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Latinoamérica

Lula: ¿una oportunidad perdida?

EMIR SADER

Cien dias pueden ser una muestra de un gobierno. Seis meses ya permiten tener una idea de lo que un gobierno puede o no puede ser. El primer semestre del gobierno de Lula autoriza a pensar lo que ese gobierno puede ser y lo que ya no será. Elegido en lo más alto del agotamiento de las políticas centradas en la estabilidad monetaria y en el ajuste fiscal, y de la crisis financiera que ellas producen, Lula pasó del programa originalmente formulado, en el Instituto del Ciudadano, a la Carta a los Brasileiros, de junio del 2002. Aquel programa diagnosticaba la crisis brasilera como una crisis coyuntural clásica del capitalismo ­ de superproducción o de consumo - , que debería ser combatida mediante un choque productivo. Este se apoyaría en la transformación del círculo vicioso de la recesión en un círculo virtuoso, mediante la reducción de la tasa de intereses. Esto permitiría reactivar la economía y, generaría empleos formales, redistribuiría la renta, elevaría la recaudación de impuestos. La disminución de la tasa real de intereses se elevó, de este modo, a la piedra filosofal de la superación positiva de la crisis brasilera.
El enfrentamiento del capital financiero ­ se podría deducir- vendría embutido en esa disminución de la retribución del capital especulativo, con la bajada de la tasa de intereses que, desestimulando la inversión financiera, promovería una canalización de todos ellos hacia el sector productivo. La redistribución de la renta, a su vez, fortalecería esa tendencia, al elevar la capacidad de consumo del mercado interno, especialmente de sus estratos más pobres, que contribuirían así a reactivar los sectores más tradicionales de la industria, del comercio y de los sectores de servicio que más directamente producen para las clases populares y que al mismo tiempo son los mayores responsables de la generación de empleo Esa lógica de diagnóstico y propuestas fue alterada como la Carta a los brasilefos, que acabó imponiendo la fisonomía más definitiva ­ y triunfante ­ de la candidatura de Lula. Ella fue redirigida y presentada al país como el telón de fondo de dos escenarios diferentes, pero que acabaron convergiendo en una misma dirección, por la manera en que la directiva de la campaña actuó sobre ellos. Lo primero fue el fuerte ataque especulativo del capital financiero, que repercutió sobre una economía ya debilitada por la incapacidad de superación de la crisis de enero de1999 la cual fue expresada en el nuevo préstamo del FMI de 10 billones de dólares, en enero del 2002.
La actitud de esos capitales fue ostensivamente la de valerse ­ una vez más y esta vez todavía de manera más vigorosa ­ como base de la estabilidad monetaria, que se fundó en la atracción de esos capitales, mediante las tasas de intereses reales más altas del mundo. La fuga concentrada de capitales tuvo como efecto inmediato una acentuada desvalorización de la moneda brasilera ­ rápidamente bautizada por los portavoces de esos capitales y por los columnistas económicos que funcionan como sus ventríluocos, como ³peligro Lula² ­ que con los escenarios vecinos de Venezuela y Argentina, permitió la explotación para las otras candidaturas ­ la de Serra pero también la de Ciro Gómez ­ de los escenarios más catastróficos y descontrolados para el país, caso de que Lula ganase. Además de eso, después de consolidar su número histórico de cerca del 30% del electorado, Lula se volvía a chocar con su techo tradicional. Dos veces había sido superado en los sondeos por otros candidatos ­ Rosana Sarney y Ciro Gomes ­ lo que revelaba un caudal de votos anti-Lula que sería decisivo en el resultado electoral final. Por otro lado, quedaba claro que no sería el candidato gubernamental - José Serra ­ por más que tratase de diferenciarse del gobierno de FHC, quien podría acaparar ese caudal de votos anti-Lula y decidir a su favor las elecciones. Mas teniendo derrumbadas las candidaturas de Rosana Sarney y Ciro Gomes con ataques personales fulminantes, Serra produjo un caudal de votos liberados por estas candidaturas, de los cuales Serra fue capaz de ser el destinatario sólo de una pequeña fracción. Fue en ese momento en que Lula se constituyó en el anti-Lula y se apuntó, de forma sólida, a ser el destinatario de esos votos disponibles, que habían asumido la función de votos de Minerva en la elección. Lula había declarado al PT muchas veces que sólo sería candidato si fuese para vencer, lo que ya revelaba su disposición de ser flexible en la ampliación de su candidatura, vuelta, a partir de este momento, para las alianzas y para la transformación del carácter de su programa.
