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Latinoamérica

12 de mayo del 2003

La pobreza: yo gano, tú pierdes

José Del Grosso

El problema no estriba en que los revolucionarios ocupen el poder, sino en que lo utilicen para llevar a cabo políticas inaceptables para la oligarquía.
Henry Kissinger

Oligarcas, sindicaleros, politiqueros, curas, pastores, tele-evangelistas, economistas, militares, medios de comunicación de masas…, entre otros, nos han estado engañando a todos respecto a la pobreza.

La pobreza, el desempleo, la guerra, la lucha de clases, el analfabetismo, el racismo, el sexismo, la delincuencia, entre otras manifestaciones indeseables en la sociedad, definitiva y positivamente son negocio en el sistema económico capitalista y constituyen, además, los principales medios a través de los cuales quienes tienen mucho tratan de obtener aún más.

Nuestra impotencia frente a los hechos económicos

Nuestra impotencia individual y colectiva frente a la realidad económica es tal, que aunque decidiéramos confinar en la luna a ese pequeño grupito de individuos que monopolizan la riqueza, no habríamos logrado prácticamente nada.

¿Por qué? En primer lugar, como comentaba en mi artículo anterior (Autoestima del venezolano talón de Aquiles de la Re-evolución Bolivariana), porque, por una parte, a través de la educación formal e informal se ha instalado en nuestra mente a un saboteador, a un tirano-tiranizador que no dudaría ni por un momento en esclavizar a cualquiera en la primera oportunidad que se le presente; por otra, porque compartimos con los ricos muchas de las creencias sobre el capitalismo y nos hemos dejado convencer de que no existe alternativa alguna posible a este sistema económico y, por otra, porque ni sabemos en realidad cómo funciona globalmente el capitalismo ni sabemos cómo desarticularlo. ¡Por ahora! La ignorancia, o si prefiere, el desconocimiento de la economía y su práctica, es uno de los factores importantes que nos paraliza a todos. Cuando aumenta el precio de los artículos, nos quedamos sin empleo, no nos pagan nuestra pensión…, nos enojamos, culpamos al gobierno y a los politiqueros, decimos palabrotas y hasta allí llegamos. Cuando oímos sobre las descomunales ganancias de los dueños de las empresas en que trabajamos frente a nuestra pingüe ganancia, nos indignamos en silencio. ¡Claro, nos alegramos cuando nos suben el sueldo o cuando la prensa y los telediarios nos "informan" que ha mejorado la situación económica, ha bajado la inflación o son mayores las entradas del Estado! Pero aparte de esas reacciones emocionales seguimos paralizados, no tenemos ideas claras respecto a qué es la economía, desconocemos cómo es manejada y los efectos reales de cada manejo.

Hemos sido castrados en la raíz de nuestro pensamiento

La aldea Global de la que hablaba McLuhan, no se convirtió según sus expectativas en un espacio en el cual los seres humanos a través de sus relaciones se enriquecerían cultural y socialmente, sino que se transformó en un espacio de embrutecimiento y homogenización del pensamiento. Mediante la educación formal e informal se ha venido uniformando la manera de percibir el mundo, de pensarlo, de sentirlo, de actuar en él, de abordar los problemas, de considerar que ante los problemas sólo existen dos clases de alternativas: una buena y otra mala (en el caso de los modelos económicos, la buena es el capitalismo y la mala el comunismo o cualquier otra alternativa).

La educación formal se ha encargado de fragmentar nuestro pensamiento y visión de la realidad al enseñar las asignaturas como si se tratara de conocimientos inconexos, nos ha enseñado a conformarnos con conocimientos descontextualizados, superficiales, triviales, sin importancia para la vida cotidiana y de relación.

Nos han entrenado para que creamos que sólo existen relaciones lineales, es decir, A actúa sobre B, B actúa sobre C…, quedando marginada nuestra habilidad para vincular los hechos y ver cómo el conjunto de ellos interactúa entre sí de muchas maneras: ¿cómo se retroalimentan? ¿Cómo los efectos pueden ser causas y las causas efectos?... Nos han enseñado a ver el mundo de forma estática y debido a ello a creer que si hacemos esto o aquello viviremos en un mundo eternamente feliz.

