!El momento adecuado!
Theotonio Dos Santos* ALAI-AMLATINA
Hace algunos años,  después de una buena conversación en el Consejo de Londres,  decidimos tres de nosotros continuar nuestras conversaciones  en una nueva boite que estaba en la moda. En la puerta  tuvimos la desagradable recepción que simplemente nos impedía  de entrar. La razón, según el musculoso portero era insólita:  "Uds. no se encuentran debidamente vestidos". A nuestro  lado, jóvenes punks con tenidas extrañas entraban libremente  en el establecimiento. Intentamos una reacción: ¿Quién decide  esto, queremos hablar con él? La respuesta fue definitiva y  contundente, el portero respondió con un enfático: "¡Yo!". 
 Esta es la posición que los bancos centrales y los tecnócratas  de las instituciones financieras nacionales e internacionales  se arrogaron para sí. Ellos definen lo que es bueno para  nuestras economías. Que es lo que detiene la inflación, que  ellos decidieron ser el único objetivo de las políticas  monetarias y financieras. Cual es el momento adecuado para  subir o bajar las tasas de interés y cual es su nivel, cuales  son los encajes exigidos del sistema de crédito, los niveles  de emisión de moneda o de títulos de la deuda pública. En los  últimos años se dieron a sí mismos el derecho de especular en  el mercado cambiario - con el dinero del tesoro - para  "garantizar" determinado valor cambiario por ellos prefijados. 
Y hacen todas estas violentas intervenciones estatales ¡en  nombre del libre mercado!   Mientras la sociedad, los agentes gubernamentales y privados  están sometidos a rigurosos controles para disponer de  recursos públicos o privados, ellos pueden gastar miles de  millones de dólares en operaciones cambiarias, siempre  fracasadas, ¡sin ninguna consulta a la sociedad o a los  poderes de la nación!  Y cuando se cobra de ellos los resultados de estas conductas  irresponsables responden con la misma fuerza de nuestro  portero de Londres: ¡YO decido! Yo soy el poder. Dirijo un  órgano que debe estar por arriba de la sociedad y del Estado:  El Banco Central Independiente o mismo Autónomo. ¡Y no acepto  presiones de la sociedad! El principio que está por detrás de  este poder colosal e irresponsable deriva de la pretensión de  estos tipos de representar una ciencia económica exacta. 
 No importan los datos. Ellos usan imágenes ridículas para  cualquier científico social serio, como la de que la inflación  es una fiebre que le cabe a los médicos controlar... ¡Los  médicos son ellos! Y tomen más inflación en consecuencia de  sus decisiones irresponsables basadas en manuales de economía  aprendidos en cursos universitarios que desconocen la historia  de la economía y del pensamiento económico, su evolución, sus  dificultades, la diversidad de sus métodos y muchas cosas más. 
 El FMI, con sus economistas de tercera línea, como los define  el premio Nóbel Joseph Stiglitz, dan las pautas de estos  conocimientos intocables de economía y continúan sosteniendo,  en contra de todas las evidencias de los hechos económicos,  que la inflación sólo se controla con restricción al crédito. 
Pero ¿que dicen los hechos?   Tomemos los países de más baja inflación en el mundo en el  momento presente: Estados Unidos, con 2,2% de inflación al  año; el Japón, con -0,1%, la Gran Bretaña, con 3,1%, la  Francia, con 2,0%, la Alemania, con 1,1%. Tomemos aún algunos  países en desarrollo para que no digan (ellos que niegan la  diferencia estructural entre economías desarrolladas y  subdesarrolladas o dependientes) que no incluimos las llamadas  economías emergentes o en desarrollo. Chile tiene una  inflación de 4,0%, México de 5,3%, Corea del Sur de 3,7%,  India de 4,1%. 
 Según la teoría que aceptan ingenuamente estos señores, estos  serían los países de menor volumen proporcional de crédito,  midiéndolo por la relación del volumen del crédito y el  Producto Interno Bruto. Sin embargo que dicen los datos del  FMI, a quienes nunca se le ocurrió confrontar sus teorías con  los datos que ellos mismos disponen. 
 El Japón que tiene la más baja inflación (de hecho, una  abierta deflación) tiene el más alto índice de endeudamiento  (relación crédito/PIB) en el mundo: ¡186%! Estados Unidos  viene cerca con 145,2%. La Gran Bretaña no está muy atrás con  138,8%. La Alemania tiene una tasa de crédito/PIB de 121,0%. 
Francia tiene 89,8%. Entre los países emergentes, el Chile  presenta una relación de 65,9%, el México, de 11,5%, la Corea  del Sur, no disponemos de los datos pero sabemos que tiene  alta tasa de endeudamiento, la India tiene 29,1%. 