La nueva fisonomía de la candidatura de Lula asumió ese papel en la³Carta a los brasileiros², que era una respuesta a los ataques especulativos que la economía brasilera estaba sufriendo y también a aquellos que su propia candidatura sufría ­ expresada en la fórmula ³peligro Lula². Se trataba de dar garantías a los brasileros de que el país cambiaría sin traumas, de forma continua y sin rupturas. Esta palabra se tornó en una exhortación para reconquistar la confianza del gran capital.
Pero, ¿quienes eran los brasileros inquietos, a los que habría que dar garantías, afirmando de forma solemne y enfática que todos los compromisos serían garantizados?. No es necesario hacer iluminar esa interrogación después del primer semestre del gobierno de Lula para saber que se trataba, sobre todo, de dar garantías al capital financiero, aquel que se aprovecha de la fiesta, pero permanece siempre cerca de la puerta , de acuerdo con la descarnada recomendación de una empresa norteamericana de asesoría para inversiones de capitales especulativos en America latina.
Se trataba de dar garantías que pararan la hemorragia de capitales especulativos, la cual era la causante de dar sustento a la estabilización monetaria construida sobre su propia atracción, de forma frágil, por el gobierno de FHC. La no ruptura de contratos a la que la ³Carta a los brasileiros² alude enfáticamente, se refiere al flujo de capitales especulativos, en relación a los cuales Lula se comprometía, a partir de aquel momento, a respetar en su libre circulación, alejando cualquier nube del tipo ³tasación del capital financiero², ³renegociación de las deudas² y todavía aun más la posibilidad de una ³moratoria². Si esa fue una operación de ³blanqueamiento² de la imagen de Lula en la dirección de mercado ­ es decir, de los grandes capitales, en particular, los especulativos ­ de los organismos financieros y comerciales internacionales y de los gobiernos de los países centrales del capitalismo, en especial del norteamericano, esta operación también tuvo su correspondiente en el plano de marketing electoral con el lema ³Lulinha, paz y amor². Este lema buscaba apagar la figura conflictiva con la que Lula se había proyectado en la lucha sindical y después en la oposición política, con un discurso centrado en la denuncia y en la crítica. En este lema se traducía ­ como precursor de los proverbios presidenciales ­ una construcción ideológica que busca transmitir ciertos valores políticos e ideológicos mediante expresiones populares aparentemente incuestionables, porque supuestamente son depositarias de una sabiduría secular, que garantizaría su veracidad. (Pero ¿cuál de los dos proverbios es más verdadero ³Quien espera siempre alcanza² o ³quien espera desespera²?.
³Apresado come crudo² ó ³Quien tiene hambre tiene miedo², como decía Betinho y continuamos diciendo con él?). El primer semestre del gobierno de Lula tiene en la política internacional, en la del Ministerio de Justicia, en la de Desarrollo Agrario y en la de Minas y Energía sus mayores esfuerzos, y no por casualidad son aquellos sectores donde la mudanza, la ruptura con el gobierno pasado y la innovación se vuelven más, todavía con todas las dificultades, especialmente del gigantesco contingente de recursos ­ el precio de pago a la política económica-financiera. Esta, a su vez, fue el eje de fuertes elementos de continuidad y hasta ahora del endurecimiento de ajuste fiscal. Si los índices financieros - ³costo Brasil², dólar, inflacción ­ mejoraron, es necesario hacer dos observaciones importantes.
Ellos mejoraron los costos de los índices sociales por la brutal recesión que se profundizó con el peso del ajuste recayendo fuertemente sobre la gran mayoria pobre de la población y sobre los sectores medios. Todo a contramano del cambio y del privilegio social ­ ejes centrales de la campaña de Lula.