Lo anterior tiene graves consecuencias a nivel individual y colectivo. Como afirma Edgar Morin en su obra: La cabeza bien puesta; "el debilitamiento de una percepción global conduce al debilitamiento del sentido de la responsabilidad, pues cada uno tiende a ser responsable de su tarea especializada y también al debilitamiento de la solidaridad, pues cada uno no percibe más que su vínculo orgánico con su ciudad y sus conciudadanos" (1999, p. 19). Yo corregiría esto último y diría "no percibe más que su vínculo orgánico con aquellos lugares que el individuo frecuenta en su ciudad y con unos pocos muy cercanos a él.

La Universidad no hace sino empeorar nuestra percepción de las cosas con su división o separación tajante entre el conocimiento Humanístico y el Científico y dentro de esta división con la super-especialización de cada disciplina, cuyo lenguaje sólo es comprensible para los "entendidos" en ciertos aspectos de cada una de ellas. De esta manera lo humano no es importante en lo económico, lo político, el derecho…; la pobreza aparece como un mal congénito y no el producto de la explotación inherente a la ideología capitalista… Los medios de comunicación inducen y refuerzan nuestra castración mental. Todos los días, supuestamente, nos informan la verdad absoluta, lo que es una contradicción, pues in-formar quiere decir darle una cierta forma a lo que se llaman datos crudos, sin elaboración. Más técnicamente, a lo que en psicología se denominan estímulos. Si a los estímulos se les da una cierta forma, una cierta interpretación según se elaboran, ello quiere decir, que se les puede dar innumerables formas o interpretaciones y, por ende, eso significa que la realidad que se pretende transmitir mediante la in-formación es totalmente relativa a quien la elabora. De esta manera es posible justificar muchas cosas como la guerra y convertir una invasión en un acto de Paz.

La transmisión de información de los medios de comunicación no tiene como objetivo que el consumidor aprenda cómo formarse una opinión propia sobre lo que acontece en su entorno y el mundo, sino su condicionamiento emocional.

La intención de quienes manipulan detrás de los bastidores de los medios es que todos tengamos la misma opinión respecto a las mismas cosas y no pensemos sobre ellas, sino que todos reaccionemos emocionalmente de modo parecido ante ellas.

¿Quién se puede formar una opinión válida respecto a algo con una "información" relámpago que ya viene pre-juiciada, elaborada, valorada y con conclusiones incluidas? Peor aún, esa información va seguida inmediatamente de otra, la cual es presentada de forma espectacular, dificultando así el tiempo necesario para reflexionar.

¿Recuerda que en cuarto año de bachillerato, en una asignatura que presuntamente era psicología, le enseñaron algo sobre el perrito de Pavlov? ¿Recuerda que Pavlov logró que el perrito salivara ante el sonido de una campana? Bien, la importancia del descubrimiento de Pavlov no radica en esa estupidez de haber descubierto que un perro saliva ante un estímulo como el sonido de una campana, después de haber sido presentados simultáneamente un estímulo natural (alimento) y un estímulo neutro (campana) varias veces. No, reside en el hecho de que sin que medie nuestra voluntad e inconscientemente, podemos ser emocionalmente condicionados de modo favorable, desfavorable o de indiferencia respecto a cualquier cosa al asociar al mismo tiempo palabras, sonidos e imágenes, es decir, creando un condicionamiento que se conoce como condicionamiento de segundo orden.

Por favor, preste atención cuando escuche el telediario. Fíjese en la música de fondo que utilizan, la entonación de la voz de quien habla y en las imágenes.

Note cómo reacciona emocionalmente ante ciertas palabras, ciertos sonidos e imágenes. Tome consciencia de cómo todas las políticas adoptadas por el gobierno para el beneficio de la mayoría, pero que son inaceptables para la oligarquía, son invariablemente asociadas a emociones negativas, inseguridad, desaprobación, terror.