 Como vemos la relación inflación/volumen de crédito es  exactamente lo contrario de lo que dice la teoría (con la  excepción del México, que tiene un volumen muy alto de  liquidez por las remesas clandestinas de dinero de los  emigrantes y por el factor lavaje de dinero, entre otros  factores que deforman esta relación crédito/PIB). 
 Brasil, donde hay un debate intenso sobre la política de  contención de crédito y de altos intereses en el momento  actual es un ejemplo claro del fracaso de la teoría que asocia  bajo crédito, alta tasa de interés y baja tasa de la  inflación. En el momento presente Brasil tiene una de las más  altas tasas de inflación de los países llamados emergentes: el  16,7%, es decir uno de los pocos países del mundo que tiene  inflación de dos dígitos en la actual coyuntura deflacionaria  mundial. 
 Según la "teoría" oficial y ortodoxa debería presentar este  país un alto volumen de crédito cuya contención, a través de  altas tasas de interés, es absolutamente necesaria. Sin  embargo estamos frente a un caso de bajísima tasa de crédito  con relación al PIB: el 23% en el momento actual. Cuando se  inició el Plan Real que habría traído estabilidad de precios  para el país, esta relación crédito/Pib estaba en 37%, con una  inflación de 1 dígito. Cuanto más disminuyó el crédito y  aumentó la tasa de interés, aumentó también la inflación. 
 No son necesarias muchas vueltas para entender el fenómeno. 
Las altas tasas de interés cumplen un rol inflacionario y no  deflacionario como pretenden las "leyes" deducidas (y mal  deducidas, que quede claro...) de la ciencia económica  "exacta" que manejan estos tecnócratas incompetentes. Las  altas tasas de interés provocan una violenta inflación de  costos elevando las tasas de ganancia en general y los precios  en consecuencia. La alta tasa de interés aumenta (más bien,  crea) el déficit fiscal elevando drásticamente las presiones  inflacionarias. Esto explica por que Brasil está entre las  más altas inflaciones del mundo, teniendo la más alta tasa de  interés y una de las peores relaciones crédito/PIB. 
 Pero estos señores jamás se dignarán a responder a la  evidencia de los datos que demuestran que sus teorías no  tienen nada de exactas ni son serias. No pueden jugar por la  ventana los años de estudio que han hecho en sus salas de  clase. Así como los monjes medievales no podían abandonar el  edificio teórico espectacular del tomismo que estudiaron en  sus versiones más rústicas. Fue así como ellos lograron  detener por años la comprensión del sistema solar y de la  astronomía, así como hubieran logrado detener la misión de  Cristóbal Colón si las ambiciones de los banqueros y  mercaderes genoveses no hablasen más alto que sus aburridos  manuales. 
 Hemos insistido varias veces en la tesis de que la ciencia  económica ortodoxa de corte neoliberal cumple un rol similar  al que cumplía la filosofía escolástica en la edad media. El  tema de este artículo es un ejemplo más de la corrección de  esta tesis. Podríamos citar varios otros casos que forman un  círculo de fuego en contra del crecimiento económico, la  redistribución del ingreso y de los avances del trabajo en un  momento histórico en el cual el avance de la revolución  científico-tecnológica crea las condiciones materiales para un  cambio cualitativo de las condiciones de vida de toda la  humanidad. 
 Es lamentable asistir al espectáculo dramático de la lucha  entre la sabedoría popular - que intuye estas posibilidades de  transformación y las expresan electoralmente - y la  incompetencia prepotente de los señores de las cifras mal  manejadas que dan las pautas de las políticas públicas. 
Estamos frente a golpes de Estado electorales dados en nombre  de teorías fracasadas mientras se barra la entrada en el  Estado de una generación de economistas y científicos sociales  realmente afinados con la realidad y con la intuición popular. 
 Cabrá al pueblo definir, en una verdadera democracia, "el  momento adecuado" para romper definitivamente con esta capa de  falsos científicos y técnicos a servicio de los intereses  económicos más contrarios al progreso de nuestros países. 
Este es "el momento adecuado" de abrir las ventanas, hacer  entrar el aire e imponer la verdad de los hechos en contra del  polvo de la falsa teoría y ortodoxia. ¡No nos dejemos  intimidar por el portero de Londres!  * Theotonio dos Santos es profesor titular de la Universidad  Federal Fluminense y Coordinador de la Cátedra y Red UNESCO -  Universidad de las Naciones Unidas sobre Economía Global y  Desarrollo Sostenible. Su libro más reciente es "Teoría de la  Dependencia: Balance y Perspectivas", Editora Plaza & Janés.