En segundo lugar, esa mejoría no se asentó en cimientos sólidos: el capital que regresó al país después de haber salido el año pasado, es principalmente especulativo y saldrá fuera nuevamente cuando sus intereses puedan estar siendo contrariados ­ por ejemplo, con el paso a una fase de favoritismo del sector productivo de la economía. Además de eso, es preciso decir, que otros paises de la semi-periferia también mejoraron sus índices, por las tasas de interés reducidas en el centro del capitalismo, Basta decir que Argentina impone cuarentena a los capitales volátiles porque, a pesar de estar en moratoria de sus pagos de la deuda ­ supuestamente un crimen leso de mercado internacional y que llevaría al país al empobrecimiento, según el raciocinio liberal ­ atrae capitales en exceso y por eso trata de proteger su moneda y sus exportaciones. No se trata por tanto de mejoría de nuestros índices por la política libera del gobierno en la área económica, El primer semestre del gobierno de Lula acentúa así el ajuste fiscal y la recesión, manteniendo tasas de intereses reales más altas que cuando asumió el gobierno y prometiendo tasa de intereses todavía altísimas ­ de 20% - para final de año. La economía se ahonda en la recesión ­ 1,5% de crecimiento, el mismo nivel de expansión demográfica, por tanto crecimiento cero párale primer anho i ­ como es tradicional en las autoridades financieras de las élites internacionales brasileras ­ promesas mejores para el año que viene, hasta que surjan razones ­ externas o internas ­ que bajen las previsiones y, a seguir en ese andar de carruaje ­ comprometan la primera mitad del gobierno de Lula con una profunda y rolongada recesión, con las duras consecuencias sociales en la reforma tributaria ( la afirmación del ministro Palocci de ³quien tiene más , paga más² parece sólo valer para la previdencia, pero no para la reforma tributaria), exactamente dentro de los moldes pregonados por el Banco Mundial para su segunda generación de reformas, es el otro elemento que da un cariz liberal y regresivo al gobierno de Lula en estos primeros seis meses. El tercer elemento central negativo son los discursos del gobierno, en particular de Lula, que se vale de un estilo desmovilizador de la masa de la población, apelando a proverbios conservadores, a contramano de la necesidad de avanzar en la conciencia y en la organización del movimiento popular. En cuanto al PT, como partido, amenaza dar un paso grave y sin retorno en su trayectoria histórica, cuando sus dirigentes afirman que deberían haber apoyado las reformas del gobierno de FHC y que no lo hicieron simplemente porque estaban en la oposición. Que propuesta para Brasil puede seguir defendiendo y luchando el PT, si consolida esta visión?. El presidente del PT, Jose Genoino, afirma que la división de la izquierda llevó al fracaso los gobiernos de Mitterrand, de Felipe González y de Olivo en Italia. Pël piensa la realidad boca abajo. Esos gobiernos fueron los que dividieron la izquierda, al asumier programas de gobierno de ajuste fiscal y carácter liberal y que por tanto fracasaron. Los sectores que se mantuvieron a la izquierda resistieron a esos cambios ­ como el PT hasdta entonces, el cual había resistido al gobierno de Collor y al de FHC. Genoino actúa más como un representante del gobierno delante del PT y no defendiendo los proyectos históricos de izquierda en un gobierno de centro izquierda. ( El expediente de encomendar investigación del IBOPE, sustituyendo los canales democráticos internos del PT ­ asi cómo el plebiscito con respecto a un cambio tan significativo como es el de la reforma de la previdencia, se quedó en pasado, junto al marketing electoral y las tentativas de expulsión de las que divergen, en la americanización del PT, en el vaciamiento de su contenido histórico, aquel que hizo del partido que catalizó tantas esperanzas a nivel nacional e internacional.) El segundo semestre dará fisonomías más definidas al gobierno de Lula, ya sea confirmando las preocupaciones suscitadas por el primero ­ y que hacen con que prácticamente toda la intelectualidad petista o de izquierda en general, tenga fuertes críticas a ese perfil -, o cambiando radicalmente el rumbo asumido hasta aquí. Momentos importantes serán la opción preferencial por Mercosur o por el ALCA ­ que al mismo tiempo dirán si la política externa brasilera es definida por el Ministerio de Relaciones Exteriores o por los ministerios económicos. Seran también los cumplimientos de las promesas de gobierno en relación a la reforma agraria. Pero será principalmente la prueba de la capacidad de imprimir un ritmo expansivo a la economía, acompañado de un fuerte y extenso proyecto de distribución de renta, como Brasil nunca conoció ­ y por eso sigue siendo el país con distribución de renta más bajo del mundo. Ahí podremos saber con claridad si el gobierno de Lula es una oportunidad perdida o si se torna una oportunidad histórica de construir una democracia política, social, económica y cultural en Brasil ­ un gobierno de cambio y de privilegio de lo social, mandato que Lula recibió de las urnas.
(traducción Lara Ferrero)