Note la distancia, la indiferencia con que hablan eufemísticamente sobre los daños colaterales en Irak, esto es, sobre las víctimas de carne y hueso. Podrá entender así que muchas de sus reacciones emocionales no son suyas, sino condicionamientos impuestos. Entenderá por qué termina aceptando como algo natural que "la pobreza es una daño colateral necesario para el progreso y la salud de la economía del país".

La economía una especialidad entendida por pocos

Además de las razones que acabo de exponer, la mayoría de las personas se muestra impotente ante los hechos económicos porque estos son presentados de tal manera que son escasas las conclusiones que podemos sacar.

Lo más llamativo de la información económica divulgada a gran escala es el anonimato, es decir, la sustitución de las personas por números que poco nos dicen. Rara vez hablan de nosotros o nos explican los hechos económicos, a no ser que quieran manipular nuestra opinión o justificar algo. Lo usual es que los medios nos hablen con tantos tecnicismos sobre la economía que nos sintamos excluidos.

Nasdaq, Petróleo Brent, Dow Jones, Overnight, Bonos, Bolsa de valores, tasas de interés… números. Pero ¿qué quiere decir cada una de esas cosas? ¿Cómo nos afectan? ¿Esos números nos dicen qué previsiones deberíamos tomar? ¿Nos debe importar que la Bolsa de valores de New York baje o suba? Para un empleado cualquiera o un obrero, ¿Qué significa concretamente que el precio del petróleo haya subido? Cuando nos dicen que la economía está mejorando, ¿eso significa que se va a reflejar en una mejor calidad de vida para todos o que mejoraron los ingresos de los ricos? Cuando a finales de Marzo de este año, Fedecámaras y la CTV, aliados desde hace años, se mostraron en desacuerdo ante la iniciativa del gobierno de aumentar los salarios, los medios de comunicación se hicieron portavoces de aquellos y se opusieron argumentando que eso generaría desempleo, lo cual es mentira. La verdadera razón es que los peces gordos están habituados a obtener elevados márgenes de ganancia. Aumentar el sueldo a los empleados y trabajadores sólo significaría reducir en un mínimo ese margen de ganancias. Las empresas nunca quebrarían debido a aumentos de salario razonables.

Piense en esto, si por cada bolívar que invierten estos "magnates" obtienen mínimo 1000 de ganancia neta por artículo vendido, es decir, descontando sueldos, gastos operativos, publicidad y otras cosas; ¿cómo van a quebrar al aumentarle un 10% el sueldo a los trabajadores si ganan el 1000 por 1 y el número de trabajadores no es tan grande? Pero esta estrategia no es made in Venezuela, sino que es una estrategia inventada en USA y UK. Por ello, no sólo debemos estar alertas, sino unirnos y ocuparnos, porque hoy es el vecino el que quedó sin empleo, mañana quizá el desempleado sea usted, o yo, o un hijo. Entonces, aunque despidan a un empleado a kilómetros de mi casa, eso me debe importar, nos debe importar y nos debe llevar a pensar y a apoyar economías alternativas, sobre todo porque los ricos no están dispuestos a renunciar a sus grandes ganancias y harán lo que sea por exprimirnos, especialmente, en estos momentos en que la estrategia neoliberalista, que en un principio produjo enormes ganancias, ha traído como consecuencia la actual recesión mundial, la cual progresa geométricamente.

Para ilustrar lo que quiero decir con lo de los despidos, tomemos un ejemplo de entre los miles que existen. La compañía 3M ganó entre Enero y Marzo del 2001 467 millones de dólares, lo cual representó para ellos un 2,4% más de ganancias que el año anterior. Sin embargo, a pesar de que aumentó sus ventas en un 2%, despidió a 5000 empleados con el objeto de ahorrar 300 millones de dólares anuales. ¿No podían estos "pobres señores" sacrificar esos 300 millones de dólares? Si esto ocurre en tantas compañías de USA y Europa, donde se supone que "Sí hay Ley", ¿por qué no iba a pretender hacer lo mismo el sector empresarial venezolano si son hijos de aquellos? Hay que ganar mucho sin importar cómo

