VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoamérica

De intervención a democracia

Los informes de Freedom House certifican que la intervención estadounidense de 1989 destruyó la dictadura y "liberó" a los panameños

Betty Brannan Jaén
laprensadc@aol.com

WASHINGTON, D.C. -De vez en cuando me preguntan acá si la intervención estadounidense de Panamá en 1989 produjo democracia en nuestro país.

Siempre respondo citando los análisis de Freedom House, la organización neoyorquina que estudia las libertades ciudadanas en más de 200 países. Sus informes anuales muestran que después de 1989 -cuando éramos un "país no libre"- Panamá fortaleció su democracia poco a poco cada año, hasta alcanzar el estatus de "país libre" en 1994. En solo cuatro años, Panamá dejó atrás a países como México y Colombia, que llevaban décadas de estar estancados en la categoría de "país parcialmente libre". Aunque sea una democracia frágil e imperfecta, con mucho por hacer todavía, los informes de Freedom House certifican que la intervención estadounidense de 1989 destruyó la dictadura y "liberó" a los panameños.

Esta semana he descubierto otros expertos estadounidenses que certifican lo mismo, aunque su análisis ofenderá a muchos panameños y es mala noticia para los iraquíes.

Los hechos básicos son estos: De las 16 intervenciones estadounidenses en el último siglo que se hicieron con el propósito de "crear democracia", solo cuatro produjeron el resultado deseado. Y solo dos de estos "éxitos" fueron en países no desarrollados.

Lo que estos hechos confirman, según un nuevo estudio por el Carnegie Endowment for International Peace (CEIP), es que Estados Unidos ha tenido "bajo nivel de éxito" al usar intervención militar como instrumento para crear democracia en otros países. (El estudio, basado en datos recopilados por la Universidad de Maryland, se titula Lessons from the Past: The American Record on Nation Building y está disponible en
www.ceip.org).

En la lista de las 16 intervenciones estadounidenses del último siglo, Panamá aparece dos veces, primero como fracaso (1903-1936) y luego como éxito (1989). CEIP considera que hubo una intervención estadounidense en Panamá entre 1903-1936, ya que (según CEIP) el Gobierno panameño de ese periodo dependía totalmente del apoyo militar estadounidense y tenía líderes escogidos por Washington. Por otro lado, CEIP estima que Panamá ya tenía democracia en 1968, por lo que parte del "éxito" de la invasión de 1989 fue restablecer la democracia que había existido anteriormente.

Otros factores en el "éxito" de la intervención panameña, según CEIP, son que Panamá es un país chico sin grandes divisiones étnicas o religiosas y que el país ya había elegido a sus nuevos líderes. Gran parte de los fracasos en intervenciones estadounidenses en Latinoamérica y Asia, subraya CEIP, se debió a que Washington cometió el error de aliarse con líderes repugnantes que fueron rechazados por sus pueblos.

Aquí debo detenerme para listar las 16 intervenciones estadounidenses que CEIP estudió: Cuba (1898-1902), Panamá (1903-1936), Cuba (1906-1909), Nicaragua (1909-1933), Haití (1915-1934), Cuba (1917-1922), República Dominicana (1916-1924), Alemania (1945-1949), Japón (1945-1952), República Dominicana (1965-1966), Vietnam (1964-1973), Camboya (1970-1973), Grenada (1983), Panamá (1989), Haití (1994-1996), Afganistán (2001 al presente). De estas intervenciones, CEIP solo tilda de "éxito" a Alemania, Japón, Grenada y Panamá (1989).

La reciente intervención en Haití, por ejemplo, ha sido un fracaso rotundo, a pesar de que se le entregó el poder a un gobierno debidamente elegido. Grenada reunió más o menos las mismas características que Panamá y CEIP lo tilda de un éxito. Nicaragua, Camboya y las múltiples intervenciones en Cuba y República Dominicana fueron fracasos desastrosos. Japón y Alemania fueron éxitos porque, entre otras razones, eran países desarrollados, con estructuras estatales operantes, y Washington invirtió enormes cantidades de dinero para su reconstrucción. En América Latina, por contraste, CEIP señala que Washington normalmente no ha proporcionado gran ayuda económica tras una intervención militar. Japón y Alemania también tuvieron éxito porque al iniciarse la Guerra Fría había concordancia entre los intereses estratégicos de esos países y los de Estados Unidos (es decir, se unieron en contra del comunismo).

Este patrón de éxitos y fracasos sugiere que cuando Estados Unidos dispone intervenir militarmente para crear democracia en un país ajeno, necesita hacer grandes inversiones que producirán estabilidad económica. Necesita disponer de líderes escogidos libremente por el pueblo invadido. Necesita que no haya serias divisiones étnicas o religiosas. Como base para la nueva democracia, necesita que haya estructuras estatales y que haya existido un régimen democrático previo. Y necesita que haya mutualidad en los intereses estratégicos del país invadido y los de Washington.

La existencia de estas condiciones no es garantía de éxito, pero la ausencia de ellas es casi una garantía de fracaso. El caso de Irak, por lo tanto, no permite gran optimismo.


La autora es corresponsal de "La Prensa" de Panamá.