurales. Es esto lo que podemos concluir de los últimos estudios del FMI sobre la volatilidad financiera y los movimientos de capitales. Veamos los datos y las conclusiones manejadas por Ashoka Mody y Diego Saravia, según su trabajo Capitalyzing Capital Flows: Do IMF-Supported Programs Work as Commitement Devices, de mayo de 2003.

Ellos llegan a las siguiente conclusiones:

a) "Un programa del Fondo no es automáticamente un sello de aprobación de buena ejecución del 'deber de casa'. Los inversionistas parecen valorizar la participación del Fondo para resolver los problemas de pago externo pero solamente cuando los ven como esfuerzos bien realizados."

b) "La interrelación entre los fundamentos de la economía del país y los programas del FMI apuntan a la credibilidad de las medidas de reformas. Nuestro descubrimiento es que el Fondo puede ayudar a mitigar la aversión del mercado a la volatilidad del crecimiento de las exportaciones, garantizando las reservas del país." Es decir, garantizando que habrá divisas para financiar las salidas de ganancias y rentas y del principal cuando sea necesario.

c) "La naturaleza voluntaria en someterse a la disciplina del Fondo y el potencial para enviar los recursos para fuera es necesario y ayuda a aumentar el acceso al mercado. A este respecto el uso repetido de los programas que el Fondo envía es una mala señal." Esta última conclusión indica, por lo tanto, que las intervenciones largas y frecuentes del Fondo Monetario Internacional conducen a una ineficiencia creciente de las mismas. Por esto se debe ver con aprensión al creciente intervensionismo del FMI y su conversión en un Ministerio de las Colonias de los países centrales, particularmente de Estados Unidos.

Los datos presentados por los autores son muy impactantes y con ellos terminamos este artículo, llamando a la reflexión a nuestros lectores y a los líderes políticos en general que creen viable patrocinar estas intervenciones indefinidamente:

"Entre 1990 y 2000 fueron negociados 250 programas del FMI, variando entre 20 y 35 por año, excepto en 1990 cuando fueron menos de 20 al año. No hay una tendencia en cuanto al número o al volumen de estos programas. En particular el apoyo financiero fue mayor en los tiempos de crisis. Los mayores saltos fueron en 1995 aumentando el enorme paquete para México y los largos compromisos de 1997-8 que se siguieron a las crisis Asiática y Rusa."

"Entre 1991 y 2000 en cerca de un tercio de todos los países en desarrollo y de los mercados emergentes los títulos fueron emitidos por duedores que ya estaban comprometidos con programas del FMI. Lo cobrado fue más altos en los países con programas, comparados con los que no tenían compromiso con programas en el momento en que se emitieron los títulos (respectivamente 406 y 223 puntos básicos)."

"Esto demuestra que los programas del FMI están asociados con términos bajos de acceso. Esto no es sorprendente pues los programas del Fondo están asociados con malos fundamentos: altos débitos/PBI, bajo crecimiento reciente y mayor volatilidad".


* Theotonio dos Santos es profesor titular de la Universidad Federal Fluminense y Coordinador de la Cátedra y Red UNESCO - Universidad de las Naciones Unidas sobre Economía Global y Desarrollo Sostenible.