Hay que ganar mucho sin importar cómo, más aún, no sólo hay que ganar mucho, sino que siempre hay que ganar más y más. Imagine este lema insertado en nuestras neuronas y en un país como el nuestro, en el que la autoestima suele ser baja y tanto el ser como la estima dependen del dinero y del poder. ¿Cómo pueden ser las relaciones interpersonales? ¿Las relaciones laborales entre semejantes, con los subalternos y el jefe? ¿Qué significado puede tener el trabajar si por un lado los curas nos dicen que el trabajo es una maldición, mientras que por el otro, el capitalismo nos dice que es una posibilidad de salir del hueco y ser alguien? Lo anterior me trae a la mente ese mensajito de que el venezolano es flojo por naturaleza. ¿En verdad es flojo? ¿En verdad esa flojera viene de los genes de nuestros aborígenes o será más bien el ejemplo en el tiempo del español, del mantuano, del burgués, del empresario, que a decir verdad, siempre tuvo mucho a costillas del otro, que, para ser sinceros, nunca le rodó el sudor por el rostro sino por el calor? Creo que hay que redimensionar ese: "No lo hago por menos de…". Hay que verlo desde otra perspectiva. Así, desde ese fondo psicológico que he venido describiendo, debemos re-interpretar lo que implica el que durante décadas se nos haya dicho que el petróleo es nuestro y vincularlo, por ejemplo, a la conducta del empleado público que hace como si trabajara y que se deja sobornar o se presta a la corrupción.

Cuando utilizamos servicios como arreglar nuestro auto nos quejamos de que los mecánicos cobran mucho y la reparación no dura nada. Pero ¿No es ese el modelo de relación económica impuesto por nuestros empresarios? Ya hablé de que por cada bolívar que invierten los empresarios aspiran a ganar mil, pero aparte de eso, muy oculto, está el hecho de que se gastan millones de dólares en investigaciones vinculadas a que los productos dejen de ser útiles en menos tiempo del debido. Hoy día, por ejemplo, existe toda una tecnología que permite fabricar autos que no necesiten reparación alguna durante 100 años. Sí, 100 años sin cambiarle una sola pieza. Sin embargo, se fabrican para que a los 2 o 3 meses usted y yo debamos cambiar repuestos y a los 2 o 3 años debamos cambiar de vehículo. ¿No es esa una economía de la especulación, del oportunismo? ¡Claro, los economistas nacionales y extranjeros no le dan ese nombre! En estos momentos en que Fedecámaras y la CTV nos quieren hacer creer que va a haber desabastecimiento y los precios de los productos van a seguir subiendo por culpa del gobierno, se puede deducir que se trata de una nueva estrategia de especulación, de una manera más de ganar mucho haciendo poco.

Los empresarios a través de los medios de comunicación dicen que el precio del pollo ha subido por culpa del gobierno, pero no dicen que están esterilizando a las gallinas, lo que es la causa real del desabastecimiento y una excusa para aumentar los precios y obtener jugosas ganancias. En contraposición, ¿por qué los mercados populares que ha venido desarrollando el gobierno pueden vender mucho más barato sin necesidad de subsidiar los productos? Otro ejemplo de especulación es que, monopolios como Polar, le pagan al campesino 10 bolívares el kilo por X producto del agro y nosotros lo compramos en el supermercado a 1200. ¿Quién se queda con la diferencia? ¿Tienen los intermediarios derechos sobre esa diferencia? ¡Ah, me olvidaba que existe el derecho al libre comercio! Desempleo

La pobreza es una circunstancia social compleja, producto de una larga historia de relaciones entre los seres humanos, la cual, a través de diferentes formas de organización política y económica, ha originado y mantenido por siglos sociedades en las que unos pocos tienen demasiado y la mayoría tiene poco o nada para vivir.

La pobreza no se limita a la falta de dinero, al hambre, a vestirse con harapos y a vivir hacinado entre cuatro tablas y un techo de lata. Genera además el carecer de voz, de poder político y económico en la sociedad, el vivir en la ignorancia, no tener derecho a la salud, el ser objeto de manipulación y violencia, el ser empujados al crimen, la prostitución, el alcohol, las drogas… En pocas palabras, implica la más profunda deshumanización.

Si uno presta atención a esa máxima capitalista que tanta importancia le da al consumo de la mercancía y piensa en la pobreza, uno no puede dejar de preguntarse, ¿Por qué los empresarios no defienden el pleno empleo? ¿Por qué no hacen lo imposible por eliminar la pobreza? Las razones son múltiples, pero aquí solo mencionaré dos. Mantener un mercado de mano de obra barata y el debilitamiento de los sindicatos.

Cuando la gente que vive en los tugurios, seres humanos de carne y hueso, se enfrentan cotidianamente a necesidades como el hambre propia y la de los hijos, son muchos a los que no les importa tener un empleo inestable y trabajar por cualquier sueldo las horas y días que les exijan. Ante el hambre, no les importa verse obligados a renunciar a prestaciones sociales, utilidades, jubilaciones…, con tal de poder comer. El hambre es tal en muchos casos, que los padres se ven obligados a permitir que sus hijos trabajen por casi nada, lo cual representa un aumento en el margen de ganancias de los ricos.

En la clase media pasa algo similar respecto al desempleo. Todos los hijos deben tener una profesión para ser alguien en la vida y vivir bien, pero lo mismo se ha dicho entre la gente de los barrios, quienes están convencidos de que así saldrán de abajo. ¡Mentira! Son tantos los profesionales que se gradúan como arroz cada año y tan pocos los puestos de trabajo, que a la hora de buscar empleo los cargos ya están ocupados y cuando se oferta alguno, muchos están dispuestos a trabajar bajo cualquier condición y por cualquier sueldo.

El que tiene trabajo, normalmente, adquiere muchos compromisos económicos y cuando los empleadores vienen con el cuento de que habrá que despedir a unos cuantos porque tienen pérdidas (las pérdidas se refieren a que las ganancias no son tan sustanciosas como aspiran los dueños de las empresas), esos empleados para no ser despedidos aceptan que se les disminuya el sueldo y muchas cosas más. No hay mejor ejemplo de ello que el que nos dieron los dueños de los medios de comunicación después del paro cínico de Diciembre y Enero pasados con sus empleados.

Aquí las mujeres, después de los niños esclavizados, son las que llevan la peor parte. Siempre se les paga menos que a los hombres en cualquier sector laboral.

¿Cómo no aceptar si debe darle de comer a sus hijos? Es rara la madre que no hace lo imposible por darle de comer a su hijo.

Las personas de más de 33 años, también se hallan en circunstancias parecidas a las de las mujeres, pues para este grupo es sumamente difícil mantener o encontrar trabajo.

La abundancia de mano de obra, la poca oferta de trabajo y las necesidades reales de los seres humanos, llevan a aceptar condiciones laborales como la prohibición de afiliarse a un sindicato, lo que debilita los sindicatos y, por ende, la posibilidad de organización de los trabajadores para defender sus derechos. Este es el caso de empresas como MacDonald. Pero hay otras formas de debilitar los sindicatos: politizarlos y comprar a los líderes, como es el caso de la CTV, caso único en la historia de la Humanidad, en que una central obrera se une a los patronos.

Economía y chantaje político

Las grandes empresas tienen entre sus objetivos el eliminar la pequeña y mediana empresa, pues mediante esta estrategia no sólo eliminan la existencia de posibles competidores, sino que se van adhiriendo la producción de una gran diversidad de artículos.

Al hacer esto, no sólo dominan el mercado nacional a nivel del consumidor, lo que significa que nos pueden vender al precio y con la calidad que les venga en gana, sino que, además, pueden chantajear al gobierno, hasta cierto punto, al dejar de producir, ocultar la producción y crear un estado de desabastecimiento con el fin de culpar al gobierno y enemistarlo con el Pueblo, que es una de las estrategias que viene poniendo en práctica la oposición golpista venezolana. Por suerte, el gobierno Bolivariano ha sabido salirles al paso. Cuando dijeron que no había azúcar, Chávez tomó la decisión de importarla. La reacción inmediata fue decir que desconocían que contaban con reservas para toda la población por más de seis meses.

Se funden así la economía y la política y desde la economía se maneja y controla al Estado a través de títeres, los politiqueros. Ejemplo de ello lo vivimos con presidentes como Carlos Andrés Pérez y Caldera. A esto se refiere la defensa de la política de libre empresa a la que quieren unirnos los oligarcas, lavándonos el cerebro a través de la propaganda que despliegan mediante los medios de comunicación.

¿Por qué cree que es la lucha encarnizada contra este gobierno, que si bien tiene sus defectos, nos propone una alternativa a la economía neoliberal y, por ende, la posibilidad de que todos tengamos voz, no sólo en lo político, sino también en lo económico? Pobreza

Junto al desempleo y una remuneración de risa está la marginalidad. ¿A quién beneficia? ¿Cómo? Beneficia al politiquero que siempre promete eliminar la pobreza, pero nunca cumple mientras se enriquece. Favorece al rico que distrae la atención de su corrupción y su injusticia con el surgimiento de un estado de violencia e inseguridad social. En 1776 decía Adam Smith, padre de la economía moderna: "La autoridad civil en realidad se instituyó para la defensa de los ricos contra los pobres o de los que tienen propiedades contra los que no tienen ninguna".

La autoridad civil no sólo mantiene a raya a los pobres, es además una institución de la cual viven muchos ricos o muchos se han hecho ricos. Imagine:

toda la infraestructura que ello implica, las patrullas, motos, tanquetas, armas, uniformes…, que es necesario comprar. Junto a ello está el negocio de los penales, los jueces, abogados… La inseguridad, supuesta razón de ser de la autoridad civil, además, genera una industria de seguros, de compañías que ofrecen tecnología y cuerpos de seguridad… Vinculado a ello, los medios de comunicación enfatizan en la inseguridad, la cual sirve para mantener una cierta audiencia, vender porquerías que a nadie sirven y reforzar la industria de la supuesta protección privada.

La inseguridad, entonces, es buena y hay que propiciarla según la lógica de los ricos. ¡El dinero debe circular! ¿Adónde deja el negocio de las drogas y la prostitución? ¿Por qué cree que los ricos persiguen todo esto siendo ellos los principales consumidores? Primero, porque lo prohibido es lo primero que busca el ser humano. Segundo, porque la mercancía sube de precio al tratarse de algo prohibido y tercero, porque los ricos son los principales dueños y socios de este mercado. El papel de los pobres aquí es importante, proporciona las mujeres para el mercado de la prostitución y en el de las drogas el poder contar con quienes las distribuyan y vendan, quedando muy lejos del asunto. Más aún, proporciona contar con adictos que, a cambio de droga, estén dispuestos a todo, incluyendo matar.

Los hospitales y escuelas para pobres son un buen negocio. Piense nada más en los jugosos contratos que adquiere el sector privado a través del estado en lo concerniente a infraestructura, dotación material, fármacos, mantenimiento...

Con el enemigo por dentro

Definitivamente no puede haber Re-evolución Bolivariana si esa revisión interior de nuestra manera particular de ser no incluye el que detectemos al saboteador-capitalista-tirano que todos llevamos por dentro. A ese que es sumiso ante el opresor y tirano con su semejante; que se calla ante el explotador y despluma a su igual; si no tratamos de identificar ¿cómo se ha instalado en cada uno de nosotros la mentalidad capitalista? ¿Cómo y por qué la mantenemos? ¿Cómo esa mentalidad nos inclina a movernos en la sociedad? ¿Cómo hemos hecho para que el dinero sea más importante que nosotros mismos? ¿Cómo el dinero ha dejado de ser un medio para convertirse en un fin? ¿Cómo el dinero es el regulador de nuestra vida afectiva y espiritual? ¿Cómo el dinero se ha convertido en el centro, el eje y fin primero y último de nuestras vidas llegando a la deshumanización?...

Aunque con justa razón a veces señalamos al enemigo que está allá afuera personificado en el empresario, el politiquero, el cura, el juez, el policía, el militar, el empleado público, el alcalde… corruptos, cada uno de nosotros en mayor o menor grado se ha identificado con estos personajes y razona, siente, actúa y se expresa como ellos, razón por la cual debemos ser más autocríticos y menos complacientes con nosotros mismos. Llevamos al enemigo por dentro.

No pasa un solo día sin que nos topemos con algún miembro de esta administración que, diciéndose chavista, deliberadamente o de modo inconsciente, se maneje de manera fraudulenta a nivel político y administrativo.

Dentro de la lógica del enemigo que se ha instalado en nosotros a lo largo de nuestra historia, no sorprende entonces que se despida a quien sí es re-evolucionario de corazón y sí practica la re-evolución, para poner en su lugar a un escuálido de mente vestido de chavista. Que existan en la administración pública chavistas de gorrita que hacen el amago de trabajar. Que escuchemos a supuestos chavistas que pidan cárcel para los que se enriquecen con el dinero del Pueblo, pero que se dejan sobornar. Gobernadores que en sus narices permiten que se asignen a peces gordos tractores que debían ir a parar a las manos de los campesinos. Que quienes uno creía más chavistas que nadie saboteen la labor de otros chavistas que están haciendo algo positivo por la re-evolución.

Al lado de esto, hay no chavistas y gente de oposición que se comporta de manera similar y terroristas (un sector de la oligarquía venezolana) que todos los días atentan contra el país con alguna modalidad de golpe: desabasteciendo, acaparando, no pagando impuestos, incitando a la violencia, introduciendo quintas columna en los puestos clave del estado, corriendo rumores, afirmando que el gobierno no les da dólares y la verdad es que de unas 40.000 empresas nacionales, apenas unas 900 han llenado sus solicitudes... Pero el país somos usted, él, ella, él, yo, nosotros y cuando actuamos desde la perspectiva de ese enemigo interno que acabo de describir, estamos actuando contra nosotros mismos.

Tal vez no notemos el efecto de inmediato, pero como ocurre con el agua de los ríos, que paulatinamente convierte las rocas en piedras y las piedras en arena, estamos volviendo arena nuestro hogar, Venezuela y a nuestros hermanos, los venezolanos, su hijo, su vecino...

Para finalizar creo que le queda claro que no sólo debemos luchar por una democracia participativa, sino que debemos luchar todos unidos por lo que yo llamaría una economía participativa y cooperativa.

Estoy convencido de que debemos pensar en una economía alternativa a la capitalista, una economía humanizada, en la que el hombre no use al hombre, en la que este no esclavice a su prójimo. Esa economía no debe olvidar lo que yo advertía en mi artículo: "Autoestima del venezolano talón de Aquiles de la Re-evolución Bolivariana", ni lo que digo en las primeras páginas de este artículo. Más aún, debemos buscar la manera de articular todo esto con la propuesta de economía que ha puesto en marcha nuestro Presidente, hacer las debidas críticas, proporcionarle sugerencias y alternativas para mejorarla y hacerla más eficiente y justa.

Debemos desarrollar nuestra propia teoría económica, una teoría cuya filosofía debe ser: "Yo gano, tú ganas". Esta debe estar vinculada al hombre de carne y hueso y su realidad histórico-social, debe tomar en cuenta primero al Hombre, segundo al Hombre y de último toda esa parafernalia de números e intereses mezquinos. Su lenguaje, además, debe ser accesible a todos nosotros. Lo debe comprender hasta el último analfabeta, de modo que pueda ser puesta en práctica.

Debemos organizarnos y luchar por una economía participativa y cooperativa.

Debemos transformar esa destructividad que han instalado en nuestras mentes en creatividad.

Así como con nuestro pensamiento somos capaces de destruir y sufrir, también somos capaces de construir para nuestro bienestar particular y general. Sí hay alternativas a la economía capitalista sin arrebatarle nada a nadie.

dgrosso@cantv.net